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Capítulo 03: La traición del Alfa.

⁠✧⁠✧⁠✧ La noche del día siguiente.⁠ ✧⁠✧⁠✧

Connie había llegado al territorio de la manada Luna Plateada. Buscando a Alfa Connor, su hermano. 

—¡¿Qué has dicho?!—arqueó una ceja ese Alfa, viéndola con incredulidad, a la vez que en su mano sostenía una copa de vino, sentado tras la mesa. 

—¡Me voy! He decidido hacerte las cosas más fáciles, no tienes que seguir cuidando de mí porque me iré. Soy solo un estorbo, tú lo sabes Connor, soy peligrosa para todos… —confesó esa hembra cabizbaja. 

—¡NO, CONNIE! ¡No digas esto de nuevo! —alzó la voz ese Alfa, dejando la copa sobre la mesa y acercándose a su hermana, posó sus manos en los hombros de ella— ¿Esto es porque ya no eres la Reina Alfa de Noche Carmesí? ¡ES SOLO MOMENTÁNEO! 

—¿Eh? ¿Momentáneo? ¿De qué hablas Connor? —le preguntó ella con expresión confundida. 

—¡Cuando nazca ese cachorro, lo usaremos como un contenedor, transferirás tanta magia como te sea posible!, no importa si él muere. Te volveremos a sellar a ti, podrás vivir nuevamente en paz y… 

¡PLAF! 

Una bofetada resonó en la habitación, cuando esa loba golpeó a su hermano. 

—¡¿Te estás escuchando?! ¿Cómo puedes decir algo tan despiadado? ¡Ni tú, ni Gedeón, nadie quiere a este bebé! —posó Connie sus manos sobre su vientre—. ¡ME IRÉ, Y ASÍ NO TENDRÁN QUE LIDIAR CONMIGO O CON MI HIJO! 

—¡Por supuesto que no me importa ese cachorro, Connie! ¡Desde el inicio fue un plan para salvar tu vida! —gritó ese Alfa de cabellera pelirroja. 

Justo en ese momento… 

—¿Ah…? —la hembra tuvo una extraña sensación. Su hermano, Connor abrió sus ojos de par en par sorprendido. 

Una aura blanca comenzó a rodear a Connie. Destellos escarchados de su magia que…

¡Nuevamente se salía de control! 

—¡AAAAHH! —gritó Connie, apoyando sus manos sobre su vientre— ¡DUELEEE! ¡DUELE MUCHO, CONNOR! —gritaba ella, de sus muslos se comenzaron a deslizar hilos de sangre. 

¡Alfa Connor quedó en shock! ¡Sin saber qué hacer!, hasta que… 

¡BOOOOOM! 

Fuertes sonidos de bombardeos, sacudieron el piso del castillo, provocando un temblor. 

¡Connor olfateó el aroma de los enemigos!

Él reaccionó, tomando a su hermana entre sus brazos, se dirigió al balcón más cercano, abriendo la puerta de una fuerte patada, Connor saltó desde las alturas. 

"¡No la puedo dejar sola! ¡Nadie más la querrá defender!" 

Connie se aferró a él, apretando los dientes ante el dolor que la hacía temblar. 

Puf~ 

Una vez ese Alfa tocó tierra, sin hacerse daño… ¡VIO FRENTE A ÉL, A ESE LOBO GRISÁCEO! 

—¡MALDITO! ¡Sabía que eras tú! —gruñó Alfa Connor, furioso. Él bajó a su hermana de inmediato— ¡Connie, huye, vete de aquí lo más lejos que puedas y ocultate! 

La hembra pálida y temblorosa ante del dolor asintió, comenzando a avanzar, corriendo aúnque sentía sus muslos pegajosos por su sangre. 

"¿Es por mi bebé? ¿Perderé a mi cachorro?" 

Pensaba ella en su desesperación, adentrándose en las profundidades del bosque, pero antes de continuar avanzando, escuchó a lo lejos unas fuertes y rápidas pisadas que se acercaban a ella.

¡Connie volvió a ver hacia atrás!, pero volver al territorio de Luna Plateada no era opción, todo ardía en llamas. 

