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Quizás si, Quizás no

Lo que mas necesitaba era salir a distraerme, no tienen idea de cuanto agradezco que Nero este tratando de subirme el ánimo, aunque para ser sincera es difícil aburrirse con él, habla demasiado, cuando empieza a platicar sobre algo no hay forma alguna de callarlo, es algo muy especial en su persona.

—     Entonces cuando me di cuenta, mi planta se había muerto — termino de decir Nero.

—     Solo a ti te creo capaz de haber matado un cactus, se supone que son plantas duraderas ¡Y la mataste! — exclame riendo

—     En mi defensa, no sabia que eran plantas de sol

—     ¡Pero eso todo mundo lo sabe! — tuve que taparme la boca para no seguir riendo

—     ¡Ahora sabes que no todo mundo lo sabe! — Se excuso riendo por igual

Reíamos ante nuestros temas de conversación tan tontos, estábamos en un bar bastante lindo, no lo conocía, aunque si soy sincera solo conocía dos lugares en esta ciudad, el mercado cerca de casa y el lugar donde solía trabajar, después de renunciar a mi trabajo el único lugar que podía frecuentar era el mercado y no porque estuviera encadenada a mi casa, era más bien que Louis nunca salía conmigo y yo no quería salir con mi cara morada, atraería las miradas y lo que menos quería era que se dieran cuenta de lo que pasaba.

—     Me pone muy feliz hacerte sonreír— confeso de repente, Nero.

—      Y te agradezco por eso, estos días han sido de lo peor— baje la mirada con cierta tristeza

—     No puedo decir que me lo imagino porque jamás he estado en tu lugar, sin embargo, sabes que estaré para ti siempre, siendo sincero sufrí mucho cuando dejaste de responder mis llamadas y mensajes cuando llegué a esta ciudad— dijo tomando mi mano en ese momento

—     Él no me dejaba hablar contigo, decía que no tenía por qué hacerlo— admití.

—     Mas bien tenía miedo

—     ¿Qué? — alce la vista, de repente me sentía confundida por ese simple comentario— ¿Miedo de que?

—     No, de nada, dije eso sin pensar, no me hagas caso, debe ser el alcohol.

Esa respuesta no me dejo del todo convencida, llegue a pensar incluso que tal vez me escondía algo, pero si no quería decírmelo, aunque lo golpeara no iba a hablar, así era Nero, era de esas personas que, si les dices que no cuente algo, no lo hace jamás, asi que en lugar de quemarme mal cabeza tratando de averiguar ese secreto, preferí seguir bebiendo, esa noche tenía la firme intención de emborracharme.

—     Si bebes mucho, tendré que arrastrarte— me advirtió Nero

—     Pues tendrás que hacerlo, hoy no quiero tener consciencia de nada

Exclame con gran diversión, ordene trago tras trago, incluso Nero bebió la misma cantidad que yo.

¿Han escuchado que los ebrios no recuerdan lo que hacen? Pues es verdad, las cosas tienden a parecer mas un sueño que algo real, pues todo lo que sucedió lo veo siempre como un sueño, con el pasar de los días los recuerdos vuelven, es asi como uno finalmente esclarece lo ocurrido, así que les daré un relato de lo que ocurrió cuando dejamos el bar:

Eran las dos de la mañana cuando nosotros salíamos de ahí, íbamos caminando por la calle principal, reíamos y cantábamos, Nero cantaba algo que me pareció muy triste, pero solo recuerdo una frase en particular de lo que cantaba “solía ​​ser el que te abrazaba cuando caías” y supe que era para mí eso, nuevamente sentí que lo había dañado de una manera horrible al haber desaparecido de esa manera, finalmente era mas amigo mío que de Louis, ellos siempre chocaron en sus forma de ser…en cierto momento cuando íbamos caminando, vimos a Louis saliendo de otro bar con una chica, yo no daba crédito a lo que mis ojos veían, me paralice, gracias a Dios, él no nos vio; Nero me tomo del brazo y me puso justo frente suyo.

—     No lo mires— me repetía — solo mírame a mí, te lo ruego, solo mírame a mi

Y ahí estaba ahí esa mirada triste otra vez, una que me rogaba algo que yo no entendía, me abrazo con una fuerza increíble, hasta sentí que iba a quedarme sin aire, murmuro algo que yo no logre escuchar bien y me llevo de vuelta a su departamento, hablaba, pero yo no podía escucharlo, seguía ebria y acabe besándolo por impulso ¿Fue una mala idea? Si, lo fue, pero peor sería lo que siguió después.

Acabamos en la cama juntos, debo admitir que jamás me sentí tan amada como en esa noche, nunca había sido tomada de la manera en que Nero lo hizo, ni siquiera mi primera vez había sido tan dulce, tal vez por eso cuando desperté al día siguiente se vino una tormenta, estaba acostumbrada idiotamente a algo diferente y que cambiara tan de golpe, me había aterrado.

