El primer sorprendido con su propia declaración fue John, pues él solo lo dijo en voz alta, como una ironía, o cosa tonta como quién declara que la tierra es plana, pero la cara de Anabella con las cejas alzadas y ojos como platos demuestra que le ha parecido que es cierto, como si no tuviera imágenes que demuestran que la tierra es redonda y que John es alérgico al matrimonio; Oliver se levantó con la cara roja y John no sabe si es porque aguanta la risa o porque en realidad está abochornado como parece. —Vaya, creo que esta es mi señal para salir —comentó Oliver caminando a la puerta, John lo observó con la boca abierta como niño que ve que su madre se va y lo deja el primer día de escuela. El sonido de la puerta al cerrarse de nuevo hizo reaccionar a John y ahora ve a Anabella; instintivamente le soltó la mano, ella ha dejado de verlo y como es su costumbre está ensimismada, se le nota que está analizando todo y John aguanta las ganas de decir: “era bromeando”. —John en
Anabella escuchó esas palabras como si tuvieran eco, aquello fue toda una revelación, ¿realmente quería casarse?, volver a pasar por todo esto, fueron sus pensamientos inmediatos, pues sintió las hiperactivas ganas de gritar: ¡Nooo! Ella reaccionó y en ese momento decidió que no podía casarse con John Campbell solo por la presión de Mark y su novia, no era justo para ninguno de los dos. —Lizzie, tu papá tiene novia y se casará —exclamó Anabella para dirigir la atención lejos de ella, pero de inmediato se arrepintió. «No debí decirlo así» se recriminó. La niña abrió mucho los ojitos tan iguales a los de Mark, pero en estos había inocencia y en los de Mark había tristeza y resentimiento. — ¿Cómo lo sabes?, él querrá llevarme con una malvada madrastra. Anabella estaba de acuerdo con su hija en que era una malvada madrastra, pero estaba dispuesta a ir al infierno por no permitir que su padre se llevara a su niña que es su tesoro. —Lizzie, tu papá tiene derecho a c
A Mark le subió la sangre a la cabeza y se puso muy rojo, apretó los puños e Irina lo sujetó por el codo cuando dio un paso hacia John, éste lo veía con una sonrisa irónica. —No caigas en las provocaciones de mi primo, es lo que desea —Mark mostró en su cincelado rostro las marcas de sus mandíbulas, Irina no lo dejó ir—. Busca a Lizzie, para eso vinimos, a pasar tiempo con ella para que se acostumbre a nosotros que seremos sus tutores, que mujer de él va a estar siendo esta, solo es su pasatiempo —Irina vio a Anabella y chasqueó la lengua negando con la cabeza—. En cuanto el juez te vea como la amante de tu abogado y jefe será peor para ti, lo mejor que te puede pasar para conservar un poco de dignidad es tener otro abogado, así que no te enojes mucho con él cuando te diga que ya no puede ser tu representarte. —A ti que te importa mi dignidad, preocúpate por la tuya que es bastante cuestionable —increpó Anabella. Irina se echó a reír y la miró con falsa ternura. —Cosita
Anabella dejó a Lizzie dormida y cansada luego de patinar, comer pizza y donas de chocolate, Teresa aceptó quedarse con Lizzie y ahora Anabella va con John en su auto, como siempre en silencio, pero hoy tienen mucho en que pensar. John ingresó al estacionamiento subterráneo de su edificio, estacionó y observó a Anabella. —En qué lío nos hemos metido señorita Díaz —comentó John mirándola de soslayo. Anabella jugó con sus manos y su corazón se aceleró, cuando estaba con él le costaba pensar y racionalizar que era mejor, después de verlo con el cariño que trata a su hija aún más. —Estaba dispuesta a no casarme contigo, pensé que no era justo para ninguno de los dos, entonces Mark con su egoísmo dijo… Bueno tú lo escuchaste y entonces ella se rio —Anabella calló un momento y bajó la cara negando con la cabeza—. Ahora no puedo rechazar tu propuesta, de verdad perdón por meterte en todo este enredo que es mi vida y perdón por haber contemplado retractarme antes, una vez más tom
