Loyd
Y en cuanto llegó la noche, me preparé para salir de casa en dirección a una fiesta privada que iba a organizarse con empresarios y empleados pertenecientes a las organizaciones de estos. No esperaba mucho de la noche, hasta que recibí una noticia inesperada de Priscilla, la jefa del departamento de finanzas y aquello cambió mi perspectiva por completo.
—Buenas noches señor Beckham, quería notificarle que he podido contratar a una muy buena profesional en marketing y publicidad que ha aceptado convertirse en una de sus socias principales —soltó de repente, provocando que enarcara una ceja con curiosidad. —Su nombre es Lynette Hugnes y ella ya se encuentra en este lugar. Así que, si está de acuerdo, hablaré con ella para que pueda conocerla lo más pronto que sea posible. Espero que ambos puedan llevarse muy bien con el pasar del tiempo. —Está bien, Priscilla, puedes decirle que estaré en el balcón —le sonreí—. Gracias por conseguir alguien eficiente para la empresa, no sabes lo mucho que te agradezco. —Se lo diré, y no se preocupe, que ese es mi trabajo —desapareció de mi vista y me dirigí al balcón que tenía una preciosa vista mientras la esperaba. Aquella espera terminó cuando una mujer extremadamente atractiva, de cabello castaño y ojos cafés apareció frente a mí. Y cuando sus ojos se encontraron con los míos, toqué el cielo con las manos. Ella es la mujer más bonita que he visto en toda mi vida, claro solo después de Nina. —Mi nombre es Lynette Hughes, tu nueva socia…Y estoy encantada de conocerte —no tuvo vergüenza alguna en sonreírme con picardía, lo que pudo darme una ligera pista del tipo de personalidad de la chica. Espero que este tipo de mujer no pueda volverme loco más rápido de lo que canta un gallo. —Lynette, mis socios me han hablado mucho de usted. Mi nombre es Loyd Beckham, y es un honor que te hayas convertido en mi socia —lentamente, me acerqué a plantar un beso en su mano de forma cordial, su piel era muy suave y agradable —Créeme que tú y yo vamos a trabajar muy bien juntos. Es para mí, una satisfacción tenerte en mi equipo a partir de ahora. —No dudo de ello…De igual forma, para mí es una verdadera satisfacción saber que vamos a trabajar juntos —se mordió el labio. Un verdadero deleite sexual sin duda alguna. Asentí, sin ser capaz de articular una sola palabra. La mujer me dejó estupefacto. —Soy muy seria en mi trabajo, y dicen que usted es igual. Por lo cual, me encuentro muy emocionada de comenzar a trabajar en su empresa lo más pronto posible...Por supuesto, vamos a irnos conociendo un poco más de acuerdo a esto —su manera de hablar era bastante educada y seductora al mismo tiempo. Me estaba volviendo loco lentamente. —¿Algo que pueda contarme de usted? —Inquirí, sintiéndome interesado por conocer un poco más de la mujer que me había resultado tan atractiva. —Soy una mujer de mundo —sonrió. No entendía el por qué, sin embargo, había algo en esa risa tan característica suya que me recordaba a alguien. Tal vez más adelante, pueda recordar a quién. —Me fascina viajar, así que lo hago la mayor parte del tiempo. —En mi juventud, viajaba mucho, pero, el trabajo en la empresa terminó por adueñarse de la mayor parte de mi tiempo y tuve que dejar de lado muchas de las cosas que en serio disfrutaba —busqué un cigarrillo en mi chaqueta y un encendedor en la misma, encendí el cigarrillo y le pregunté— ¿Te molesta que fume? Ella no dijo nada, sonrió desviando la mirada. Se acercó a mí y me retiró el cigarrillo de las manos, en un dos por tres, lo puso en sus labios con una sonrisa traviesa. En verdad, vas a volverme loco. —Es evidente que no me molesta, ni un poco siquiera —me devolvió el cigarrillo y volvió a acortar la distancia entre ambos—. Empezaré a trabajar en tu empresa en el departamento de marketing desde esta semana, por lo que comenzaremos a vernos mucho más seguido. —Le agradeceré a Priscilla por haber contratado a una mujer tan capaz como tú para nuestra empresa —coqueteé con ella. —¿Cómo es que aseguras que soy completamente eficiente si no ves mi trabajo? —Cuestionó. Ella era una preciosura. —Voy a otorgarte mi confianza, Lynette, aunque ya está en tus manos mantenerla para siempre ¿No te parece que es un trato bastante justo? —Inquirí. —No pienso defraudarte, Loyd... ¿O prefiere que lo llame señor Beckham? —Enarcó una ceja con curiosidad. —Depende de lo que prefieras, cariño...Pero, por ahora, podemos empezar con señor Beckham, entonces te llamaré señorita Hughes. —Te veré el martes, señor Beckham —extendió su mano para despedirse, y después de aceptarla con gusto, le di un pequeño beso en la mejilla. —La veo el martes, señorita Hughes...No sabes lo mucho que estaré esperando a que llegue ese día —le sonreí una última vez antes que se alejara. —¡Qué tengas una linda noche! —Se despidió, dándome la espalda y