Theo esa noche no había dormido, había estado pensando una y otra vez en todo lo que tenía que hacer para evitar que Henry fuera una mala persona. Sabía la perfección que la sangre de su padre Correa por las venas de sus hijos y realmente lo detestaba porque en cualquier momento la sangre su padre podría voltearlos por completo.
Desde que había comenzado con Aurora, había deseado que toda su vida fuera de color rosa y por mucho tiempo había sido de esa manera pero había descubierto que incluso los colores podían marchitarse y en esos momentos sabía que si hijo se estaba marchitando. Se estaba pudriendo por culpa de su sangre. Durante mucho tiempo había hecho de todo para que su familia fuera feliz, había intentado desaparecer por completo su pasado pero no lo había logrado y había aprendido que el pasado no se puede borrar. Estaba consciente que incluHay música en todo el alrededor del lugar, grandes bocinas y pantallas donde muestran la pelea del momento. El suelo estaba totalmente manchado por gotas de sangre. Henry no pude evitar sonreír cuando pisó una gran mancha de sangre, estaba totalmente extasiado porque esa mañana podría finalmente entrar a pelear al Ring de las peleas clandestinas. Estaba tan emocionado que incluso podía sentir como las manos le temblaban de la emoción.Estaba totalmente seguro que su papá lo encontraba en esos momentos, en ese lugar, sin duda iba a recibir un castigo que iba durar durante toda la vida pero no le importaba, en realidad le importa un carajo. El tiempo le había comenzado a importar un carajo lo que su papá pensara porque simplemente para él era completamente injusto que Theo en su juventud si se hubiera divertido de mil y una forma y que él no pudiera hacer nada…era totalmente injusto. Sabía que posiblemente sí madre estuviera desacuerdo pero ella tampoco podía decir nada. En realidad, p
Theo se encontraba frente a su escritorio, jugueteando con unas cartas mientras observaba la pantalla de su computadora. Estaba tan ansioso que podía sentir como las piernas le temblaban ligeramente. Tenía mucho trabajo y aunque deseaba ir desesperadamente no podía irse porque simplemente tenía que terminar su trabajo. Había platicado con aurora sobre la situación de Henry y estaba totalmente convencido que era su culpa porque él sentía que él llevaba la sangre mala entre sus venas. Por más que había tratado de proteger a su familia de esa sangre, no lo habían logrado porque al final de cuentas estaba dentro de ellos. La noche anterior había tenido que dar un paseo totalmente largo, únicamente para poder pensar en lo que tenía que hacer con su familia. Quería que todos estuvieran bien, quería que todos estuvieran felices, sanos y sobretodo llevarán una vida totalmente normal pero sentía que incluso entre más luchaba para dejar el pasado atrás, menos lo lograba. Sentía que si hablaba
Theo estaba totalmente furioso mientras caminaba hacia el auto, sintiendo el rostro totalmente tenso. Julio venía atrás del furioso hombre que tenía como jefe. Simplemente en esos momentos Theo no podía creer que su hijo estuviera actuando de esa manera . Las palabras de Sasha retumbaban una y otra vez en la cabeza mientras caminaba por el lugar. Estaba tan molesto y nervioso que quería ponerse a golpear a cualquiera que viera pero no lo iba a ha hacer porque estaba obstinado a ya haber cambiado. Julio al subir al auto no dijo ni una sola palabra. Conocía perfectamente a su jefe y sabía que estaba mil veces más seguro callado que intentando sacarle un poco le platica sobre el motivo de su verdadera furia. Si algo había aprendido a la perfección es que no debía de preguntar de más cuando se trataba de Theo.—¿Cuál es nuestra tarea de hoy?—preguntó Julio.—Es un poco personal—soltó Theo antes de arrancar el auto.— maldita sea, puta madre.—¿Es algún problema familiar?—preguntó con nerv
