Narra Andrea
Había llegado a mi casa después de las últimas compras lo cual redujo apenas un poco el enojo que traía acumulado por ese tal Maximo y su tonta propuesta pero por más apuros económicos que tuviera, mi ego no soportaba que me compraran como lo había intentado ese hombre sin decaro.
Apenas entré pude ver a mi abuela peredidamente dormida, dejé las compras sobre la mesa pero pude ver que había una carta dirigida a mí justo sobre la mesa de la cocina, no tenía datos de dirección o remitente lo cual significaba que alguien la había dejado justo en la puerta, el sello estab intacto así que la curiosidad de la abuela no había ganado esta vez. Pienso un poco en su contenido, justo ahora el rostro de aquel cretino se forma en mi mente al pensar de quien viene esta misteriosa carata.
Querida Andrea:
Tal vez en este momento no aceptes mi propuesta pero te daré algo de tiempo para pensarlo mejor, mi número y una dirección donde puedes encontrarme estarán en el sobre.
Atentamente, tu futuro esposo.
La sangre me hervía, el coraje estaba en su nivel máximo en mi sistema, nunca había sentido tanto odio hacia alguien pero él tenía el don de sacarme de mi buen juicio en segundos, trato de respirar para tranquilizarme y tiro la carta en el bote de basura hecha trizas
Subo las escaleras rápidamente sin desempacar las compras, cubro mi rostro con las cobijas hasta el tope y me dejo guiar por el cansancio para no pensar más en el asunto.
(...)
Despierto, con siete horas de sueño casi renovada, lista para un día más en la universidad y después al trabajo en biblioteca, tomo una ducha rápida y una manzana para ir comiendo en el camino sin despertar a la abuela cuando salgo de la casa.
(...)
Las clases pasan normales hasta que soy llamada a la oficina de dirección donde me informaron que ya no podía seguir con mi beca, mis calificaciones no habian bajado, trato de tener alguna explicación sobre ello pero solo pueden darme una larga charla sobre los recortes económicos y unas amables disculpas por parte del director.
No podía mantener los gastos de la universidad sin esa beca, ni de chiste podía pagar la siguiente matrícula, así que no pude hacer otra cosa más que tramitar mi baja temporal de la universidad ese mismo día.
Llego incluso antes al trabajo en la biblioteca, desanimada tratando de aguntar las lagrimas que amenazan cvon salir de mis ojos, quiero tomar algo de timepo a solas en el baño pero apenas mi jefe se da cuenta de mi presencia en mi lugar habitual me llama para tener una charla, una charla vcomo él le ha dicho para informarme que ya no podía sostener los gastos de una empleada más por recortre der gastos y decidieron correrme, mis ojos no paran de derramar lagrimas es imposible sostenarlas justo ahora, no sabía que iba a hacer para pagar las medicinas de mi abuela, trato todo el camino de contener y limpiar mis lágrimas para que mi abuela no se preocupe al verme así pero cuando entro por la puerta puedo ver rastyros de lo que era la carta de Alonso sobre la mesa y la realidad me golpea en un segundo, ese maldito bastardo ha hecho todo eso para no dejarme otra salida más que ir a humillarme ante él, pero se podía meter su contrato por donde le cupiera, por que así tuviera que vivir de aire no iba a pedir su m*****a ayuda, sus bajos y sucios trucos no iban a doblegarme.
-¿Qué te ha sucedido cariño? has estado llorando- dijo mi abuela cuando me vio parada en medio de la cocina, limpio las lagrimas de mi mejilla con el dorso de la mano respirando hondo antes de voltear a verla.
- Nada, no te preocupes, voy a mi cuarto para hacer tarea- subo las escaleras rápidamente, cerrando la puerta de mi habitación y me pongo a llorar en silencio dejando las pequeñas lagrimas hundirse en mi almohada, cuna vez que puedo recobrar la cordura, tomo una cajita de madera que esta debajo de mi cama y busco pequeña cadena que mi mamá me había regalado antes de su muerte, mi último recuerdo de ella y ahora tendría que venderla para conseguir un poco de dinero, la tomo entre mis manos temblorosas mientras el recuerdo de mi madre pasa por mi mente.
...
- ¿Buenas tardes señorita en que la puedo ayudar? - la temperatura del pequeño local hace helar mi sangre, luce algo vacío cuando solo estoy yo ahí, suspiro derrotada y me hacerco con pasos lentos hasta la vitrina donde el hombre mayor me mira.
- Quisiera vender esto- muerdo mi labio cuando la cadena abandona mis manos y pasan a las del señor.
