—Buenos días Matías, buenos días Camila. —Buenos días, se levantaron muy temprano. —Tenemos que irnos, nos esperan muchas cosas por hacer en la capital. —No pueden irse sin desayunar, ya Camila preparó el desayuno. —No se hubiesen molestado, nosotros desayunamos en la vía. —No señor, un desayuno como este, no lo van a encontrar, así que no hay excusas vamos a desayunar. A pesar de su juventud, estos muchachos tienen muy bien arraigados los valores y principios de una familia, de una hermandad, no son adinerados, pero lo que tienen lo comparten sin mezquindades, que gran lección para los que siempre han vivido en la abundancia y viven llenos de ambición, de egoísmo, de envidia, les cuesta compartir, todo lo contrario mientras más tienen más quieren tener. En ese desayuno reinó la alegría, la sinceridad, las ganas de vivir. —Matias quiero que grabes mi número, cuando necesites de mí, cualquier cosa, sólo tienes que llamarme. —Gracias señ
BUENOS AIRES: HOTEL. —Hola Máximo. —Señor Tomás, ¿cómo está? —No estoy muy bien, ¿tú estás ocupado?, espero no ser inoportuno. —No, de ninguna manera, no lo es. —Entonces voy al grano, antes de hacerte esta llamada, hablé un rato con Antonella, está muy preocupada por Isabella. —¿Por qué? ¿Qué le pasa a Isabella? —Tiene horas encerrada en su habitación, no quiere hablar con nadie, tampoco quiere comer, no sabemos qué pasó entre ustedes, por la reacción de Isabella pensamos que es algo grave, por eso te llamo, ¿me puedes explicar qué pasó? —Sí, para mí fue muy grave, el hecho que te oculten un hijo por más de cinco años, eso es muy grave. —¡Ah! Ya entiendo, te enteraste de Max. —¿Max? ¿Así se llama mi hijo? Por lo visto todos lo sabían menos yo. —Yo me enteré hace poco, el mismo día que supe que tenía una hija, tú esperaste cinco años para saber que tenías un hijo y yo tuve que esperar veinticinco años para conocer a mi hija.
CASA DE LOS FERNÁNDEZ. Fernández se puso pálido, jamás se imaginó que yo reuniera el valor para confesarle a mi hija quien era su verdadero padre. Volteó a mirarme, sus ojos despedían chispas de odio, cerró sus puños; eso me hizo recordar una noche, hace más de veinte años atrás, era una noche lluviosa, yo estaba en mi habitación leyendo un libro cuando siento un golpe como de un puntapié, la puerta se abre de forma violenta y entra Fernández, estaba tomado, su aliento a alcohol invadió la habitación, me miró con la misma mirada de odio, de rabia que estoy viendo en estos momentos. Fué directamente a la cama, tomó el libro que estaba leyendo y lo lanzó por los aires, lo hizo con tanta furia que el libro golpeó un jarrón con flores que estaba sobre una mesa de noche, del impacto el jarrón cayó al suelo despedazandose en varios pedazos, las flores se desparramaron por todo el piso. Ese fue el día que se enteró que Tomás había regresado a Argentina, con una vo
BUFETE DEL ABOGADO. —Señora Antonella, buenos días, la estaba esperando, le tengo buenas noticias. Señorita Isabella, me da gusto verla de nuevo, todavía estoy apenado por la manera como interrumpí la cena. —No tiene por qué apenarse, eso fue un motivo de causa mayor, ¿cómo sigue su hermano? —Está recuperándose, se vio muy mal, la operación fue un éxito, pero la recuperación es lenta, espero muy pronto volver a invitarla, le debo una cena. —Será para cuando regrese, Isabella se va esta noche a París. —Y eso, ¿por qué tan pronto? —Mi hijo, recuerde que soy madre de un niño que me está esperando en París y ya me extraña, está muy triste, ya me quiere ver y antes que se enferme de tristeza, voy a verlo. —La entiendo, bueno espero que cuando regrese no rechace mi invitación. No respondí, la verdad no puedo aceptar la cita de Alcántara, ya Máximo sabe que tiene un hijo conmigo y eso me puede traer problemas, mejor me mantengo tranquila sól
