No soy de las personas que se dejan convencer con facilidad, ni siquiera por aquellos que están a mi alrededor dígase familia y amigos, pero esa noche Joshua termino convenciéndome de hacerlo, lo mire por unos segundos aun cuestionándome, el ¿Por qué debía hacer esto?, y no solo seguía como siempre, siendo fría y distante, siendo como siempre él me ha dicho desde que tengo uso de razón su rara hermana favorita.
—Si papá y mamá se enteran de esto, toda la culpa recaerá sobre ti —dije con sequedad, típico de mi personalidad.
—No se darán cuenta de nada, así que deje el pesimismo Laila —dice mi hermano mirándome expectante.
Nos escabullimos por la ventana de la habitación de Joshua, el frió invadió mis huesos en cuanto mis manos tocaron el pasto mojado, del patio trasero de nuestra casa cerca de la reserva Liberty, antes de correr mire atrás convencida de que en algún momento Lara y Joseph saldrían a detener la locura que estábamos por hacer, pero eso nunca paso, así que me dispuse a dar la marcha y corrí a una velocidad sin precedentes para alcanzar a mi hermano y a Matt su mejor amigo, yo me había retrasado.
— ¿Por qué la has traído? —dijo Matt en cuanto se percató de mi presencia y miraba a Joshua con el ceño fruncido.
—Era eso o que me acusara con mama y papá —Joshua me miro entrecerrando los ojos.
—Si claro, moría por estar aquí —dije con sarcasmo pero el idiota de Matt no se percató de eso.
En cuanto salimos de la I-80, nos adentramos en lo más profundo del bosque, Joshua miraba a sus espaldas donde me encontraba yo, para percatarse de que les siguiera la marcha, nos detuvimos los tres de golpe al escuchar un estruendoso y espantoso chillido, Matt nos hizo una seña con su mano para que siguiéramos el paso pero ahora más despacio, nos fuimos acercado más y más al lugar de donde provenía aquel horrible ruido y mis ojos se abrieron bien grandes al ver a la criatura frente a nosotros, tenía como cena un animal el cual no podía identificar, sentí repugnancia y un fuerte vuelco en el estómago, mire a Joshua y luego a Matt y en ese momento entendí lo que aquello significaba esto es parte de nosotros, esto es parte de nuestro Linaje Rojo.
«Laila»Ya me había acostumbrado al roce de las frías manos de mi madre por las mañanas, como siempre corría las cortinas dejando que los tibios rayos del sol invadieran mi habitación iluminando cada rincón y haciendo que me removiera bajo las sabanas, Lara era la mujer más hermosa de este mundo, era un deleite mirarla, hasta para mí que había nacido de su vientre.—Arriba mi pequeña, se hace tarde para la escuela —dijo Lara mirándome con ternura, algo que me causaba un poco de malestar, las muestra de afecto no son mis favoritas.— ¿Joshua ya despertó? —Pregunte sentándome sobre la cama.Mama sonrió nuevamente pero ahora con una sonrisa cómplice eso solo significaba que Joshua seguía dormido y que hoy era mi oportunidad de entrar primero al baño, por lo único que
«Laila»Me aferre al brazo de mi hermano y deje caer al piso la nota, no entendía ¿qué pasaba? o ¿Quién pretende hacernos daño a Joshua y a mí?, la historia de mis padres arrastraba muchas cosas, ellos dos habían escalado una muralla para estar juntos, pero era lo único que ellos no habían dicho, no sabíamos nada de su pasado o el de mi madre antes de ser un vampiro, pero no sé porque presentía que todo esto era por ellos.—Salgamos de aquí —dijo Matt poniéndose de pie y acercándose a nosotros. —no podemos, ni debemos estar aquí. —Agrego.Salimos los tres juntos de aquel sitio verificando que nadie nos viera, dejando también allí el cuerpo de la chica. Mis latidos estaban acelerados y sentía una presión en el pecho que dificultaba mi respiración, por
«Laila»Las clases en realidad habían sido suspendidas, eso me asustaba un poco, porque me hacía pensar ¿Qué otra cosa podría hacerse realidad de aquella pesadilla? Josh y yo vamos en los asientos de atrás del auto de nuestros padres, camino al servicio fúnebre que será oficiado en el salón de eventos de la escuela, en honor a Sarah Daniels, la chica asesinada, los dos vamos inmersos en nuestros pensamientos muy alejados de la dinámica conversación que tienen entablada Lara y Joseph.—Laila —dijo mi madre girando en su asiento. — ¿conocías a la chica que asesinaron? —ella me miraba con cierta expectativa.La mire por unos segundo en silencio y luego de resople un sonoro. —no, madre. —Y volví mí vista al tétrico paisaje de Green Lake.***El estacionamiento de la esc
