Narra Melisa
Los fuegos artificiales suenan, los miro explotar en el aire y el cielo se ilumina con hermosos colores, a lo lejos oigo la algarabía de muchas personas porque un nuevo año comienza, muchos están llenos de sueños, expectativas, metas, promesas, pero yo me siento vacía, solo una hoja en blanco tengo en mi lista para el nuevo año.
Sé que esta es una fecha para disfrutarla y estar al lado de las personas que amas pero en este momento me encuentro sola y no es por mi voluntad, mi corazón palpita con fuerza por los pensamientos que invaden mi mente, jamás pensé que cerraría de esta forma el año y mucho menos que iniciaría uno nuevo sin un norte específico y lejos de las personas que amo.
El frío me invade, aunque mi ropa me abrigue, mi piel se eriza y mis bellos reaccionan por la sensación de frío y vacío en mi corazón. Estoy sola en el taller mecánico de Albert, lugar en el que trabajo y duermo, en este país extranjero en el que hasta los momentos me ha mostrado solo hostilidad.
Me encuentro parada junto a la ventana, mirando al cielo, con mi estómago vacío al igual que mi corazón, llevo puesto un pantalón de mezclilla ancho y largo, botas negras de seguridad, un jersey negro y una chaqueta militar que Albert me deja usar.
El firmamento se ilumina destellando colores, sí estuviera con mi padre este sería un momento alegre y si estuviese con Gabriel él se esforzaría porque fuera un momento romántico pero en este instante aunque el cielo se ve hermoso y es una fecha de fiesta, para mí es un momento triste, es un recordatorio de mis errores, de mi mala suerte y de mi nueva vida impuesta, quiero volver a mi hogar, quiero abrazar a los que quiero pero existe un hombre llamado Camilo al que le temo y él es el motivo por el cual en estos momentos no puedo regresar a casa.
En el pasado yo solía estar llena de comentarios y opiniones, amaba la adrenalina y el riesgo, era la niña consentida de papi, una gran mecánico y muy buena piloto, estaba por iniciar mis estudios universitarios, tenía un novio que me amaba y mi mayor dificultad era saber si yo sentía lo mismo por él. Ahora me invade el miedo y la soledad, callo lo que pienso y me hago a un lado para dejar que otros hagan lo suyo y así poder evitar conflictos, me he vuelto un cero a la izquierda, nada que ver con la chica alegre, imponente y líder que yo era.
Solía pensar que mi padre y yo teníamos problemas económicos, pero ahora entiendo que pertenecía a la clase media, que tenía comodidades y podía darme lujos cada cierto tiempo y de la misma forma a veces enfrentábamos algunos conflictos financieros que siempre lográbamos solventar.
En estos momentos realmente tengo problemas económicos y soy pobre, aunque trabajo doce horas diarias no logro pagar un lugar decente para vivir, mucho menos puedo darme el lujo de equipar una vivienda, me siento discriminada en mi trabajo y acosada por mis compañeros, he vivido situaciones difíciles y no sé cómo salir de esta situación, lo peor es pensar que esta nueva situación es mi bote salvavidas para evitar que Camilo me dañe o a mi padre.
Ahora sé lo que es el miedo, el hambre, la soledad, la indiferencia, vulnerabilidad y discriminación, ahora entiendo cuando mi padre me decía que muchos hombres odiaban ser superados por una mujer en lo que ellos consideran su territorio, estoy harta de los paradigmas y estereotipos, quisiera hacer algo al respecto, pero si algo he aprendido es que no puedo cambiar a los demás, solo puedo cambiar yo por eso decidí ser más sumisa en mi lugar de trabajo, hacerme a un lado y no luchar por mis derechos como antes lo hacía, sé que esa no es la mejor decisión, pero desde que me golpearon mis compañeros de trabajo y amenazaron, ha sido la mejor solución que he encontrado para mantener algo de paz en mi vida.
Mirando a lo lejos pienso: “si Dios existe y me oye en este momento, le pido, que mire mi situación y me brinde una salida”.
Respiro profundo y me alejo de la ventana, ya no quiero pensar más en mi vida y mucho menos lamentarme por ella, quiero iniciar este año con dignidad y buenos pensamientos. Camino a mi habitación si así le puedo decir, es un espacio pequeño he improvisado en un rincón del taller con una colchoneta en el suelo para dormir.
Llegué hace quince días a la ciudad de New York, luego de haber cruzado ilegalmente la frontera del país y tener la suerte de no haber sido atrapada por los oficiales de migración, vagué casi por dos semanas en Texas, hasta que logré que una joven y amable mujer que manejaba un camión me permitiera viajar con ella, pasamos casi dos días de camino hasta llegar, pensé que por fín estaría a salvo al llegar a este lugar a trabajar, tenía entendido que Albert era amigo de mi padre y me daría un buen trato, pero al llegar, me mandó a trabajar sin descansar, me dijo que debía pagar mi estadía en este lugar, mis compañeros me rechazaron inmediatamente y mis opiniones no fueron bien recibidas al entender que soy nueva y más joven pero sé mucho más que ellos. Pensaba que aquí las cosas serían más sencillas pero no es así, cada día estoy más delgada por el hambre, necesito que me paguen por el trabajo que he realizado pero debo esperar a completar el mes.
