Melanie
—¡Oh mi Dios! Él lo hizo. Axxel lo hizo. —solloza Hayley sobre el pecho de Maison.
—Tranquila, pequeña. Eso te hace mal. —le pide para tranquilizarla.
«¿Qué fue lo que hizo Axxel? ¡Dios mío! Tuvo que ser grave para que Hayley llore así».
Una sensación de ahogo aprieta mi pecho, dificultando mi respiración. Todo a mi alrededor gira y las palabras se vuelven simples murmullos. Me siento atrapada entre paredes negras que me llevan a un lugar oscuro y sin oxígeno.
—Melanie —susurra una voz masculina. ¿Axxel?—. Melanie ¿estás bien? —pregunta de nuevo. Abro los ojos para encontrarme con un par de iris celestes claros, los de Maison.
—Él está bien, Melanie. Bueno, lo estará hasta que llegue porque lo voy a matar. —asegura
Axxel Si Melanie quería romperme el corazón y tomar venganza por mis errores, lo consiguió. Pero no me voy a rendir con Ryan. Ella no tiene derecho a juzgar mis sentimientos. Mi hijo se me ha metido en mi corazón, tan dentro de mi ser que estoy dispuesto a entregarle mi vida si con eso lo salvo.Pude ser un cobarde y un miserable al marcharme aquel día, pero nunca le mentí las veces que le dije que la amaba. Todo fue real. Pensar que yo tomaría ventaja de ella para ayudar a mi propio hijo es absurdo. Si en verdad ella cree que soy ese tipo de hombre, entonces todo está perdido.Necesito arrancarla de mi piel, de mi mente… de mi corazón.No será fácil porque es parte de mí, porque al tenerla entre mis brazos pude sentir esa conexión inexplicable que siempre hubo entre los dos… porque su boca gemía por mí.Qui
Melanie5 años antesEstoy sentada en la sala de espera del consultorio de la obstetra. Sonrisas destellan en los labios de las futuras madres, acompañadas por sus parejas. Están felices, desearon esto… yo también lo deseaba. Siempre soñé con formar mi propia familia, una verdadera y completa. No es que esté inconforme con mi bebé, me hace feliz tenerlo, pero no imaginé que sería una madre soltera y menos a mi edad. Entro al consultorio y me recuesto en la camilla donde me practicarán la ecografía. La doctora me habla de los rasgos de mi bebé y de su linda naricita. Pienso en Axxel, en la posibilidad de que sea como él, y ese pensamiento me hace sonreír. Tan estúpida como fui para entregarme a él, todavía lo quiero y me tomará mucho tiempo olvidarlo. Aún puedo sentir sus labios calentando los mí
Axxel llega temprano en la mañana como prometió. Las piernas me tiemblan. Su mera presencia despierta en mí un torbellino de emociones que me cuesta disimular.«Estúpidos estrógenos.»Mi niño sonríe feliz al verlo y le pide un nuevo regalo. Lo reprendo, no puede pretender que le dé algo cada vez que venga a verlo. —No lo retes, Melanie. Le prometí un premio si era valiente.—Y lo soy, mami. Soy valente. —sonríe.—Sí, mi amor, valiente. ¿A ver, qué se ganó mi niño?—Aquí tienes, campeón. —Ryan rompe sin piedad la envoltura del paquete que le entrega Axxel. Es un muñeco en miniatura del personaje de su película favorita.—¡Sí! —grita feliz—. Gracias, Axxel.Me alejo y miro la escena en segundo