Anabella estaba dispuesta a hacer lo que John dijera, pero en verdad se siente insegura respecto a su cuerpo, John pasó la lengua por su ombligo. —Son horribles —musitó Anabella ya resignada a que él estaba viendo cada detalle en su cuerpo y John entendió a qué se refería—. Debí especializarme en dermatología, algún día encontrarán la manera de eliminar definitivamente las estrías. —Apenas se ven —expresó John mirándola a los ojos. —Mi barriga de embarazo fue enorme, no me alimentaba correctamente y ahora mi cuerpo no es el mismo de antes de dar a luz. —A mí me gusta esta Anabella, la que eras antes no se hubiera topado conmigo. Anabella se echó a reír. John pasó la punta de la lengua y dibujó cada línea rojiza de su abdomen como un pincel en un lienzo y Anabella se sintió aceptada, incluso idolatrada, aunque para ella el dios era él. John continuó hasta llegar a su pezón rosado y anhelante, la punta dura como un diamante necesitaba de su boca y ahora Anabella no s
La noche había caído hace rato, pero John y Anabella aún estaban en la cama, Anabella siempre notó que él era un hombre en extremo reservado, pero ahora se da cuenta que solo lo es para expresar sus pensamientos, porque han pasado al menos diez minutos y él continúa en silencio, su mano hace círculos en su brazo porque ella está acostada en su pecho, no quería ser la primera que hablara, pero el silencio la tiene impaciente, ya todos sabemos que ella es una mujer sumamente expresiva. — ¿Cómo lo haremos? —Preguntó Anabella. John movió los dedos en su brazo más rápido y entendió a qué se refería ella, acaso no estaba él también dándole vueltas a la cabeza y aún no entiende cómo permitió llegar a este punto; John suspiró. —No puede ser en Las Vegas, Irina tratará de hacer ver que es algo falso y preparado. —Pero su matrimonio también es algo preparado —replicó Anabella y se sentó en la cama. —Pero ella se comprometió antes de la demanda, en una fiesta muy pública con
John se echó a reír, se sorprende de que dada las circunstancias pueda reír, eso le da esperanza de que el tiempo con Anabella al menos sea interesante. —Bueno estoy seguro de que Jeremy se reirá mucho de mí cuando se entere. —Pero ¿te apoyará? —Inquirió Anabella con duda—, porque sé que Viviana enloquecerá. —Jeremy está divorciado, pero ya sanó o lo que sea, en realidad creo que está listo para dar ese paso de nuevo, ya sabes casarse y hacer picnics en el parque. Anabella abrió mucho los ojos y soltó una carcajada. —Déjame decirte que si Viviana supiera que él es un hombre que ha abierto de nuevo esa puerta no se le acercaba ni a diez metros. —Obviamente está muy cómoda con él. —Sí, porque lo cree un desvergonzado mujeriego. —Y sin duda lo es, no creo que le vaya a decir que él quiere intentar de nuevo casarse. —Ojalá no se le ocurra. —No se le ocurrirá, no es un novato… En los Hampton una nevada dejó varados a Jeremy y Viviana en una posa
Al día siguiente Teresa levantó a Anabella a las 4am, tenían mucho trabajo pendiente, aunque el ama de llaves de Viviana estaba ayudando, Viviana llegó casi a las 7am, Anabella suspiró, era el temido momento, debía decirle a Viviana. —¡Lo logré!, no creerán la noche de perros que pasé y no como lo pasan mis bebés, la casa de ellos es más grande que el cuchitril donde tuve que pasar la noche —exclamó Viviana feliz de regresar. —Te estaba esperando, tengo noticias muy interesantes —declaró Anabella—, preferí esperar que llegaras y decirle juntas. Ambas miraron a Anabella temerosas y ellas les contó lo mejor que pudo todo lo que había ocurrido finalizando con el definitivo: —Me voy a casar con John… — ¡Qué! —Exclamó Viviana–, no puedes hablar en serio, contrata otro abogado, te conseguiré el mejor del país. —Vivi, John se ha dedicado, le importa mi caso al punto de arriesgar su futuro y el de su madre en su firma, ¿qué más podría hacer? —Rechazar casarte, p