En una noche lluviosa, un chico se encontraba en una tienda comprando algunos artículos debido a unos antojos que tuvo a mitad de la noche—decidió salir sin pensarlo dos veces y así saciar su hambre.
Se retiró del lugar después de pagar su orden y eligió irse caminando debido a que su apartamento quedaba cerca. Sosteniendo su paraguas y viendo el agua caer, observó a su alrededor y se dio cuenta de que la noche estaba un tanto solitaria.
Detrás de él empezó a escuchar unos pasos que poco a poco se acercaban, se puso un tanto nervioso y caminó más rápido pero los pasos no cesaban. Una mano lo agarró del brazo y al exaltarse, estuvo a punto de dejar caer sus bolsas—pero no pudo evitar soltar su paraguas.
"...!"
"Disculpa si te asusté," El extraño lo ayudó por un momento. "Dejaste caer algo cuando saliste de la tienda y quería devolverlo." Dijo mostrándole un postre en sus manos.
"Solo pensé que debía ser muy importante ya que saliste con este clima." Agregó apenado al ver que no respondió inmediatamente.
El hombre pudo notar que el chico era muy hermoso, las gotas de lluvia caían sobre su rostro y esos grandes ojos azules tan brillantes como gemas lo miraban un poco asustado. Quedó hechizado.
"Gracias..." Respondió el chico, y tomó el postre rápidamente. "Es que salí un tanto apurado y ya tengo que regresar."
"Está bien... pero estaba pensando," el hombre se alejó un poco de él, y sin dejar de mirarlo fijamente—le preguntó tímidamente. "¿Me podrías dar tu número?"
"Lo siento, pero no puedo."
El chico recogió su paraguas y dejó atrás al extraño.
Después de unos minutos caminando, llegó a su edificio. Subió las escaleras que llevaban a su hogar y empezó a sacar sus llaves. Una mano agarró su muñeca y los artículos que llevaba en las bolsas cayeron al piso haciendo un fuerte estruendo. Manos fuertes giraron su cuerpo bruscamente y, el chico pensó que probablemente era la persona de hace un rato y que debió ser más cuidadoso.
"¡Suéltame!" Gritó tratando de liberarse del agarre, pero todo fue en vano. "Ya dije que no te daría mi númer—"
"Junne."
El chico tembló al escuchar esa voz pronunciar su nombre—era tan profunda que hizo que levantara su cabeza inmediatamente para asegurarse de que no era un sueño —o una pesadilla.
El dueño de esa voz llevaba puesto un traje de diseñador, y zapatos que ciertamente costarían un dineral. Estaba un poco empapado—su cabello castaño estaba húmedo y caía sobre su frente resaltando hermosos ojos dorados.
"Tú..." Exclamó mientras temblaba, mirando al Alfa directamente a los ojos. "¿Cómo me encontraste?"
El hombre sonrió, y Junne no pudo evitar estremecerse. Meses atrás recibir esa sonrisa lo hacía feliz, pero ahora se sentía diferente—le causaba miedo. Era como un tigre observando su presa, listo para enterrar sus garras.
"¿De verdad pensaste que podrías escapar de mí?" Preguntó el Alfa y extendió su mano para así acariciar su mejilla.
"¿No te lo dije?" Continuó—recorriendo el rostro de Junne cuidadosamente mientras removía las gotas de lluvia, y luego colocó un mechón de cabello rubio detrás de su oreja.
Junne se encontraba un tanto incrédulo ante la situación, comprendiendo que ya no había forma alguna de huir.
"Eres mío," Dijo, acariciando suavemente su labio inferior con su pulgar. "Solo mío."
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•Los libros de historia dicen que hace cientos de años los humanos casi destruyeron el mundo.
Incesables guerras, y daños a la naturaleza que no desistían, llamaron la atención de los dioses, quienes nunca intervenían en los asuntos de la humanidad. Con el permiso del dios de la creación—Addae, se dice que el dios de la fertilidad—Luan, la diosa de la sabiduría—Nara y el dios del amor—Meari, condenaron a una nueva generación de humanos a lo que ellos consideraban bestias como castigo por sus pecados; transformándolos en imagen y semejanza a su familiar—Lobos—quienes responderían al dios de la luna y guardián de la noche—Kilari. Tendrían líderes que reinarían el mundo y los ayudarían a cambiar sus ofensas tan descabelladas—y así crearon a los Alfas.
Pero Meari—el dios del amor, quería que estos líderes tuvieran un compañero de por vida, alguien a su lado que los ayudara a mantener los pies sobre la tierra y uno que les proveyera una familia para que el linaje continuara. Debido a esto, crearon a los Omegas, donde incluso un hombre podía quedar embarazado si nacía con esta denominación. Los Betas serían su pueblo, quienes seguirían los ideales de sus Alfas.
