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Capítulo 5: Fiesta de Bienvenida- Parte 2

Después de vestirse con uno de sus mejores trajes y colocar su colonia que estabiliza el olor a feromonas, Brendan salió de su condominio y se dirigió a su auto. 

Sentado en el asiento trasero, sacó su celular e hizo una llamada.

"¿Qué quieres?" Dijo el hombre al otro lado de la línea.

"¿Aún estás con Noah?" Preguntó el Alfa,  mientras miraba por la ventana del auto.

"... Sí." Respondió con la respiración entre cortada. Se podían escuchar unos suaves gemidos en el fondo.

"Trata de no dejarlo embarazado." Comentó de forma indiferente.

"No te prometo nada, hermano." Le respondió con una carcajada.

Colgó la llamada y se arregló la chaqueta para salir del auto, ya habían llegado al club donde se celebraría la fiesta de bienvenida.

Al entrar se sintió satisfecho cuando observó el lugar. El Alfa era un perfeccionista y no le gustaba que cometieran errores. Caminó hacia uno de los invitados y lo saludó con una sonrisa elegante y un poco seductora, de esas que cautivan a la gente.

Era un manipulador experto y le salía con naturalidad. Se ganaba la confianza de todos y siempre obtenía lo que se proponía. En solo minutos ya tenía a todos en la palma de sus manos.

Recorrió el lugar con su mirada para asegurarse de que había saludado a la gente importante. El espacio estaba lleno de periodistas que no paraban de tomar fotos y escribir notas, pero se mantenían a cierta distancia.

Se quedó mirando hacia al bar y vio una cara que reconocía. Era Ivan, alguien que conocía desde su adolescencia y que no paraba de competir con él—lo consideraba molesto. Sin embargo, a su lado había alguien más, un hombre de cabello rubio plateado y ojos azules claros como el cielo despejado. Llevaba un traje elegante de color gris que acentuaba su silueta en los lugares adecuados. A pesar de que no era un traje de una marca que reconocía, se veía caro e impecable por el simple hecho de que esa persona lo llevaba puesto.

Brendan sonrió levemente al ver que el hombre tan cautivador era Jun, y se acercó hacia ellos mientras saludaba algunas personas brevemente en el camino.

Al llegar pudo ver que Jun se sonrojó al verlo y se sintió complacido. Desde aquel día de introducción no ha podido sacarlo de su mente y llegó a la conclusión de que pronto debía acostarse con él para que su curiosidad terminara. Para ser un Beta, debió aceptar que era muy hermoso. Era alto, esbelto, y un poco tonificado como un modelo.

Al terminar su conversación con Ivan y después de que se retirara, se sintió irritado al verlo tomar la tarjeta, pero ignoró el sentimiento.

Se pasó la noche entera saludando y conversando con el Beta a su lado. Honestamente, sintió una satisfacción al ver las miradas de envidia que los alfas a su alrededor le lanzaban, solo por el hecho de que lo acompañaba.

Interesante. 

Pensó mientras miraba su perfil, mientras sonreía ante los halagos. El Beta tenía un Aura a su alrededor que atraía a la gente, principalmente a los Alfas.

Que mal que solo sea un simple Beta.

En un punto a lo largo de la fiesta, llegó a colocar su mano en la espalda baja de Jun, y no pudo evitar darse cuenta de que le gustó como se sentía. Era como si perteneciera allí.

Al final de la exitosa fiesta caminó hacia su auto para finalmente retirarse. Le pareció graciosa su expresión al decirle que subiera al auto, como si no se lo esperaba.

Llegaron a un vecindario frente al Parque Central, y se veía un tanto decadente y solitario, ciertamente no era un lugar muy seguro. Jun salió del auto y se despidió del Alfa, pero no le respondió porque sintió que no era necesario.

El auto arrancó y sacó su celular.

"Te espero en mi casa en una hora. No llegues tarde."

Envió el mensaje y guardó su teléfono celular en el bolsillo de su chaqueta.

Después de llegar a casa, se dio un baño y se vistió con un pantalón holgado de tela suave y, unas pantuflas—la parte superior de su cuerpo al descubierto mostrando sus músculos bien definidos. Se preparó una copa de su whisky favorito y se sentó en el sofá.