«Laila»— ¿Qué fue lo que escuchaste? —pregunto mi padre, con voz dura y la mirada oscurecida.— ¿Cuál parte exactamente? —pregunte con sarcasmo. —la que ustedes nos guardan secretos Joseph, ¿dónde quedaron los padres honestos que dicen ser? —pregunte ahora con el rostro sombrío y haciéndose notorio mi enojo.Mi padre separo los labios, pero luego volvió a unirlos ahora formándose en ellos una dura línea, yo seguía a la espera de alguna respuesta por parte de los mayores a mi alrededor, pero ninguno se atrevía a pronunciar palabra. Los pasos de Matt y Joshua irrumpieron en el patético silencio que se había formado en aquel lugar, mi hermano nos miró cruzando sus cejas y con su mirada recorrió cada uno de los presentes hasta llegar a mí.— ¿Y ahor
«Laila»Mi madre estos días, se veía cansada y decepcionada, no me atreví a preguntarle, que había pasado con aquel individuo, porque era más que evidente que no habían podido sacarle ninguna información y eso solo llevaba a una conclusión ya aquella criatura no existía. El ambiente en casa durante esta larga semana, había pasado de ser tranquilo y acogedor a ser tedioso, pesado y poco llevadero, en verdad ha sido una semana melodramática.—Iré con papa a la ciudad, ¿necesitas algo?—Joshua entro a mi habitación sin previo aviso, no aprende mi hermanito.Lo mire por el rabillo del ojo y regrese mi vista a los libros de historia, que habían esparcidos por toda la cama, aunque las clases habían sido suspendidas por el resto de esta semana, yo seguía llenando y recargando mi cerebro con inadmisible c
«Laila»La sangre que se escurría por mi brazo, había machando por completo mi camiseta y parte del suéter de Matt, el rasgo parte del mismo y lo coloco despacio sobre mi herida, me ayudo a ponerme de pie, sin dejar de hacer presión, haciendo que se me escaparan algunos gruñidos por el dolor que provocaba aquello en mí.—Tenemos que ir al hospital —dice el con cierto grado de preocupación y el rostro perturbado, yo hice absoluto silencio.Joshua seguía sin aparecer y esa inquietud dentro de mí por no saber su paradero iba en aumento. Nos abrimos paso entre los escombros de la casa Brown, que estaba totalmente destruida, con nuestros pies hacíamos a un lado las cosas, pues el caminar con aquello en medio era más que tedioso. Josh apareció de la nada y haciendo a un lado a los pocos presentes que aún seguían all&
«Laila»El Lunes había llegado, el maldito lunes y el fin de semana paso de lo más extraño, mis padres no me preguntaron, sobre lo que había ocurrido en mi habitación aquella madrugada del sábado, Joseph solo se dedicó a arreglar aquella pared con Joshua y mi madre se la paso entre conversaciones secretas con la tía Anastasia, yo no pude sacar de mi cabeza lo que había ocurrido y que ahora el odio de Theodore hacia mi podría ser expresado de la manera que menos me esperaría, así que debía estar alerta.—Laila, Joshua espera por ti —escuche la voz de mi madre desde el piso de abajo.—Si ya voy madre —dije desganada…Hoy es la famosa excursión al museo de Washington y si me preguntan ¿Cómo están mis ánimos?, les diré que odio Progress y ahora la odio mucho m&
«Laila»Escuchaba muy a lo lejos voces que eran un tanto extrañas y una en particular que me era conocida, sentía que mi cabeza explotaría y se me estaba haciendo imposible abrir los ojos. Unos vagos pensamientos de lo ocurrido regresaron a mi mente y sentí mis pulsaciones acelerarse, abrí los ojos repentinamente para encontrarme en un lugar enteramente ajeno para mí, mire detenidamente a mi alrededor y me percate que me encontraba en una especie de sótano, todo mugriento y abarrotado de estantes los cuales se encontraban adornados por recipientes todos llenos de un líquido en color escarlata.—Despertó la bella durmiente. —escuche decir a aquella voz que aborrezco.— ¿Dónde estoy? —dije haciendo una mueca, pues el dolor en la parte trasera de mi cabeza era poco soportable.—Eso es lo de menos, mi pequeña