PARÍS: CASA DE BEATRIZ. —Señora Beatriz el joven Piero la está esperando en la sala. —Dile que lo espero en mi habitación. ¡Qué raro!, Piero por aquí, tenía mucho tiempo sin visitarme, lo último que supe de él es que estaba en terapia. —Buenas noches Beatriz. —Hola Piero, pasa adelante, tú sabes que esta es tu casa, dime, ¿cómo estás? —Estoy bastante bien. —Y eso, ¿tú por aquí?, pensé que ya ibas a dejar de visitarme. —No, no pienses eso, tú eres mi amiga, no creas que te vas a deshacer de mí tan fácilmente. Al entrar Piero a mi habitación, de inmediato me doy cuenta que esa mejoría que pregona no es real, está muy inquieto camina de un lado para el otro, parece un ratón enjaulado, las órbitas de sus ojos se mueven al igual que su cuerpo. —Piero háblame de tu mamá. Ella está muy bien, tiene un nuevo novio, está planificado un viaje, seguro se va con su nueva pareja, espero que con este decida echar raíces, por lo menos no es
CASA DE PIERO. —¿Qué me sucede? Aún no puedo ver claro, estoy mareada, ¿qué es esto?, ¿por qué estoy atada de las manos? —Por fin te despiertas, dormiste toda la noche. Es Piero que viene entrando a la habitación, con una bandeja en sus manos. —¿Dónde estoy? —En mi casa, te traje desayuno, yo mismo lo preparé. —¿Por qué estoy atada? —Estas haciendo muchas preguntas, mejor desayuna, tienes que alimentarte, yo te la voy a dar. —No quiero comer, ¿por qué me tienes aquí? Quiero irme para mi casa. —Es mejor que te vayas acostumbrando a este lugar, aquí vas a permanecer por varios días, ya estoy haciendo arreglos para irnos de aquí. —¿Qué estás diciendo?, acaso estás loco. —¡No me llames loco! Gritó tan fuerte, que me asusté toda, en ese instante me doy cuenta que estoy a merced de Piero, tengo que actuar con inteligencia, no lo puedo alterar, estoy corriendo peligro. —Perdón yo no quise decir eso. —Tienes que com
APARTAMENTO DE ISABELLA. —Máximo, pasa adelante, que bueno que llegaste. —Buenos días Katy, estoy llegando del aeropuerto, por favor necesito que me pongas al día, ¿hablaste con tu amigo? —Si, vamos a tomarnos una taza de café y así te lo cuento todo. Mi amigo se presentó en la casa de Piero. —¿Habló con Piero, qué le dijo? —No, Piero no estaba, habló con el jardinero, Hugo no se identificó como policía, le dijo que era un agente de bienes raíces. —¿Y eso por qué? —No sé, creo que vio o el jardinero le dijo algo que le pareció sospechoso. Hoy vuelve a la casa de Piero. —Me gustaría ir con él, me puedes pasar su número telefónico por favor. —Si claro, ya te lo paso, Máximo que te parece si yo lo llamo, así va a responder más rápido. —Sí, me parece bien. —Está repicando, hola Hugo. —Hola Katy, buenos días. —Buenos días, Hugo acá frente a mí tengo a Máximo el novio de Isabella, quiere hablar contigo. —Ok
APARTAMENTO DE ISABELLA. —Señor Tomás ¿cómo está? —Hola Máximo, bien por aquí estamos bien, ¿ustedes cómo la están pasando? ¿cuándo salen para Japón?, mi niña debe estar muy emocionada y nerviosa a la vez. —Señor Tomás lo llamo precisamente por eso. —¿Qué, no van a viajar? —No, pero por otros motivos. —¿Suspendieron la exposición? —No, por favor déjeme informarle, pero le voy a pedir que por ahora no le diga nada a la señora Antonella. —¿Qué le pasó a mi hija? Habla muchacho que ya me pusiste nervioso. —Isabella está desaparecida. —¿Cómo qué desapareció? —Lo último que sabemos de ella es que asistió a la cena en casa de Piero, un amigo de ella, esa es la última información que tenemos de ella. —¿Fueron a la casa de ese amigo? —Sí, ya pusimos la denuncia, la policía está investigando, pero todo se está haciendo bajo absoluta reserva, recuerde que ella es una figura muy publica, es una artistas, aquí es muy conocida,
