Capítulo 2

(Dayana White)

Nunca antes había está obsesionada por algo, bueno si el trabajo lo tomo como algo que me gusta hacer bien y a la primera, no es obsesión.

Los libros que había comprado en esa pequeña librería eran más que geniales, no podía creer todas las leyendas que giran al rededor de la luna.

A cada palabra que leía, cada palabra me tenía atrapada.

Cuando vi la hora en mi celular, ya casi eras las nueve de la mañana y note que mi celular casi moría, así que lo puse a cargar.

Me había quedado despierta toda la noche.

Me di un baño rápido y salí del hotel donde me encontraba hospedada, la idea de Velkan en venir a este lugar fue la mejor que ha tenido en toda su vida, claro y la de poner un negocio juntos.

Lo amaba, pero a veces me ponía los nervios de punta.

Llegue hasta una pequeña cafetería, desde que llegue aqui, este lugar me ha gustado para comer algo.

Pedí un café muy cargado y salí del lugar, disfrutando de cada sorbo y de las maravillosas vistas.

Este lugar parecía sacado de una película, sus casas de madera, todo lo verde que se podía ver y sin mencionar las montañas que rodeaban un lado de este hermoso pueblo.

Ahora entiendo por qué Velkan me sugirió venir a este lugar a pasar unas pequeñas vacaciones, es como me gusta, tranquilo.

Cuando le di el último trago a mi café deposite la basura en su lugar.

Aparte de hermoso, este lugar es muy limpio.

Continúe caminando y pase viendo el hermoso vestido de un aparador.

Ayer mientras hablaba por teléfono con Velkan, me detuve aquí y la verdad no podía despegar la vista del hermoso vestido color blanco, aunque se ve como muy de novia, pero el de color plateado no llamativo, también era muy hermoso.

Estaba tentada a comprarlo, pero solo de pensar que no tendría algún evento donde usarlo, no lo compre.

Aunque recuerdo que la aparición de un auto a mi espalda ayer, me asusto tanto que salí corriendo hasta la librería, todo por estar hablando por teléfono con Velkan.

Eso me hizo recordar que le tenía que llamar.

Me quedo parada frente a la librería mientras buscaba mi celular, en la pequeña mochila que llevaba como bolso.

Maldición, recordé que lo había puesto a cargar y que al salir nunca lo tome, solo espero que no explote.

Bueno ya cuando regrese le explicare lo sucedido, se bien que estará histérico, pero bueno.

Al entrar pude ver a la encantadora señora que atendía, aunque dudo que sea una señora, se ve muy joven, tal vez sea hija de los dueños.

–Buenos días – salude cortésmente, ella me vio y se veía muy sorprendida, se notaba nerviosa, tal vez sea mi imaginación o falta de sueño.

–Buenos días señorita – respondió algo nerviosa, algo raro ya que ayer me atendió de forma diferente, bueno no siempre tenemos el mismo humor.

No quise preguntar nada, tal vez la interrumpí o algo y por eso este así.

Bien como sea, camine hasta la pared donde todos los estantes estaban llenos de libros sobre la luna.

Escuche la puerta abrirse y cerrarse, pero no le tome importancia, es una librería deben entrar personas aquí.

– ¿Por qué tienen tantos libros que hablan sobre la luna? – lance la pregunta sin esperar alguna respuesta.

–Porque aquí se considera una deidad – escuche justo detrás de mí.

Me quede paralizada, el tono ronco de su voz me ha dejado hipnotizada.

El dueño de tan maravillosa voz, se acercó, quedando a mi lado, viendo el librero.

No quería mirarlo directo a la cara, sabía perfectamente que esta roja y no quería parecer una tonta frente a un extraño y más, frente a un extraño con voz sexi.

Respire disimuladamente un par de veces intentando controlarme y por fin darle la cara al chico a mi lado.

– ¿Por qué la consideran una deidad? – pronuncie mientras giraba mi rostro y encarar a la persona a mi lado.

¿Pero qué he hecho? El hombre es muy guapo, parecía sacado de una revista, tenía todo el porte de un modelo.

Sin controlar mi corazón este comenzó a latir como loco, si, mis nervios estaban haciendo todo esto, ahora solo espero no hacer algo estúpido.

