Me encontraba en un bar. Se suponía que tenía que olvidarme de todos los problemas que acarreaba en mi vida; la misma rutina día tras día era bastante insoportable.
Mis amigos se hallaban en la misma mesa y los observé detenidamente y no puede evitar cuestionarme qué sentían al tener un amigo como yo porque no soy como ellos. León, Kael y Nick. Creo que no podría pedir más a la vida teniéndolos a ellos, sobre todo a Nick. Sin embargo, dejando los sentimientos al margen, ¿por qué tenían que ser tan malditamente altos? Sobre todo Nick. Digamos que eso me dejaba como el más bajo del grupo con mi metro setenta y cinco de estatura.
—Liam, ¿estás bien? —preguntó Kael, sacándome de mi ensimismamiento.
—Sí, todo bien —repliqué, esbozando una leve sonrisa.
—Bueno, propongo un brindis —La profunda voz de Nick acaparó la atención de todos—. Como sabrán, el Cachorro por fin decidió ingresar a la universidad.
—Nada de Cachorro —Se quejó León, frunciendo el ceño—. Tengo un nombre, ¿por qué siempre usan ese apodo?
—Pues porque te queda bien —refutó Nick—. En esta ocasión te llamaré así y nada de quejas.
—Ya que —espetó Leo, rindiéndose—. Solo por esta noche.
—Dejen de lado las riñas, señoritas —Se burló K., esbozando una media sonrisa—. Mejor celebremos, la noche es joven y esto recién comienza.
No sé cuánto habíamos bebido ni en qué momento nos separamos.
Luego de unas cuantas rondas de tequila, divisé a Kael bailando con una fémina en la pequeña pista del local. Leo y Nick en la barra a por mas bebidas y yo... me quedé en la mesa, esperándolos.
Observé minuciosamente a Nick, sintiéndome un tonto. Desde el primer momento en el cual lo conocí, me sentí atraído por él. Sin embargo, Nick jamás se dio cuenta de ese pequeño gran detalle. Supongo que aprendí a camuflar las emociones y sentimientos. Más allá de todo, para mí, la amistad se encontraba en primer lugar, por ello, oculté todo atisbo de cualquier tipo de conmiseración que pudiese delatarme. El único que sabía mi más oculto secreto era Kael. Se lo conté hace poco por la sencilla razón de que necesitaba desahogarme. Kael se ha convertido en mi mejor amigo y confidente.
—¿Seguro estás bien, Liam? —Sentí la mirada color azul sobre mi persona—. Se te nota como ausente.
—Sí, estoy bien —repliqué, ¿en qué momento habían llegado de nuevo a la mesa?—. Estoy algo cansado, eso es todo.
—Pues, no sé ustedes —acotó Leo—, pero quiero bailar y si mis ojos no me engañan —Señaló sutil hacia la pista—, aquella chica está mirándome y no pienso perder la oportunidad. Nos vemos al rato —canturreó.
Se dirigió rumbo a la muchedumbre que se movía frenética al ritmo de la música.
Con Nick nos miramos y fue inevitable no reír. La situación, en parte, me resultaba chistosa, menudos amigos resultaron ser.
El silencio sobrevino entre los dos. Varías veces se acercaron féminas a la mesa, invitando a Nick a bailar, pero él solo las rechazaba de manera educada. En algún momento, todo perdió relevancia. Sabía que Nick se rehusaba a bailar solo por quedarse conmigo y eso, por un lado, me agradaba, pero, por el otro, él no tenía por qué desperdiciar su tiempo quedándose sentado cuando bien intuía que moría por ir detrás de alguna chica.
—Hey, no hace falta que te quedes aquí —espeté—. Ve a bailar si te apetece.
—¿No te importa? —cuestionó.
—Por supuesto que no —proferí, tratando de borrar todo rastro de dolor, camuflándolo con una sonrisa—. Hablo en serio. Ve a disfrutar, no me pasará nada por quedarme aquí sentado. Es más, me quedo con la mejor parte —acoté, señalando las bebidas.
