La habitación estaba perfectamente limpia, se podía oler un delicioso olor a vainilla que provenía desde una de las esquinas de aquella habitación. Todo estaba decorado en todos blancos y ligeramente dorados que hacían ver el lugar elegante y sofisticado. Aurora se mantuvo en silencio, sentada en aquella cama blanca.
Aurora podía escuchar el sonido de las voces desde el exterior de aquella habitación, podía escuchar pequeños murmullos femeninos desde el exterior de la habitación como si estuvieran fuera de la habitación, vigilándola. Sus manos se encontraban temblando con fuerza, el dolor de su tobillo se intensificaba cada vez que ella se movía con delicadeza.
Por un momento pasó por su cabeza hablarle a Theo, necesitaba ser atendida, necesitaba que alguien revisara su tobillo o por lo menos necesitaba algún botiquín que pudiera ayudarle a curarse a si misma en aquel lugar. Con sumo cuidado se bajó de la cama, observando el suelo amaderado de la habitación.
Sus miradas se encontraron por un momento antes de ella retrocediera un paso con inocencia, temblando mientras él la esperaba impacientemente en aquella cama de color blanco. Escuchando un pequeño suspiro lleno de nerviosismo y terror. Theo negó antes de morderse los labios, entendiendo por completo que ella no pensaba acercarse a él. Notando la manera en que la mirada de Aurora demostraba la gran cantidad de pánico que tenía en esos momentos.—Maldita sea, ¿No piensas acercarte o que carajos?—preguntó, tensando por un momento la mandíbula mientras la observaba frente a él.—Yo...no quiero.—No pienso follarte—contestó él, regalándole una fría sonrisa— por ahora así que sube a la maldita cama y no me hagas obligarte.Aurora inmediatamente obedeció, mordiéndose ligeramente los labios mientras esperaba qu
El teléfono sonó a su lado, vibrando unas cuantas veces mientras Theo soltaba por completo el cierre de su pantalón. Frunciendo el ceño mientras estiraba su mano para contestar aquella llamada.—¿Por qué mierda me has mandado a otra zorra?—preguntó en cuanto respondió la llamada entrante de su padre. Scott soltó una pequeña sonrisa al otro lado de la llamada. Divirtiéndose un poco con el tono de voz que su hijo tenía en esos momentos.—¿Acaso no te ha gustado mi pequeño regalo?—preguntó Scott con una gran sonrisa— la he revisado. Nadie la ha estrenado, es por eso que he decidido regalártela.—¿Una mujer virgen?—preguntó Theo antes de reír.— no vengas a joderme que ninguna puta mujer es virgen en estos tiempos.— te la entregaré en cuanto la folle. No quiero otra mujer.
Aurora había pasado todo el día dentro de su habitación, tratando de hacer el mínimo ruido posible, creyendo que en cualquier momento Theo entraría por la puerta de su habitación con un arma y terminaría por completo con ella.En esos momentos se encontraba sentada en una larga mesa de cristal, observando como cinco mujeres completamente hermosas comían pizza, hablando entre ellas mientras que ella solo permanecía en silencio, comiendo pizza con cuidado. Theo se encontraba a un lado de ella, tomando un poco de vino tinto en silencio, al igual que Aurora. Para ella era sorprendente ver como cada una de las mujeres era tan diferente a la otra, únicamente compartiendo una gran cantidad de confianza que terminaba por hacer sentir a Aurora mucho más intimidada de lo que ya estaba en aquellos momentos.La mirada de Theo se dirigió hacia ella cuando Aurora por un momento cortó el
