Greco Morelli Cuando me di cuenta de que Alexandra se había dormido entre mis brazos una sensación extraña me llenó el cuerpo, ¿Tranquilidad? ¿Paz? No lo sabía, pero por unos minutos todo parecía mejor, todo lo que alguna vez vi cómo correcto había desaparecido y por una breve cantidad de minutos solo éramos ella y yo.Eso es lo que ella provoca en mí. Algo que ni siquiera puedo explicar, pero que necesito. Tal vez no estoy tan equivocado al decir que ella puede ser la luz dentro de toda mi oscuridad y me aterra solo imaginármelo, porque puedo terminar consumiéndola, podemos perdernos durante el camino y no sé si soportaría perder a otra persona importante en mi vida.Me levanté del sofá y la tomé entre mis brazos, caminé con ella hasta la habitación y la arropé cómo si se tratase de lo más preciado que tengo en la vida y, es que, de alguna manera, lo es.─Te quiero. ─susurré mientras depositaba un beso en su frente, ella se removió en la cama y decidí que era mejor dejarla descansar
Alexandra Guzmán ─No quiero, pero bien que tienes las llaves y puedes hacerlo cuando se te plazca, de cualquier modo, este apartamento es tuyo. Dependo de ti y se siente una mierda hacerlo en este momento. ─dije mientras las lágrimas inundaban mis ojos nublándome la visión.Nunca imaginé que Greco fuese a decirme algo cómo aquello, sus palabras fueron un arma de doble filo por donde se le mirase, sentí que todo mi cuerpo temblaba y solo pude pensar en una cosa; no estar embarazada.Por la mañana aproveché que el hombre no se encontraba por aquí para salir a la farmacia más cercana y comprarme algunas pruebas de embarazo, ahora mismo los usaría para salir de toda duda, llevo casi un mes sin que me baje y siempre he sido irregular, no me preocuparía si realmente estuviese usando algún método anticonceptivo.Abrí un poco la puerta solo para asegurarme de que Greco no siguiese allí. Me dirigí al baño y me hice cada una de las pruebas, las dejé en el baño mientras salía nuevamente a la ha
Dos semanas después. Greco Morelli ─¿Estás seguro de que debes ir tan formal? ─preguntó Alexandra mirándome desde la puerta del baño solo con una toalla cubriendo su cuerpo.─Has dicho que debemos causar una buena impresión, ¿No? ─respondí─. No quiero que tu padre piense que solo quiero aprovecharme de ti. ─agregué sintiendo cómo mi estómago se revolvía al referirme al hombre que acabó con mi infancia y con mi vida.─Está bien, ¿También es necesario que yo me vista así de formal y elegante? ─preguntó sonriendo de forma burlona. Me acerqué a ella correspondiendo a su sonrisa, a veces no podía con ella y su ternura contagiosa.─Pensar que detrás de todo ese rostro angelical de niña buena se esconde una mujer con pensamientos libidinosos y lascivos. ─susurré cerca de su oreja provocando que su piel se erizase y que un jadeo saliera de su boca cuando besé su hombro─. Podríamos quedarnos en casa, Alexandra.─Hemos dado nuestra palabra de ir. ─susurró ella en negativa.─Yo no lo he hecho.