comenzando a alejarse de mí. No pude evitar bajar mi mirada hacia sus pronunciadas curvas que resaltaban a través de aquel vestido que estaba usando, el mismo que me permitía ver parte de su espalda y lo cual me estaba volviendo loco ahora mismo. Esa mujer acababa de hechizarme, y ahora estaba seguro que no iba a poder sacarla de mi mente hasta que la hiciera mía. Aun así, es imposible que me canse de ella ni una sola vez. Mi prioridad es conseguir terminar con la distancia entre nosotros de la manera adecuada, cambiando mi forma de tratarla y las cosas que hacemos juntos sin que ella lo note. Una relación en la que no exista una desigualdad de poder, es una en la que la dominación se apoderará de tu ser cuando menos te lo imagines. Sonreí una última vez mientras volvía a la fiesta para poder disfrutar de la noche con alguna mujer bonita que encontrara por ahí. Lo único que necesito es divertirme, olvidar mis preocupaciones por un momento y volver a mi vida mañana por la mañana. Una mente maestra es aquella que sabe a la perfección lo que quiere y la dirección que está tomando, sabe cómo dar un movimiento y no lo hace sin antes haberlo calculado. Una mente maestra es capaz de obtener lo que desea en un abrir y cerrar de ojos, alguien que jamás ha escuchado un no como respuesta, alguien que está acostumbrado a vivir rodeado de lo que le gusta, alguien que siempre encuentra la forma de salir del laberinto de la vida. La mente maestra soy yo, y Lynette es solo un peón en mi juego. Lynette, al contrario de Paisley, era una mujer que logró cautivarme desde el primer instante en que la tuve frente a mí. Y aunque esto era un pecado, no pararé hasta tenerla bajo mis sábanas.NinaEs cierto que en ocasiones no podemos controlar a nuestro corazón por más que lo intentemos, pero, mi sed de venganza es mucho más fuerte que cualquier otra clase de sentimiento que pueda existir en el fondo de mi alma.Evidentemente me resulta imposible negar el atractivo de Loyd, y como mi corazón palpitó mucho más fuerte cuando lo tuve cerca de mí. Sin embargo, esta vez no estoy aquí para caer a sus pies de nuevo, y mucho menos para dejarme llevar por su sonrisa de mujeriego.Priscilla me había contado que él en realidad se encontraba en una relación ahora, con una muchachita muy bonita llamada Paisley, con quien iba a casarse muy pronto.Al inicio, me sentí bastante culpable por idear el plan perfecto para atraerlo hacia mí en búsqueda de venganza, no deseaba hacerle daño a una mujer que posiblemente lo adoraba con su vida entera, pero, no me he esforzado tanto por estar en Nueva York ahora en vano. Además, según las palabras de Priscilla, ese hombre no ha dejado sus malos há
NinaHe llevado a cabo un plan perfectamente elaborado que no puede fallar de ninguna forma.Parte de mi plan era que la señorita Aaliyah, quien era su secretaria actualmente renunciara en los próximos días y tener que ofrecerme a ocupar su cargo hasta que haya cumplido con mi promesa de vengarme de él. Por suerte, ella era una chica con mucho talento y le ayudé a conseguir una beca en una prestigiosa universidad de arte por lo que ya estaba asegurado que ella se iría en los próximos días. Al convertirme en la secretaria, y literalmente, en la segunda mano derecha de Loyd, sería capaz de pasar mucho más tiempo a su lado y convertirme en una parte crucial de su vida, además que tendríamos que vernos todos los días las veinticuatro horas. Era mi oportunidad perfecta de brillar.—Sepa que cualquier cosa que necesite, puede notificarme...La ayudaré de inmediato si ese fuera el caso, y claro, si continúa teniendo dudas de su trabajo puede decirme y yo se lo explicaré.—Ya no me queda ningu
NinaSin razón aparente comencé a sonrojarme, la verdad es que mi mente se bloqueó por completo y lo único que pude hacer es continuar viéndolo a los ojos y me di cuenta que él me correspondía. Sin saber qué hacer o decir debido al enorme nerviosismo que me estaba invadiendo, opté por quedarme en silencio esperando que él decidiera hacer algo mientras el ascensor continuaba haciendo su trabajo.—Me parece que no te he visto por aquí antes, aun así, siento como si te conociera de toda la vida.—En ocasiones, a pesar que en realidad no conocemos a las personas ni sabemos nada de ellas, sentimos como si fuera todo lo contrario...No respondió, centró su atención en dónde se encontraban los botones del ascensor y aplastó uno de ellos, de inmediato noté que este se detuvo y mi curiosidad creció aún más.—¿Qué haces? —Cuestioné, con una enorme sonrisa en mi rostro—¿Cuál es la razón por la que acabas de detener el ascensor?—La respuesta es fácil. Jamás volveré a conocer a una mujer tan atra