En el presente, el Nuevo Mundo es una sociedad donde estas denominaciones aún continuaban, siendo—Alfa, Omega, Beta—géneros secundarios. Sin embargo, con el paso del tiempo perdieron la habilidad de transformarse, pero permanecieron algunos rasgos, los cuales se fueron manifestando mediante la evolución.
Hay diferencias que son únicas para cada género. Los omegas son hermosos y delicados. Los alfas suelen ser fuertes, posesivos e inteligentes. Los Betas se consideran solo personas normales con algunas excepciones donde pueden emitir feromonas, pero son muy débiles. Sin embargo, arriba en la pirámide se encuentra el Alfa dominante, con unas feromonas increíblemente poderosas y usualmente un sorprendente control sobre ellas. El Omega dominante era una denominación muy rara y muy pocos existían, y por ello, muchos lo ocultaban, ya que eran el objeto de mucha retorcida atención debido a sus potentes feromonas.
Jun suspiró, recordando el momento cuando obtuvo sus resultados en la preparatoria, mientras esperaba la Luna Nueva después de cumplir diecisiete años, ya que quería ser un Alfa como su hermano y, como su padre.
Jun era Beta. Por lo que se consideraba bastante normal.
Nada especial.
Cansado de ser ignorado por su familia, se mudó a otra ciudad después de graduarse , y consiguió un trabajo en una empresa con un 'buen sueldo'.
La vida era cara en la ciudad, por lo que nunca disfrutaba el dinero que ganaba como era debido. Además de que normalmente lo gastaba en materiales para pintura. Era lo único que lo relajaba.
Normalmente pasaba su tiempo libre en casa, dibujando o pintando. Jun se graduó de la universidad en la carrera de negocios debido a que todos los artistas exitosos normalmente eran Alfas y a veces Omegas pertenecientes a familias muy influyentes. Simplemente, pensó que incluso siendo lo suficientemente bueno, no podría competir contra ellos siendo Beta. Así que decidió estudiar negocios enfocado en la publicidad y trabajar detrás de un escritorio, ya que no quería depender de su familia.
Sin embargo, con el paso del tiempo se dio cuenta de que quizás no tomó la decisión correcta.
"Buenos días."
"Buenos días, Señor."
"Guarda eso, ¿estás loco?" Susurró alguien.
"¡Oh vamos! Escóndelo en tu escritorio," continuaban los murmullos.
"Ni loco. ¡Hazlo tú!" Dijeron apresuradamente.
Ah—otra vez con lo mismo...
Últimamente, los compañeros de Jun habían estado comprando revistas pornográficas donde mostraban Omegas en celo. Era un poco desconcertante porque se llegó a demostrar que algunas de esas empresas obligaban a los Omegas a exponerse de esa forma. Era bastante perturbador.
"Jensen, por favor deja de traer revistas que no tienen nada que ver con el trabajo." Dijo Jun, mientras abría la puerta de su oficina. Jensen parecía estar aliviado, al parecer pensó que no sabía lo que ocultaba.
"Me disculpo Señor. No volverá a pasar."
"... Volvamos al trabajo entonces. " Sonrió levemente y entró a su oficina.
Honestamente, sabía que su comentario no cambiaría nada, pero pensó que al menos tendrían más cuidado en el futuro.
Colocó su chaqueta en el sofá y se sentó en su escritorio mientras revisaba algunos documentos de prioridad. A medida que verificaba los papeles, encontró un archivo que no había visto antes.
¿Hm?
'Revisa esto. No tuve tiempo para contratar a alguien, así que tendrás que manejarlo mientras tanto. Charles.'
Jun chasqueó su lengua.
Me está asignando sus responsabilidades de nuevo...
Había sido así desde que su secretaria renunció, así que Jun prácticamente había estado haciendo su trabajo. Pensó que al menos debería aumentar su sueldo.
Después del paso de unas horas, se sentía un poco cansado y miró su teléfono sorprendido, ya que eran casi las ocho de la noche y todavía no había terminado—era demasiado trabajo para él solo. Era tan tarde que prácticamente había hecho horas extras—obligatorias. Al pararse para servirse un vaso de agua, escuchó un alboroto fuera de la oficina. Así que salió para ver lo que sucedía.
"Me alegra que aún se encuentren muchos de ustedes aquí, créanme que sus acciones no pasan desapercibidas." Dijo un señor de mediana edad vistiendo un traje azul oscuro y una corbata con unos diseños extraños y coloridos —era Charles.
Ya todos estaban acostumbrados a verlo usándolas, pero aun así, llamaban mucho la atención—y no de buena manera.
"Parece que fue buena idea quedarnos hoy," murmuraban algunos.
"Vamos a tener un nuevo CEO y hoy habrá una reunión a las diez en punto. Los líderes de equipo que se encuentran aquí deben asistir."
