Secaba su largo cabello pegada a la ventana, la lluvia volvió arremeter, ahora con más fuerza, acompañada de un viento recio, truenos y relámpagos, esto no la asustaba, todo lo contrario, era un leve shock para su mente, sus niveles sensoriales estaban desbordados, los sonidos, las luces, incluso el rayo que cayó en sus cercanías logrando incendiar un árbol, lo sintió venir. A pesar de la lejanía percibía el olor a quemado, como si se encontrará dentro de todo ese humo vaporoso.—¡Toc, toc!. ¡Toc, toc!.—El toque de la puerta la saco del encantamiento. —Puede pasar.—Seguro Bruna estaba algo molesta por su escapada, unas horas atrás, noto cierta incomodidad en sus gestos al verla llegar con Andrake, no quiso preguntar, bastante está hacia con tenerla en su casa.La puerta se abrió, la señora no tardo en aparecer, con una taza en las manos.—He venido a traerte este té, debes prevenir un resfriado princesa.—Observo la hermosa taza color marfil con gratitud.—Gracias Bruna, no debiste mo
¡Toc-toc, toc-toc!.El toque de la puerta sacudió su momento más pleno de descanso, en horas de la madrugada. Tan extasiado que estaba el y su lobo para que los interrumpieran de forma tan abrupta. Al despertarse, sintió la conexión de beta.—¡Alpha, responda...ha pasado una desgracia!.—¿Dime Elioth?, espero que no estés exagerado.—Habrá la puerta.—Ok.Cortaron conexión, dió un salto de la cama y fue directo a la puerta, al abrirla noto el semblante sudoroso de su beta. Debía estar en lo cierto. Apenas pronunció palabras, se dispuso a vestirse, mientras el aguardaba en el umbral de puerta, a la espera.—Me imagino que debe haber algún muerto, ya todo el ambiente empieza a apestar. —Es bueno que lo vea por sus propios ojos. No es solo el hecho, también la simbología del desastre que se nos avecina.—Su beta solía ser en ocasiones algo exagerado, más está vez sentía que podía estar describiendo con limitación la realidad del suceso.Se terminó de poner sus botas estilo militar. Estáb
Algunas vendas cubrían las heridas de su espalda, esa mañana, después del habitual café con Bruna y sus amigas, está tomo un tiempo para cambiarle el vendaje. Había desbloqueado un extraño presentimiento, algo pasaba con ella, al divisar la silueta de su espalda desnuda en el espejo casi queda shock.No tenía marcas.—¿Cómo puede ser esto posible, señora Bruna?, sentí sus garras afiladas rozar mis costillas, la sangre brotar de mí piel. —Es maravilloso Angélica, por ahora, consideralo un milagro.—Eso le era imposible. Tampoco podía olvidar a ese hombre de cabellera roja, al principio le pareció un espectro vulgar, después cuando sus ojos lograron aclimatarse a su presencia todo su interior reaccionó de una manera vibrante. No podía negar que su extrañeza seductora la habia dejado perturbada en todos los sentidos.—Es imposible, algo más ocurre conmigo, todo parece un caos, lo de anoche aún lo tengo vivido en mi mente, no pude dejar de repetirlo en el mundo onírico mientras dormía.