—Yo los traicioné, yo traje a Alfa Hazram —rugió la poderosa voz de Alfa Gedeón, ese lobo rojo que se apareció frente a Connie—. Hoy tu hermano morirá y tú junto a ese cachorro en tu vientre lo acompañarán al más allá. Hoy la alianza completa, terminará de caer.  

—¡¡Cierra tu asqueroso hocico!! —gruñó esa hembra. Sus ojos celestes tornándose del rojo de la sangre, señal de su loba enfurecida—. ¡TÚ MALDITO TRAIDOR, MORIRÁS AQUÍ! ¡¡YO TE MATARÉ!!

Ante el reto, mostrando sus grandes colmillos, ese Alfa se abalanzó con sed de venganza sobre Connie, dispuesto a… 

¡MATARLA! 

—¡¡AAAHH!!

Un grito agónico resonó en las profundidades del oscuro bosque. 

El enorme lobo rojo, con su pelaje como fuego y colmillos afilados, embistió a esa hembra con una ferocidad inhumana. 

Sus garras se hundieron en la carne de Connie, desgarrando su piel con gran facilidad, sacudiendo su cuerpo herido con una brutalidad que la dejó sin aliento. En un instante, la lanzó a la distancia como si no pesara nada…

PUM~

Connie fue arrojada violentamente contra un árbol, el impacto golpeando su cuerpo mientras caía en la tierra, entre ramas, raíces y rocas, como un juguete destrozado.

—¡AAY! —exclamó, el dolor atravesando su ser. 

Su cuerpo tembloroso, su ropa hecha un desastre, desgarrada y manchada de lodo y sangre.

Sin embargo, el instinto de supervivencia la impulsó a levantarse de nuevo, su respiración entrecortada, mientras lágrimas se deslizaban por sus pálidas mejillas, mezclándose con la suciedad que la rodeaba.

—¡¡¡MORIRÁS!!! ¡TÚ Y ESE CACHORRO MORIRÁN! —rugió el lobo Alfa, su voz resonando con un odio profundo, corriendo hacia ella a gran velocidad, dispuesto a darle el golpe final.

La brisa fría de la noche acarició su cuerpo adolorido. Con determinación, extendió su mano derecha, y un brillo blanco comenzó a emerger de su interior, mientras sus garras surgían, listas para la batalla.

Connie se mantuvo firme, inmóvil, sintiendo cómo el tiempo se ralentizaba.

El lobo se abalanzó como un rayo, y el momento del impacto, llegó. 

—¡¡AAAAHH!! —gritó la hembra, el dolor desgarrador la atravesó cuando el enorme lobo la tumbó con facilidad, dejándola boca arriba en el suelo helado.

Su visión se volvió borrosa, y en un instante de agonía, las garras del lobo penetraron su vientre.

—¡¡¡AAAAYYY!!! ¡DUELEEE! ¡AAAAH! —gritó esa hembra, de sus ojos, lágrimas emergiendo. 

El dolor era indescriptible, pero en medio del sufrimiento, sintió el impulso de luchar.

En un acto de desesperación, sus propias garras se hundieron en el pecho del lobo, atravesándolo. 

—¡¡M@LDITA LOBA!! —aulló de dolor ese Alfa. 

Ese lobo rojo comenzaba a temblar, una aura blanca y escarchada lo rodeó, y comenzó a congelarse. 

—Eres un monstruo… —gruñó con odio el hombre lobo, habiendo tomado su forma humana, desangrándose mientras se congelaba en los brazos de Connie.

—Lo siento, Gedeón… —susurró ella, su voz temblorosa, mientras retiraba su mano del cuerpo de ese Alfa. 

Pof~

El cuerpo del lobo cayó a un lado, el silencio reinando en las profundidades del bosque, solo la luna como testigo.

Connie, entre llantos desgarradores, se sentó en la tierra empapada de sangre, mirando cómo la suya emergía de su vientre.

Con manos temblorosas, las posó sobre la herida, sintiéndose impotente, perdida en un abismo. 

"¿Murió?, mi cachorro… ¿No está? Yo… ¿Moriré…?, sí… Debería morir con él…" 

Cruzó un fugaz pensamiento, y una punzada de terror la atravesó.

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