Lucy no podía creer que a pesar de todos los años que habían pasado Kenny aun siguiera creyendo de Paola era la culpable de la muerte de su hermana Maritza.Recuerdo de la noche de la tragediaPaola y Maritza se encontraban jugando en el balcón de la casa, a como lo hacían de costumbre después de hacer sus tareas y demás cosas que su madre Lucy les ordenaba, esa tarde Lucy se encontraba en la entrada de la casa discutiendo con Kenny, su esposo acerca de la manera en que Roger cuidaba de sus hijas cuando ellos no estaban, Kenny se confiaba de Roger ya que era su hermano mayor, pero ese fue su mayor error, una tarde en la que Lucy llego del trabajo más temprano de lo normal le pareció extraño el no mirar a sus hijas en sus habitaciones, camino sin hacer ruido hasta la habitación de huéspedes, donde se encontró con la horrible imagen de Roger con una de sus hijas, se trataba de Maritza la mayor, a la par de ella se encontraba Paola que estaba igual o peor que Maritza, Lucy enloqueció al
Paola subió a la recamara a buscar una sábana para cubrir a su amiga, después caminó a la habitación donde estaba Sofia llevaba un plato con un sándwich y un poco de leche tibia, miró que Sofia estaba despierta, pero no quería hablar con nadie.―Vete Paola, quiero estar sola ―hablo Sofia.―Si, me iré, pero te dejaré esto aquí y a Ludy, quien quiere dormir contigo ―sonrió.Paola salió de la habitación de Sofia, pasando a ver por última vez a su amiga quién había caminado hasta el sofá durmiéndose ahí, al llegar a su habitación, miró que tenía varias llamadas de su jefe al ver lo tarde que era prefirió no llamarlo y esperar hasta el día siguiente que él llamara, se dio una ducha a pesar de lo tarde que era para luego ir a dormir.Elías no dejaba de pensar en lo sucedido aquella tarde, era la primera vez que miraba a una mujer con tanto carácter como ella, durante toda la noche no pudo dormir, recordaba los bellos ojos café de Vanessa mirando los suyos, el corazón le palpitaba de una man
―Paola que gusto verte ―habló una voz femenina un poco ronca.―Me alegra que se encuentre bien de salud señora Rosa ―sonrió Paola― ¿A qué se debe tu venida por aquí jovencita? ―cuestionó Rosa―Quiero que la hermana de mi amiga entre a estudiar aquí, es una joven linda de 10 años, que por cuestiones de la vida no ha podido entrar, pero es muy inteligente y estoy segura de que podrá estar al nivel de los demás ―habló Paola.―Está bien, te daré unos temas y demás cosas para que ella estudie y este al nivel de los demás, te daré mi número para que me llames cuando esté lista y vengas con ella ―respondió Rosa con una sonrisa.Paola y Vanessa salieron de ahí, Vanessa no entendía porque su amiga hacia eso, pero le alegraba que se preocupara por Sofia, salieron de ahí y fueron nuevamente a casa, Sofia se encontraba en la sala con Ludy, se preparaba un sándwich, se asustó al ver a su hermana y a Paola entrar.―Sofía ¿te sientes mejor? ―preguntó Paola.―Si, gracias por llevar a Ludy ―sonrió ab
Los músculos de su mandíbula se tensaron al escuchar a Teresa que no se daría por vencida hasta obtener lo que quería, Elías no quería tener nada que ver con Teresa, si hacia eso era porque quería que Bernard no desasiera la empresa que tanto trabajo le había tocado a él en la ciudad de Ábsit.Elías salió de su habitación tomando a Teresa del brazo fingiendo que la amaba con una sonrisa forzada en su rostro, llegó a su carro y se subió, lo descortés se hacía presente en Elías para Teresa que no se daba por vencida por más hostil que se comportara Elías, llegaron al restaurante donde su padre había reservado, tenían el menú y lo que tomarían ya listo solo para cuando ellos llegaran, Bernard sabía que Elías no podía tomar alcohol ya que se embriagaba rápido, pues eso era una ventaja para aquel viejo cascarrabias, para que lo más pronto su hijo le diera un nieto ya fuera por las buenas o por las malas.―No sabes cómo te odio Bernard ―murmuró Elías.― ¿Dijiste algo? ―preguntó Teresa.―No,