Cuando desperté y me di cuenta de lo que había ocurrido me maldije de todas las formas posibles, a mi lado seguía el cuerpo de Nero durmiendo, así que Sali de la cama lo mas silenciosa que pude, recogí mi ropa del suelo, casi corrí al baño, me di un par de golpes en la frente. Tome el baño más rápido del mundo, me vestí esperando que siguiera dormido para poder escapar, pero cuando regrese a la habitación me encontré con que ya estaba despierto, es mas se encontraba en el balcón fumando, lo mire desde mi posición, tenia miedo de hablar, él me gano.

—     No tienes que decir algo al respecto, estábamos ebrios — dijo como excusa, intento sonreír, pero sus ojos expresaban otra cosa

—     Eres mi amigo, Nero — dije— Fue un error…yo…

—     No lo digas — me detuvo— no quiero oírlo

—     Pero tienes que, no quiero herirte o darte alguna impresión de algo que no es — me acerque unos pasos, pero el retrocedió— Compréndeme…

—     No me importa— desvió la mirada— siempre termino aceptando lo que tu dices, así que, basta ya, por favor.

Antes de que yo pudiera decir algo más, me paso de largo, se encerró en la otra habitación, no lo vi durante todo el día, no quiso abrirme por mas que tocara la puerta, la relación estaba fracturada y todo por mi culpa. Me evito hasta que logre independizarme, impulsada por esa actitud en una semana había conseguido un nuevo trabajo, estaría en un lujoso restaurante tocando el piano, el sueldo era bueno así que con el adelanto que me dieron alquile una pieza.

—     Se que no quieres verme, pero solo quería agradecerte por todo lo que hiciste por mí, pero no puedo seguir aquí, te hago daño, Nero— No obtuve respuesta— Te escribiré.

—     Escribiré si lo haces tú — me dijo de repente.

No quiso verme, acepté su decisión y salí de su departamento.

Establecerme fue más difícil de lo que pensé, estaba sin nada y agradezco mucho el jefe que tengo en el trabajo, me ayudo a conseguir muebles y ropa, todo de segunda mano, al parecer le encantaban esa clase de cosas ya que me dio toda una lección sobre donde comprar e incluso de como conseguir algunas buenas ofertas. Pasaron cerca de dos meses, en los que continúe hablando con Nero, no nos veíamos personalmente, pero mensajeábamos todo el tiempo, siempre me preguntaba si estaba bien, en el fondo se que le preocupaba que yo saliera a buscar a Louis, pero me mantenía firme en que debía olvidarlo, él no me necesitaba más y yo debía recuperar todo lo que me había hecho perder a base de golpes. Esta noche lo invite a cenar en mi trabajo, quiero que me vea tocar.

—     Dalia, hay alguien preguntando por ti — de repente me asuste—

—     ¿Cómo es?

—     Pues, alto y con aspecto de vagabundo, pero con estilo — describió Mark, mi jefe y ahora amigo—, de esa clase de chico que sin dudar me llevaría a casa

—     Tú te llevarías a cualquiera— respondí riendo, me puse de pie para salir

—     No a todos, querida— se hizo el ofendido

Sali de la cocina y cruce el salón que para esa hora estaba vacío, eran las 4 pm, faltaba poco para abrir. Cuando llegué al recibidor vi a Nero de pie esperándome, estaba viendo hacia la pecera que se encontraba ahí, parecía niño pequeño observando con gran detalle el color de los pececitos, tardo unos segundos en darse cuenta de mi presencia, pero cuando lo hizo se enderezo y solo agito su mano.

—     Te vez bien, Dalia— Sonrió de forma muy leve, casi parecía obligado.

—     Gracias, tu también, me alegra que hayas venido, cuando no respondiste el mensaje pensé que no asistirías.

—     No me lo perdería, he tenido mucho trabajo, así que olvide responderte — mintió.

—     ¿Aun estas enojado conmigo?

—     Nunca lo estuve, solo hay cosas que no puedo manejar fácilmente

—     ¿Y cuáles son esas cosas?

—     No quiero hablar de eso— dijo tajante— ¿Ya no lo has visto? — negué ante su pregunta

—     Es mejor así, ya superé los primeros meses, voy bien supongo — con la mano le indique que me siguiera, asi lo hizo él—, aunque también ayuda el que no sepa dónde estoy, me conozco

—     Si volviera, te lanzarías a sus brazos ¿no es así?

—     Si…lo sigo amando

Justo en ese momento voltee y lo note apretando con gran fuerza los puños, me imaginaba que seguía enojado por todo lo que me había hecho y era de esperarse, yo era una idiota que seguía enamorada del sujeto que la había maltratado por los últimos cinco años, tal vez me acostumbre tanto a vivir así que no podía entender que estaba realmente mal ese amor, en algún punto llegue a ver los golpes como besos, algo bastante idiota, pero así era, cuando vives en un entorno así, te moldeas a lo que hay, ese infierno se convierte en normalidad a tal grado que cuando se sale de ahí y alguien te muestra un gramo de buen trato, se siente un terror horrible, eso me paso la noche que pase con Nero, fue tan bueno conmigo que no supe como reaccionar al día siguiente, además sumado al hecho de que el único con el que yo había estado en mi vida era Louis, me sentía como una infiel, algo aún más estúpido.

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