- Es una reliquia exquisita, de oro puro y buena calidad, te puedo dar cinco cifras por ella ¿te parece?- su m,irada n unca deja de ver la cadena, quiero arrebatarla de sus manos, decirle que ninguna cantidad de dinero puede comprarla, pero acepto resignada tragandome mis pensamientos.
- Bien- es todo lo que logro pronunciar con una sensación de derrota sobre mí. La mirada del hombre no deja la cadena durante un largo momento, lo veo sacar y preparar un par de billetes y dejarlos en la vitrina para mi, algo se siente muy mal cuando los tomo y salgo del local sin el unico recuerdo de mi madre, quiero tirarme a llorar sobre la calle justo ahora pero en vez de hacerlo, maldigo el nombre de Alonso Maximo en mi mente y subo al autobus para ir a casa con derrota.
Ya no tenía ningún recuerdo de mi madre.
Narra Andrea Una semana, una semana había pasado desde que me han sacado de la universidad, desde que me quedé sin trabajo, desde que perdí el único recuerdo físico de mi madre y el dinero que tenía cada vez era menos, todos los días salía a buscar trabajo, pero nadie me daba nada, estaba en la casa, tratando de llenar algunas vacantes en línea para algunas solicitudes de empleo cuando alguien tocó la puerta. - Ya voy- grité parandome lentamente del sofá dejando la vieja computadora de lado, caminé sin ninguna prisa hacia la puerta pero cuando la abrí lo puede ver, el rostro de ahora, mi peor enemigo Alonso Maximo, mi mano se convierte automáticamente en un puño al ver su silueta entallada en su lujoso atuendo forma. - Largate- es todo lo que sale de mi garganta, casi como un gruñido, trato de cerrar la puerta en sus narices pero su pie entre ella me lo impide. - Escúchame, por favor- suplica con voz desesperada haciendo que mi coraje se desvanezca un poco pero no lo suficiente
Narra AndreaLo había hecho, había ido hasta su despacho para poder firmar esos estupidos papeles para que no le pasara nada a mi abuela, con ello estaba asegurando su bienestar y un futuro sin preocupaciones económicas.Max ha guardado los papeles en su cajón bajo llave como si fuera capaz de quitarselos, ha mandado un mensaje de texto asegurandome el bienestar de mi abuela y me ha dado indicaciones, como ha dicho él, yo por otro lado las he tomado como sus primeras ordenes hacia mí sientiendo que he firmado un pacto con el mismo diablo en el infierno.Orden numero 1, debo vivir por la tranquilidad de su madre.Orden numero 2, viajar de ahora en adelante en sus vehiculos y con una persona de su confianza.Orden numero 3, empacar mi ropa y venir directamente aquí en cuanto termine.Y mi unica condición ante su larga lista fue que me dejara viajar sola para despedirme de mi abuela, incluso se ha tomadfo su tiempo para pensar en la respuesta, el muy imbecil, ha accedido mientras manda
Narra Andrea Despierto sintiendo unas manos envueltas en mi cadera impidiéndome moverme, abro los ojos un poco desconcertada cuando recuerdo a mi pequeño visitante, el niño se abraza a mí con seguridad como si fuera un peluche de felpa, soy delicada y trato de no despertarlo cuando me muevo o para poderlo ver mejor a la luz del día.Muevo unos cabellos rubios de su frente para poder verlo, sus pequeños rasgos son adorables pero el rubio de su cabello me hace recordar la similitud con mi verdugo en esta casa.Mi toque parece despertarlo cuando mueve sus largas pestañas tratando de acostumbrarse a la luminosidad de la habitación, su vista viaja por las paredes como ubicándose en su alrededor y cuando nuestras miradas por sin ser encuentran sonrié abiertamente iuindicandome que me ha reconocido.Doy un suave toque en su mejilla como saludo matutino, lo veo con una pequeña sonrisa antes de que salga corriendo hacia la puerta dentro de la habitación, me siento sobre la cama sobresaltada p
Narra AndreaConforme la noche va pasando, poco a poco los invitados se despiden de mí y no omirten la entusiasta felicitación por ser la prometida del mayor de los Maximos, escucho tambiél un par de comentarios sorpresivos ante la idea de la boda, asombradas de que Alonso Maximos hubiera elegido una chica para comprometerse, al final de la noche cuando el último invitado se retina entrando la madrugada, Alonso toma lugar en las solas mesas del jardín contestando llamadas importantes según ha recalcado por otro lado Lucas se ha quedado profundamente dormido incluso antes de ver a todos los invitados retirados pero ha objetado cuando Fanny insiste en llevarlo a su habitación para su comodidad y ha preferido seguir su sueldo en la sala junto a mí.- No entiendo como estando tan joven quieres casarte, el amor pega así de fuerte supongo, aunque bien podrías terminar cambiando los pañales de Max cuando sea mayor, yo que tu lo pensaría mejor y más con alguien del tipo de Max, debes de quer