—De acuerdo —Esbozó una media sonrisa, de esas que tanto me gustaban—. Iré tras la chica rubia de hace un rato. Quién sabe, en una de esas tengo suerte —musitó.
Asentí y lo vi alejarse, hasta perderse entre la multitud.
Dolor.
Dolía más de lo que hubiese imaginado. Tener que ocultar mis sentimientos por él. Sabía que si le confesaba todo, saldría perdiendo y no puedo plasmar en mi mente la sola idea de que Nick se alejase de mí. Prefiero y valoro más su amistad. Simplemente, me resigné a maquillar lo mejor que puedo todo lo que siento. Tal como lo hice ahora.
¿Cómo llegué hasta aquí? Lo último que recordaba era a Nick perdiéndose entre la multitud y después de eso... nada. Creo que bebí todo el alcohol que habían dejado en la mesa y, ¿en qué momento perdí el conocimiento? ¿Cómo llegué a mi departamento?Me incorporé de la cama, sintiendo el cuerpo pesado. Las nauseas no tardaron en aparecer, ocasionando que corriese hacia el baño. Todo lo que había en mi estómago terminó en el retrete. El dolor de cabeza... insoportable.Me quite la ropa e ingresé a la ducha. El agua fría ayudó a relajarme. Traté de recordar lo que hubo sucedido en la noche, pero la mente era una maraña borrosa, sin nada nítido. Todo estaba confuso, borroso.Posterior a finalizar con la higiene y necesidades fisiológicas, me dirigí hacia el living mientras a
*Nick*Hacía rato de que perdí la cuenta de las vueltas que di en la cama, tratando en vano de conciliar el sueño. No podía. La mente traicionándome, trayendo imágenes de Liam, ¿por qué siquiera pensaba en él? Hubo algo que tildó, algo que hizoclicy no sabía a ciencia cierta qué era.Posterior de haber hablado con Kael, la preocupación sobrevino (motivo por el cual fui, sin dudar, hasta el departamento de Liam). Jamás esperé ver a Liam... desnudo. No era como si él tuviese algo que otro chico no tendría, solo... verlo despojado de cualquier tipo de vestimenta, sumando su rostro sonrojado, no evité reír por tal escena en ese instante. Aun así, por una milésima de segundo, me pareció una imagen tierna, linda... ¿sensual? No, no puedo pensar de este modo. Es mi amigo, un chico igual que yo. No
Sinceramente, no recordaba a qué hora logré dormir. Lo único que tengo tan nítidamente en la cabeza es la imagen de Nick marchándose del departamento.Atisbo de cansancio y malestares físicos aún persistían y, a pesar de mi lamentable estado, acepté ir a trabajar en mi día libre. Don Tiago llamó, solicitando que cubriese a Max. Por supuesto, acepté, sobre todo porque la paga sería doble. Lo lamentable —para mí— era el hecho de que estaría en la barra del VIP, por ende, tenía que ir vestido formal.(…)Almorcé algo ligero luego acomodé el departamento. No era la gran cosa, pero el lugar era bastante cómodo. No tengo lujos ni adornos extravagantes, solo dispongo de lo esencial y básico para la vida diaria de una persona.Encendí el televisor, buscando algo entretenido hasta la hora de salir hac
—Perdón, ¿interrumpo?Esas palabras sonaron como un gruñido. Tosco y con ápice de irritación.Por poco y terminó en el piso en el instante en el cual me separé de Lex. Miré en torno a la persona que se encontraba casi pegado al pelirrojo. Deseé que el suelo se abriese y me tragase por completo, ¿por qué? ¿Por qué justo ahora?—¿Nick? —susurré, temiendo a no sé qué en realidad.—Estás perdonado —espetó Lex, escrutando a Nick de pies a cabeza—. Creo que seguiremos luego, Li.Su mirada color miel fija en la mía y esbozó una sonrisa. Sabía muy bien que el alcohol estaba haciendo lo suyo en su organismo.—Por lo que veo, estás muy entretenido, Liam —imperó Nick.Me miró, pero no hallé nada en sus ojos, solo fr&iac
