Si la gente supiera el daño que ocasionan las palabras, seguramente tendrían más cuidado al pronunciarlas.A las palabras se las lleva el viento, pero provocan sentimientos; escuchar desencadena una serie de reacciones que culminan en emociones y aunque una acción vale más que mil palabras; uno sigue confiando en letras bien acomodadas.Pero eso se acabó. Confié en cada cosa que los cercanos a mí me decían, creí cada sonido que salía de su boca, pero al final mintieron. Todos y cada uno de ellos.Ahora sé por qué Germán nunca cuestionó ninguna acción descabellada por mi parte. Ahora sé que tal vez todo fue montado. Él dijo ya en sus últimos momentos que nada fue fingido, pero tuvo que serlo, pues era policía y si era infiltrado siempre tuvo segundas intenciones.Ahora entiendo por qué Gustavo me acusó de soplona la segunda vez que fui a El Arco, pues no fui yo quien dio el pitazo de que cayera la policía a El Arco, si no Germán. Y como él se veía tan sincero, tan inocente; nadie sospe
DinaíLanzarse hacia un objeto movible o incluso inmóvil, cuando tienes una herida a medio cerrar, no es buena idea. En primera, la furia anestesia ciertas sensaciones debido a que toda la concentración está en un único fin: lastimar. Pero no significa que la punzada profunda y urente no esté ahí. El dolor recorre como un latigazo desde mi abdomen hasta las piernas e incluso mi pecho. En cuanto hago fuerza, mi cuerpo reclama y no es agradable. Aparte, mis piernas no soportan mi peso, ¿pues cuánto tiempo pasó?Grito y caigo. Estoy débil, estoy tensa, estoy lisiada. Bueno, eso último no cuadra porque me pude mover, pero es casi lo mismo porque ni siquiera puedo sostenerme en pie debido a mis lesiones. Mi lesión; la lesión que ocasionó Mateo quien al verme tirada en el piso, rápidamente se inclina y trata de ayudarme, sostenerme o algo parecido. Es automático, lo repelo con mi brazo derecho, el que no se golpeó cuando caí, aparto bruscamente sus brazos que buscan acogerme y le grito que
Mierda, ahora quiero vomitar. Me centro en respirar profundo, en poner la mente en blanco o en otro color y en no pensar que algo tengo que ver con la mafia. "Tranquila, Dinaí, no más ataques de pánico, por favor."—Mi mamá tenía un amante —suelto de improviso, vaya, de todo lo que pude haber dicho eso sale—. Tal vez se conocían desde antes de mi nacimiento, pudiera ser que yo fuera hija del otro y no de mi papá.Eso sonó estúpido. ¿Soy hija de otro que no es mi papá? Vaya, Dinaí, ahora sí te luciste. Pero parece funcionar, pues Mateo ladea la cabeza y se endereza en su silla de madera. Ha de estar incómoda, ¿desde hace cuánto estará aquí? No creo que estuviese metido aquí durante mi sueño profundo. Obviamente no, él seguro estaba preocupadísimo por la carita bonita de Catarina. Maldita pelirroja, en cuanto su rostro aparece en mi mente, la burbuja de ira que se iba desvaneciendo, cobra fuerza.—¿Quién era el amante?—No soy idiota, Mateo —digo mientras adopto actitud arrogante, prefi
—Creo que nos ha ayudado un poco, entiendo que aún está despistada, tal vez cuando se mejore, podrá ayudarnos un poco más —Trébol se acerca a la puerta, el detective se levanta y me mira una vez más antes de largarse—. Tiene prohibido hablar con el agente Mateo, que pase buena tarde.Una vez que ellos salen, entran las enfermeras quienes sin decir palabra y sin sentir una pizca de culpa, me amarran tanto de manos como de pies. Apenas puedo resistirme, pues lo hacen tan rápido que ni siquiera reacciono. Les grito que no, que me suelten, pero nadie hace caso, una vez se cercioran que no puedo moverme, se van.Me quedo gritando durante tal vez una hora, me remuevo en un vano intento de escapar, pero estoy atrapada. Soy prisionera de la organización para la que alguna vez pensé en trabajar y ahora la policía está metida. Me quedo con un revoltijo de pensamientos en mi mente y solo puedo pensar que debí morir el día de la boda.************************** ***********************************