Aurora se mordisqueó el labio mientras veía la pared. Lucia junto a Sasha abrieron la puerta de la habitación como pudieron, ambas llevaban una gran bandeja metálica con comida y café. Eran las tres de la tarde y Aurora continuaba temblando por culpa de los nervios. Lucía sabía que si ella no la alimentaba o la obligaba a comer, Aurora nunca comería y mucho menos intentaría hacer las cosas del hogar. Sabía que estaba preocupada por Henry y ese era el verdadero motivo por el cual la cuidaba. Porque sabía que realmente Henry estaba mal. Aurora le regaló una pequeña sonrisa al ver a Sasha dejar la bandeja de comida en la mesa que se encontraba frente a ella. Lucía tomó una taza de café con leche y un pequeño paquete de galletas que había comprado hace unos días en una tienda. El estómago de Aurora gruñó con fuerza al olfatear la deliciosa aroma del café recién hecho. Lucia le dio la taza de café junto al sándwich para después volver a voltear hacia la mesa y sacar dos pequeñas botella
Aurora se detuvo en medio de la cocina , escuchando como los mellizos reían el cuarto. Eran más de las ocho y Theo aún no regresaba del trabajo. Era viernes y la mayoría de los viernes, Theo siempre llegaba tarde. Estaba segura que tenía que caminar hacia la cocina y preparar la cena pero se sentía tan cansada que ni siquiera quería avanzar unos cuantos pasos. Su cabeza estaba repleta de pensamientos que terminaban por evadir su tarea como cocinera aquella noche. Seriamente estaba considerando la idea de comprar hamburguesas para la cena pero a la noche anterior había comprado pizza y no se sentía del todo cómoda al estarle dando comida “chatarra” a sus hijos. Totalmente molesta terminó por salir de su habitación y caminar hacia la amplia cocina. Llevaban más de un mes en la nueva mansión, se habían tenido que mudar debido a que Lucía había tenido que entrar a la universidad de arte y para que ella no tuviera que estar viajando de una ciudad a otra, habían decidido mudarse por complet
Theo estaba totalmente furioso mientras caminaba hacia el auto, sintiendo el rostro totalmente tenso. Julio venía atrás del furioso hombre que tenía como jefe. Simplemente en esos momentos Theo no podía creer que su hijo estuviera actuando de esa manera . Las palabras de Sasha retumbaban una y otra vez en la cabeza mientras caminaba por el lugar. Estaba tan molesto y nervioso que quería ponerse a golpear a cualquiera que viera pero no lo iba a ha hacer porque estaba obstinado a ya haber cambiado. Julio al subir al auto no dijo ni una sola palabra. Conocía perfectamente a su jefe y sabía que estaba mil veces más seguro callado que intentando sacarle un poco le platica sobre el motivo de su verdadera furia. Si algo había aprendido a la perfección es que no debía de preguntar de más cuando se trataba de Theo.—¿Cuál es nuestra tarea de hoy?—preguntó Julio.—Es un poco personal—soltó Theo antes de arrancar el auto.— maldita sea, puta madre.—¿Es algún problema familiar?—preguntó con nerv
Theo miró la suave danza de la pequeña flama de aquella vela roja que se encontraba sobre la pequeña mesa de cristal. Se acomodó sobre el asiento negro de piel que le había comprado a la anciana hace unos meses atrás.— ¿Entonces? —preguntó Theo para después llevarse una mano al rostro y masajearse la mandíbula tensa.—Veo a una mujer —dijo la anciana. Haciendo un pequeño gesto de disgusto.Theo pasó su mirada sobre el rostro deteriorado de la mujer, que a causa del paso de los años comenzaba a marchitarse cada vez más. Se estiró en el asiento y sonrió con tranquilidad.— ¿Otra mujer?— susurró el, estirándose en el asiento. — ¿Otra?La anciana se levantó de su asiento con la misma expresión de disgusto en su rostro y alzó la carta entre sus manos. El joven ho
Aurora suspiró con tranquilidad al ver la noche completamente oscura, esa noche en especial estaba más oscuro puesto que la luna no se encontraba ahí. Aurora levantó su muñeca y miró la hora en el reloj rosado que le había regalado su padre hace unos días.—Rayos –susurró para terminar corriendo hacia la parada. — ¡Permiso!— gritó mientras empujaba a unos chicos que estaban en su camino. Se llevó las manos a los bolsillos y sacó una de las cuantas monedas que solía guardar a diario para su autobús.El autobús se visualizaba a metros de ella, si no corría con más fuerza perdería el ultimo camión de la noche y no podía costearse un taxi. Tendría que regresar caminando a casa y eso era prácticamente imposible.— ¡No!—gritó mientras corría con fuerza. &m