Capítulo 38

—¿Si huimos?, ¿si nos vamos de la ciudad?, solos tú y yo, lejos de todo… formando una familia en otro país— me lo dice seriamente —lejos de nuestro pasado— apoya su frente en la mía mientras cierra sus ojos.

—Suena bien, pero no podríamos y lo sabes… no somos así, no huimos— coloco mis manos sobre sus mejillas y abre sus ojos ahora turquesa.

—Lo sé…

Sus manos juegan en mi espalda, siento sus yemas recorriendo mi piel, cierro mis ojos y me concentro en la sensación. Mis labios buscan los suyos y me entrego a un beso profundo y suave, su saliva es dulce, mentolada; me abrazo a su cuello y la temperatura comienza a aumentar.

Sus dedos descienden lentamente, recorren mi cuerpo con una delicadeza que no parece propia de un hombre como él, que solo ha probado el odio y la violencia. Me hace retroceder contra la cama y suaviza mi caída sobre el colchón, me quedo por un momento viéndolo frente a mí, con esa mirada de depredador, sus pupilas se clavan en las m

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