Sonó el timbre, y le envió un mensaje a su seguridad estacionada afuera para que dejara pasar la visita.

Varios minutos más tarde entró un chico de estatura baja, cabello castaño claro y ojos verdes. Tenía unos labios carnosos y rojizos, acompañado por pecas que se veían a simple vista. Luego llegó el olor de las feromonas y sonrió, era un olor increíblemente delicioso. El Omega era una belleza. 

Uno de los tantos juguetes que conservaba—hasta que se aburriera.

El Omega se acercó y tiró su bolso en el suelo. Se colocó frente a él y deslizó sus manos por sus brazos, acariciándolo lentamente. Luego se inclinó, le dio un beso breve en los labios, y sonrió pícaramente.

"Creí que no me llamarías de nuevo," dijo mientras acariciaba su pecho. "Te extrañé mucho."

El Alfa removió sus manos de su cuerpo, se paró y caminó hacia su alcoba.

"El bolso..." Se detuvo en la entrada del pasillo sin mirar atrás. "Recógelo."

El chico se enojó un poco por el comentario, ya que se veían desde hace meses y, aun así, lo trataba tan indiferente. Apresuradamente, recogió el bolso y lo enganchó en el armario de invitados cerca de la entrada. Siguió a Brendan hacia la habitación y lo encontró parado frente a un pequeño bar, sirviéndose otro trago.

"Quítate la ropa,"

Le dijo, y el Omega se desvistió lentamente. Se acostó en la cama desnudo y se tocó su miembro, masturbándose suavemente, haciendo movimientos de arriba hacia abajo.

Se bebió de un tirón el whisky, caminó hacia la cama y sin más preámbulos derramó sus feromonas.

El Omega se estremeció instantáneamente y de su miembro empezó a salir líquido preseminal. Su agujero empezó a humedecerse y lanzó su cabeza hacia atrás.

"Hmm... Brendan... Ahh,"

Las feromonas del Omega se intensificaron debido al celo inducido.

"Date la vuelta," Ordenó y el hermoso chico no dudó en hacerlo.

Con su cabeza presionada contra la almohada, levantó su trasero y empezó a moverlo de lado a lado como si no pudiera esperar para ser penetrado.

El Alfa colocó dos de sus dedos en su entrada y acarició su agujero suavemente. Sus dedos se humedecieron con ese líquido que olía tan dulce como la miel.

"¿Quieres que la meta aquí?"

"¡Si! Sí... Por favor ¡Ah!"

Se bajó los pantalones, agarró al Omega por sus caderas y, colocó su gruesa y erecta polla en su entrada. Pero no hizo ningún movimiento, el Omega desesperado empezó a empujar sus caderas hacia atrás, como si quisiera tragársela. Soltó una risita de burla y separó más sus piernas para ponerse entre ellas.

"Por favor..." Gimió el Omega mientras temblaba.

Sin previo aviso, el Alfa metió su polla bruscamente y empezó a moverse sin piedad. Embistiéndolo una y otra vez mientras el castaño gritaba de placer.

"Ah...ahhh...umm,"

Continuó moviéndose y presionó su mano en la espalda baja del Omega para arquearla de manera seductora.

"¡AH! Ahhh...!"

Recordó cuando tocó a Jun en la fiesta y por un momento se lo imaginó a él cogiendo su polla.

"Ahh...hng, un poco... hm. Más lento,"

Sus movimientos se volvieron aún más bruscos y el Omega empezó a gritar con más fuerza. Lágrimas empezaron a derramarse sobre sus mejillas, pero el Alfa no se detuvo.

Pasaron dos horas y Brendan se vino esparciendo su semen en la espalda del Omega quien en ese momento se encontraba tirado en la cama. Pero a pesar de que había llegado a su clímax, no se sentía satisfecho.

Se retiró de la cama y fue a darse un baño. Recordó los ojos de Jun, sus labios y su pequeña cintura. Se rio al ver su miembro reaccionar instantáneamente ante la visión y se dio cuenta de que ya era hora de obtener un nuevo juguete.

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