—Dime cariño, ¿Leo Brown fue tu conquista número 50? —volvió a repetir aquella misteriosa persona. —¿Qui... quién eres? —preguntó Maddie con voz temblorosa. —Cariño, no me digas que ya olvidaste a tu conquista número 49 —se burló ese sujeto al otro lado de la línea. En ese momento Maddie descubrió que esa persona era ni más ni menos que Jonathan, su anterior pareja que la había acosado tras finalizar la relación y por su culpa tuvo que implementar acciones legales para detenerlo. Como no estaba de buen humor para soportar sus chantajes, trató de recomponerse y no mostrar debilidad. —¿De qué estás hablando? —preguntó agresivamente. —Mmm... ¿Por qué te empeñas en ocultarlo? —cuestionó sarcásticamente Jonathan. —¡Estás loco! ¡No oculto nada! —aseguró ella con firmeza. —¡Ja! Mira Maddie, ya no soy aquel hombre estúpido a quien estafaste con tu falso cariño, sé muy bien que andabas buscando a 50 hombres para coger, así que sacando cuentas, estoy seguro de que ya cumpliste tu meta, ¿n
Tumbado en la cama, Leo miraba fijamente el techo mientras reflexionaba sobre lo ocurrido esa mañana con Claire. «¡Ah! M*****a sea, parece que estoy en una pesadilla sin fin. Nada me está saliendo bien últimamente», se lamentó internamente. En ese punto sentía que su vida se había vuelto un caos, una serie de eventos que lo hundían y lo hacían sentirse miserable, que lo único que deseaba era desaparecer. «Si tan solo pudiera regresar a mi tonta vida monótona, en aquellos días cuando podía alejarme de la realidad, trabajando tranquilamente en el taller de Jacob, sin otra aspiración en la vida más que dormir, comer y jugar videojuegos con Mike», pensó con aflicción Entonces su mente volvió al punto en el que todo se vino abajo, específicamente en el momento en que Maddie apareció en su vida, trastornando todo a su paso como un tornado. Incluso ella fue capaz de fracturar la armadura que él había logrado forjar para protegerse de la crueldad humana y, por consiguiente, estrujando su in
Mike no cabía de asombro ante la revelación de su amigo, que apenas pudo decir. —¿Eres en realidad mi amigo Leo? —cuestionó incrédulo. El chico pelirrojo no estaba de ánimos para bromas, así que ante el comentario irónico de su amigo, resopló de frustración. —¡Estoy hablando en serio! —replicó de mala gana. Por el tono de voz de su compañero de juegos, Mike dejó a un lado las bromas y comentó: —¡Ey! Calma, no te enojes. —Pues tú te lo estás tomando a juego —refunfuñó Leo. —¿Pues qué quieres que piense de ti? Realmente estoy impresionado con lo que me cuentas, ya que antes no eras capaz de acercarte a una mujer, ni mucho menos tomar licor, pero ahora escucho que te volviste un ligón y vas a los bares —señaló el chico gamer bastante alterado con el relato de su amigo. Estos señalamientos irritaron a Leo, que objetó. —¿Qué tiene de malo que me vuelva un ligón y me embriague? —¡Nada de malo! —replicó Mike—. Es solo que me sorprende que hayas cambiado de la noche a la mañana. —¿D
Tras cuestionar a su hijo, Jacob lo observó fijamente en espera de su respuesta, sin embargo, este se mantuvo callado y desvió la mirada. Al percatarse de su actitud evasiva, el afligido hombre sospechó que la decisión de Leo de comenzar una relación con Claire era un medio para olvidar la decepción que vivió con Maddie, así que pensó darle un último consejo. —Creo que lo mejor sería que te tomes un tiempo y no te esfuerces por estar con alguien solo porque quieres olvidar tu dolor. Ten en cuenta los sentimientos de la otra persona, ya que de lo contrario, ella podría ser la más lastimada en el proceso. ¿Me entiendes? El comentario de su padre provocó que Leo sintiera culpabilidad y se cuestionara si había sido demasiado prematuro de su parte pedirle a Claire que salieran. Tras pensarlo un poco en los pros y contras de esta relación, contestó con determinación. —Lo sé, padre, pero estoy dispuesto a no cometer el mismo error dos veces. —Eso espero, hijo —suspiró el hombre resignado.