—No debiste dejarla ir ilesa, princesa. Es bastante petulante esa rubia.—Escuchó la voz de Bruna a su espalda, en parte tenía razón, debió larzale algunas piedras al vehículo, para que no le volviera a nacer el interés de regresar.—No importa, para la próxima prometo darle un susto, creo que no se cansará de molestar por ahora.—Igual, cuídate de ella, se nota que es mala, mentirosa y como bien dijiste, huele a sangre. — Ella también lo sintió, pero le causó mayor impacto que Bruna lo corroborará.—Lo dije más por impulso, no se, me llegó a la mente ese pensamiento.—Mas bien una vocecita gritarlo en su interior.—Es normal, pronto entenderás tu poder y aprenderás a usarlo.—¿Cuál es el tuyo Bruna?.—Estaba a la expectativa, ese mundo esoterico era raro para ella, pero al final debía aceptar su identidad. Cada día tenía más clara la convicción de que lo sobrenatural la llamaba e indecisamente la hacía parte de ese mundo.—La sabiduría.—Fue una respuesta aérea.—Eso no es un poder exclu
Lo más extraño de hacer el amor, fue no recordar a plenitud los más significativos detalles, apenas la serpiente del señor Andrake atravesó su cueva carnal, todo se hizo luz, paso a ser un tiempo borrado en su memoria, hasta volver a sentir después, como este la penetraba con rudeza, causándole un leve dolor entre sus pliegues. Al menos los besos dulces clamaron el ardor. —¿Te gusto mí brujita?.—No, debería ser su respuesta, no sabía como calificar la experiencia que ahora solo le causaba dolor entre sus piernas.—Dime la verdad mí amor. Te noto triste, como si aún no estuvieras conmigo por completo.—Siento que en alguna parte de esta experiencia, me perdí, estoy en blanco señor Andrake.— Comenzó a llorar, el seguro pensaría que ella estaba loca."No seas egoísta"Una voz le resonó, miro a los lados.—¿Escuchó eso señor Andrake?.—Trató de disimular su desparpajo mental, de lo contrario el pensaría que estaba desquiciada y huiría de ella. —No mi brujita, solo son reflejos del eco del
—¡Su majestad!, nos complace contar con su presencia.—La voz relamida de Bruna fue la causante de tal complacencia verbal.El músculo hombre de casi dos metros de estatura, solo tenía reparo en la pequeña y hermosa bruja híbrida que tenía en sus manos. Aún era una pequeña oruga, perdida en si misma, noto su hermosura, esa que seducía a los mortales, más a un demonio como el no, aún viendo como se podía entrever por debajo de la tela, un pequeño botón rosa seductor en su pecho. Le daban ganas de llevársela en ese mismo instante a lo más recóndito del infierno. Debía esperar que completará su fase metamórfica.—Servidoras, deben llevarla a casa, al parecer ya ha iniciado el ciclo pupal.—Les ordenó con pesadez, no tenía ganas de soltarla.—Claro su majestad, vamos a casa.—No miro a ninguna, el rostro de la fugitiva lo empezaba a cautivar otra vez, desde la primera noche que la vió, en esa oportunidad pudo haberle cortado la cabeza y tomar el alma que le pertenecía pero no tuvo valor, sus
Fue como una ligera eclosión, el asomo de sus párpados al abrirse, después de estar sumergida en un sueño plácido, entre nenúfares blancos, agua fresca que disiparon el infierno hirviente en sus entrañas. Ahora, su contemplación era estática, gris, tinieblas, versus la armadura que la aprensaba, una especie de telaraña gruesa.—¡Ahhh!.—Gritó, mientras se deshacía de esa cubierta pegajosa. Pronto sintió unos pasos venir en su auxilio, Bruna, fue la primera en entrar, después le siguieron Mara y Elsa.Ya tenía su rostro libre. Estás le ayudaron a despojarse de las que quedaban en sus piernas. —¿Estás bien princesa?.—Las palabras de Bruna sonaron con una inusual melancolía, eso la delataba, todo esto era el principio del caos. Las otras también, noto algo de perturbación en sus movimientos torpes.—Imposible Bruna, acabo de despertar, de forma mágica en mi cama dentro de un caparazón.—Se detuvo, al notar sus manos, casi vuelve a derrumbarse, fue directo al espejo.—¡No puede ser!.—Todo s
En horas de la madrugada, trepó por las paredes de la casa donde vivía su hermosa bruja, para extasiarse con su cuerpo, esa noche había recorrido el camino en su camioneta, si hacia de un hábito recurrente aparecerse sin ropa, Angélica sospecharía de su identidad de licántropo, que era la bestia que la había raptado de su calmada y santa vida en un convento, a la cual ella le temía tanto.Por suerte estaba vestido, cuando salto para caer en pleno equilibrio sobre el piso de madera de la casa, tres espantosas mujeres desorbitaron sus ojos, no le importo, ver sus caras de asco y la rapidez con la que taparon sus narices, ellas también le parecían repulsivas. Menos su hermosa luna, ella tenía un olor que lo enloquecía.Cuando salieron prácticamente corriendo de la habitación, aprovecho para observarla más de cerca, su estado era deplorable, entendió que esa era la sensación hirviente que sintió en su cuerpo, en horas de la tarde, lo cual causó una profunda somnolencia en el. Ella lo veía