Para aliviar el hambre Albert me da pan y un vaso de agua en las mañana, dice que eso me dará energía para trabajar, en las tardes me da un poco de arroz blanco y eso es todo lo que he comido en quince días, porque ya no me queda dinero.
Si algo puedo desear, si algo puedo pedir para este nuevo año es que mi padre este nuevamente a mi lado y mi situación mejore, solo eso sería un alivio para mi existencia.
Me siento en la vieja colchoneta y miro a mi alrededor, todo se ve oscuro y sucio, aun así algo dentro de mí se activó, inexplicablemente me llené de energía y esperanza, prendí las luces, busco una cubeta, la lleno con agua y jabón, lavo el rincón en el que duermo por completo: paredes, techo, suelo. Busco en el depósito del taller una extensión eléctrica, lámpara, bombilla y con eso le coloco luz a mi habitación, así la llamaré desde este momento.
Tomo el viejo y sucio colchón y lo lavo con espuma de jabón, lo seco usando paños gruesos y luego los coloco frente a los ventiladores del taller para que seque rápido, lavo la sábana vieja que Albert me dio, aprovecho la energía que siento y lavo mi ropa.
Termino de lavar y busco las cajas de madera en las que vinieron los tres motores que instalamos las últimas semanas, desarmo las cajas y fabrico una pared, que le da una mejor apariencia a mi habitación y la amplio un metro, quedando como un cuadrado de dos metros de ancho por dos metros de largo, con la madera que me queda hago otra pared, un poco más baja que la anterior y dejo un espacio para la puerta, pero como se acabaron los materiales coloco la sábana como cortina y ahora que está limpia luce mucho mejor.
Miro mi nuevo espacio, se ve limpio, iluminado, huele bien y tiene mi sello personal.
Me doy cuenta que estaba dejándome llevar por la depresión y no debo permitirlo, recuerdo que soy una luchadora, una líder, llena de habilidades y si quiero vivir con dignidad lo haré sin esperar nada de nadie.
Treinta y cuatro días antes. Narra Dante Son las tres de la mañana, hemos terminado las carreras de autos y ya muchos han comenzado a retirarse, solo queda nuestro reflector encendido y las luces de pocos autos. Melisa, mi hija, está junto a sus amigos mostrando su nuevo auto que ganó esta noche, un Mustang GT de 1967 color negro brillante con dos líneas blancas que lo atraviesan de extremo a extremo en su parte superior. - ¡Mel! - le grito a mi hija y cuando voltea le hago señas para que entienda que debemos irnos. Mientras Alejandro sube los autos a la grúa, yo apago el reflector y guardo los cables eléctricos para marcharnos, luego de eso converso con Gabriel y decidimos que me iré con Alejandro y Mel se irá con él. Volteo ver a Mel, se ve radiante de la alegría, siempre ha querido un Mustang y esta noche ha ganado uno, estoy orgulloso de ella pero comienzo a sentir que la vida que le ofrezco no es la que se merece. Camino h
Narra Melisa.Despierto muy temprano y con mucha energía, entro en la sala de baño y me doy una larga ducha con agua tibia, al salir envuelvo mi cuerpo con una toalla blanca y mi cabello con otra toalla, lavo mis dientes y me hago una limpieza facial, unos años atrás era impensable que yo cuidara de mí o tuviera actitudes femeninas, pero gracias a Maritza mi vecina he aprendido todo lo que mi padre no ha podido enseñarme.Me maquillo de forma ligera y elijo un vestido azul marino, holgado y de algodón para salir, me calzo con mis zapatos Converse blancos.Salgo de mi habitación después de perfumarme, peinarme y saludo a mi padre con entusiasmo.- Buenos días caballero.Él voltea a verme, está cocinando huevos revueltos y pan tostado, viste un overol negro.- Hola preciosa.Se acerca a mí y besa mi frente.- ¿Estás l
Narra GabrielMelisa es la chica que me ha gustado más en toda mi vida, en muchos aspectos ella es lo que yo quisiera ser, segura de sí misma, extrovertida y libre, yo por alguna razón soy callado e inseguro.Ella se mudó a mi vecindario cuando tenía seis años, su madre había muerto por cáncer de colon, su padre y ella estaban muy tristes, con deseos de alejarse de todo lo que les recordaba los últimos meses de agonía y dolor de su madre.Mel, como le digo de cariño, no hablaba ni salía de su casa, mi madre siempre decía que ella necesitaba amigos, afecto y que deberíamos ayudar, en aquella época aún mi padre vivía con nosotros, yo tenía nueve años y mi hermano cuatro.Cuando el padre de Mel compró el galpón abandonado de la esquina, mi madre se ofreció para la limpieza del lugar y también como ni
