Al día siguiente Teresa levantó a Anabella a las 4am, tenían mucho trabajo pendiente, aunque el ama de llaves de Viviana estaba ayudando, Viviana llegó casi a las 7am, Anabella suspiró, era el temido momento, debía decirle a Viviana. —¡Lo logré!, no creerán la noche de perros que pasé y no como lo pasan mis bebés, la casa de ellos es más grande que el cuchitril donde tuve que pasar la noche —exclamó Viviana feliz de regresar. —Te estaba esperando, tengo noticias muy interesantes —declaró Anabella—, preferí esperar que llegaras y decirle juntas. Ambas miraron a Anabella temerosas y ellas les contó lo mejor que pudo todo lo que había ocurrido finalizando con el definitivo: —Me voy a casar con John… — ¡Qué! —Exclamó Viviana–, no puedes hablar en serio, contrata otro abogado, te conseguiré el mejor del país. —Vivi, John se ha dedicado, le importa mi caso al punto de arriesgar su futuro y el de su madre en su firma, ¿qué más podría hacer? —Rechazar casarte, p
Anabella está frente al espejo, su vestido es rosado claro, regalo de Viviana; es de corte corazón y sin mangas, ella está levantando la melena y no sabe como ponerla, tampoco quiere decir a Viviana que es la mejor haciendo peinados en su abundante cabellera larga. —Sabía que ese vestido te quedaría precioso —comentó a su espalda Viviana. Anabella volteó, Viviana tenía un hermoso vestido que brillaba por la pedrería que tenía sobre la tela que parecía una tela de araña donde se ataban millones de piedrecitas, era elegante y muy sexi. Su cabello corto permitía ver su cuello aún más elegante. —Estás impresionante Vivi. Viviana entró a la habitación y le señaló la butaca de la peinadora para hacerle el recogido del cabello. —Sabes que no me retractaré en mi pensar, pero tengo la impresión que lo que expresé lo interpretaste como si te dijera que estabas necesitada de un hombre que te represente y no es así —Anabella la miró a través del espejo—; de hecho mientras estuvist
Teresa sentía tanta rabia e impotencia por el atrevimiento y descaro de Emiliano que está temblando y de sus ojos se derraman lágrimas de ira. Emiliano sin que le importe nada se acerca a ella, pero Teresa levanta una mano. —No te me acerques o no respondo. —Teresa, por favor, ¿después de tantos años no podemos hablar como personas civilizadas al menos? —Pues recuerda que yo no soy alguien civilizado, yo soy solo una “cachifa” —acentuó Teresa y odió pronunciar el apelativo despectivo favorito de la madre de Emiliano para referirse a su trabajo como servicio doméstico, pero más odió que sus palabras dejan ver como aún le duele, igual que hace veinte años. —No hables así, esa era mi madre y hace años que murió, pero yo jamás te traté de manera despectiva. —Pero no me defendiste cuando tu madre lo decía… —No me importaba su opinión que era muy distinto —exclamó Emiliano—, mi madre pudo haber dicho que eras cualquier cosa, pero yo igual me iba a ir contigo, solo quería lo mej
Anabella se quedó viendo la escena de los primos y la recién llegada misteriosa a lo lejos, se sorprende por sentir semejantes celos, pues está al lado de quien creía amar, pero John se ha metido en su corazón de una manera que aunque trató de evitar es evidente que no lo logró; ahora solo le queda aceptar que no es lo que le ocurre a John y le parece muy obvio con solo verlo. —Mami, ven a ver qué gordos están —exclamó Lizzie admirada con los peces de lo que ella llamó fuente y era casi un estanque, una especie de riachuelo artificial con cascada y fuente decorativa al medio. Anabella caminó hacia la fuente. — ¿Qué te pasa Anni?, no me digas ¿problemas en el paraíso? —comentó Mark en voz muy baja para que Lizzie no escuchara. Anabella lo observó y sintió rabia por su egoísmo que ahora no lo deja pasar. —Eso quisieras —objetó Anabella—, hay veces que pienso que te complementa hacerme la vida difícil. Mark alzó las cejas y negó con la cabeza sintiéndose herido por e
