Jonathan se quedó pasmado al escuchar que Leo estaba enamorado de una mujer con el mismo nombre que Maddie, que por un momento dudó que fuera la misma chica que lo llevó a la ruina. Su asombro era tal, que le resultaba una coincidencia bastante aterradora que el chico que tenía enfrente se hubiera enredado con dos mujeres que eran amigas y que ni siquiera estuviera enterado de ello. «Si en realidad este desgraciado se metió con ambas, no quiero imaginar lo que sucedería si ellas supieran que compartieron el mismo hombre», pensó malicioso. Con esto en mente y ansioso por descubrir la verdad, comenzó a interrogar cuidadosamente a Leo, para no levantar sospechas. —¿Maddie? ¿Así se llama la chica que te rompió el corazón la otra vez? —¡Fui un tonto! —exclamó el chico ebrio, ignorando la pregunta—. ¡Cómo podría pensar que una mujer como ella pensaría en amar a alguien como yo! —¿Por qué dices eso amigo? —preguntó Jonathan, intentando desesperadamente por descubrir si su amigo hablaba
«¡Excelente! Si esa tal Maddie que Leo conoce es mi exnovia, puedo aprovechar la oportunidad para buscar una manera de jugar con su relación de amistad», pensó Jonathan emocionado de influenciar al chico pelirrojo de empezar una relación con Claire. Aunque este plan resultara bastante perfecto, era consciente de que su plan tenía ciertos riesgos, sin embargo, él estaba dispuesto a arriesgarse con tal de vengarse de esa mujer que había destruido su vida. En cambio, Leo ya no podía estar más tiempo despierto, por lo que instintivamente se acomodó en la mesa para dormir y rápidamente cayó rendido por la embriaguez. Al ver que Leo había colapsado, el cantinero lo miró con recelo y se acercó a Jonathan. —Creo que tu amigo no aguantó mucho, ¿tú vas a pagar? —Claro que sí, ¿cuánto es? —Son 100 dólares —respondió el cantinero inexpresivo. Jonathan comenzó a buscar la cartera del chico pelirrojo, que afortunadamente encontró en la chaqueta, sacó el dinero y le pagó al hombre. Este al ve
Al enterarse de que Claire no había llegado a visitarlo, Leo la miró consternado, sin embargo, como aún se sentía mal por la jaqueca, frunció el ceño y apretó los ojos para soportar el malestar. Su vecina notó que el chico pelirrojo parecía un poco confundido con su visita, así que intentó explicarle. —Bueno, en realidad vine a hablar con tu papá para que me cotice un mueble de madera que quiero colocar en mi casa. Luego de hablar con él, supe que te sentías mal y pues me topé con Jonathan… En ese momento, Leo estaba tan confundido como para comprender lo que ella le estaba diciendo, que de pronto empezó a sentir náuseas y mareos. Instintivamente miró a Claire con una expresión de angustia. —Lo siento... podrías dejarme solo... por favor —suplicó el chico conteniendo el vómito. Claire se alarmó al percatarse de que Leo estaba pálido y su frente se había mojado por el sudor, que inmediatamente se acercó. —¿Qué pasa? ¿Te sientes mal? ¿Necesitas que te ayude en algo? Como Leo no po
Claire parpadeó asombrada ante el cuestionamiento de Leo, que tardó un poco en reaccionar debido a que le causaba sentimientos encontrados. Por un lado, le ilusionaba demasiado la idea de comenzar una relación con la esperanza de que en el futuro él olvide a la mujer que lo había herido profundamente; sin embargo, estaba el hecho de que ese pasado complicado siempre atormentará a ese chico y resultaría contraproducente para ambos. Al ver que ella lucía bastante estupefacta con su petición y se mantenía callada, el chico pelirrojo entendió que tal vez era demasiado apresurado de su parte hacer tal propuesta. Como no quería que su vecina malinterpretara las cosas, la miró fijamente y acercó su mano hacia su mejilla, provocando que el corazón de Claire latiera emocionado con este contacto. —Perdón —comenzó a decir el chico pelirrojo—, quizá no puedo ofrecerte todo mi corazón, pero me gustaría empezar a hacer las cosas bien. La joven abogada sintió que su corazón se derretía ante la mir
