BUENOS AIRES: BAR DE TOMÁS. Siento un nudo en la garganta, no sé por dónde comenzar, Tomás me ve con ojos de angustia, de incertidumbre, quizás de súplica, lo veo y mi dolor aumenta, por un instante me cubre la duda. ¿Y si Tomás al enterarse de mi secreto lo que consigo es que cambie sus sentimientos hacia mí? ¿si comienza a odiarme por haber guardado este secreto por veinticinco años? No puedo volver atrás, tengo que contarle todo y que sea lo que Dios quiera. —Tomás, ¿sabes por qué me casé? Porque estaba embarazada, porque en mi vientre llevaba el bebé de otro hombre. —¿Qué me quieres decir? Que Fernández no es el papá de tu hija. —No, el papá de mi hija eres tú, Isabella es tu hija. Cómo si un rayo lo hubiese tocado se levanta bruscamente del sillón, se coloca las manos en la cabeza y comienza a dar vueltas por la habitación. No me atrevo a interrumpir sus movimientos, lo dejo que continúe hasta que se detiene, se arrodilla delante de mí
BUENOS AIRES: CASA DE LOS FERNÁNDEZ. —¿Martina qué alboroto es ese?, ¿qué está pasando? —Señora es el señor Fernández, está furioso. —¿Por qué? —Creo que es por la visita que recibió. —¿A quién recibió? —Un inspector de la policía. —¡Un inspector! ¿A qué vino? —No sé, se encerraron en la oficina del señor, allí hablaron por un buen tiempo, después que él inspector se fué, el señor se puso furioso, está hablando por teléfono, creo que con su hijo, sé que está molesto por los gritos que se escuchan desde afuera. —Déjame ver qué pasa, voy a su oficina. —Señora tenga cuidado, está muy molesto. —No te preocupes, él a mí no me puede hacer nada. Antes de entrar a la oficina, toco la puerta. — Dije que no me molestaran, acaso no me escucharon. Abro la puerta y entro a la oficina. —Soy yo, ¿me puedes explicar qué está pasando? —Eso no te concierne. no es tu problema. —Claro que es mi problema, ya me i
PARÍS. TALLER DE PINTURA. —Isabella tu teléfono está sonando, tienes una llamada. —Si es de Piero déjalo que suene. —No es Piero, la llamada es de la señora Antonella. —Mi mamá, pásame el teléfono por favor. —Hija de mi vida, ¿cómo estás, como está mi nieto? —Mami que bueno que me llamaste, me hacía falta escuchar tu voz. —Pues muy pronto la vas a escuchar a cada momento. —¿Qué me quieres decir con eso? —Que pronto me tendrás de visita en tu casa. —Mami que alegría, ¿cuando vienes? —Bueno ya estoy preparando la maleta, mañana me tienes en París. —Y eso, ¿a qué se debe ese viaje tan apresurado? —¿Qué pasa? Acaso no me quieres ver? —Claro que si mami, yo y tú nieto queremos verte, lo que me extraña es que lo hayas decidido así tan rápido, ¿vienes con papá? —No, voy sola. —Mami, dime la verdad, ¿qué ocurre? —Como siempre no se te escapa nada, déjame llegar y hablamos cuando esté allá, ¿te parece?
