—Cuando mamá se entere… ya quiero conocerlo, Axx. Seguro es tan bello como tú. Estoy deseando que llegue julio para comprarle un regalo.
—Hayley, escucha… no sé si lo veré de nuevo, no sé si lo puedes conocer y no sé si puedes darle un regalo.
—Pero ¿por qué? Yo quiero conocer a mi sobrino. —se queja y cruza los brazos.
—Fui a su casa y no estaba. Creo que se fue de nuevo y quizás para siempre. —digo. Ella comienza a llorar.
—Pequeña, quizás el idiota de tu hermano exagere. No llores, creo que ya lo has hecho por esta y la otra vida. —murmura Maison, abrazándola.
«Serás pendejo. Ojalá estuviera exagerando.»
—Iré unos días a Miami, necesito resolver unas cosas. Si Mel aparece por aquí, me llaman enseguida. La encontraré, Hayley. Co
MelanieAxxel me toma la mano y ese pequeño contacto con su piel, me hace alucinar, me hace desear más… tanto que me paraliza. Soy tan débil cuando estoy delante de él. Me vuelvo nada.Me besa en la mejilla y se va, dejándome turbada, agotada por todo lo que enciende en mi interior. No tengo ánimo ni energía para entrar a casa porque sé lo que me espera, sé lo que pasará: me enfrentaré a una batalla campal con Nick y no puedo hacerlo, no en este momento.Camino a la casa de al lado a esconderme un rato ahí, donde no está Nick, donde no tengo que discutir con nadie. Doy dos toques y luego dos más cuando Lucy no abre la puerta.—¡Un momento!No pasa mucho cuando abre, con el rostro cubierto de algo marrón que sospecho puede ser… chocolate.—¿Y ahora qué hiciste? —pregunta
Melanie Axxel me pidió hace dos días que lo buscase en el edificio y no he dejado de pensar en eso las últimas noches. Mi corazón se acelera solo con imaginar que estaré cerca de su boca, aquella boca que me quita el aliento y me hace vibrar. Pienso en su lengua bordeando mis valles con arresto y me caliento enseguida. Circundo con mis dedos en el lugar que deseo tenerlo y jadeo su nombre en la privacidad de la ducha. Axxel no tiene una idea de lo mal que me tiene, de los delirios que se forman en mi cabeza con más frecuencia desde que me besó de nuevo… de las veces que he pedido perdón por adulterar con el pensamiento. —¡Melanie! —Doy un respingo, caigo de nalgas contra los azulejos del baño y comienzo a reír como si estuviese poseída por el gas de la risa—. ¿Estás bien? —pregunta Nick cuando me ve en el suelo. —Sí, me resbalé con el jabón. —Cariño, Ryan tiene fiebre… No escucho más después de ahí. Me levanto del suelo
AxxelMorir no es tan malo como pensé. Aunque no me debería doler la garganta. «¿Para qué mierda lo hice si voy a seguir sufriendo?». Abro los ojos y nada de esto se parece al cielo o al infierno. Quizás cuando uno muere, va a otro lugar… uno en el que mamá está sentada en el sofá y papá mira por la ventana.«¿Esto es una broma? ¡Qué mierda! Estoy vivo. Pero ¿Quién? ¿Cómo?».—¡Axxel, cariño! Despertaste. Nos diste un susto terrible. ¿Por qué lo hiciste? Entre Hayley y tú quieren matarnos de un disgusto...«Sí, mamá. Te respondería si no tuviese un jodido tubo atravesado en la garganta».Le señalo mi cuello, pero ni al caso, ella podría hablar hasta que se deshielen los polos.