BUENOS AIRES: RESTAURANTE. La suavidad de sus labios entreabiertos posándose en mi mejilla, la manera como sus manos tocan mis hombros y luego bajan como al descuido por mis brazos, todo esto hace que mi cuerpo se convierta en un volcán, respiro lentamente para tratar de bajar la temperatura de mi cuerpo. —Hola bonita. —Buenas tardes Máximo, gracias por venir, mis bellas damas, ustedes me disculpan, invité a Máximo para que nos acompañara en el almuerzo. —Buenas tardes, señora Antonella. —Hola hijo, eres bienvenido. —Gracias. —Ahora si vamos a brindar. El mesero le sirve la copa a Máximo. —Permítanme brindar por el amor, ese amor que siempre se mantiene firme a pesar de los años, a pesar de la distancia, brindo por los obstáculos que encuentra a su paso, porque en lugar de debilitarlo lo fortalece aún más, brindo por ese brillo en la mirada que se manifiesta en dos personas que se aman, en el temblor de sus labios cuando están cerca, a
BUENOS AIRES: HOTEL. Esto es una locura, nuestros cuerpos se encienden con las llamas de la pasión, cada segundo es más ardiente que el otro, en un momento de respiro Máximo me da muchos besos en el vientre. —Te estoy dando los besos que no te pude dar cuando estabas embarazada. Cuéntame, ¿te creció mucho la pancita? —Más o menos. —¿Cuánto peso? — 3.5 kg. —Me hubiese gustado estar contigo, ¿ quién te acompañó en el parto? —Nadie. —¿Tú mamá no estuvo contigo? —No, el parto se adelantó casi dos semanas, mi mamá no pudo venir y Valentina se complicó toda y le resultó muy difícil venir. —Amor, ¿quién te trajo a urgencias? —Todo fue muy precipitado, yo estaba en clases cuando se me presentaron los dolores, mis compañeros de clase fueron los que corrieron conmigo, fue un parto un poco difícil con mucho dolor, pero yo quería un parto natural, quería parir, a menos que la cosa se complicara, gracias a Dios que Max se portó bien
PARÍS. TALLER. —Isabella, allí está Piero, me dijo que si le puedes regalar unos minutos. —Okey Katy, ya voy a recibirlo. —Hola Isabella, preciosa como siempre, ¿cuándo regresaste de Buenos Aires? —Hace pocos días, pero hablame de ti, ¿cómo has estado? —Bien, estoy muy bien, estoy asistiendo a mi consulta, voy a terapia y me siento bastante bien, ¿resolviste todos tus problemas en Buenos Aires?, lo pregunto porque vine el otro día y Katy me dijo que te fuistes a resolver unos problemas financieros, me imagino que se trata de la empresa de tú papá. —Sí, pero ya todo está resuelto. —De seguro ahora te dedicarás a tu negocio aquí en París, no tendrás necesidad de viajar tanto. —No tanto, de hecho, mañana salgo para Nápoles. —¿A qué vas a Nápoles?- La pregunta la hizo en un tono duro, pero inmediatamente cambia y suaviza su tono de voz, -perdona no tengo derecho a hacerte ese tipo de preguntas. Me sentí en la obligación de contesta
PARÍS: CASA DE BEATRIZ. —Señora Beatriz el joven Piero la está esperando en la sala. —Dile que lo espero en mi habitación. ¡Qué raro!, Piero por aquí, tenía mucho tiempo sin visitarme, lo último que supe de él es que estaba en terapia. —Buenas noches Beatriz. —Hola Piero, pasa adelante, tú sabes que esta es tu casa, dime, ¿cómo estás? —Estoy bastante bien. —Y eso, ¿tú por aquí?, pensé que ya ibas a dejar de visitarme. —No, no pienses eso, tú eres mi amiga, no creas que te vas a deshacer de mí tan fácilmente. Al entrar Piero a mi habitación, de inmediato me doy cuenta que esa mejoría que pregona no es real, está muy inquieto camina de un lado para el otro, parece un ratón enjaulado, las órbitas de sus ojos se mueven al igual que su cuerpo. —Piero háblame de tu mamá. Ella está muy bien, tiene un nuevo novio, está planificado un viaje, seguro se va con su nueva pareja, espero que con este decida echar raíces, por lo menos no es