¿Un nuevo CEO así de rápido? Sin siquiera avisar previamente... increíble.
"Oh, ¿en serio?" Preguntó en voz baja una de las chicas—sonando un tanto alegre.
"Recemos para que no sea alguien demasiado—demandante,"
"Apuesto a que es un macho Alfa como le gustan a Sofía," Susurró otra persona en forma de burla a su compañera.
"Preferiría que sea una mujer," Sofía le respondió.
"Ya sea hombre o mujer—si es Alfa—estaríamos en lo mismo." Murmuró para sí mismo.
"Así que, como estoy seguro de que todo el mundo ha terminado con su trabajo... deberíamos salir. Les acabo de enviar la dirección en un mensaje de texto." Continuó Charles.
Jun por poco gira los ojos, un tanto molesto ante el comentario, ya que era bastante cínico—debido a todo el trabajo que le había asignado.
'Restaurante L'Ambroisie, segundo piso. Adjunta está la reservación y la ubicación. ' Llegó el mensaje con un sonido.
Conozco este lugar, es bastante famoso.
Determinó al ver la información.
Bueno... quizás no sea tan malo asistir después de todo.
¿Por qué tienen que ser tan ruidosos? Mientras todos pedían tragos y hablaban escandalosamente, un hombre entró al salón junto a otra persona a unos pasos atrás, por lo que parecía ser su asistente. Ambos tenían una presencia tan imponente que hubo un silencio total por varios largos segundos.Uno de ellos era de piel pálida y cabello negro—labios rosa y muy tentativos—y un cuerpo esbelto y delicado. Parecía ser asiático. Pero claramente el más alto entre los dos era quien destacaba. Un hombre de piel bronceada, ojos dorados que brillaban como el sol, cabello castaño oscuro y un cuerpo que dejaba en evidencia sus increíbles músculos debajo de la ropa que llevaba. Nunca pensó que una persona podría lucir tan bien llevando un traje.Se paró frente a la mesa y los miró con desdén por unos instantes, como acostumbran a hacer todos los alfas —pero al menos trató de disimularlo y mostró una expresión más amable. Sin embargo, estaba casi seguro de que esa persona era un Alfa dominante.Todo
"Se ha pasado la noche entera observándolo," Dijo Noah después de salir del salón privado. "Puedo arreglarlo si así lo desea." "No. No es necesario." Respondió Brendan, apagando su cigarrillo. Ya sabía a lo que se refería, no había nada —ni nadie, que el Alfa no pudiera tener. Era así de simple. Sabía que su interés en el chico era un poco extraño, ya que no pasaba a menudo, pero por alguna razón no había podido parar de mirar al supervisor—Junne Castillo. Noah lo observó por un momento con una expresión un tanto dudosa. "Bueno, ¿quiere que regresemos?" "No, ya las presentaciones fueron suficientes." Expresó arreglando su chaqueta. "No creo que pueda aguantar una hora más escuchando chistes malos, y mucho menos a los Omegas lanzándome miradas como perras en celo." Caminó hacia la puerta y directo a su carro donde su chauffeur lo estaba esperando. Noah lo alcanzó varios minutos después, cuando terminó de despedirse de Charles y decirles que podían continuar celebrando, ya que la cu
A pesar de qué el hombre era muy atractivo, no tenía la confianza para coquetear con él. Normalmente, se sentiría más cómodo con Omegas o Betas. Los Omegas están supuestos a salir solo con Alfas, pero hay ocasiones donde salen con Betas si sienten alguna atracción. Sin embargo, cuando les llega su celo necesitan de un Alfa para calmar sus feromonas. Por esta misma razón era muy raro ver un Alfa coqueteando tan intensamente con un Beta. Biológicamente no tenía sentido, ya que no emiten feromonas y no pueden quedar embarazados —por lo que Jun no entendía por qué tenía tanto interés en él. "¿De qué familia eres?" Preguntó el hombre con una sonrisa mientras daba un sorbo a su copa. No hablaba de su familia con nadie, así que no quería mencionar el apellido del que su padre se sentía tan orgulloso. Preferiría evitar que alguien le hiciera preguntas innecesarias —como el hecho de que no sabían que había un Beta en la familia. "Me llamo Junne," dijo extendiendo su mano para saludar al h