Salgo de la ducha y me pongo una camiseta blanca y mis vaqueros gastados favoritos, creo que ya debo ir por un par nuevo.Enciendo la máquina de café y me siento en el taburete de la encimera para esperar a Mel. Mi apartamento es amplio y está bastante limpio gracias a Lolita, una dulce señora argentina que hace el aseo una vez por semana.El timbre de la puerta suena y doy un salto del taburete al saber que es ella, mi princesa de ojos grises… mi Mel.«Bien Axx, puedes estar frente a Melanie sin intentar tocarla. Tú puedes.»Abro la puerta e intento no emocionarme mucho, pero mi corazón ya decidió por mí, siento como late con fuerza en mi pecho sin darme tregua.Melanie es tan bella que es jodidamente difícil no caer rendido a sus pies. Su dorada melena baila libre en sus hombros, incitándome a enredarlos en mis dedos. Bajo la mirada a los perfectos s
Melanie —¡Oh mi Dios! Él lo hizo. Axxel lo hizo. —solloza Hayley sobre el pecho de Maison.—Tranquila, pequeña. Eso te hace mal. —le pide para tranquilizarla.«¿Qué fue lo que hizo Axxel? ¡Dios mío! Tuvo que ser grave para que Hayley llore así». Una sensación de ahogo aprieta mi pecho, dificultando mi respiración. Todo a mi alrededor gira y las palabras se vuelven simples murmullos. Me siento atrapada entre paredes negras que me llevan a un lugar oscuro y sin oxígeno.—Melanie —susurra una voz masculina. ¿Axxel?—. Melanie ¿estás bien? —pregunta de nuevo. Abro los ojos para encontrarme con un par de iris celestes claros, los de Maison.—Él está bien, Melanie. Bueno, lo estará hasta que llegue porque lo voy a matar. —asegura
Axxel Si Melanie quería romperme el corazón y tomar venganza por mis errores, lo consiguió. Pero no me voy a rendir con Ryan. Ella no tiene derecho a juzgar mis sentimientos. Mi hijo se me ha metido en mi corazón, tan dentro de mi ser que estoy dispuesto a entregarle mi vida si con eso lo salvo.Pude ser un cobarde y un miserable al marcharme aquel día, pero nunca le mentí las veces que le dije que la amaba. Todo fue real. Pensar que yo tomaría ventaja de ella para ayudar a mi propio hijo es absurdo. Si en verdad ella cree que soy ese tipo de hombre, entonces todo está perdido.Necesito arrancarla de mi piel, de mi mente… de mi corazón.No será fácil porque es parte de mí, porque al tenerla entre mis brazos pude sentir esa conexión inexplicable que siempre hubo entre los dos… porque su boca gemía por mí.Qui
Melanie5 años antesEstoy sentada en la sala de espera del consultorio de la obstetra. Sonrisas destellan en los labios de las futuras madres, acompañadas por sus parejas. Están felices, desearon esto… yo también lo deseaba. Siempre soñé con formar mi propia familia, una verdadera y completa. No es que esté inconforme con mi bebé, me hace feliz tenerlo, pero no imaginé que sería una madre soltera y menos a mi edad. Entro al consultorio y me recuesto en la camilla donde me practicarán la ecografía. La doctora me habla de los rasgos de mi bebé y de su linda naricita. Pienso en Axxel, en la posibilidad de que sea como él, y ese pensamiento me hace sonreír. Tan estúpida como fui para entregarme a él, todavía lo quiero y me tomará mucho tiempo olvidarlo. Aún puedo sentir sus labios calentando los mí
Axxel llega temprano en la mañana como prometió. Las piernas me tiemblan. Su mera presencia despierta en mí un torbellino de emociones que me cuesta disimular.«Estúpidos estrógenos.»Mi niño sonríe feliz al verlo y le pide un nuevo regalo. Lo reprendo, no puede pretender que le dé algo cada vez que venga a verlo. —No lo retes, Melanie. Le prometí un premio si era valiente.—Y lo soy, mami. Soy valente. —sonríe.—Sí, mi amor, valiente. ¿A ver, qué se ganó mi niño?—Aquí tienes, campeón. —Ryan rompe sin piedad la envoltura del paquete que le entrega Axxel. Es un muñeco en miniatura del personaje de su película favorita.—¡Sí! —grita feliz—. Gracias, Axxel.Me alejo y miro la escena en segundo