PARÍS: CAFETERÍA. —Hola Isabella, gracias por venir. —Hola señora Beatriz, si le soy sincera estuve dudando en venir, pero usted me asustó un poco cuando me habló en el baño. —Disculpa si te asusté, pero lo que te voy a decir es algo que me tiene muy preocupada, yo sé de ti por medio de Piero, él me ha hablado mucho de ti. —No entiendo porqué le ha hablado de mí, ¿qué relación tiene Piero con usted? —Ya va, mi intención no es alterarte, vamos por parte, vamos a tomarnos el té que ya nos sirvieron, eso nos va a relajar, lo que te tengo que contar no es fácil y lo hago por Piero yo lo estimo mucho y estoy muy preocupada por él. Isabella yo conocí a Piero siendo un adolescente, yo fui muy amiga de su mamá nos conocemos desde niñas, vivíamos en el mismo barrio, éramos pobres y hacíamos lo que fuera para sobrevivir, cuando te digo lo que fuera, me refiero a todo. Ella en sus andadas conoció a un hombre adinerado, se puso a vivir con él, todo iba b
PARÍS: AEROPUERTO. —Mami, que felicidad tan grande. —Mi niña hermosa, mi princesa, mi bebé, cuánto tiempo sin abrazarte, sin besarte. Nos abrazamos con fuerza como si temiéramos separarnos nuevamente; mi mami siempre fue de carácter débil, siempre sujeta a las imposiciones de mi papá, nunca entendí por qué una mujer tan bella, tan inteligente porque ella lo es, podría estar bajo los dominios de alguien que no la respetaba, que no la valoraba, aunque ese alguien fuera mi papá, nunca la escuché levantando la voz para protestar por algo en el cual no estuviera de acuerdo, nunca la vi realizar una acción sin antes consultarlo con mi papá, ella siempre fue para mí papá como un mueble el cual utilizaba y movía a su conveniencia. Ahora la siento tan segura, tan firme, por primera vez decidió hacer algo sin la autorización de mi papá y aquí está conmigo y eso me llena de una gran satisfacción. —Max, amor, aquí está tu abuelita. —Mi niño, mi nieto adorado, no
CALIFORNIA. —Aló Máximo, amigo ahora sí cayó el pájaro, de esta no se salva, ya están las pruebas suficientes para que Fernández se hunda. —Sí ya el detective me informó de todo, ya lo tenemos en el banquillo de los acusados. —Bueno te informo que a él no, pero si a su hijo. —¿Te refieres a Mateo? —Sí él es el encargado de hacer los negocios, todo el combustible que compraba era de contrabando. —Así que Mateo era el cabecilla de la organización, con razón hizo tanto dinero en tan poco tiempo, así fue como pudo bajar el precio de los pasajes, eso hizo que las otras oficinas de transportes quebraran y así ellos se apoderaron de todas las rutas. —Amigo, ahora nos toca esperar, no sabemos que está maquinado Fernández, ese hombre es muy astuto, te aseguro que está moviendo todos sus contactos. —De todo esto quien me preocupa es Isabella, temo que cuando se entere que yo estoy detrás del arresto de su hermano, me pueda odiar. —Amigo ellos s
PARIS: TALLER. —Isabella allí está Piero. —¡Caramba! Yo no puedo atenderlo, estoy trabajando. —Sí, ya se lo dije, pero insistió qué quería hablar contigo. —Bueno, está bien, ofrécele algo para tomar, dile que espere un momento, ya voy. La verdad es que ahora no quiero hablar con nadie, necesito trabajar, pero recuerdo lo que me dijo la señora Beatriz él necesita ayuda, así que Isabella tienes que prestarle tu mano, vamos a ver para que me quiere ver. —Hola Piero. —Hola Isabella, perdona que te interrumpa en tu trabajo, pero sentí la necesidad de verte. —¿Qué pasa, tienes algún problema? —No, yo estoy bien, solo quería verte, acaso no puedo hacerlo, dime tengo que tener algún motivo para verte, antes no era así yo me presentaba aquí las veces que quisiera y era bien recibido, ahora noto que siempre tienes una excusa para no verme, hasta Katy pone mala cara cuando me ve, tú sabes muy bien que eres muy importante para mí, que dejaría tod
PARÍS: Esa noche, después del día tan agitado que tuve por causa de piero, no lograba conciliar el sueño. Daba vueltas y vueltas en la cama, con los ojos abiertos me sobresaltó el timbre de mi teléfono. —Vaya, la llamada es de Máximo. —Hola. —Hola bonita, ¿te desperté? —No, estoy en la cama, pero no tengo sueño, al parecer es noche de insomnio. —Acá ya amaneció, pero estoy igual que tú no pude pegar un ojo en toda la noche, no te vayas a reír, pero estuve pensando en ti, te estoy llamando por eso, ¿estás bien? —Sí, estoy bien. —No me convences, no sé, pero tengo la impresión que algo te está quitando el sueño, siento que estás preocupada, cuéntame, te acuerdas cuando éramos amigos, nos sentábamos a orilla de la playa y tú me contabas tus cosas, pasábamos horas hablando. —Sí, claro que lo recuerdo, allí a orillas de la playa fue cuando me declaraste tu amor. —Ya tú lo sabías, era evidente que estaba enamorado de ti, sólo faltaba q