Narra Melisa.
Despierto muy temprano y con mucha energía, entro en la sala de baño y me doy una larga ducha con agua tibia, al salir envuelvo mi cuerpo con una toalla blanca y mi cabello con otra toalla, lavo mis dientes y me hago una limpieza facial, unos años atrás era impensable que yo cuidara de mí o tuviera actitudes femeninas, pero gracias a Maritza mi vecina he aprendido todo lo que mi padre no ha podido enseñarme.
Me maquillo de forma ligera y elijo un vestido azul marino, holgado y de algodón para salir, me calzo con mis zapatos Converse blancos.
Salgo de mi habitación después de perfumarme, peinarme y saludo a mi padre con entusiasmo.
- Buenos días caballero.
Él voltea a verme, está cocinando huevos revueltos y pan tostado, viste un overol negro.
- Hola preciosa.
Se acerca a mí y besa mi frente.
- ¿Estás listo para la carrera de esta noche?
- Claro que lo estoy, solo intenta ser más calmada a la hora de ganar, recuerda que para muchos hombres es una ofensa perder ante una mujer.
- Esta bien, intentaré no herir la autoestima de ningún macho- digo y me rio.
Mi padre me entrega mi desayuno y se sienta frente a mí a comer, terminando de comer tocan la puerta.
Toc, toc, toc.
- Ese debe ser Gabriel iremos juntos a la universidad.
- ¿Para qué tienes auto?
- Para competir y hoy me quiero ir en moto, no te preocupes papá yo manejo, Gabriel solo quiere ver el espacio y quiere creer que necesito su protección.
- No seas dura con el chico, hace mucho que está enamorado de ti.
- Pensé que tú eras el duro.
Me reí y lancé un beso al aire en dirección a mi padre, tomé mi bolso y me fui.
Salgo de la casa y consigo al chico frente a mí.
- Hola Gabriel, me encanta que seas puntual- digo y beso su mejilla.
- Hola preciosa- me dice y me mira de arriba abajo con una sonrisa pícara.
Gabriel es el hijo de Maritza, es vecino, amigo y enamorado desde que me mudé al vecindario, tiene 24 años y es mecánico de profesión, trabaja con mi padre y conmigo en nuestro taller.
Es un hombre de 1,70 cm. de altura, piel blanca, cabello negro, barba incipiente, mirada profunda, cejas pobladas y ojos negros.
Hoy está vestido con unos pantalones de mezclilla rotos y gastados, un jersey negro y botas de seguridad negras.
Juntos iremos a matricularme en la universidad, por fin iniciaré mis estudios en Mecánica Automotriz, aunque sé mucho del tema no tengo ningún certificado que avale mis conocimientos y para mí graduarme sería un gran logro, además que aprendería aspectos técnicos que desconozco.
Miro fijamente a Gabriel a los ojos.
- Dame las llaves.
- ¿Por qué no dejas que yo te lleve?
- Porque yo manejo mejor.
- Eso es cierto pero llevas vestido hoy, te verías mejor si vas atrás.
Lo pienso un momento.
- Es cierto, te salvaste hombre.
Ambos reímos, él me entrega un casco que no pienso usar hasta que mi cabello se seque por completo. Gabriel se coloca el casco, ambos subimos a la moto honda básica y nos vamos rumbo al instituto.
Veinte minutos después llegamos al lugar, ambos bajamos de la moto y Gabo se asegura de que nadie pueda robarla, aunque viendo los otros medios de transporte no creo que nadie se fije en este al menos que sea para hacer bullying.
Camino adelante y confiada viendo el hermoso lugar, sus jardines e infraestructura, me siento alegre y optimista, siento como Gabo apresura su paso, se coloca a mi lado y toma mi mano, yo me detengo en seco y lo miro, mi intención era sentirme libre y coquetear, pero una parte de mí lo entiende, hace mucho que ha estado enamorado de mí y apenas llevamos saliendo en secreto dos meses, no estoy segura de lo que siento por él, no sé si es afecto real de una mujer hacia un hombre o cariño y costumbre.
Juntos caminamos a la oficina de admisión, cancelamos mi matrícula, entrego los documentos, luego asisto a la sala de carnetización, me toman la foto y espero unos minutos para recibir mi carnet de estudiante, retiro mi horario de clase y me siento feliz, aunque aún debo esperar hasta Enero para iniciar.
Gabo y yo caminamos a un cafetín dentro del instituto, veo personas más jóvenes y de mejor posición social que yo, algunas me miran con arrogancia, pero no me importa yo estudiaré gracias a mi esfuerzo y el de mi padre, estudiaré la carrera que yo elegí y en el tiempo que decidí hacerlo y me siento segura de mi decisión.