Despierto por segunda vez en la amplia habitación, quiero cerrar las cortinas y seguir durmiendo, está cama parece amoldarse a la perfección conmigo, quiero quedarme abrazada aquí todo el día, no siquiera me importa la luz del día sobre mi rostro o mi apetito matutino, todo puede pasar fácilmente a segundo plano por unas horas más de sueño.Pongo mi rostro contra la almohada y cierro los ojos para que unos estruendosos toques en la entrada de la habitación me interrumpa.Soy lo suficientemente pacífica para pararme de la cómoda cama y correr de la puerta a quien perturbe mi sueño.Abro la puerta y mis ideas se esfuman al ver a una Martina sonriendo con una bandeja de desayuno repleta de comida.-Bien día señorita-ella simplemente se abre paso por la habitación y deja la charola en un mueble cerca de la cama, el magnífico olor me llama y pruebo un poco el perfecto café mientras veo a la uniformada morra dentro de mi clóset, no me importa que lo haga, no siquiera he abierto mis maletas
Narra AndreaRegreso a mi habitación sin ánimos, Martina está frente a mi vestido de novia, parece quitar inexistentes partículas de polvo sobre él y cuando siente mi presencia me regala una sonrisa amistosa que no puedo regresar.-Puedo vestirme sola, no necesito estilistas- murmuro sin ganas, recostandome una vez más en la cama con las cobijas revueltas, doy el tema por terminado cubriendo mi cabeza pero ella no parece irse porque no escucho sus pasos.-La señora Máximo los ha contratado personalmente, a cada uno- mantengo mi grito de frustración dentro de mi garganta porque no me puedo negar ahora.Quito las mantas de mi cabeza y dirijo mi vista a ella.-Este día será muy largo- su vista parece cambiar de dirección ala entrada, la sigo y veo un ejército de personas paradas ahí, sin más.-Llegaron sus estilistas señorita- ...La señora Máximo había contratado los mejores estilistas de la ciudad para arreglarme, la verdad mi vestido era hermoso por si solo, pequeñas flores blancas a
Después de las felicitaciones por parte de los invitados Max y yo somos los primero en salir de la iglesia, nos espera un auto negro, Max es lo suficientemente caballero para abrir la puerta y ayudarme con el gran vestido para después subir él conmigo en la parte de atrás.-¿Dónde iremos ahora?- la pregunta sale antes de poder detenerla -No he podido convencer a mi madre de omitir la celebración después de la iglesia, será en la casa, he dado indicaciones para que sea algo pequeño- asiento aunque él no mantiene mi visita en mi, apenas y la despega del reloj en su muñeca.Bajo primero del auto dejando a Max atrás, no me sigue el paso, unos meseros llaman su atención y se queda atrás. Mis pies se detiene cuando observo el jardín pudo ver que todo esta decorado de blanco, mesas, sillas, una pista de baile al centro de todo, en la parte de arriba han colgado unos focos que en la noche brillarían dando un brillo a la velada y elegancia en el lugar, todo era realmente hermoso.Mis ojos se
No puedo ver a Max cuando algo, se ha perdido de mi vista, no quiero volver de inmediato al jardín lleno de invitados que no reconozco, paso por la cocina donde veo meseros ocupados y mesas llenas de comida y bocadillos, voy hasta una esquina con un vaso de agua entre mis ambos y solo veo el movimiento, una silueta pasa entre mi vista, veo al padre de Max, con los ojos rojos deambular hasta la sala, decido en dejar que sus hijos le den la noticia pero elijo hacerlo por mi misma cuando pasa sus manos por su cabello en forma frustrada.- ¿Puedo hablar con usted?- me paro unos pasos atrás para darle espacio.- Querida, no quiero ser grosero contigo, pero mi esposa acaba de morir y no estoy bien en este momento - no me da la cara, mantiene su mirada en el suelo cuando habla.- Esperaba verlo en la habitación apoyando a sus hijos- tener una conversación sin verlo a los ojos es realmente irritante así que mi tono de voz no suena como el más cordial.- Mi dolor es más grande que el de ellos