Habían pasado más de quince minutos desde que Theo se había levantado de su asiento y había salido por la puerta de cristal del comedor. Aurora sabía que tenía que levantarse del asiento donde se encontraba sentada para dirigirse a la habitación de Theo pero incluso si sabía lo que tenía que hacer, sentía que la señal que mandaba desde su cabeza no terminaba por llegar a sus piernas. Temblaba con fuerza en el asiento mientras observababa de vez en cuando como aquellas mujeres la miraban con firmeza. El sonido de una de las sillas la aterró, logrando que se encogiera en su asiento y se llevara las manos temblorosas al pecho. Lista para ponerse a llorar en cualquier momento.—Tienes que ir—le susurró Scarlet al mismo tiempo que se sentaba en el asiento vacío de su lado y tomaba una de sus manos temblorosas— hacerlo esperar no te servirá de nada.&mda
Adam se pasó ambas manos por la nuca mientras suspiraba y veía los últimos informes que tenía sobre Theo en su computadora de escritorio.—No puede ser—susurró al ver como la computadora volvía a trabarse—¡Otra vez se trabo esta porquería!—soltó con frustración, negando al mismo tiempo que se levantaba de su asiento.—¿Vas a irte?—preguntó una de sus compañeras a unos cuantos escritorios— ayer también te fuiste.—Las computadoras de este lugar no sirven para lo que necesito, iré a las oficinas de la interpolice. Los veo mañana— dijo Adam, tomando las carpetas que había sobre su escritorio.—Bueno, adiós—soltó su compañera, observando como Adam salía de la oficina con el ceño fruncido. Susurrando unas cuantas palabras que para ella fueron to
La voz de Larissa se escuchó por todo el lugar, especialmente cuando pego un gran grito de molestia al ver a Theo llevar a Aurora hacia su habitación. Cosa que se supone que no debía de estar haciendo él.—¿Amor?—soltó, parándose frente a él para hacer que Theo se detuviera. Él la observó con molestia antes de fruncir el ceño con fuerza. Tratando de no perder el control y terminar metiéndole un tiro en la cabeza.—No me molestes y quítate del camino—soltó, sujetando a Aurora con fuerza del brazo mientras que con su otra mano sujetaba su arma dorada.—No dejaras que ella entre a tu habitación, ¿Cierto?—preguntó Larissa sin obedecerlo— nadie tiene permitido entrar a tu habitación. Es una de las reglas que nos has puesto desde hace año... dime que ella no entrará.—¡Q
A la mañana siguiente Aurora se movió con cuidado por la cama, sintiendo como el dolor físico se apoderaba de ella para demostrarle que en verdad su cuerpo necesitaba un gran momento de descanso. Los rayos de luz solar atravesaban las delgadas cortinas negras de Theo para iluminar con suavidad el lugar. Una de las ventanas permanecía completamente abierta, permitiendo que el viendo mañanero entrara a la habitación. Por un momento Aurora permaneció inmóvil, únicamente escuchando el sonido de las aves y del viendo que corría por tranquilidad. Podía escuchar unos cuantos sonidos que no pertenecían a la naturaleza, escuchaba voces de los trabajadores de Theo. Algunos gritaban, discutiendo sobre los asuntos del jardín. Por un momento deseo estar ahí, trabajando con sus manos en vez de estar sobre esa cama, sintiéndose sucia y utilizada por un hombre que acababa de conocer hace unas cu
—¿Muerte?—preguntó Theo, escuchando como Aurora susurraba unas cuantas cosas dentro del baño. Caminando hacia la puerta para terminar pegando su oído a la puerta.“Creo que la dejé muy caliente” se escuchó a Aurora decir desde el interior. Theo se alejó de la puerta y suspiró por un momento.—¿Entonces qué tipo de muerte miras?—preguntó al ver no escuchar una respuesta por parte de Dorotea.— ¿Acaso acabas de ver la muerte de la nueva mujer que vino?—No, no. Theo, he visto tu muerte así que te pido que tengas mucho cuidado. Ten cuidado con esa mujer, no confíes en ella que puede llevarte a la muerte.—A ver—soltó Theo antes de reír, sentándose en la cama por un momento— dime que es lo que miras.Dorotea asintió por un momento, volteando las cartas que ac