¿Alguna vez te has sentido con una inmensa tristeza? ¿El no poder tener el valor para enfrentarte a los problemas, solo querer salir corriendo sin mirar atrás?
¿Por qué es tan difícil expresar lo que realmente sentimos? ¿Es más fácil decir la verdad a medias, tratando de maquillarla lo mejor posible?
Creo que sí, a veces uno mismo se sumerge en los pensamientos, olvidando por completo la realidad.
Mi historia no comienza como en un cuento de hadas, con el típico «había una vez...». Mi historia no comienza narrando mi primer día en este mundo. Mi historia no comienza contando paso a paso las etapas de mi niñez, adolescencia, juventud y adultes.
Mi historia comienza cuando lo conocí a él...
Me encontraba en un bar. Se suponía que tenía que olvidarme de todos los problemas que acarreaba en mi vida; la misma rutina día tras día era bastante insoportable.Mis amigos se hallaban en la misma mesa y los observé detenidamente y no puede evitar cuestionarme qué sentían al tener un amigo como yo porque no soy como ellos. León, Kael y Nick. Creo que no podría pedir más a la vida teniéndolos a ellos, sobre todo a Nick. Sin embargo, dejando los sentimientos al margen, ¿por qué tenían que ser tan malditamente altos? Sobre todo Nick. Digamos que eso me dejaba como el más bajo del grupo con mi metro setenta y cinco de estatura.—Liam, ¿estás bien? —preguntó Kael, sacándome de mi ensimismamiento.—Sí, todo bien —repliqué, esbozando una leve sonrisa.—Bueno, propongo un brindis &mdash
¿Cómo llegué hasta aquí? Lo último que recordaba era a Nick perdiéndose entre la multitud y después de eso... nada. Creo que bebí todo el alcohol que habían dejado en la mesa y, ¿en qué momento perdí el conocimiento? ¿Cómo llegué a mi departamento?Me incorporé de la cama, sintiendo el cuerpo pesado. Las nauseas no tardaron en aparecer, ocasionando que corriese hacia el baño. Todo lo que había en mi estómago terminó en el retrete. El dolor de cabeza... insoportable.Me quite la ropa e ingresé a la ducha. El agua fría ayudó a relajarme. Traté de recordar lo que hubo sucedido en la noche, pero la mente era una maraña borrosa, sin nada nítido. Todo estaba confuso, borroso.Posterior a finalizar con la higiene y necesidades fisiológicas, me dirigí hacia el living mientras a
*Nick*Hacía rato de que perdí la cuenta de las vueltas que di en la cama, tratando en vano de conciliar el sueño. No podía. La mente traicionándome, trayendo imágenes de Liam, ¿por qué siquiera pensaba en él? Hubo algo que tildó, algo que hizoclicy no sabía a ciencia cierta qué era.Posterior de haber hablado con Kael, la preocupación sobrevino (motivo por el cual fui, sin dudar, hasta el departamento de Liam). Jamás esperé ver a Liam... desnudo. No era como si él tuviese algo que otro chico no tendría, solo... verlo despojado de cualquier tipo de vestimenta, sumando su rostro sonrojado, no evité reír por tal escena en ese instante. Aun así, por una milésima de segundo, me pareció una imagen tierna, linda... ¿sensual? No, no puedo pensar de este modo. Es mi amigo, un chico igual que yo. No
Sinceramente, no recordaba a qué hora logré dormir. Lo único que tengo tan nítidamente en la cabeza es la imagen de Nick marchándose del departamento.Atisbo de cansancio y malestares físicos aún persistían y, a pesar de mi lamentable estado, acepté ir a trabajar en mi día libre. Don Tiago llamó, solicitando que cubriese a Max. Por supuesto, acepté, sobre todo porque la paga sería doble. Lo lamentable —para mí— era el hecho de que estaría en la barra del VIP, por ende, tenía que ir vestido formal.(…)Almorcé algo ligero luego acomodé el departamento. No era la gran cosa, pero el lugar era bastante cómodo. No tengo lujos ni adornos extravagantes, solo dispongo de lo esencial y básico para la vida diaria de una persona.Encendí el televisor, buscando algo entretenido hasta la hora de salir hac
—Perdón, ¿interrumpo?Esas palabras sonaron como un gruñido. Tosco y con ápice de irritación.Por poco y terminó en el piso en el instante en el cual me separé de Lex. Miré en torno a la persona que se encontraba casi pegado al pelirrojo. Deseé que el suelo se abriese y me tragase por completo, ¿por qué? ¿Por qué justo ahora?—¿Nick? —susurré, temiendo a no sé qué en realidad.—Estás perdonado —espetó Lex, escrutando a Nick de pies a cabeza—. Creo que seguiremos luego, Li.Su mirada color miel fija en la mía y esbozó una sonrisa. Sabía muy bien que el alcohol estaba haciendo lo suyo en su organismo.—Por lo que veo, estás muy entretenido, Liam —imperó Nick.Me miró, pero no hallé nada en sus ojos, solo fr&iac
*Nick*Actuar por un impulso o mero egoísmo, ambos son —en algún punto— un error. No fui consciente de mis actos, sino hasta estar dentro del coche con Liam. Lo saqué del bar y ahora... la realidad me golpeaba. No sé con precisión qué es lo que me sucede o no quiero verlo porque simplemente estoy aterrado. Hasta hace solo un par de días atrás todo estaba equilibrado. Sin embargo, luego de lo ocurrido en el departamento de Li, todo fue denso, marañoso y un completo caos. Mis emociones no son las típicas y mentiría si dijese que no me asusta. Tengo miedo de lo que estoy sintiendo en tan poco tiempo por alguien, por una persona que conozco desde hace un par de años. Y lo fatal del asunto es que se trata de un chico y no cualquiera, sino de uno de mis amigos, Liam.—¿Quién es realmente Alex? —pregunté, sin poder evitarlo más.&mdash
El resto de la velada pasó sin mayores acontecimientos. Por supuesto, aproveché cada descuido de los chicos mientras hablaban para observar de soslayo a Liam. Fui consciente de la mirada de Alex sobre mí y supe que se dio cuenta de lo que hacía, su ceño fruncido lo delataba. Pese a esos nimios detalles sin relevancia, reí por dentro. Era evidente —para mí— la sugestión de Alex hacia Liam. Sin embargo, aún me aterraba todo lo que comencé a sentir por causa de Liam. No sé hasta qué punto, pero soy consciente de que me atrae y no de una manera solamente amistosa y eso me asusta.—Bueno, chicos —profirió Kael—. No negaré que todo ha estado muy entretenido, pero mañana tengo un día muy atareado.—Sí, tienes razón —acotó Leo—. Ya son más de media noche.—Ha sido un placer estar
Finalicé un ajetreado y agotador día de trabajo en el Black Pearl. El segundo año consecutivo que trabajaba en estas fechas. No me quejo, sirve como distracción.Llegué al departamento, las luces titilantes del pequeño árbol parpadeaban, alternando la gama de colores entre verde, rojo, amarillo y azul. Sinceramente, solo lo armaba en memoria de mis seres queridos que ya no se encontraban a mi lado. Mis padres, realmente los extraño.El cansancio se encargó de agotar el poco esfuerzo que aún me quedaba; apenas atravesé la puerta de la habitación, me dejé caer sobre la cama. El sueño pululando a mí alrededor, arrastrándome, envolviéndome en sus cálidos brazos y mitigando la fatiga.«La panadería abría al público desde muy temprano y, en mi caso, no deseaba llegar tarde. Los pastelillos eran una delicia y ser&i