2 | La bestia indomable

Nina

—No dudo sobre tu asombrosa capacidad para aparentar, de todos modos, fuiste una muy buena actriz en tus años de juventud…—aquello era cierto, en ese tiempo tenía tan solo veintiún años y no me daba cuenta de lo dura que era la vida. Pasaron cuatro años, duros, en los que hice todo lo que mi padre dijera hasta el día en que murió, y en ese instante estaba demasiado enamorada de Loyd como para centrar mi atención en tratar de reconstruir mi carrera como actriz. Y ahora que acabo de cumplir treinta años, veo ese sueño todavía más lejano. —Él no va a reconocerte, y tienes algo a tu favor…

—¿Qué tengo a mi favor? —Terminé de acomodarme el cabello mientras guardaba mi maquillaje en mi bolso y me preparaba para vivir un momento lleno de euforia. Mi cuerpo estaba lleno de energía imaginando el momento que iba a vivir dentro de poco.

Estaba a tan solo unos minutos de volver a ver a Loyd Beckham.

—Ese hombre solo piensa en el placer que las mujeres pueden ofrecerle, en cómo su deseo por una mujer en concreto provoca que esté dispuesto a hacer lo que sea para cumplir con sus fantasías…Si consigues volverlo loco desde el primer instante y te obtienes a darle lo que desea por un tiempo, lo tendrás en la palma de la mano, necesitas hacerlo delirar por ti. Logra que se obsesione contigo y en cuanto deje de pensar en ti solo de una manera sexual y hayas capturado el lugar más profundo de su corazón. Cuando sepa que se ha enamorado de ti, le harás aquello que él deseó hacerte a ti, vas a arrebatarle todo y desaparecerás de su vida antes que pueda notarlo. Volverás a ser quien en verdad eres, dejarás de pensar en él y vas a seguir con tu vida como si nada de esto hubiese ocurrido.

—¿Crees que ya me haya olvidado por completo? ¿O crees que aún conservo algo en mí que pueda causar que me reconozca? —No iba a negar que sentía un poco de preocupación en mi pecho, debido a que en esta vida todo es posible. Aun así, también seguía pensando que nunca fui importante para él puesto que, al ser un mujeriego, quizá ni recordaba el nombre de las mujeres con las que tenía sexo.

—Sé cuidadosa en todo momento, es lo que puedo decirte…No dejes, nunca, que tus emociones te controlen y nunca, te atrevas a tener ni un solo sentimiento por esa persona. Si te sientes atraída hacia él o llegas a tener alguna clase de sentimiento hacia Loyd, siento decirte que ese va a ser el momento adecuado para olvidarte de tu venganza y retirarte del juego antes de que todo se te salga de las manos y pierdas el control.

—Trataré de que eso no pase, lo prometo —observé mi reflejo en el espejo por una última vez antes de acercarme a darle un abrazo a mi adorada amiga y a dejar un pequeño beso en su mejilla—. Deséame suerte, al fin ha llegado el día en el que volveré a encontrarme con ese pedazo de m****a.

—Sé que eres cuidadosa en todo instante, no dudo de tu potencial…Solo cuídate ¿Está bien querida? —Ella me recordó con una expresión de preocupación en su rostro.

—Voy a cuidar de mí, Katherine, sé que puedo cuidar de mí y que no voy a ponerme en peligro. Solo por favor, deja de llamarme Nina, porque en el mínimo descuido puede que me llames así frente a los demás —la abracé, aunque yo no adoraba el contacto físico con las personas, supe que debía hacerlo.

—Tienes razón, voy a llamarte Lynette de ahora en adelante…Ese es el nombre que estarás usando los próximos meses…—anunció y yo asentí con delicadeza.

—Eso es cierto, Katherine…Es ahora, el momento de la verdad ha llegado, estoy a punto de volver a ver a Loyd Beckham después de varios años, esta vez como una nueva mujer a la que él no va a poder herir por más que lo intente.

Una última vez, le sonreí y lentamente caminé hacia la puerta con toda la seguridad del mundo. Abandoné el baño, para volver al ambiente de aquella fiesta ejecutiva que parecía todo menos algo que se considerara ético, ya que allí todo el mundo hacía cosas inapropiadas y al día siguiente actuaban como si nada de eso hubiese sucedido.

Continúe caminando en medio de la multitud, captando varias miradas curiosas en el camino, algunos me miraban con deseo y otros con simple curiosidad, y aquello no hizo más que llenarme de confianza y seguridad. Seguí caminando con una gran sonrisa en el rostro, hasta que, en el balcón perfectamente decorado, lo vi mirando a la nada mientras una copa encajaba en sus manos.

Allí estaba él, la bestia indomable.

Loyd Beckham.

Indomable, atractivo y tan salvaje como siempre.

Mis piernas temblaron en cuanto su mirada se encontró con la mía, me dio una pequeña sonrisa y ese fue el empujón que necesitaba para terminar de acercarme a él.

Entonces, en cámara lenta, fui cortando la distancia que existía entre nosotros y con el corazón latiendo mucho más rápido de lo normal, me atreví a presentarme sin remordimiento:

—Mi nombre es Lynette Hughes, tu nueva socia…Y estoy encantada de conocerte —le sonreí con picardía. A fin de cuentas, suele decir que la primera impresión es lo que más te impacta cuando conoces a una persona.

—Lynette, mis socios me han hablado mucho de usted. Mi nombre es Loyd Beckham, y es un honor que te hayas convertido en mi socia —lentamente, plantó un beso en mi mano que me hizo sonreír de inmediato. Puede que sea un verdadero idiota, sin embargo, aún continúa teniendo la misma sonrisa que puede robarte el corazón en un segundo. —Créeme que tú y yo vamos a trabajar muy bien juntos. Es para mí, una satisfacción tenerte en mi equipo a partir de ahora.

—No dudo de ello…De igual forma, para mí es una verdadera satisfacción saber que vamos a trabajar juntos—me mordí el labio. Tú y yo volveremos a encontrarnos, de una manera completamente nueva para ti, y prometo que el único que saldrá perdiendo vas a ser tú.

El juego ha comenzado.

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