Aurora se mordisqueó el labio mientras veía la pared. Lucia junto a Sasha abrieron la puerta de la habitación como pudieron, ambas llevaban una gran bandeja metálica con comida y café. Eran las tres de la tarde y Aurora continuaba temblando por culpa de los nervios. Lucía sabía que si ella no la alimentaba o la obligaba a comer, Aurora nunca comería y mucho menos intentaría hacer las cosas del hogar. Sabía que estaba preocupada por Henry y ese era el verdadero motivo por el cual la cuidaba. Porque sabía que realmente Henry estaba mal. Aurora le regaló una pequeña sonrisa al ver a Sasha dejar la bandeja de comida en la mesa que se encontraba frente a ella. Lucía tomó una taza de café con leche y un pequeño paquete de galletas que había comprado hace unos días en una tienda. El estómago de Aurora gruñó con fuerza al olfatear la deliciosa aroma del café recién hecho. Lucia le dio la taza de café junto al sándwich para después volver a voltear hacia la mesa y sacar dos pequeñas botella
Aurora se detuvo en medio de la cocina , escuchando como los mellizos reían el cuarto. Eran más de las ocho y Theo aún no regresaba del trabajo. Era viernes y la mayoría de los viernes, Theo siempre llegaba tarde. Estaba segura que tenía que caminar hacia la cocina y preparar la cena pero se sentía tan cansada que ni siquiera quería avanzar unos cuantos pasos. Su cabeza estaba repleta de pensamientos que terminaban por evadir su tarea como cocinera aquella noche. Seriamente estaba considerando la idea de comprar hamburguesas para la cena pero a la noche anterior había comprado pizza y no se sentía del todo cómoda al estarle dando comida “chatarra” a sus hijos. Totalmente molesta terminó por salir de su habitación y caminar hacia la amplia cocina. Llevaban más de un mes en la nueva mansión, se habían tenido que mudar debido a que Lucía había tenido que entrar a la universidad de arte y para que ella no tuviera que estar viajando de una ciudad a otra, habían decidido mudarse por complet
Theo estaba totalmente furioso mientras caminaba hacia el auto, sintiendo el rostro totalmente tenso. Julio venía atrás del furioso hombre que tenía como jefe. Simplemente en esos momentos Theo no podía creer que su hijo estuviera actuando de esa manera . Las palabras de Sasha retumbaban una y otra vez en la cabeza mientras caminaba por el lugar. Estaba tan molesto y nervioso que quería ponerse a golpear a cualquiera que viera pero no lo iba a ha hacer porque estaba obstinado a ya haber cambiado. Julio al subir al auto no dijo ni una sola palabra. Conocía perfectamente a su jefe y sabía que estaba mil veces más seguro callado que intentando sacarle un poco le platica sobre el motivo de su verdadera furia. Si algo había aprendido a la perfección es que no debía de preguntar de más cuando se trataba de Theo.—¿Cuál es nuestra tarea de hoy?—preguntó Julio.—Es un poco personal—soltó Theo antes de arrancar el auto.— maldita sea, puta madre.—¿Es algún problema familiar?—preguntó con nerv
Theo miró la suave danza de la pequeña flama de aquella vela roja que se encontraba sobre la pequeña mesa de cristal. Se acomodó sobre el asiento negro de piel que le había comprado a la anciana hace unos meses atrás.— ¿Entonces? —preguntó Theo para después llevarse una mano al rostro y masajearse la mandíbula tensa.—Veo a una mujer —dijo la anciana. Haciendo un pequeño gesto de disgusto.Theo pasó su mirada sobre el rostro deteriorado de la mujer, que a causa del paso de los años comenzaba a marchitarse cada vez más. Se estiró en el asiento y sonrió con tranquilidad.— ¿Otra mujer?— susurró el, estirándose en el asiento. — ¿Otra?La anciana se levantó de su asiento con la misma expresión de disgusto en su rostro y alzó la carta entre sus manos. El joven ho
Aurora suspiró con tranquilidad al ver la noche completamente oscura, esa noche en especial estaba más oscuro puesto que la luna no se encontraba ahí. Aurora levantó su muñeca y miró la hora en el reloj rosado que le había regalado su padre hace unos días.—Rayos –susurró para terminar corriendo hacia la parada. — ¡Permiso!— gritó mientras empujaba a unos chicos que estaban en su camino. Se llevó las manos a los bolsillos y sacó una de las cuantas monedas que solía guardar a diario para su autobús.El autobús se visualizaba a metros de ella, si no corría con más fuerza perdería el ultimo camión de la noche y no podía costearse un taxi. Tendría que regresar caminando a casa y eso era prácticamente imposible.— ¡No!—gritó mientras corría con fuerza. &m
Al despertar, lo primero que pudo escuchar fue el sonido de los neumáticos posiblemente desgastándose con fuerza sobre alguna carretera. Le habían encadenado los brazos y las piernas para que no pudiera escapar de aquel lugar. La cabeza le dolía con fuerza cada vez que su cuerpo temblaba con fuerza, el golpe que había recibido en la cabeza la seguía inestabilizando. Podía percibir el asqueroso olor del tabaco y alcohol cerca de ella. Escuchaba las voces de aquellos hombres que la habían capturado. Quería regresar desesperadamente a casa, quería volver a ver a su madre, a su padre y a toda su familia. No quería encontrarse en aquel lugar donde posiblemente no podría salir con vida, no sabía para nada que era lo que querían de ella pero sabía que ella no había hecho absolutamente nada para terminar en aquel lugar. El sonido que producía el motor se incrementó cuando la velocidad aumentó, haciéndola rodar por un momento en aquella camioneta. Un quejido de dolor salió de sus lab
A la mañana siguiente Aurora abrió los ojos, sintiendo como su cuerpo aún se permanecía temblando, un clásico comportamiento de estrés sobre su cuerpo. Frente a ella pudo ver una mujer amarrada al igual que ella, su rostro se encontraba completamente golpeado y había unas cuantas heridas sobre su rostro como si la hubieran golpeado hasta abrir su piel. Por unos cuantos segundos la miró fijamente, observando como su respiración parecía ser cada vez más débil. Justo como si estuviera muriendo frente a ella. Por un momento Aurora se sacudió con fuerza, observando como las cadenas de metal y el asiento de terciopelo gris parecían no moverse en lo absoluto. Como si el asiento estuviera perfectamente pegado al suelo.—¿Qué hacemos aquí?—preguntó una joven chica al lado de Aurora, atrayendo su atención mientras sollozaba y temblaba sobre su
Ni siquiera podía entender con claridad que era lo que estaba sucediendo a su alrededor. De un momento a otro unos hombres se habían acercado a ella con grandes armas para terminar liberándola de aquellas cadenas metálicas que al final del día habían terminado por lastimar su piel. Las mujeres con las que había estado durante todo el día habían desaparecido una por una a través de aquella puerta de metal. En esos momentos era su turno, la llevaban amarrada de muñecas y con el rostro cubierto por una tela delgada que le permitía ver levemente lo que estaba sucediendo en el exterior.La llevaban por una clase de pasillo oscuro, iluminado con luces de varios colores, se podía escuchar la música de fondo, Aurora pudo percatarse que se encontraba en alguna clase de bar. La música era lenta, seductora y terrorífica.Sus torpes pasos la hicieron tropezarse por un mo