Como su amigo se la pasó durmiendo el resto de la tarde, Mike decidió no molestarlo y se encargó de comprarle un boleto de avión para que ambos pudieran viajar al día siguiente. Sin embargo, eso resultó una misión titánica, ya que no había lugares disponibles en clase comercial, salvo en la clase ejecutiva. —¡Ah! Tendré que pagar un boleto en clase ejecutiva para Leo, y pagar la diferencia para que me cambien mi lugar a esa área —meditó el gamer. Después de hacer los ajustes, vio que ya era hora de cenar, así que se acercó a la habitación para llamar a su amigo, pero al percatarse de que este estaba profundamente dormido, pensó no despertarlo. Al día siguiente, Mike y Leo salieron apresuradamente del departamento, debido a que el primero se quedó dormido, olvidando que debían estar en el aeropuerto tres horas antes de que el avión despegue con destino a Ciudad Capital, lugar donde se llevaría a cabo el Torneo Nacional de Videojuegos. Mientras el taxi los llevaba a su destino, ambo
A Leo le resultaba increíble que Claire se hubiera puesto en contacto con Mike, ya que no había forma en que ellos tuvieran amigos en común o se hubieran conocido con anterioridad. Así que tras constatar con sus ojos que ese perfil era de su vecina, se sintió un poco incómodo con el hecho de que ambos fueran amigos en redes sociales, así que se dirigió a su amigo con recelo. —¿Cómo es que...? Su juguetón compañero sonrió maliciosamente y confesó su delito: —Bueno, en realidad, tomé tu teléfono y descubrí que habías hablado por última vez con Claire, por suerte ella tenía su foto en el perfil de mensajería, así que me di a la tarea de buscarla en redes sociales y, cuando la encontré, inmediatamente le mandé una solicitud de amistad. El chico pelirrojo estaba sumamente consternado al escuchar que su amigo había actuado como un acosador, así que lo tomó por el cuello con la intención de reprenderlo por su acción. —¡Cómo te atreves a hacer tal cosa! ¡Eres un pervertido! —reclamó iracu
En el momento en que ese nombre vino a su mente, Leo comenzó a sentirse sofocado, por lo que pensó marcharse de ese lugar cuanto antes para no convulsionar. En el momento en que se dispuso a dirigirse a la salida, Mike se acercó para preguntar qué le sucedía. —Hermano... ¿Qué te pasa? —Perdón, siento náuseas —contestó el chico pelirrojo un tanto mareado. —¿Cómo? ¿Quieres ver a un doctor? —preguntó Mike visiblemente preocupado. —No te preocupes —respondió, tratando de apartar a su amigo—. Iré a la habitación a descansar, no quiero que te pierdas de tu fiesta. Diviértete —tras esto, se alejó. Mike no pudo detener más a su amigo, ya que en ese momento aparecieron unos reporteros para hacerle unas preguntas, por lo que no le quedó de otra que quedarse. Al mismo tiempo, el chico pelirrojo se dirigió apresurado a la salida. Cuando se encontró en el vestíbulo, comenzó a sentir que cada paso le quitaba el aliento. Mientras luchaba por no trastabillar, de pronto escuchó que su teléfono m
—¿Claire? —dijo como un chillido, ya que en ese momento cubrió su boca para ahogar el grito de asombro. «¿Cómo es que ella está aquí? No entiendo, jamás le dije en cuál hotel me hospedaría, ¿acaso es una acosadora?, pensó sumamente contrariado. Mientras trataba de entender lo que pasaba, recordó que él compartía la habitación con Mike, así que dirigió su vista hacia la cama de al lado y se sorprendió al ver que no había nadie. Aturdido, comenzó a levantarse lentamente, en un intento por evitar despertar a Claire, quien parecía profundamente dormida. Sin embargo, su esfuerzo fue en vano, ya que la joven abrió los ojos repentinamente. —Buenos días —saludó un poco adormilada. —Bue... bue... nos días... ¿Qué... qué haces aquí? —preguntó Leo bastante asustado. Claire bostezó con pereza y lentamente se reincorporó. —No sé, me quedé dormida —respondió con inocencia. El chico pelirrojo estaba tan pasmado, ya que no esperaba que ella tomara este tipo de iniciativas. Antes de que pudiera