Anabella no quiso seguir escuchando a Mark, pero tampoco pidió a John que la siguiera, no se trataba que creyera lo que Mark decía, pero estaba confundida y una sola cosa retumbaba una y otra vez en su cabeza. «Aunque fue sin querer, John está conmigo por el compromiso de salvarme, si yo buscara otro abogado él no tendría que arriesgar su posición en su trabajo incluyendo el de su madre» Anabella volteó y John iba detrás de ella, pero su semblante era muy serio, ella nunca lo había visto así, ella se dejó alcanzar, muchas cosas estaban atragantadas en su garganta, pero él no la dejó hablar a ella, él comenzó primero. —Anabella nunca he sido un hombre violento y siempre he creído que los mejores golpes no se dan con los puños, pero tu exmarido puede tentar a un santo y la próxima vez no me contendré, solo lo he hecho por Lizzie, pero la próxima vez le partiré la cara aunque la niña esté mirándome, espero me apoyes cuando la niña comience a odiarme. Anabella sonrió y lo a
Anabella vio que John caminó abrazando el hombro de su madre y lo dejó ir, ella está tan emocionada que incluso se alegra, necesita tiempo y se muere de ganas de hablar con su mejor amiga, Lizzie fue con su grupo de amigas, todas estaban dispuestas a resistir hasta la cuenta regresiva, así que necesitaban entretenerse para que el sueño no las venciera. — ¿Dónde estabas Viviana?, ha pasado de todo —dijo Anabella con apremio. —Jeremy me enseñaba la casa —Viviana sonrió con picardía y vio a su compañero, ya Anabella podía interpretar en qué andaban, sin embargo, Viviana la miró de nuevo con seriedad—, pero ¿qué le pasó a Teresa?, una chica del servicio le dijo a Jeremy que le buscaron un médico. —Por ahora está mejor, pero ella nos ocultó que aún tenía síntomas por la glaucoma, sabes cómo es, sabrá Dios desde cuando viene padeciendo —Anabella sonrió de nuevo—, pero la vio un oftalmólogo y hará lo necesario para operarla y la tasa de éxito ahora sí es prometedora, ella estará
Anabella arma el rompecabezas y cada pieza calza y muestran que John no es el hombre noble que ha demostrado ser. —Anabella ejerceré de abogada del diablo, pero no puedes creerle a la bruja esa, mucho menos a la rana fría —objetó Viviana. —La evidencia es abrumadora, John Campbell hará lo que sea por salirse con la suya. —Pero has dicho que él ha sido sacrificado… —O juega a su conveniencia —completó Anabella. —Entonces ¿qué vas hacer? — ¿Acaso tengo opción? —inquirió Anabella sintiendo un nudo que oprime su garganta y otro su corazón, el peso de la decepción cuando no la esperaba. —Igualmente lo necesitas —musitó Viviana con pena—. Para que lo negamos, la bruja hará ver que no puedes criar a la enana y yo no soy la mejor compañera para ti, me acusarán de ser una golfa y pues tendrán razón, porque no soy de las que se someten al convencionalismo machista. —Bueno Viviana, creo que es momento de enfrentar a John, obligarlo a que se quite la careta, que pase lo
Viviana y Teresa acompañaron a Anabella en una habitación para arreglar su peinado y retocar su maquillaje. —Aún estás a tiempo de negarte —repitió Viviana por enésima vez desde que entraron en esa habitación. —Me dirán de una vez que pasa —indaga Teresa muy molesta—, llegamos aquí y te veías muy enamorada y ahora resistes las ganas de llorar, Anabella. —John no es el caballero andante que pensábamos, pero ningún hombre lo es, yo digo que lo hagas pagar caro por utilizarte en su guerra —espetó Viviana. — ¿A qué se refiere Viviana? —preguntó Teresa. —Irina Wells me dijo que John me buscó porque soy la exesposa de Mark, John tramaba utilizarme, no lo sé, que me fugara con Mark, o que me hiciera su amante y a la vez la de Mark para que Irina se molestara; no tengo idea de que hay en la mente de John Campbell, él y su prima se debaten el puesto de socio mayoritario en la firma, al parecer es una competencia por quién es más bajo. Lo que sé es que por eso Irina me atacó, p