Theo se encontraba en el asiento del auto. Tomó su placa policial y la dejó sobre el asiento. Abrió la puerta del auto y bajó de este.
— ¿Estás listo?— preguntó Adam. Theo sintió el aire fresco golpear su rostro y suspiró. Miró a su compañero y se mordió el labio mientras veía la oscuridad de la carretera que daba hacia la casa donde se encontraban los rehenes. —No podemos morir, ¿Entiendes?— preguntó Theo, respiró con fuerza y estiró los brazos. —tengo a una mujer jodidamente hermosa esperando por mí en casa. —Salvaremos a los rehenes y saldremos de ese lugar. Theo observó la gran luna llena sobre ellos y recordó la sensación de tener a Aurora entre sus brazos, había dormido perfectamente a su lado y lo único que podía hacer aAurora cerró la puerta tras de ella y caminó por el gran edificio de Interpolice. Se acomodó el pequeño bolso negro en el hombro y buscó las oficinas de las asistentes de Theo y Adam. Miró la mujer con el vestido negro y se acercó a ella. — ¿Disculpa?— preguntó Aurora mientras entraba a la oficina.Nancy volteó a verla y alzó una ceja al reconocer rápidamente a la mujer frente a ella. —Aurora —dijo Nancy.Aurora la miró y le sonrió amablemente sin ningún resentimiento.— ¿Sabes algo de Adam…y de Theo?— ¿Quieres saber de Adam o de Theo?—Se supone que se fueron juntos y llevo una semana sin saber de ellos, estoy preocupada y mis hijos no dejan de preguntar por Theo. — ¿Hiciste de Theo un padrastro?&mdash
Aurora miró a Axel y se alejó todo lo que el lugar le permitió. Axel sonrió al ver la respiración agitada de Aurora, lo que le permitía entender que la mujer estaba nerviosa y aterrada.— ¿Quieres que te termine asesinando como a tu madre?— preguntó Axel.— ¡Cállate!— gritó Aurora mientras negaba y lo apuntaba con el arma que era sostenida por sus manos temblorosas. Axel sonrió y miró las manos temblorosas de Aurora antes de comenzar a reír con fuerza.— ¿Crees que podrás asustarme con el arma de Theo? Cariño, ni siquiera sabes cómo se maneja un arma.Aurora lo miró y disparó hacia el suelo. Scott sonrió y habló por teléfono mientras que Axel se entretenía con la mujer de su hijo.— ¿Quieres saber c&oacut
La noticia sobre el asesinato de Axel o el “Asesino del triángulo” voló en el aire en cuestión de escasas horas. Cada periódico de la ciudad tenía la noticia en primera página, las revistas no se quedaban atrás y publicaban la noticia rápidamente. La ciudad estaba eufórica ante la felicidad de la noticia sobre la muerte de Axel. Todos parecían liberados y felices. Las calles lucían nuevamente tranquilas y felices. En cambio, Aurora parecía atrapada dentro de ella. Aterrada y arrepentida de lo que había hecho, aterrada de ella misma. El arrepentimiento y la paranoia habían llegado rápidamente a ella en cuanto había vaciado el cartucho del arma sobre Axel. Una pequeña semilla de pánico se había sembrado en ella y ahora, el árbol del pánico había crecido tanto q
Aurora se paseó por los pasillos de Interpolice por unos cuantos minutos. Se mordía los labios constantemente mientras veía el gran pasillo solitario del edificio.Volteó hacia la puerta de la oficina de Theo y se mordisqueo con más fuerza el labio superior.Estaba nerviosa, aterrada e incluso emocionada.Adam estaba dentro de la oficina de Theo, podía escuchar la conversación de los dos hombres.Nerviosamente tocó la puerta y esperó unos segundos hasta que finalmente le permitieron el acceso al lugar.Aurora observó los ojos verdes de Theo y sonrió bobamente como una enamorada de primera. Él paso su mirada por el ajustado vestido de Aurora y gruño.— ¿Quieres jugar con fuego?— pregunto él con un pequeño susurro. Evitando que Adam lo escuchara.—Pensé que estabas molesto... es solo que.
Aurora observó con atención el lugar, sonrió ampliamente y asintió antes de llevarse las manos a la cadera.—Me sorprendes.—Sabía que te gustaría, nunca tuviste tiempo de tener una cita así, ¿Cierto?Aurora negó suavemente y sonrió al sentir la pequeña corriente de aire recorrer el lugar.— ¿Cómo es qué sabes lo que quiero?— preguntó ella.—Bueno... probablemente te conozco muy bien, eres como una pequeña niña y sabía perfectamente que te encantaría venir a este lugar.— ¡Quiero subir ahí!— dijo
Theo negó y sonrió ampliamente al ver a Aurora con el traje de baño.— ¡Papi entra al agua!— gritó Henry mientras se lanzaba hacia la piscina.Lucia gritó molesta y volteó hacia la piscina.— ¡Mi dibujo!— gritó molesta.— ¡Lucia deja eso y diviértete!— gritó Theo mientras asaba la carne en el asador.Aurora se acercó a Theo y lo miró por un momento.Theo la miró a los ojos y notó un cierto brillo en la mirada de Aurora y sonrió al darse cuenta Que Aurora finalmente lo quería.Estiró uno de sus brazos y rodeó la fina cintura de Aurora.—Necesito hablar contigo —dijo ella con cierto nerviosismo en la voz. Theo frunció el ceño y la miró antes de asentir.—En un momentito, terminemos de hacer Estoy y luego hab
Theo se pasó las manos por la cadera y señaló la zona marcada en el mapa.—Entremos por aquí —dijo. — esta zona es la más segura entonces deduzco que ahí tienen al presidente.—Y nosotros podemos entrar por detrás, justamente por esta puerta. —dijo Adam mientras señalaba una puerta de madera que se encontraba a unos cincuenta metros de distancia.—Solo entraremos Adam y yo, los demás quédense afuera en caso de que salga algún herido, ¿Entendido?— preguntó Theo.Un joven chico asintió y guardó su arma mientras escuchaba con atención cada una de las indicaciones del plan de Theo.Theo miró a Adam y le señaló unas cuantas direcciones en el mapa.— ¿Entendiste lo que debemos hacer?— preguntó Theo. Adam asintió y preparó su
Aurora se dejó caer sobre la cama cuando los niños finalmente se durmieron. Llevó sus manos hacia su nuca y respiro en la oscuridad y privacidad que le daba la habitación. Se sentía sola en la gran habitación de Theo, extrañaba su voz y su presencia en aquella habitación. El simple hecho de saber que se encontraba afuera, luchando por todos y haciendo su trabajo... la atormentaba por completo. Se sentía inquieta y aterrada. Probablemente tendría que acostumbrarse a eso, acostumbrarse a que el hombre que amaba se fuera constantemente a lugares donde ella no sabría, a lugares donde ponía su vida en peligro y probablemente no volvería. La habitación se quedó en un completo silencio cuando Aurora detuvo la respiración. El pequeño celular blanco vibro sobre la mesa de noche al lado de la cama. Aurora jadeó y se acercó lentamente a la pequeña mesita de noche mientras se arrastraba sobre la cama. Tomó el celular y observó el nombr