—Hola Máximo, puedes venir a la Prefectura de policía. —¿Qué pasó, tienes alguna noticia de Isabella? —Es mejor que vengas y aquí hablamos, no te preocupes tengo Buenas noticias. —Ya voy para allá. —Hugo, ya salió un grupo de policías para la casa donde tenían secuestrada a la muchacha. —Sí, ya un agente me informó, ¿todavía la señorita Isabella está declarando?. —No, creo que ya terminó su declaración, el médico la está examinando, la encontró muy deshidratada. —Ya su novio viene en camino. A los pocos minutos Máximo ya estaba en la prefectura de policía. —Hugo, vine lo más rápido que pude, dime, ¿ya sabes dónde está Isabella? —Mejor que eso, Isabella está aquí. —¿Cómo que está aquí?, ¿dónde está?, quiero verla. —Tranquilizate, no te lo quise decir por teléfono para que no vinieras comiendo flecha, a Isabella en estos momentos la está evaluando el doctor. —¿Por qué la está examinando un médico, acaso está golpeada
APARTAMENTO DE ISABELLA. El baño hizo que se quedara dormida, de la bañera la llevo a la cama, su cuerpo lo cubro con una bata de baño, la cargo en mis brazos, la tiendo en la cama, tomo una manta y así la protejo del frío, pero eso no es suficiente, así semidormida, se pega de mí costado buscando mi calor, la abrazo y la contemplo mientras duerme, pero es un sueño inquietante, su cuerpo tiembla de vez en cuando como si recibiera pequeñas descargas eléctricas, de su garganta salen murmullos que rompen el silencio de la habitación “saquenme de aquí “ La abrazo, abre los ojos, se vuelve a pegar a mi costado y se queda de nuevo dormida, así pasa casi toda la noche, no sé a qué hora me quedé dormido, cuando abro mis ojos, ya es el nuevo día. Miro a mi lado en la cama y está vacía, ¿sería esto un sueño? , no, no es un sueño, allí la veo como una hermosa aparición saliendo del baño, cubriendo su cuerpo con una toalla. —Buenos días amor, te ví tan profundamente dorm
Máximo no subió a la habitación, estoy molesta, tengo que pasar mi molestia yo sola. —Si pasen. —Señorita Isabella la están esperando para desayunar. —Gracias señora Mery, ya bajo. Ya todos están sentados en la mesa, máximo permanece igual, callado. Después del desayuno, quise levantarme de la mesa, pero mi papá me detuvo. —Isabella espera, necesito hablar contigo, siéntate un momento, como tú papá me veo en la obligación de sugerirte algo, ya sé que estás acostumbrada a hacer tu soberana voluntad, pero espero que esta vez me escuches. Me siento y veo a Máximo que está muy sereno tomando su taza de café, pareciera que no le importara lo que mi papá va a decir, pero yo sé que sí, esa es su actitud cuando algo le perturba, pero aún no sé que es. —Dígame. —Sin rodeos te lo voy a decir, creo que deberías irte de París. —¿Por qué? —Hija todavía lo preguntas, mira lo que te pasó, parece que aún no has medido la magnitud de lo grave
ARGENTINA (BUENOS AIRES) CASA DE LOS FERNÁNDEZ. Estoy en mi habitación comiéndome las uñas, cuando escucho que tocan mi puerta. —Adelante. —Buenos días señorita Isabella, su papá quiere hablar con usted, la está esperando en su oficina. —Buenos días Martina, dile que ya voy. Qué será lo que quiere hablar mi papá, bueno Isabella, vamos a ver lo que quiere el señor. —Buenos días papá. —Pasa y cierra la puerta coloca el seguro, no quiero interrupciones. Ya mis piernas comienzan a desestabilizarse, mi corazón palpita un poco más aprisa, algo me dice que lo que viene no es bueno. De inmediato saca algo de la gaveta del escritorio y me lo lanza en mis piernas. —¿Me puedes explicar qué significa esto? No lo puedo creer frente a mí está una prueba de embarazo. —¿Creías que no me iba a enterar? Acaso no sabes que en está casa nada está oculto para mí. Delante de mí está la prueba que me había hecho la tarde anterior,