Axxel —Axxel Darwin Wilson. ¿Cómo fuiste capaz de ocultarme que tenía un nieto? —reclama mi madre con los ojos llorosos.—No lo sabía, mamá. —admito avergonzado. Que mis padres no conocieran a su nieto, que Ryan no le diga tía a Hayley, todo eso es mi culpa.—Pero tiene cinco años, Axxel. No entiendo por qué no lo supiste antes. ¿Cómo pasó esto?—Fue mi culpa, lo arruiné con Melanie y se fue, pero eso ya quedó atrás, mamá.—¡Oh Dios! ¿Por eso llorabas aquella vez, cuando destrozaste tu habitación?—¿Tú lo viste llorando? —pregunta Hayley, sorprendida.—Sí, cariño, como un bebé pequeño. «Benditas mujeres Wilson».—Oigan, sigo aquí. &iq
Salgo de la habitación para sentarme en la sala de espera y mamá hace todas las preguntas que se le cruzan por la mente. Perdí la cuenta después de la número doce. ¿De dónde sacó palabras como inmunosupresores? ¿Inmunoglobulina? No tengo una jodida idea.—Mamá, déjalo ya, por favor. —pide Hayley, apiadándose de mí.Nick y Melanie están sentados no muy lejos de nosotros, tomados de la mano como un par de enamorados. Odio verla con él. Odio ser yo quien desee ocupar su lugar.«¡Mierda! ¿Por qué tú, Nick? ¿Por qué tú y no yo.»—Axx, tienes que dejarlo. Conozco el sentimiento, lo viví, pero fulminarlo con la mirada no hace la diferencia. —dice Maison, sentándose a mi lado.—¿Cómo lo soportabas? Estoy cerca, muy cerca de mata
MelanieAxx me tiene acorralada y no puedo decir que me esté obligando, no hay otro lugar en el que quisiese estar más que en este. Aunque se me ocurren un par de lugares más.«¿Y qué pasó con eso de luchar contra la tentación?», me acusa mi mente. Pero es que Axx me la pone muy difícil.—¿Lo amas? ¿Sus besos borraron los míos? —dice cada palabra con un susurro, tan lento y pausado que comienzo a sentirme embriagada. Cierro los ojos y permito que surque mi piel como a él le plazca porque solo nos queda este instante, porque cuando abra la boca, mis palabras lo harán naufragar.—Sí. —musito. Espero que le sea suficiente mi respuesta para cambiar de rumbo, para alejarse de mí antes de que ninguno pueda evitarlo.—Mel, repítelo de nuevo, repítelo mil veces si quieres,
Apago el móvil antes de estrellarlo contra la pared y agarro el cojín del sofá para gritar. Estoy tan enojada con Axx. ¿Por qué está teniendo citas? ¿No se supone que me quiere a mí? Si a penas anoche me acorraló exigiéndome que le hablase de amor y hoy está con esa… rubia de mierda.La puerta de mi habitación se abre y me giro, encontrándome con la mirada de Nick. Tengo que borrar esta cara de mala leche antes de que pregunte qué me pasa. ¿Qué le diría? Algo así como: «Amor, estoy celosa porque Axx posiblemente se esté tirando a una imitación barata de la Barbie en este momento». Si, sonaría estupendo.—Mel… he dado miles de vueltas en la cama y no dejo de preguntarme en qué fallé. —suscita derrotado.—Nick, tú no has fallado. Todo está
AxxelEstaciono frente a la casa de Lucy para llevarla a la fiesta y no dejo de pensar en la chica de al lado, en esa rubia que se metió en mi pecho desde que la tuve en mis brazos. No sé si pueda seguir así, sabiendo que Nick está ahí con Mel y Ryan, que no puedo ir allá ahora y darle las buenas noches a mi campeón por ese estúpido horario restringido que se me impuso.—¡Eh, guapo! —dice Lucy, tocando el vidrio de la puerta de mi Hummer. Por andar pensando en Mel y Ryan, no la vi llegar.—Guapa tú. Creo que Chris te amará al instante.Me bajo del auto, lo rodeo y le abro la puerta para que suba al asiento de copiloto.—Llévame pues a conocer a ese bombón y posible amor de mi vida. —pide cuando estoy de regreso en mi puesto detrás del volante. Quince minutos nos toma llegar al club Sparkle, un