Capítulo 37

Axxel llega temprano en la mañana como prometió. Las piernas me tiemblan. Su mera presencia despierta en mí un torbellino de emociones que me cuesta disimular.

«Estúpidos estrógenos.»

Mi niño sonríe feliz al verlo y le pide un nuevo regalo. Lo reprendo, no puede pretender que le dé algo cada vez que venga a verlo.  

—No lo retes, Melanie. Le prometí un premio si era valiente. 

—Y lo soy, mami. Soy valente. —sonríe.

—Sí, mi amor, valiente. ¿A ver, qué se ganó mi niño? 

—Aquí tienes, campeón. —Ryan rompe sin piedad la envoltura del paquete que le entrega Axxel. Es un muñeco en miniatura del personaje de su película favorita.

—¡Sí! —grita feliz—. Gracias, Axxel.

Me alejo y miro la escena en segundo

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