–Si te interesa el tema te recomiendo – bajo dos libros del estante y me los paso – estos dos son bueno y te explican más cosas sobre la Diosa Luna, Hola.

–Hola – salió de mi boca casi como un susurro, el solo me dio una muy hermosa sonrisa – Gracias – cuando iba a tomar los libros que me ofrecía, los alejo de mí.

–Tengo una mejor idea, te parece bien si te invito a tomar algo y así podemos hablar sobre los libros – ¿Qué se cree?

Debo admitir es directo y eso me gusta.

– ¿Cuántas veces esa táctica te ha funcionado? – me cruce de brazos.

–No sé de qué hablas – levante una ceja, él solo me regalo una sonrisa más – bien, nunca me ha funcionado.

Sé que miente, alguien con su apariencia no necesita hablar para hacer que las mujeres caigan a sus pies, solo basta con mostrar esa sonrisa de comercial y sus hermosos ojos que hipnotizan a cualquiera.

El chico es sexi y lo sabe, por eso su confianza es muy alta.

– ¿Y qué te hace creer que te funcionara conmigo? – me relaje y baje los brazos, mientras esperaba su respuesta.

–Bueno pensé que serviría, ya que tenemos algo en común – movió los libros frente a mí.

–Bien acepto, pero yo decido que tomaremos.

Sin esperar respuesta me gire en mis talones y comencé a caminar a la puerta de salida, no sin antes despedirme de la encargada.

Cerré la puerta al salir y me quede allí, parada esperando al chico de ojos hermosos.

¿Pero qué estaba haciendo?

No conozco de nada a este tipo y voy a ir a beber algo con él, sí que estoy mal.

Creo que es mala idea ¿Y si es un secuestrador? O peor ¿Y si es un violador? No sé con estos pueblos pequeños no se sabe qué tipo de enfermos existan.

Dios debo correr, comencé caminar por donde había llegado.

– ¿A dónde vas? – una voz a mi lado me hizo dar un brinco.

–A ninguna parte – mentí – pensé que nunca saldrías, así que comencé a caminar – tenía que mentir, tal vez sea lo mejor.

–Bueno tenía que pagar por los libros – me mostro el par de libros en su mano – ¿Y a dónde quieres ir? – debo pensar en algún, que tenga gente y sea seguro para mí.

El solo se limitaba a verme, me veía como esperando algo de mí.

Tal vez espera tu respuesta, la voz en mi cabeza hablo.

Sí, pero aparte de mi respuesta, sus ojos, en sus ojos veo algo raro.

–Me apetece un café ¿A ti no? – muy bien, la cafetería parece siempre estar llena.

–Tu ordenas – no puso objeción, es extraño me trata como si me conociera de siempre.

–Eres muy complaciente – comenzamos a caminar cada quien por su lado.

–Me gusta complacer a los demás – se encogió de hombros.

–No sé porque eso me suena a que te gusta complacer a todas las chicas que se te cruzan – el chico me mostro su perfecta dentadura con una sonrisa, por alguna razón siento que esto ya había pasado.

No dice nada y solo continuamos caminando, creo que mi comentario fue del todo acertado.

No decíamos nada y en alguna ocasión lo sorprendí viéndome, en verdad tiene algo en su mirada, me ve con mucha confianza, sigo pensando que espera algo de mí.

O tal vez te volviste loca porque un chico sexi se acercó a hablarte, de nuevo la voz en mi cabeza.

No sé cómo explicarlo, si es muy atractivo y algo en el me resulta familiar, pero que me pasa no conozco ni su nombre.

Maldición, no sé cómo se llama.

– ¿Y puedo saber cuál es tu nombre? – me pregunto, como si hubiera leído mi mente.

–Por un momento pensé que no te era necesario – intente bromear, pero no creo que lo hizo gracia, lo digo por el entrecejo que hizo – Dayana, mi nombre es Dayana ¿Puedo saber el tuyo?

–Dylan – hasta su nombre me resulta sexi – es todo un placer Dayana – hizo una reverencia.

Fue un poco gracioso, con nadie he sentido tanta confianza como la estoy sintiendo con el extraño llamado Dylan.

Continuamos caminando en silencio hasta llegar a la cafetería y como me lo suponía había un número considerable de personas dentro.