*Nick*Actuar por un impulso o mero egoísmo, ambos son —en algún punto— un error. No fui consciente de mis actos, sino hasta estar dentro del coche con Liam. Lo saqué del bar y ahora... la realidad me golpeaba. No sé con precisión qué es lo que me sucede o no quiero verlo porque simplemente estoy aterrado. Hasta hace solo un par de días atrás todo estaba equilibrado. Sin embargo, luego de lo ocurrido en el departamento de Li, todo fue denso, marañoso y un completo caos. Mis emociones no son las típicas y mentiría si dijese que no me asusta. Tengo miedo de lo que estoy sintiendo en tan poco tiempo por alguien, por una persona que conozco desde hace un par de años. Y lo fatal del asunto es que se trata de un chico y no cualquiera, sino de uno de mis amigos, Liam.—¿Quién es realmente Alex? —pregunté, sin poder evitarlo más.&mdash
El resto de la velada pasó sin mayores acontecimientos. Por supuesto, aproveché cada descuido de los chicos mientras hablaban para observar de soslayo a Liam. Fui consciente de la mirada de Alex sobre mí y supe que se dio cuenta de lo que hacía, su ceño fruncido lo delataba. Pese a esos nimios detalles sin relevancia, reí por dentro. Era evidente —para mí— la sugestión de Alex hacia Liam. Sin embargo, aún me aterraba todo lo que comencé a sentir por causa de Liam. No sé hasta qué punto, pero soy consciente de que me atrae y no de una manera solamente amistosa y eso me asusta.—Bueno, chicos —profirió Kael—. No negaré que todo ha estado muy entretenido, pero mañana tengo un día muy atareado.—Sí, tienes razón —acotó Leo—. Ya son más de media noche.—Ha sido un placer estar
Finalicé un ajetreado y agotador día de trabajo en el Black Pearl. El segundo año consecutivo que trabajaba en estas fechas. No me quejo, sirve como distracción.Llegué al departamento, las luces titilantes del pequeño árbol parpadeaban, alternando la gama de colores entre verde, rojo, amarillo y azul. Sinceramente, solo lo armaba en memoria de mis seres queridos que ya no se encontraban a mi lado. Mis padres, realmente los extraño.El cansancio se encargó de agotar el poco esfuerzo que aún me quedaba; apenas atravesé la puerta de la habitación, me dejé caer sobre la cama. El sueño pululando a mí alrededor, arrastrándome, envolviéndome en sus cálidos brazos y mitigando la fatiga.«La panadería abría al público desde muy temprano y, en mi caso, no deseaba llegar tarde. Los pastelillos eran una delicia y ser&i
*Liam*La semana pasó sin mayores acontecimientos. Los recuerdos de aquella noche de domingo junto a Nick siguen latentes en mi memoria. No ocurrió nada fuera de lo usual, luego de la“broma”, nos fuimos a dormir. Durante la siguiente mañana no hicimos mucho, desayunamos y pasado el mediodía, Nick se marchó. Alex se comunicó conmigo y, por motivos ajenos, aún no pudimos vernos. Por lo poco que me ha contado, su padre no lo deja tranquilo. Supuestamente debiesen de ser sus vacaciones, pero Lex recibe, cada dos por tres, correos electrónicos de su padre, solicitando ayuda a saber con qué. Con los demás chicos hemos cruzados mensajes, cada quien está con sus obligaciones y responsabilidades, lo que imposibilita los encuentros entre semana.No me quejo, todo sigue igual.(…)Finalicé mis labores en el bar. Trabajar en distintos horarios y rotar los pues