A la mañana siguiente Aurora se movió con cuidado por la cama, sintiendo como el dolor físico se apoderaba de ella para demostrarle que en verdad su cuerpo necesitaba un gran momento de descanso. Los rayos de luz solar atravesaban las delgadas cortinas negras de Theo para iluminar con suavidad el lugar. Una de las ventanas permanecía completamente abierta, permitiendo que el viendo mañanero entrara a la habitación. Por un momento Aurora permaneció inmóvil, únicamente escuchando el sonido de las aves y del viendo que corría por tranquilidad. Podía escuchar unos cuantos sonidos que no pertenecían a la naturaleza, escuchaba voces de los trabajadores de Theo. Algunos gritaban, discutiendo sobre los asuntos del jardín. Por un momento deseo estar ahí, trabajando con sus manos en vez de estar sobre esa cama, sintiéndose sucia y utilizada por un hombre que acababa de conocer hace unas cu
—¿Muerte?—preguntó Theo, escuchando como Aurora susurraba unas cuantas cosas dentro del baño. Caminando hacia la puerta para terminar pegando su oído a la puerta.“Creo que la dejé muy caliente” se escuchó a Aurora decir desde el interior. Theo se alejó de la puerta y suspiró por un momento.—¿Entonces qué tipo de muerte miras?—preguntó al ver no escuchar una respuesta por parte de Dorotea.— ¿Acaso acabas de ver la muerte de la nueva mujer que vino?—No, no. Theo, he visto tu muerte así que te pido que tengas mucho cuidado. Ten cuidado con esa mujer, no confíes en ella que puede llevarte a la muerte.—A ver—soltó Theo antes de reír, sentándose en la cama por un momento— dime que es lo que miras.Dorotea asintió por un momento, volteando las cartas que ac
Aurora por un momento se pasó ambas manos por el cabello húmedo, volteó hacia cada dirección de la habitación de Theo y entonces suspiró con fuerza antes de pensar en que lugar realmente debía de buscar.Estaba completamente segura que dentro de aquella habitación había algo que podría ayudarla a escapar de la mansión de Theo, algo que pudiera tener muchísimo valor sentimental para él. Si encontraba algo que realmente le gustara a él, posiblemente podría chantajearlo con ello. Su segundo plan era encontrar un arma para en caso que su Clan de chantaje emocional no funcionara, tendría que armarse de valor y atacar a Theo.Primeramente se dirigió al clóset, abriendo las grandes puertas de madera de color negro que había frente
Theo estacionó el auto deportivo dentro del estacionamiento privado que su padre tenía en cada uno de sus establecimientos. Se tomó un momento antes de apagar el motor y suspirar con fuerza. Sacando un cigarrillo de la guantera mientras veía a los empleados cerrar las puertas de seguridad. Se tronó los nudillos después de llevarse el cigarrillo a los labios y encenderlo con ayuda de un cerillo que lanzó hacia afuera una vez que lo apagó.Unos cuantos hombres retrocedieron unos pasos al verlo bajar del auto, fumando mientras se colocaba sus característicos lentes negros de diseñador. Su camiseta roja haciendo lucir cada uno de sus músculos.—Bienvenido, es un placer volver a verlo por aquí.—¿Dónde está
El sonido de los gritos de Larissa la despertó aquella mañana. Aurora se movió con rapidez en la cama, levantándose para correr hacia la puerta de su habitación. Creyendo que algo estaba sucediendo, creyendo que debía de huir de su habitación. Imaginando que al abrir la puerta se encontraría con un operativo. Con su libertad, realmente anhelaba ver a un oficial frente a su puerta, uno que la sacara de ese infierno para ayudarla a regresar a casa pero al abrir la puerta lo único que encontró fue a Theo con el rostro tenso. Parecía estar furioso, su mirada era penetrante y la miraba con odio. Justo como lo había hecho cuando ella había intentado escapar.Aurora observó las bolsas de ropa que él traía entre sus manos. Por un momento ella retrocedió unos cuantos pasos con discreción que no pasaron por desapercibidos ante el radar de Theo. Estar frente a Th
Aurora mantenía su mirada perdida en el jardín, observando como los jardineros se pasaban de un lado a otro, arreglando el perfecto jardín de la mansión de Theo. Él se encontraba pegado al auto mientras hablaba por teléfono. Las demás mujeres de Theo se mantenían cerca de él, hablando de la clase de diseñador que vestían.Aurora sin darse cuenta comenzó a acercarse a un hombre que se encontraba vertiendo una clase de polvo blanco sobre unos cuantos rosales. Atraída por completo por el delicioso aroma que desprendían los rosales.
Aurora bajó del auto, suspirando mientras volteaba a ver a Theo.—¿Por qué me haces esto?—le preguntó.—¿Hacerte qué, el favor de protegerte de ellas por una vez en tu vida? Nunca ayudo a nadie, tienes suerte de obtener mi ayuda. Te ven como una puta carnada y prefieres quedare ahí.—¿Acaso eso no es lo que soy?—preguntó al verlo abrir la puerta del auto.—¿No fue eso lo que fui para tu padre y para ti?—Sí, si lo eres pero solo eres mía.— soltó antes de señalar el interior del auto— sube de una puta vez.— exigió con la voz ronca. Aurora observó su traje oscuro, elegante como él parecía vestirse siempre.Ella no dijo ni una sola palabra. Únicamente lo obedeció y subió al auto. Theo suspiró por un momento antes de caminar nuevamente hacia l
Aurora caminó levemente, abrazando su cuerpo mientras mantenía su rostro en completa seriedad, prometiéndose que se pondría a llorar en cuanto la puerta metálica se cerrara pero no frente a él por lo que únicamente caminó, abrazando las pocas pertenencias que tenía en esos momentos. Theo la observó caminar con seriedad hacia la habitación, viendo como ella luchaba para ocultar sus sentimientos.—¿No te vas a poner a llorar, suplicar o al menos ponerte de rodillas? Tal vez si te pones de rodillas y haces un buen trabajo te permito irte conmigo.Aurora se detuvo por un momento al escucharlo, negando suavemente antes de simplemente caminar hacia la habitación y entrar en ella sin ninguna expresión o sonido.—¿Por qué tienes que ser tan diferente a las demás?—le preguntó él— realmente me frustra no poder entende
Theo se acercó levemente hacia aquel hombre, dando pequeños pasos que iban cargados de ira y frustración. Ver a aurora pidiéndole ayuda le había revuelto el estómago por completo porque sabía que la situación en la que ella se encontraba era su culpa. Era su culpa por la simple razón de haber permitido que aquel hombre entrar, subir dejado la puerta cerrada como se encontraba, ella no estaría herida mucho menos suplicándoles para que lo dejaran en paz.—Conoces perfectamente las reglas, sabes que no tienes que dañar la mercancía, no debes de tocar a las mujeres que no son tuyas y sobretodo no debes de comportarte como si fueras el maldito dueño de este lugar. No sabes lo que me molesta tener que estar aquí perdiendo el tiempo con un imbécil como tú, tocaste mi mujer y no pienso quedarme con los malditos brazos cruzados. Tú decides dónde qu