Aunque termine mis estudios de bachillerato a los 17 años, quise dedicarme al taller con mi padre, logramos superar una crisis económica fuerte, aprendí a pintar autos y a hacer hermosos diseños a mano junto a un experto con estudios en diseño gráfico y no me arrepiento. Ahora a mis 21 años he decidido continuar mis estudios y superarme.
- ¿Gabo qué te parece el lugar?
- Es muy bonito, estoy muy orgulloso de ti – me dice mirando el suelo.
- Tú también puedes estudiar.
- Ya lo he hecho.
- No me refiero a los cursos sino a hacer una carrera, un estudio de tres años o más.
- Ya estoy bien así.
- ¿Entonces que tienes?
- Hay muchos chicos aquí.
- Si y también chicas, aquí y en todas partes, pero aun así te estoy dando una oportunidad así que no seas dramático.
- Me preocupé un poco pero tienes razón, disfrutemos el presente – dijo un tanto dudoso pero con una sonrisa.
Lo miro y realmente es atractivo, es mayor que yo por tres años, es fuerte, masculino y me quiere, que más puedo pedir, además con él perdí mi virginidad a mis 16 años, éramos muy amigos, confidentes y decidimos experimentar entre nosotros porque nos teníamos confianza y teníamos algunas dudas acerca del acto, lo repetimos un par de veces hasta que logramos hacerlo pero para mí no fue lo que esperaba y no quise volver a intentarlo, el en cambio no volvió a mirar a otra chica o al menos eso creo y siempre ha estado a mi lado.
Gabriel se levanta y camina hacia la barra del cafetín para ordenar unas bebidas, yo lo espero mientras reviso en mi teléfono mis redes sociales.
- ¡Disculpa! ¿Eres Melisa?
Me pregunta un hombre joven y atractivo.
- ¿Te conozco?
- No, por lo que veo, permíteme presentarme, soy Marcos profesor en este instituto – dice y extiende su mano.
- Hola Marcos.
Le doy la mano.
- Eres muy buena conductora, te vi en una competencia el otro día y me quedé fascinado, por cierto ¿cuántos años tiene?
- 21 y es mi novia – dice Gabo llegando a la mesa, yo sonrió y lo miro con cariño, es como un niño celoso.
- No quise molestar, disculpen, fue un placer conocerte.
- Igual digo profe- respondí.
El hombre se aleja y Gabo me observa mientras coloca las bebidas en la mesa.
- ¿Qué?- le digo.
- Nada.
Y allí acabó la conversación.
Narra GabrielMelisa es la chica que me ha gustado más en toda mi vida, en muchos aspectos ella es lo que yo quisiera ser, segura de sí misma, extrovertida y libre, yo por alguna razón soy callado e inseguro.Ella se mudó a mi vecindario cuando tenía seis años, su madre había muerto por cáncer de colon, su padre y ella estaban muy tristes, con deseos de alejarse de todo lo que les recordaba los últimos meses de agonía y dolor de su madre.Mel, como le digo de cariño, no hablaba ni salía de su casa, mi madre siempre decía que ella necesitaba amigos, afecto y que deberíamos ayudar, en aquella época aún mi padre vivía con nosotros, yo tenía nueve años y mi hermano cuatro.Cuando el padre de Mel compró el galpón abandonado de la esquina, mi madre se ofreció para la limpieza del lugar y también como ni
Narra Melisa Gabo y yo dejamos la moto en casa de su madre y nos fuimos caminando hasta el taller que nos quedaba a unos 20 metros de distancia. Gabo estaba distraído en sus pensamientos y yo en los míos. Al llegar al taller saludo con un buenas tardes a los presentes, dos clientes de mi padre, mi padre, Fernando el encargado de reparar la carrocería de los autos, Miguel el encargado de la pintura y un par de ayudantes, me acerco a mi padre, le entregó el almuerzo qué Maritza le ha enviado. - Hola padre, aquí te mandó una admiradora- digo con picardía y le guiño un ojo, él se ríe y niega con la cabeza pero toma la taza y la lleva a su oficina para luego lavarse las manos y comenzar a almorzar. - Hola Mel ¿cómo te preparas para la carrera de hoy?- Me pregunta Fernando. - Me siento bien y optimista como siempre- le contesto. - Lo sé, tienes un muy buen auto para competir, pocos están tan bien preparados cómo los tuyos. - Gracias,
Narrador Melisa se fue a casa a dormir, para ella es importante conservar la energía para la carrera. Gabo, Maritza y Dante estuvieron reunidos en el taller después de terminar sus labores, no fue nada planificado pero la oportunidad se dio y Dante la aprovechó para conversar, desde la pesadilla de la madrugada de hoy Dante se siente intranquilo y necesitaba hablar algunas cosas y no seguir retrasando el momento de agradecer la ayuda y el apoyo que ha recibido todos estos años. - Gracias a ti Dante, haz sido como un padre para mí- fueron las palabras de Gabo al finalizar la charla y antes de marcharse. Maritza se quedó más tiempo porque le correspondía limpiar el lugar y aprovechó de hablar con Dante, ella lograba percibir su ansiedad y como madre soltera es capaz de entender lo que el hombre está sintiendo. - Tengo que reconocer que Mel es una chica inquieta y yo le he permitido todo, no le he puesto suficientes frenos- dijo Dante. -