Mientras se dirigía a casa de su amiga, Claire caminaba llena de energía y todo a su alrededor le parecía maravilloso. Aunque en un principio tenía planes de visitarla para contarle sobre su nefasto encuentro con Jonathan, en realidad estaba bastante emocionada por lo que había pasado en la habitación de Leo. De pronto recibió una llamada, así que rápidamente contestó su teléfono: —¿Aló? —¡Qué tal Claire! Soy Mary Grey —saludó una voz femenina al otro lado de la línea—. Te hablo para confirmar tu participación en el evento COS, aunque no hemos anunciado tu asistencia, queremos saber si vas a estar mañana en el cóctel de presentación. —¡Ah! Hola Mary, un gusto saludarte —reaccionó ella bastante aturdida—. La verdad no lo había checado con mi agente, pero creo sí podré estar con ustedes mañana —esto último lo dijo con demasiada emoción. —¿En serio? ¡Esto es sensacional! Hemos guardado tu lugar este tiempo, con la esperanza de que nos acompañes —exclamó emocionada la mujer. —Lo sé,
—Dime cariño, ¿Leo Brown fue tu conquista número 50? —volvió a repetir aquella misteriosa persona. —¿Qui... quién eres? —preguntó Maddie con voz temblorosa. —Cariño, no me digas que ya olvidaste a tu conquista número 49 —se burló ese sujeto al otro lado de la línea. En ese momento Maddie descubrió que esa persona era ni más ni menos que Jonathan, su anterior pareja que la había acosado tras finalizar la relación y por su culpa tuvo que implementar acciones legales para detenerlo. Como no estaba de buen humor para soportar sus chantajes, trató de recomponerse y no mostrar debilidad. —¿De qué estás hablando? —preguntó agresivamente. —Mmm... ¿Por qué te empeñas en ocultarlo? —cuestionó sarcásticamente Jonathan. —¡Estás loco! ¡No oculto nada! —aseguró ella con firmeza. —¡Ja! Mira Maddie, ya no soy aquel hombre estúpido a quien estafaste con tu falso cariño, sé muy bien que andabas buscando a 50 hombres para coger, así que sacando cuentas, estoy seguro de que ya cumpliste tu meta, ¿n
Tumbado en la cama, Leo miraba fijamente el techo mientras reflexionaba sobre lo ocurrido esa mañana con Claire. «¡Ah! M*****a sea, parece que estoy en una pesadilla sin fin. Nada me está saliendo bien últimamente», se lamentó internamente. En ese punto sentía que su vida se había vuelto un caos, una serie de eventos que lo hundían y lo hacían sentirse miserable, que lo único que deseaba era desaparecer. «Si tan solo pudiera regresar a mi tonta vida monótona, en aquellos días cuando podía alejarme de la realidad, trabajando tranquilamente en el taller de Jacob, sin otra aspiración en la vida más que dormir, comer y jugar videojuegos con Mike», pensó con aflicción Entonces su mente volvió al punto en el que todo se vino abajo, específicamente en el momento en que Maddie apareció en su vida, trastornando todo a su paso como un tornado. Incluso ella fue capaz de fracturar la armadura que él había logrado forjar para protegerse de la crueldad humana y, por consiguiente, estrujando su in
Mike no cabía de asombro ante la revelación de su amigo, que apenas pudo decir. —¿Eres en realidad mi amigo Leo? —cuestionó incrédulo. El chico pelirrojo no estaba de ánimos para bromas, así que ante el comentario irónico de su amigo, resopló de frustración. —¡Estoy hablando en serio! —replicó de mala gana. Por el tono de voz de su compañero de juegos, Mike dejó a un lado las bromas y comentó: —¡Ey! Calma, no te enojes. —Pues tú te lo estás tomando a juego —refunfuñó Leo. —¿Pues qué quieres que piense de ti? Realmente estoy impresionado con lo que me cuentas, ya que antes no eras capaz de acercarte a una mujer, ni mucho menos tomar licor, pero ahora escucho que te volviste un ligón y vas a los bares —señaló el chico gamer bastante alterado con el relato de su amigo. Estos señalamientos irritaron a Leo, que objetó. —¿Qué tiene de malo que me vuelva un ligón y me embriague? —¡Nada de malo! —replicó Mike—. Es solo que me sorprende que hayas cambiado de la noche a la mañana. —¿D