Alexandra Guzmán. Las manos de Greco me sujetaban firme de la cintura mientras me hacía dar pasos hacia atrás, pegándome contra la pared, sin dejar de besarme, sonreí cuando nos separamos por falta de aire, él también lo hizo y aquel gesto solo me dio ánimos para seguir besándolo. Me tomó en brazos y abracé su cintura con mis piernas, mi espalda chocaba con la pared y sus manos me sujetaban los glúteos, no sé cómo explicar las sensaciones que Greco me hace sentir, pero simplemente no quisiese parar. ─¿Estás segura? ─preguntó con voz ronca provocando que mi cuerpo siguiera encendiéndose─. Estamos en casa de tus padres, Alexandra. ─agregó. ─¿Eso es un problema para ti? ─pregunté con curiosidad mientras volvía a besar sus labios, esta vez, mordiéndolo. ─Sabes que no. ─respondió acercando su mano hasta mi entrepierna─. Umm, húmeda y lista para recibirme. ─agregó provocando que mi cuerpo se estremeciese. ─Sí. ─jadeé sonriendo mientras Greco enterraba su cabeza en mi cuello, besando,
Greco Morelli.Doce días. Han pasado doce días desde que tengo que convencer a Alexandra de que no pasa nada.Aquella noche me llamó Leandro y para variar, tenía problemas, lo que no pensé es que uno de nuestros cargamentos de armas no había llegado a destino, se suponía que Gianna tenía que enviarlo desde Italia, había gente que lo esperaba y mucho dinero de por medio.Recuerdo─¿Qué pasa, diavolo italiano? ─mencionó uno de los hombres encargados de recibir el cargamento─. La carga debía estar hoy en puerto. ─Dile a tu jefe que averiguaré lo que pasa. ─dije antes de tener un arma apuntándome a la cabeza, claro que mis hombres también sacaron las suyas. De las sombras apareció un hombre con un sombrero, se trataba de uno de los jefes de la mafia tailandesa, ellos esperaban la carga para volver a tomar su puesto en las naciones unidas. ─Creo que no has entendido bien a mi hijo, la carga debía estar aquí hoy. ─agregó el viejo. Estos hombres se hacían conocer por la rectitud de sus n
Alexandra Guzmán. Ha pasado cerca de medio año desde que estoy viviendo con Greco, pero las cosas últimamente parecen salírseme de las manos, por las noches él se va y a veces vuelve hasta altas horas de la madrugada, siempre que trato de preguntar por qué se va me esquiva la pregunta o me responde que debe atender asuntos urgentes de su trabajo, asuntos que no puede resolver desde su despacho.Eso más la universidad y mis padres consumía mis días y terminaba agotada… digamos que la última vez que fui a casa de mis padres junto a Greco las cosas se salieron de control gracias a un comentario de mi padre y una respuesta de mi novio, desde ese día solamente había vuelto sola a visitarlos.Recuerdo. ─Alexandra, querida. ¿Cuándo volverás a casa de tus padres? ─preguntó papá mirándome. ─Creí que eso lo habíamos hablado antes, Esteban. ─murmuró Greco. ─Claro que lo hablamos, pero no veo ningún interés de tu parte en comprometerte con nuestra hija. ─mencionó el hombre dirigiéndose esta v
Greco MorelliSentado en la oscuridad con un maldito vaso de whiskey en la mano derecha descubrí que la única mujer que he amado en mi vida jamás volvería a estar conmigo. La imagen de su mirada rota, vacía y llena de lágrimas me estaba atormentando hace ya dos noches, su llanto retumbaba en mi cabeza, culpándome, avergonzándome.El vaso cayó de mi mano y se rompió regando cristales y liquido por el piso del despacho, me levanté para tomar la botella y salir a la pequeña sala de estar del departamento. A pesar de que se había ido de mi lado, su aroma estaba intacto en el sofá.Encendí el televisor y puse aquella serie del mafioso que se queda con la chica a pesar de todo el sufrimiento que ella pasó por su culpa, sonreí irónicamente, casi era la misma historia de Alexandra y yo, solo que, en mi caso, la chica no era una estúpida y jamás regresaría a mi lado.Recuerdo. Desperté en la silla de mi escritorio, en el sofá de la habitación había una mujer semidesnuda, las prendas de su rop
Alexandra Guzmán─Te lo dije, Alexandra. No importa cuánto los ames o cuánto prometan no lastimarte, es la naturaleza del ser humano dañar a las personas que nos quieren. ─mencionó Raquel mirándome con aquel rostro de; te lo dije.─Yo nunca pensé lastimarlo. ─mencioné─. Y ahora tendré que volver a casa de mis padres, cómo una tonta y esperar que me den aquel sermón, el mismo que tú me estás dando ahora. ─agregué sin dejar de sonreír.─Puedes quedarte conmigo si lo prefieres, hasta que estés lista para dar el siguiente paso. ─mencionó ella sonriéndome─. Ahora será mejor que no pienses en lo que pasó hoy. ─agregó.─¿Qué no piense en ello? ¡Me engañó en nuestra propia casa! ¡Y no dije nada al respecto! ─grité en el auto.─¿Qué deberías haber dicho? Por lo que me cuentas, actuaste digna de tu nivel. ─mencionó ella mirándome de reojo mientras seguía conduciendo y aparcaba frente a su casa.─Debería volver y golpearlo por lo que dijo, por lo que hizo y por lo que no. ─mencioné, por alguna r