NarradorLa noche continúa entre competencias, risas, música y apuestas, una noche de diversión y adrenalina a la que Melisa está acostumbrada.A lo lejos ve a un hombre que no deja de observarla, tiene aspecto rudo y brazos tatuados, ella se percata de su mirada y él le guiña un ojo y levanta una botella de Ron haciéndole seña de brindis y se empina la botella, bebiendo repetidos tragos.- ¿Todo bien?- le pregunta Dante.Melisa le señala al hombre.- No lo había visto por aquí antes.- Yo tampoco Mel, esta noche hay varios nuevos, solo espero que ese hombre no piense competir.- Yo pienso igual aunque nuestras reglas no se lo permitirían aunque quiera, parece estar bebiendo mucho.- Si, pero que no nos preocupe, ven pongámonos más adelante, es hora de la carrera de Fernando.- Me encanta espero que gane esta noche y
NarradorSe marcharon rumbo a casa, en un viejo Volkswagen escarabajo iban Gabriel y Melisa, en la grúa iban Alejandro y Dante, quienes llevaban los autos de competencia en la plataforma.El teléfono de Dante sonó, el hombre miró la pantalla y sonrió antes de atender.- Dimen Mel.-¿Qué te parece si vamos por aquellas hamburguesas mixtas que me habías comentado?- Me encanta la idea ¿sería una cena de festejo?- Claro hombre.- Perfecto nos vemos en el lugar.Media hora después se desviaron de la carretera en busca del carro de comida, al llegar aparcan los autos y se bajan a ordenar.Esperan su comida conversando acerca de autos clásicos y las mejores modificaciones que han visto y hecho.Son las dos de la mañana y en otra mesa, una pareja de enamorados se ríe y conversa entre besos, la chica se ve frágil y he
NarradorLos policías inspeccionaron el lugar, tomaron fotos y declaraciones de lo sucedido, se llevaron el bate de béisbol como evidencia y remolcaron el Cadillac de Melisa a la delegación, todo mientras se dan las investigaciones aparentemente, Alejandro, Gabriel y Marcos debieron ir a la delegación para explicar detalladamente los hechos y Melisa se fue en la ambulancia con su padre rumbo al hospital.Mientras eran trasladados a la delegación Marcos le informó a los chicos que su hermano tenía muchos contactos y no quedaría preso, además no debían decir que todo el asunto tenía que ver con carreras ilegales porque eso haría que el carro de Melisa no fuese devuelto y que Melisa, Alejandro, Dante y Gabriel enfrentaran cargos y fueran obligados a delatar a toda la organización de carreras ilegales.Era mejor decir que un hombre ebrio golpeó el auto y les robó
Narra Melisa.Mi padre me había pedido no competir y que pasáramos tiempo juntos en la tranquilidad del hogar, viendo películas y comiendo, pero yo estaba entusiasmada en competir, en sentir adrenalina y emoción, ahora mi padre está en la UCI y yo solo puedo esperar que supere esta noche y que el doctor me diga que todo va a estar bien.En este momento me siento derrotada aunque tuve el mejor tiempo de la noche en las carreras, nada se compara con la satisfacción que te da saber que las personas que amas están bien y a tu lado.Camino de un lado al otro, ya son las seis de la mañana y mi cuerpo no se siente agotado ni con sueño, solo dentro de mí hay angustia que no cesará hasta que mi padre salga del hospital.Me parece increíble como las cosas pueden cambiar tan rápido, de un momento a otro, en un instante celebraba mi victoria con mucho dinero en mi mano y al sig
Narra Melisa.- Pensaba matarte pero ahora veo que es mejor convertirte en mi distracción- me dice mientras se acerca a mí y yo trago con dificultad.Miro a los lados, parece estar solo, quisiera tener la suficiente calma como para pensar detenidamente en las cosas y tomar la mejor acción posible pero los nervios me ganan, no sé qué hacer, siento que tiemblo, definitivamente este hombre es de cuidado.- No me dirás nada preciosa, mírame - me dice y señala sus pantalones - gracias a ti ya lo tengo duro - me dice con total descaro - quieres que te cuente cuál fue mi parte favorita, me gustó cuando te desvestiste y verte en la ducha a través de la cortina, no quería dejar que te vistieras pero decidí que me gustaba lo que veía en especial cuando miraste tu trasero enmarcado dentro de tu pantalón en ese espejo que tienes, parece que sabías que te obs