Después de vestirse con uno de sus mejores trajes y colocar su colonia que estabiliza el olor a feromonas, Brendan salió de su condominio y se dirigió a su auto. Sentado en el asiento trasero, sacó su celular e hizo una llamada. "¿Qué quieres?" Dijo el hombre al otro lado de la línea. "¿Aún estás con Noah?" Preguntó el Alfa, mientras miraba por la ventana del auto. "... Sí." Respondió con la respiración entre cortada. Se podían escuchar unos suaves gemidos en el fondo. "Trata de no dejarlo embarazado." Comentó de forma indiferente. "No te prometo nada, hermano." Le respondió con una carcajada. Colgó la llamada y se arregló la chaqueta para salir del auto, ya habían llegado al club donde se celebraría la fiesta de bienvenida. Al entrar se sintió satisfecho cuando observó el lugar. El Alfa era un perfeccionista y no le gustaba que cometieran errores. Caminó hacia uno de los invitados y lo saludó con una sonrisa elegante y un poco seductora, de esas que cautivan a la gente. Era
Ya había pasado una semana, la fiesta estaba en boca de todos, ya que los tabloides se desbordaron escribiendo historias del evento, y un montón de fotografías fueron publicadas. Jun fue el tema de conversación en muchas de ellas, querían saber quién era debido a que se pasó la noche entera al lado de Brendan, se preguntaban cuál era la relación entre ellos. El cautivante chico del traje gris. Le llamaban. Jun se sentía un poco incómodo debido a las miradas que recibía en la oficina, pero decidió ignóralos, incluyendo las preguntas un tanto personales de algunos. ¿Qué demonios les hizo pensar que salgo con Brendan? Pensó, no podía entender por qué había tal malentendido, no es como si hubiesen actuado como pareja—o como que eran cercanos. Todo fue muy profesional. Había un alboroto porque el Alfa se iba a instalar en una de las oficinas de su piso, y eso los tenía un tanto nerviosos. Aparentemente, el edificio completo ahora le pertenecía a Russeau & Andriano y le estaban haciend
El domingo llegó más rápido de lo que se esperaba. El trabajo en la oficina estuvo normal esa semana, y todos se dedicaron en poner al día a los nuevos dueños y empleados que se habían integrado. La verdad es que a pesar de todos sus intentos, no pudo negarse a la petición de su hermano de hace unos días, y ahora tenía el compromiso de asistir a la cena. Su alarma sonó muy temprano en la mañana, y tomó unas horas para limpiar su auto y hacer algunos recados. Debido a que su familia vivía en otra ciudad, decidió salir temprano, ya que es un viaje de tres horas. Tomó las llaves de su auto y se dirigió a la casa de su infancia, pero durante todo el camino tuvo un nudo en el estómago. Sabía que no era una buena idea, pero ya no tenía excusas para evitar la situación. Salió de la ciudad, y horas más tarde la vista empezó a cambiar de zonas rurales y casas pequeñas, a mansiones rodeadas de grandes pinos y árboles. Giró a la derecha, y se detuvo en una mansión al final de la calle, y sol
Ya era lunes, inicio de semana. No escuchó la alarma y salió apurado de casa. Para su buena suerte el tránsito no estaba tan pesado, así que llegó a tiempo. Se sentó en su escritorio y encendió su computador. Noah entró a la oficina y saludó a Jun asintiendo brevemente. Los dos pasaron las primeras horas trabajando sin decirse nada. Tenía un fuerte dolor de cabeza y se acarició suavemente la sien con los dedos, para ver si el dolor se aliviaba. "¿Te duele la cabeza?" Preguntó con preocupación. "Si, ayer me acosté un poco tarde y creo que no me hizo bien," Respondió un tanto sorprendido de que el Omega haya hablado primero. En realidad no podía dormir y solo descansé tres horas, pero eso solo son pequeños detalles. "Tengo una pastilla aquí que creo que te ayudaría." "Oh, gracias." Expresó, sonriendo. Noah buscó en su bolso y le pasó una diminuta pastilla azul, la cual no dudó en tomarse. Una hora más tarde ya se sentía mejor, la pastilla le ayudo a aliviar el dolor, el cual J
"Señor," Jun finalmente pudo hablar—visiblemente avergonzado, esperaba no haberse tomado mucho tiempo para responder. Se apresuró a pararse del asiento para saludarlo. "No tienes que hacer eso, solo continúa lo que estabas haciendo." Brendan sonrió y mientras tanto Noah solo seguía usando su celular. Sentándose frente a él, Brendan le hizo una seña al chef e inmediatamente fue a la mesa, y el Alpha ordenó su almuerzo. Se sentía intimidado por su presencia, honestamente estaba frente a un Alfa dominante, por lo que su reacción era entendible hasta cierto punto. Sin embargo, había algo que no conseguía entender, y era el hecho de que sentía un cosquilleo, es su estómago por alguna razón. ¿Nervios? Quizás. "No sabía que venías a esta sala," Comentó el Alfa, mientras miraba a Jun con sus brillantes ojos dorados como el sol, escaneando su cara. "Yo lo invité," Noah puso su celular en la mesa. "No quería comer solo así lo traje aquí. Pensé que tenía una cita con el representante de Er