Aunque, por alguna razón todos nos veían, quise preguntarle a Dylan si había notado eso, pero me encontré con el chico con una expresión seria y fría, que me hizo agachar la mirada.

Discretamente levante la vista y vi como algunas personas, con cara de miedo apartaban la vista de nosotros y continuaron con sus vidas.

–Vamos a la mesa cerca de la ventana ¿Te parece bien? – Dylan volvió a tomar una actitud alegre.

¿Sera bipolar? O ¿Pasa algo más?

Caminamos hasta la mesa y tomamos lugar quedando frente a frente, con la claridad entrando por el cristal de la ventana podía ver que sus hermosos ojos azules, se veían de un color gris.

Su cabello negro le hacia contraste a su piel de tono claro, haciendo más notorios sus rasgos faciales.

En verdad, cualquier chica caería a sus pies, podría tener a cualquiera sin ningún esfuerzo, también pude notar algo, tenía una perforación en su oreja derecha, que masculino.

Desvié la vista a los libros que había dejado sobre la mesa, se apariencia es muy tentadora, no quería caer.

– ¿Y de qué trata este libro? – señale el que tenía como título “Destinados”

–Habla sobre las parejas destinadas para cada hombre lobo – comencé a asentar, hasta que procese sus palabras.

– ¿Hombres lobo? ¿Escuche bien? – creo que en mi cara tenía algo gracioso, porque él se comenzó a reír.

–Y para eso es este otro libro – señalo el libro de pasta negra que con letras plateadas se leía “Hijos de la Luna”

–Creo que no entiendo – me confesé.

Él me iba a responder, pero una chica muy guapa apareció, tenía un delantal y una comanda en la mano, creo es la mesera.

–Hola Al… – Dylan la vio molesto – Perdón ¿Qué desean ordenar? – la chica veía a Dylan muy temerosa.

¿Al…? No que se llama Dylan, pues una de dos, me mintió con su nombre y ella tiene el nombre correcto o ella es la engañada.

Definitivamente algo extraño está pasando.

–Yo quiero un café – pronuncio Dylan.

–Pido lo mismo – vi a la chica algo nerviosa, creo que era mejor no hacerla esperar.

–En un momento se los traigo – y la chica se fue rápidamente.

Poco después regreso con dos tazas de café y así como llego, se volvió a retirar.

Creo que ha sido mala idea aceptar el café de un extraño.

–Bien ¿En que estábamos? Si, que no sabes nada sobre hombres lobo – pronuncio él.

–No es que no sepa, pero vamos eso es ridículo ¿Hombres lobo? Eso no existe.

Creo, no, confirmo que soy un chiste, él solo se ríe de lo que sale de mi boca.

–Pues no estamos seguros de eso, pero es lo que dice este libro.

–Bueno, no creo en ello.

Dylan iba a hablar, pero un chico de cabello castaño obscuro aparecía a nuestro lado y se dejó caer en la silla libre.

–Hola Dylan, tu madre me ha mandado a buscarte y recordarte sobre recoger tu traje para esta noche – se veía muy animado, tanto que ni noto mi presencia.

Claro Dylan muy sutilmente y por sutil me refiero a muy obvio, me señalo con la mirada.

El chico giro en mi dirección, se veía de la misma edad que Dylan, tal vez sean amigos.

–Hola mi nombre es Matteo – extendió su mano para saludarme, la iré un segundo y algo extraño paso.

Se escucho una especie de gruñido, fue como cuando te acercas a un perro que está comiendo y que no quiere ser molestado o que piensa que le quieres quitar su comida.

Mi vista paso de su mano al piso, pensando que había un perro cerca, lo cual es loco, porque un perro no podría entrar a este lugar.

Cuando regrese a Matteo, el rápidamente retiro su mano bajando la vista, soltó el aire en sus pulmones y regreso su vista a mí, esta vez con una sonrisa mostrando sus diente.

Mire a Dylan quien tenía muy mala cara y que… ¿Qué carajos? Sus ojos son negros, regrese la vista a su amigo quien aún me sonreía y volví con Dylan, quien ya tenía los ojos de color azul.

M*****a sea ¿En qué carajos me metí?

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