Nina—Si el amor depende solo de nosotros, no veo razón por la que no podamos comenzar a escribir una historia de amor entre los dos...—reí—. Pero creo que no será en este ascensor, ya lo hemos detenido mucho tiempo y la gente podría sospechar.—Y un ascensor no es el lugar más romántico del mundo...—susurró mientras se dirigía hacia los botones, logrando que le ascensor volviese a funcionar casi de inmediato—. Este es mi número, Lynette, por si algún día aceptas salir conmigo.—Llámame cuando quieras, y prometo que aceptaré una cita contigo...Pero, no se lo cuentes a nadie —murmuré.—¿Así? ¿Por qué no debería contárselo a nadie? —Se burló de mí.—¿No te gusta disfrutar de esos encuentros que te llenan de euforia y placer? Honestamente, parece que aquello que se mantiene en secreto es lo que nos genera mayor placer...—bajé el tono de mi voz mientras no dejaba de observarlo. Sus ojos eran como un imán que me atraía hacia él—. Aunque si te disgusta esta idea, no tengo problema en hacerl
NinaMi vida ha sido muy solitaria desde hace varios años atrás.Mi madre falleció cuando yo tenía tan solo seis años y mi padre también murió hace un par de años, y aunque este me dio una vida llena de lujos, nada podrá remplazar el amor que me hizo falta a lo largo de mi vida.Mi padre nunca me había prestado la atención que en realidad necesitaba puesto que se la pasaba trabajando la mayor parte del tiempo y cuando mi madre falleció a causa de un accidente de auto, en el que también estuve presente y que me generó un trauma que me duraría para toda la vida, tuve una nana.Jade era una mujer de aproximadamente cuarenta años que llegó a mi vida para convertirse en una especie de madre sustituta, pues estaba con ella la mayor parte del tiempo y se ganó parte de mi corazón por sus cuidados y atenciones. Actualmente ella tiene sesenta y cuatro años por lo que ya ha dejado de trabajar, sin embargo, nunca he perdido el contacto con ella y me encargo de suplir cualquier necesidad que ella
Nina—En realidad, Lynette, estaba pensando en ti para ocupar ese puesto...—confesó, tomándome por sorpresa. Por supuesto que no esperaba en lo absoluto que me propusiera algo como esto, al contrario, esperaba decírselo yo misma de una forma muy sutil, aunque parece que aquello no va a ser necesario. —Claro que sé que tú estás trabajando en mi empresa como socia comercial en este momento y que quizás nada te interesa convertirte en una secretaria, y tampoco quiero que te lo tomes como una ofensa. Solo quiero que sepas que, aunque ni siquiera yo mismo sé la verdadera razón puesto que apenas te estoy conociendo como persona y de forma profesional, confío completamente en ti y en cada una de tus habilidades. Si aceptas trabajar como mi secretaria, quiero que sepas que no tienes que dejar tu cargo como socia comercial…Espero no estar ofendiéndote con mi propuesta.—Mi secretaria ha renunciado de repente, en realidad no comprendo cómo Aaliyah pudo ser tan desconsiderada conmigo...Trabajó a
LoydMe mentiría a mí mismo si dijera que compartir momentos al lado de Paisley no me hace un hombre feliz, ya que debido a la grandiosa y brillante personalidad que ella tiene es imposible sentirse mal a su lado. Ella es tan inteligente que no hay algo de lo que no podamos conversar, y casi nunca he llegado a aburrirme cuando estoy a su lado.Y no me cansaré de repetir que me siento decepcionado de no haberme enamorado de una mujer tan inteligente y asombrosa como Paisley, y que esto se debe a mis sentimientos por Nina Mayer, a quien decepcioné como no he decepcionado a nadie y a quien posiblemente no volveré a ver nunca en lo que me queda de vida.Debería intentar olvidarme de ella costa, pero, mi corazón y cerebro difieren en tomar una decisión. Mi corazón me grita que nunca le he dejado de adorar y que su simple recuerdo es capaz de reconfortarme las veces que sea necesario, mi cerebro—Es una pena que Aaliyah haya renunciado a trabajar como tu secretaria, no esperaba que tomara u
Loyd—Lo sé, te adoro Loyd...Y a pesar que me encanta estar contigo en este hermoso restaurante, considero que luces muy cansado y que te convendría descansar un poco —era totalmente cierto, no he descansado lo suficiente y en realidad de igual manera he tenido varios pensamientos que no me han dejado dormir en días. —Vayamos a casa, así podemos disfrutar de un momento mucho más privado entre tú y yo.—Me encanta la privacidad cuando nos involucra a los dos. —dejé un beso en su cuello de forma seductora—. Es cierto, vayamos a casa, intentemos pasar la mayor parte del tiempo juntos antes que tengas que partir.Volvió a darme una sonrisa. En verdad iba a extrañarla con todo mi corazón. Mi Paisley era una gran estrella que era capaz de iluminar todo mi cielo, y si ella no estaba presente, todo mi cielo perdía su color.Llevé a Paisley hasta nuestro departamento para meternos en la tina y disfrutar de una grata conversación profunda, adorábamos hacer aquello al menos una o dos veces por s