5 | Entrar a su mundo

Nina

Es cierto que en ocasiones no podemos controlar a nuestro corazón por más que lo intentemos, pero, mi sed de venganza es mucho más fuerte que cualquier otra clase de sentimiento que pueda existir en el fondo de mi alma.

Evidentemente me resulta imposible negar el atractivo de Loyd, y como mi corazón palpitó mucho más fuerte cuando lo tuve cerca de mí. Sin embargo, esta vez no estoy aquí para caer a sus pies de nuevo, y mucho menos para dejarme llevar por su sonrisa de mujeriego.

Priscilla me había contado que él en realidad se encontraba en una relación ahora, con una muchachita muy bonita llamada Paisley, con quien iba a casarse muy pronto.

Al inicio, me sentí bastante culpable por idear el plan perfecto para atraerlo hacia mí en búsqueda de venganza, no deseaba hacerle daño a una mujer que posiblemente lo adoraba con su vida entera, pero, no me he esforzado tanto por estar en Nueva York ahora en vano. Además, según las palabras de Priscilla, ese hombre no ha dejado sus malos hábitos de lado, involucrándose con varias mujeres mientras su esposa lo mira con ojos de amor. Continúa con la mala costumbre de ir detrás de la mujer que le gusta y no parar hasta tenerla en sus brazos. Y quizás le esté haciendo un favor a la pobrecita de Paisley al liberarla de un hombre con tantas malas intenciones.

En cuanto las puertas del ascensor se abrieron en el piso de la oficina de Loyd, visualicé a una tímida señorita de cabello negro muy corto. Sus brillantes ojos azules como el mar resaltaban en cualquier lugar.

—Buenos días... ¿Puedo ayudarla en algo? —Ella se acercó a mí, en su pecho estrujaba varias carpetas que supuse eran algo importante.

—Buenos días, soy N.…—estuve a punto de decir mi nombre real, no sabía la razón, no obstante, me sentía en confianza y con esa mujer y estuve a punto de tirar mi plan por la borda en menos de un segundo. —Lynette, soy Lynette Hughes, encantada de conocerte.

Paisley me hacía sentir como en casa, y eso empezaba a incomodarme.

—Soy Paisley Kane... ¿Usted es la nueva socia de Loyd? —Interrogó con una sonrisa de lado, la muchacha era demasiado inocente. Es solo una víctima que cayó en los brazos de una fiera. —Me parece que aquel fue el nombre que él mencionó.

—Sí, he venido desde Inglaterra —al menos eso era del todo cierto, yo era inglesa, aunque haya vivido gran parte de mi vida en cualquier lugar menos allí—. Esto debido a la gran oferta de trabajo, no he podido negarme en venir hasta acá.

—Si ha venido a hablar con Loyd puede seguir, él estará dispuesto a recibirla ahora mismo —le agradecí con una sonrisa—. Espero que podamos conocernos más durante su estadía en la empresa.

—Cuente con ello, gracias por su hospitalidad, Paisley...Será muy agradable para mí invitarle a un café.

—Me fascinaría hacerlo antes de irme de viaje, no acostumbro a pasar mucho tiempo en Nueva York —se encogió de hombros.

Esta es mi oportunidad perfecta para conseguir un poco más de su información de su parte.

—¿A qué se dedica? —Inquirí.

—Soy pintora profesional, mi especialidad son los autorretratos y los paisajes...A pesar que me encanta el arte abstracto, al final decidí especializarme en eso —encendió su teléfono y me mostró una verdadera obra de arte. Se trataba de una fotografía de una mujer, en formato de autorretrato, en la que se podía denotar la gran tristeza que agobiaba la mente de la mujer. La pintura es lindísima.

Entiendo que debido a que ella suele tener trabajo en el extranjero, él todavía posee mayor tiempo para hacer lo que se le venga en gana. Y conociendo a alguien como Loyd, a quien ni le interesa si esa persona lo está viendo al ser tan descarado, habrá aprovechado la ausencia de su prometida para estar con varias mujeres. Y la ausencia de la misma, será un punto a mi favor que sabré usar correctamente.

—Su arte...Su arte es exquisito, realmente no hay mucho que pueda decirle, puesto que me ha tomado por sorpresa —le sonreí—. Cuando tenga una exposición no dude en invitarme, no importa si tengo que viajar al otro lado del mundo para ello. 

—Oh, le agradezco —se sonrojó y arregló su cabello detrás de su oreja— Quisiera, en serio, quedarme acá conversando con usted, pero, tengo una presentación en menos de una hora y si llego tarde, estaré muerta.

—Entiendo, cada uno tiene su propia responsabilidad...Al final, me ha llenado de satisfacción conocer a una mujer sumamente talentosa como usted —a la cual, me romperá el corazón tener que hacerle daño para cumplir con mis propios propósitos, solo espero que esto que voy a hacer la ayude a liberarse de un hombre tan malo.

—Un gusto conocerla también, Lynette...Un nombre lleno de elegancia y misticismo —se despidió con un beso en la mejilla.

—Adiós, señorita Paisley —volví a mostrarle la mejor de mis sonrisas y me adentré en la oficina después de golpear la puerta con esmero—. Buenos días señor Beckham.

—Señorita Hugnes...—se mordió el labio mientras me observaba. Sé perfectamente como seducir por lo que opté por usar un vestido color azul con un delicado corte en la pierna derecha y un pequeño escote. Menos, es más, o eso es lo que indican las reglas de etiqueta. —Es un placer para mí tenerla en mi oficina tan temprano en la mañana.

—Puntualidad es mi segundo nombre, debería tomarlo en cuenta —decidí tomar asiento en la silla que estaba frente de su escritorio y me crucé de piernas sin dejar de verlo a los ojos.

El hombre puede creerse de lo más dominante y todo lo que quiera, pero, cuando una mujer ha capturado su corazón y ha logrado hacer que pierda el control de todos sus sentidos, ya no habrá vuelta atrás. Él lo ha perdido todo cuando deja de pensar con la cabeza y comienza a hacerlo con esa otra cabeza.

—Su oficina es muy bonita realmente, debo admitirlo —le sonreí, dejando mi bolso de mano en el sillón de cuero negro y observando todo, disimuladamente, lo que había allí.

—La oficina era sumamente brillante hasta que llegó usted y lo opacó todo con su extraordinaria belleza —me guiñó un ojo, y reí internamente, en serio que este hombre no ha madurado ni un poco.

—Muy bien, supongo que debo agradecerle por el cumplido...—ni siquiera me inmuté—He hablado con la señorita Aaliyah, me ha mencionado que mi oficina se encontrará en el séptimo piso. Deseaba agradecerle por ser tan considerado conmigo, aun cuando he firmado con la empresa un contrato indefinido. Todos han sido muy pacientes y considerados desde que llegué.

—Mi deber es considerarla...Y buscar que se encuentre contenta con su trabajo en mi empresa...Cueste lo que me cueste —y yo sé que quiere tenerme bajo su dominio, aunque no se lo dejaré fácil.

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