Vanessa después de cinco horrendos años de vivir en casa de su tía; Martha, ha decidido mudarse a la ciudad de Ábsit junto a su pequeña hermana; Sofía de tan solo 10 años de edad, desde la muerte de sus padres, a Vanessa le ha tocado cuidar de su hermana. Le ha tocado trabajar para la odiosa de su tía como su sirvienta con tal de tener un techo en donde dormir y que vieran por su hermana, además de tener que trabajar por fuera para llevarle más dinero a su tía, después de ahorrar el dinero suficiente Vanessa, ha tomado el coraje de irse lejos en un viaje sin retorno, a casa de su amiga de infancia Paola, será un largo viaje para Vanessa y su hermana, pero cualquier lugar será mejor que aquel infierno en el que vivió.Mientras Vanessa viajaba junto su hermana hacía su nueva vida, en la empresa Borní todo está de cabeza, más con un jefe que amanece de pésimo humor cada que una de sus secretarias deja el empleo sin explicación alguna y le toca buscar a una en la última hora.―Me has cons
"Toma la habitación que está al final del pasillo la he amueblado para ustedes dos, no te preocupes si es un poco grande a diferencia de las demás quiero que tengas la mejor vida que deseaste para Sofía y para ti, después de todo para eso somos amigas "Vanessa se alegró al leer aquella nota, unas lágrimas recorrieron su mejilla, pero las limpio rápidamente para que su hermana no las mirara.―Esta casa es enorme, Vane ¿dónde dormiremos? ―preguntó Sofía con su voz dulce y tierna que alegraba el corazón de cualquiera.―Ya lo veremos, según esta nota que nos ha dejado Paola, queda al final del pasillo, ayúdame con tu pequeño bolso mientras yo subo las maletas y por favor no corras mientras subes las escaleras, Sofía ―recordó Vanessa, a su hermana quién estaba muy emocionada.― ¡Te gane, te gane! ―gritó Sofía haciendo pequeñas muecas que soltaron una carcajada a Vanessa.―Está bien, ahora espérame ahí, subir las escaleras con dos maletas es lo más difícil ―resoplo.Por fin había terminado
Paola agradecía aquel gesto, lo subieron al asiento trasero del coche, sacó las llaves del bolsillo de Elías para conducir hasta la dirección que le habían dado, al llegar a la casa de Elías los portones fueron abiertos, sin saber si era él el que venía en el coche.«Qué gente más confiada» pensó Paola.Estacionó el coche frente a la puerta y caminó hasta la entrada de la casa de la casa, saliendo Richard a recibirlo.―Elías qué bueno que has llegado ―habló Richard ―Tú no eres Elías ―añadió con un gesto de disgusto.―No Richard, tu amigo, Elías, está en el asiento trasero ebrio, vine a dejarlo y avisar para que alguien lo sacara de ahí, ahora si me disculpas debo de irme ―habló Paola marchándose de ahí.Después de tomar un taxi había llegado a su casa, su pequeño cachorro había llegado a recibirla, lo cargó entre sus brazos, poniendo su bolso sobre la mesa, subió escaleras llevando los tacones en la mano, pues había sido un día cansado para ella, se dirigió a la habitación que había
―Lo siento Vanessa, por hacerte recordar todo eso en un día como hoy, perdón, ahora vamos a la sala, tengo una sorpresa para ti ―sonrió Paola llevando a Vanessa guiñada del brazo hasta la cocina ―Taran, es tu pastel de cumpleaños ¡Felices 27! Pero no creas que este es tu único regalo, no, no es así habrá más regalos, pero luego, ahora desayunaremos para probar después ese rico pastel que de solo verlo se me hace agua la boca ―añadió Paola.Mientras Paola, buscaba la cara de sorpresa de su amiga, se encontró con el rostro de Vanessa hecho un mar de lágrimas, las mejillas de Vane se habían vuelto rojas por llorar, la punta de su nariz estaba igual de roja que su rostro Vanessa, cayó de rodillas llorando, pero no se sabía si de felicidad o de tristeza.―La última vez que celebré un cumpleaños mío, fue hace 11 años atrás ―soltó Vanessa―Lo siento, no sabía que te afectaría de esa manera, no era mi intensión que esto te pusiera tan mal, en serio, lo siento Vanessa ―habló Paola tratando de