Narra Melisa Gabo y yo dejamos la moto en casa de su madre y nos fuimos caminando hasta el taller que nos quedaba a unos 20 metros de distancia. Gabo estaba distraído en sus pensamientos y yo en los míos. Al llegar al taller saludo con un buenas tardes a los presentes, dos clientes de mi padre, mi padre, Fernando el encargado de reparar la carrocería de los autos, Miguel el encargado de la pintura y un par de ayudantes, me acerco a mi padre, le entregó el almuerzo qué Maritza le ha enviado. - Hola padre, aquí te mandó una admiradora- digo con picardía y le guiño un ojo, él se ríe y niega con la cabeza pero toma la taza y la lleva a su oficina para luego lavarse las manos y comenzar a almorzar. - Hola Mel ¿cómo te preparas para la carrera de hoy?- Me pregunta Fernando. - Me siento bien y optimista como siempre- le contesto. - Lo sé, tienes un muy buen auto para competir, pocos están tan bien preparados cómo los tuyos. - Gracias,
Narrador Melisa se fue a casa a dormir, para ella es importante conservar la energía para la carrera. Gabo, Maritza y Dante estuvieron reunidos en el taller después de terminar sus labores, no fue nada planificado pero la oportunidad se dio y Dante la aprovechó para conversar, desde la pesadilla de la madrugada de hoy Dante se siente intranquilo y necesitaba hablar algunas cosas y no seguir retrasando el momento de agradecer la ayuda y el apoyo que ha recibido todos estos años. - Gracias a ti Dante, haz sido como un padre para mí- fueron las palabras de Gabo al finalizar la charla y antes de marcharse. Maritza se quedó más tiempo porque le correspondía limpiar el lugar y aprovechó de hablar con Dante, ella lograba percibir su ansiedad y como madre soltera es capaz de entender lo que el hombre está sintiendo. - Tengo que reconocer que Mel es una chica inquieta y yo le he permitido todo, no le he puesto suficientes frenos- dijo Dante. -
NarradorLa noche continúa entre competencias, risas, música y apuestas, una noche de diversión y adrenalina a la que Melisa está acostumbrada.A lo lejos ve a un hombre que no deja de observarla, tiene aspecto rudo y brazos tatuados, ella se percata de su mirada y él le guiña un ojo y levanta una botella de Ron haciéndole seña de brindis y se empina la botella, bebiendo repetidos tragos.- ¿Todo bien?- le pregunta Dante.Melisa le señala al hombre.- No lo había visto por aquí antes.- Yo tampoco Mel, esta noche hay varios nuevos, solo espero que ese hombre no piense competir.- Yo pienso igual aunque nuestras reglas no se lo permitirían aunque quiera, parece estar bebiendo mucho.- Si, pero que no nos preocupe, ven pongámonos más adelante, es hora de la carrera de Fernando.- Me encanta espero que gane esta noche y
NarradorSe marcharon rumbo a casa, en un viejo Volkswagen escarabajo iban Gabriel y Melisa, en la grúa iban Alejandro y Dante, quienes llevaban los autos de competencia en la plataforma.El teléfono de Dante sonó, el hombre miró la pantalla y sonrió antes de atender.- Dimen Mel.-¿Qué te parece si vamos por aquellas hamburguesas mixtas que me habías comentado?- Me encanta la idea ¿sería una cena de festejo?- Claro hombre.- Perfecto nos vemos en el lugar.Media hora después se desviaron de la carretera en busca del carro de comida, al llegar aparcan los autos y se bajan a ordenar.Esperan su comida conversando acerca de autos clásicos y las mejores modificaciones que han visto y hecho.Son las dos de la mañana y en otra mesa, una pareja de enamorados se ríe y conversa entre besos, la chica se ve frágil y he
NarradorLos policías inspeccionaron el lugar, tomaron fotos y declaraciones de lo sucedido, se llevaron el bate de béisbol como evidencia y remolcaron el Cadillac de Melisa a la delegación, todo mientras se dan las investigaciones aparentemente, Alejandro, Gabriel y Marcos debieron ir a la delegación para explicar detalladamente los hechos y Melisa se fue en la ambulancia con su padre rumbo al hospital.Mientras eran trasladados a la delegación Marcos le informó a los chicos que su hermano tenía muchos contactos y no quedaría preso, además no debían decir que todo el asunto tenía que ver con carreras ilegales porque eso haría que el carro de Melisa no fuese devuelto y que Melisa, Alejandro, Dante y Gabriel enfrentaran cargos y fueran obligados a delatar a toda la organización de carreras ilegales.Era mejor decir que un hombre ebrio golpeó el auto y les robó