Melanie
5 años antes
Estoy sentada en la sala de espera del consultorio de la obstetra. Sonrisas destellan en los labios de las futuras madres, acompañadas por sus parejas. Están felices, desearon esto… yo también lo deseaba. Siempre soñé con formar mi propia familia, una verdadera y completa. No es que esté inconforme con mi bebé, me hace feliz tenerlo, pero no imaginé que sería una madre soltera y menos a mi edad.
Entro al consultorio y me recuesto en la camilla donde me practicarán la ecografía. La doctora me habla de los rasgos de mi bebé y de su linda naricita. Pienso en Axxel, en la posibilidad de que sea como él, y ese pensamiento me hace sonreír. Tan estúpida como fui para entregarme a él, todavía lo quiero y me tomará mucho tiempo olvidarlo. Aún puedo sentir sus labios calentando los mí
Axxel llega temprano en la mañana como prometió. Las piernas me tiemblan. Su mera presencia despierta en mí un torbellino de emociones que me cuesta disimular.«Estúpidos estrógenos.»Mi niño sonríe feliz al verlo y le pide un nuevo regalo. Lo reprendo, no puede pretender que le dé algo cada vez que venga a verlo. —No lo retes, Melanie. Le prometí un premio si era valiente.—Y lo soy, mami. Soy valente. —sonríe.—Sí, mi amor, valiente. ¿A ver, qué se ganó mi niño?—Aquí tienes, campeón. —Ryan rompe sin piedad la envoltura del paquete que le entrega Axxel. Es un muñeco en miniatura del personaje de su película favorita.—¡Sí! —grita feliz—. Gracias, Axxel.Me alejo y miro la escena en segundo
Axxel —Axxel Darwin Wilson. ¿Cómo fuiste capaz de ocultarme que tenía un nieto? —reclama mi madre con los ojos llorosos.—No lo sabía, mamá. —admito avergonzado. Que mis padres no conocieran a su nieto, que Ryan no le diga tía a Hayley, todo eso es mi culpa.—Pero tiene cinco años, Axxel. No entiendo por qué no lo supiste antes. ¿Cómo pasó esto?—Fue mi culpa, lo arruiné con Melanie y se fue, pero eso ya quedó atrás, mamá.—¡Oh Dios! ¿Por eso llorabas aquella vez, cuando destrozaste tu habitación?—¿Tú lo viste llorando? —pregunta Hayley, sorprendida.—Sí, cariño, como un bebé pequeño. «Benditas mujeres Wilson».—Oigan, sigo aquí. &iq
Salgo de la habitación para sentarme en la sala de espera y mamá hace todas las preguntas que se le cruzan por la mente. Perdí la cuenta después de la número doce. ¿De dónde sacó palabras como inmunosupresores? ¿Inmunoglobulina? No tengo una jodida idea.—Mamá, déjalo ya, por favor. —pide Hayley, apiadándose de mí.Nick y Melanie están sentados no muy lejos de nosotros, tomados de la mano como un par de enamorados. Odio verla con él. Odio ser yo quien desee ocupar su lugar.«¡Mierda! ¿Por qué tú, Nick? ¿Por qué tú y no yo.»—Axx, tienes que dejarlo. Conozco el sentimiento, lo viví, pero fulminarlo con la mirada no hace la diferencia. —dice Maison, sentándose a mi lado.—¿Cómo lo soportabas? Estoy cerca, muy cerca de mata
MelanieAxx me tiene acorralada y no puedo decir que me esté obligando, no hay otro lugar en el que quisiese estar más que en este. Aunque se me ocurren un par de lugares más.«¿Y qué pasó con eso de luchar contra la tentación?», me acusa mi mente. Pero es que Axx me la pone muy difícil.—¿Lo amas? ¿Sus besos borraron los míos? —dice cada palabra con un susurro, tan lento y pausado que comienzo a sentirme embriagada. Cierro los ojos y permito que surque mi piel como a él le plazca porque solo nos queda este instante, porque cuando abra la boca, mis palabras lo harán naufragar.—Sí. —musito. Espero que le sea suficiente mi respuesta para cambiar de rumbo, para alejarse de mí antes de que ninguno pueda evitarlo.—Mel, repítelo de nuevo, repítelo mil veces si quieres,
Apago el móvil antes de estrellarlo contra la pared y agarro el cojín del sofá para gritar. Estoy tan enojada con Axx. ¿Por qué está teniendo citas? ¿No se supone que me quiere a mí? Si a penas anoche me acorraló exigiéndome que le hablase de amor y hoy está con esa… rubia de mierda.La puerta de mi habitación se abre y me giro, encontrándome con la mirada de Nick. Tengo que borrar esta cara de mala leche antes de que pregunte qué me pasa. ¿Qué le diría? Algo así como: «Amor, estoy celosa porque Axx posiblemente se esté tirando a una imitación barata de la Barbie en este momento». Si, sonaría estupendo.—Mel… he dado miles de vueltas en la cama y no dejo de preguntarme en qué fallé. —suscita derrotado.—Nick, tú no has fallado. Todo está
AxxelEstaciono frente a la casa de Lucy para llevarla a la fiesta y no dejo de pensar en la chica de al lado, en esa rubia que se metió en mi pecho desde que la tuve en mis brazos. No sé si pueda seguir así, sabiendo que Nick está ahí con Mel y Ryan, que no puedo ir allá ahora y darle las buenas noches a mi campeón por ese estúpido horario restringido que se me impuso.—¡Eh, guapo! —dice Lucy, tocando el vidrio de la puerta de mi Hummer. Por andar pensando en Mel y Ryan, no la vi llegar.—Guapa tú. Creo que Chris te amará al instante.Me bajo del auto, lo rodeo y le abro la puerta para que suba al asiento de copiloto.—Llévame pues a conocer a ese bombón y posible amor de mi vida. —pide cuando estoy de regreso en mi puesto detrás del volante. Quince minutos nos toma llegar al club Sparkle, un
Vuelvo a casa después de varios días fuera y lo único que quiero es ver a Ryan y también a Mel. ¿Para qué mentir? Antes de ir, necesito tomar una siesta, estoy tan exhausto que creo que estoy por dormirme aquí mismo en el ascensor. Las puertas se abren y camino despreocupado por el pasillo, pensando en una sola cosa: en mi cama.—¿Jess? —Está llorando en el suelo frente a mi apartamento.—No sabía con quién ir. Yo… Axx… —gimotea. Sus mejillas están coloradas y húmedas por las lágrimas. —Ven conmigo —La ayudo a ponerse en pie, entramos al apartamento y le traigo un vaso de agua para que se tranquilice—. ¿Qué pasó?—El muy imbécil dirá la verdad a pesar del acuerdo.—Lo siento, Jess, pero sabías que podía pasar.—T&uacu
Nos tumbamos en la cama después de saciar el hambre que nos atormentaba y la atraigo hacia mí para recostarla en mi pecho. Nunca algo tan mal se había sentido tan condenadamente bien.—¿A qué hora vuelve? —indago con recelo. Sin pensarlo dos veces, cedí a su propuesta, me convertí en el otro… en el que la tendrá a momentos.—Hasta las nueve de la mañana. —contesta, escondiendo su rostro en mi pecho. Acaricio su espalda desnuda con mis dedos, deleitándome en el dulce momento que terminará más rápido de lo que me gustaría. —No sé si pueda soportarlo. Yo te amo, princesa. Tanto que no me cabe en el pecho, tanto que no puedo compartirte con él. No quiero.—Sabías lo que estaba ofreciendo. No me dejes ahora. No lo hagas, por favor. —ruega.Me debato entre irme sin mirar