MateoLas celdas siempre son frías. Eso podría justificarse debido a que en esta construcción de mierda las celdas están en el nivel más profundo, apartadas de todo y todos, quienes vienen acá son los prisioneros y torturadores. Solo en ocasiones especiales, como esta, vienen los visitantes.Se siente el suspiro gélido del viento paseando entre las paredes, acariciando la piel desnuda de los presos, invitando a revelar todos sus secretos. Cuando has pasado dos días seguidos sin dormir, con una luz blanca e intensa iluminando sin piedad, con la única compañía de un molesto zumbido que incrementa hasta volverse insoportable y después desaparecer por completo, es normal entrar en un estado de estrés que poco a poco te vuelve vulnerable; el dolor y la agonía son tales que dirías lo que fuera con tal de abandonar el sufrimiento.Muchos abren la boca en dos o tres días, unos cuantos resisten hasta cinco, pero alguien que ha experimentado el arduo entrenamiento por el que cualquier miembro d
—¿Cuánto tiempo has estado aquí?—Desde que me enteré —la voz de Flavio suena extraña—. No duermo más que cuando ella lo hace. Trato de convencer a Brenda, pero es implacable. El mafioso convierte a las chicas en monstruos. Cuando se trata de alguien malo no tengo inconveniente, pero con alguien como Haziel...La voz se le quiebra y vuelve a golpear el vidrio. Un segundo después, Brenda acciona el látigo y otro grito atraviesa el viento. Esto está mal. De repente me asalta la idea de que le hagan algo así a Dinaí y la respiración se me corta. Maldito sea Trébol, maldito sea el detective y maldita sea en lo que se ha convertido la organización. Es diferente cuando sé que es alguien malo, algún criminal, pero ¿a alguien que quieres? Ahí es cuando todo cambia.—De verdad lo siento —dice Flavio una vez que el grito enmudece y Haziel cae al suelo—. Te moví para que Dinaí fuera herida de gravedad y no matara a Catarina, me dejé llevar, de verdad lo siento. Después de ver esto, creo las modi
Ese imbécil debió darse cuenta que Sandro tenía algo que ver con Di y el señor Macías y por eso envió a Valentina a vengarse. Así como ellos le hicieron daño, él le haría daño a su sobrina y a su cuñado. La venganza perfecta.—Por eso Valentina quiso matar al señor Macías. Para vengar a su hermano o medio hermano.Antes de que Sandro me pudiera responder, una voz que sigue provocando incomodidad, habló. ¿De dónde verga salió Rosanna?—No, Valentina quiso matar a mi marido y a mi hija para hacerme daño a mí —Sandro le hizo un gesto a Rosanna para que guardara silencio, pero ella lo ignoró—. Creo que es momento de que escuches la verdad, la única verdad.No lo creo. Ya no sé qué es verdad y qué no. Todo parece mentira, luego dicen que es verdad y al final resulta que no. Hey, lo que he aprendido es que no se puede confiar.—Rosanna...—Escucha, Aiden, tal vez suene como película de ciencia ficción, pero es verdad —Rosanna me miró y sentí que podñia leer mi mente—. Sandro hizo mil experi
DinaíNo tengo noción del tiempo.Mi habitación está sellada; sin ventanas y con la puerta casi siempre cerrada, el ver únicamente cuatro paredes y máquinas que por momentos sueltan pitidos se convierte en un suplicio. De vez en cuando entran enfermeras que parecen agradables, pero no hablan, apenas me miran. Al inicio trataba de entablar conversaciones con ellas; pero ahora solo las observo suplicantes. Me lavan el cabello con ligera rudeza, me desvisten para limpiarme y me vuelven a vestir. Siempre estoy amarrada a los barandales de la camilla, he aprendido a no moverme ni resistirme, pues resulta mucho peor cuando pierdo fuerzas y mis muñecas y tobillos terminan lastimados.Hace tiempo no escucho mi voz, mis gritos de dolor se reservan cuando el doctor entra y pone una sustancia en el suero que me provoca un sufrimiento que se prolonga por horas. Debo guardar toda mi energía para soportar los calambres, las punzadas y la sensación de sofoco. ¿Cuántas veces he sufrido por esto? Desd