Máximo.
Sin querer me asomé por la ventana, y lo que mis ojos vieron a simple vista fue que el mocoso malcriado estaba acorralando a mi chiquita. La adrenalina empezó a bombear y esparcirse por todo mi cuerpo. Sin pensarlo dos veces doy media vuelta y salgo de la habitación como alma que me lleva el diablo. Esa misma habitación que está marcada de puro amor entre Liliam y yo.
No permitiré que ningún hijo de puta toque y menos le grite a la persona que me ha dado un giro radical. Desde hoy en adelante Liliam será para mí, y mientras me tenga a mí no dudaré ni un segundo en protegerla, y si eso incluye a su familia... ¡Ni modo! Enfrentaré a quien sea para tenerla a salvo.
Bajo las escaleras a toda prisa, llegando a unos cuantos metros del lugar
—¡Está dormida! —llevo mi mano a mi nuca—. Entonces ambos tenemos que hablar, puesto que se me ha ocurrido un nuevo plan.—Dime, mientras caminamos al estudio, y no te preocupes porque tu servidora ya mando comida y bebidas.—¡Perfecto! —froto ambas manos.—Pero dime qué es lo que tienes en mente.—Necesito o mejor dicho, quiero que secuestren a la madre de Gabriel —tiró la mirada de hielo—. Ella será la que me traerá ante mí a la rata de Gabriel, y él mismo será el que me traerá al infeliz de Alfredo.—¿Por qué la madre?&mdash
Como me fascina estar con este hombre, como me he vuelto adicta a sus caricias, a su cuerpo, a su desenfreno y posesivo en el sexo y en todo lo que me rodea. Máximo llena todas mis expectativas, él es un ¡Buen...! Hombres, y lo digo en todos los sentidos, ya que es un buen hombre en la cama, él sabe como hacer sentir a una mujer, él sabe como hacer que me pierda en el mundo de la perdición.Él es mi tentación.Hoy por hoy, me identifico como una ninfómana, soy una mujer adicta y perdida al sexo, pero no cualquier sexo, me gusta que me follen bien duro hasta hacerme gritar y gemir de placer, pero hay un único detalle, no cualquier hombre, ya que el único que quiero dentro de mí es a Máximo. Me conformo con un ese enorme pene. Mmm... Me encamino con mi ejército hacia la salida, dejando al mocoso con las tapas abiertas, ¡Le agradezco! Si, le agradezco al destino, a la vida y a Dios que el mocoso se haya quedado callado, imaginándome que está procesando cada palabra que salió de mi dulce boca. Siendo sincero no sé que hubiese pasado si el mocoso me hubiese confrontado, puesto que en este instante estoy de mal humor, y lo menos que quiero es descontrolar mis chacras.¿Me preocupa que él sepa la verdad? Naaa… Me importa un zacatal de mierda, desde hoy se enterara el mundo entero del nuevo Máximo, ese Máximo que dejara atrás su pasado para iniciar una nueva vida con la dulce y rebelde Liliam.—¡Caramelo! —grito.—Jefe —adelanta sus pasos hCapítulo 23
Lo siento Liliam, sé que te prometí que volvería, pero hay que ver que tu padre no me la está dejando tan fácil que digamos. Y yo no soy una santa paloma que se deja mangonear y menos quedarse con las tapas cerradas. ¡Si dan, yo doy!—Hay alguna razón por la cual no dejaste que ¡mi hija! Saliera de la cueva en la que está —da un paso hacia delante, eliminando el espacio entre ambos.—Ella quería esperar, pero como tú eres tan desesperado —baje mis brazos, con el fin de ponerme en posición—. Tu hija y yo…No termine la frase hasta sentir un puño directo a mi mejilla, mi cuerpo se balancea sintiendo un tremendo nocaut. Reprimo un gemido de dolor, y en un santiamén me abalanzo encim
(…)Diecinueve horas después… ¡Ah…! Qué cansancio, pero la venganza me da cada vez más fuerza. Estamos llegando al bar del imbécil, ¡no sabe lo que le espera! Rafael trajo a su gente, mientras que yo traje a Caramelo, Taladro y unos cuantos hombres.Froto mis manos al sentir el frío recorrer por todo mi cuerpo, el invierno esta como el diablo mismo, y eso que ando muy abrigado.—A lo que venimos —Rafael exclamó frotándose ambas manos.En un dos por tres avanzamos, nos esparcimos y cada grupo va a hacer lo suyo. Rafael, Caramelo y yo nos adentramos al putero, mis pasos avanzan y mi mirada está como GPS. Resuenan todas las paredes de la música electrónica, la
¡Wao…! Que satisfacción siento en mi alma, es una sensación única. Como había deseado y anhelado este momento, ¡quiero hacerle pagar por el sufrimiento que hizo en mí y en mi difunta familia!El malparido no soporta el dolor, ya que ni se puede sostener el mismo, y sin esfuerzo alguno se desploma al suelo, quejándose hasta más no poder.Reprimo las ganas de matarlo de un solo impacto, ya que eso sería como darle la gloria o hacerle la muerte más fácil, puesto que lo que quiero es hacerlo sufrir y si es necesario descuartizarlo lo haré, con el propósito de saciar las ganas que tengo en este momento.—No soy de las personas que repiten las cosas una vez y eso lo sabes perfectamente —me acerco a él&
Estoy seguro de que Rafael hizo lo que pudo, ya que pensándolo desde otro punto de vista hay que entender que hubiese muerto Rafael sin poder salvar la vida de Máximo.—Rafael… ¿Estoy hablando con Rafael? —dice con ímpetu—… Tú sabes como es este negocio y como es la situación de cada paso que nosotros damos.—¿Cómo crees que iban a saber que había una puta bomba? —se exalta.—Quiero que te vayas al punto amarillo.¡Punto amarillo! ¿Qué es eso?—Inmediatamente.—No tardes —mi padre me extiende el móvil, cortando la llamada.
(…)Entre abro y cierro mis ojos, hasta acostumbrarme a la iluminación de la habitación.—Aaaahhh… —me quejo.¿Qué dolor de cabeza? ¡Oh, por Dios! ¿Qué hice para merecer esto?—Mi niña —abro los ojos de golpe al escuchar la voz de mi madre.—Mamá —me levantó de la cama, reprimiendo las pulsaciones de dolor que tengo en mi cabeza—¿Desde cuándo estás aquí?—pregunto con algo de curiosidad.—¿No recuerdas nada mi niña? —mi madre tira una mirada asombrada.Último capítulo