Epílogo —No puedo creer que esté aquí de nuevo.Murmuro mientras entro en la casa de Brook con mis hijas de la mano, esta vez Ivette no me recibe o no me topo con su amiga, en cambio. El silencio a mi alrededor me hace sentir un poco dudosa a pesar de que realmente nadie me vio de forma extraña en la ciudad.Subo las escaleras con tranquilidad, a cada paso que doy me siento un poco más emocionada y realmente jamás pensé que estaría con Brook, con nuestras hijas, con un nuevo bebé en sus brazos.—No luces muy feliz — murmura mi alfa mientras se acerca hasta mí — te prometo que todo está bien Brittany, ustedes y yo somos ahora una familia.Mis hijas corren hasta la habitación donde antes estuvieron, nos dejan solos una vez más y mi esposo acaricia mi mejilla antes de entregarme al bebé dormido en sus brazos. Él besa mi boca antes de hacerme mirarlo a la cara.—Esta noche te presentaré formalmente a la manada, le contaremos a las niñas cuando te sientas lista, pero quiero que todos vean
Prólogo : El día en que todo cambióSiete años antesBrittany Miro la casa donde he pasado toda mi vida y me siento aún más ahogada que antes. No puedo soportarlo más, no quiero seguir siendo la persona que todos señalan en este lugar.¿Acaso fuí yo quien cometió el error?¿Fuí yo quien decidió nacer humana?¡No!Ni siquiera hubiese querido nacer si mi vida iba a ser de esta manera. Salgo de la cama como cada mañana, me alisto para ir al infierno más grande de una chica de diesiocho años y pienso que incluso las chicas normales tienen mejor suerte que yo.Soy la hija del alfa, o al menos eso decía mi madre, pero él nunca me trató de esa forma. He vivido por cuatro años sola en esta casa, Después de que mi madre muriera en un accidente de auto, me quedé sola.No puedo irme de la manada porque no tengo otro lugar, mi madre era huérfana y nunca he convivido con los humanos o he tenido el dinero suficiente para marcharme a pesar de ser la hija mayor de ese tipo al que todos llaman alfa.
BrittanySiete años después—¿De verdad vamos a irnos mamá?La voz de Judith viene de entre los ruidos que ocasiona una mudanza, paso una mano por mi frente para limpiar el sudor de ella antes de sonreírle. Trato de permanecer calmada a pesar de lo que realmente está sucediendo.—Si tesoro, iremos a un lugar donde puedan estar más… — miro alrededor — segura.Mi hija sonríe, su hermana corre hasta dónde estamos y no puedo creer que después de todos estos años tenga que volver al maldito infierno en el que nací.Hace unos cuatro años Judith y Janeth comenzaron a cambiar, casi muero de un infarto cuando encontré un pequeño lobo gimoteando sobre la alfombra, así que gasté todo en una casa segura fuera de la ciudad.¿Cuál es el problema?Un alfa se mudó a unas millas de mi propiedad, vio a mis hijas correr en medio del campo mientras disfrutábamos de un pícnic y no ha dejado de hostigarme.Le expliqué que no estaba interesada, fui bastante clara con eso, pero los lobos no entienden cuando un
BrookNo puedo creer que realmente regresara, ella, la mujer que no ha salido de mi mente por tantos años. Ahora no solo está de pie frente a mí, sino que viene acompañada de dos niñas y acaba de afirmar que se quedará aquí, no sé si me enfurece más que regresará o que odie pensar que esas niñas son de otro.¡No puedo creerlo!No es buena idea tenerla cerca, no cuando está maldita sensación de calor dentro de mi pecho comienza a arder una vez más. Ni siquiera recuerdo bien aquella tarde, tenía veinte años y estaba atravesando el celo.Mis padres me encerraron en aquel sótano para que no cometiera el error de dormir con alguna loba que no fuera la que ellos escogieron para mí. Mis ojos se mueven hasta la mujer rabiosa a mi lado, sus dientes están marcando firmemente su labio inferior y ni siquiera puedo decir que me preocupe de que se haga daño. No soporto a Ivette, nunca lo he hecho, pero no tengo de otra.Mi mirada va de regreso a las niñas asustadas que se ocultan detrás de Brittany
BrittanyEscucho los gritos de mi hermana desde la habitación, llevo una mano a mi pecho que sigue latiendo cómo loco por el recuento que acabo de tener y caigo sobre la cama mientras observo a mis hijas sin mirarlas en realidad.Estaba tan asustada, tan preocupada de que él notara la similitud en sus ojos que incluso olvide por un segundo que a él lo último que le importa en este mundo soy yo, pero ni siquiera las miró, eso también me dolió, alivio un poco mi preocupación, pero de igual manera fue hiriente.No he dormido con nadie más, no me he dado la oportunidad de seguir adelante porque mi maldito corazón estaba demasiado herido, pero creí seriamente que tendría la capacidad de evitar estos sentimientos si lo volvía a encontrar, ver cómo me trató con la misma frialdad que aquel día me hizo casi perder la compostura.Por otro lado, mi hermana es un problema, pude ver qué es aún más maldita que hace años y aunque ya no soy una niña tonta o sin ningún derecho de tocar a la preciosísim
Brook —Cómo puedes permitir que esa mujer viva en tu casa, eso es imperdonable que pensaran los miembros de la manada — mi madre camina de un lado a otro de la habitación — tienes que sacarla de tu casa, además venir con un par de bastardas, es el colmo del descaro ¡esa mujer es simplemente inaceptable! Hago un puño mis manos mientras veo a mi madre despotricar sobre una mujer que está sin que pueda negarlo aferrada bajo mi piel. Mi padre que no ha dicho una sola palabra desde que llegué se pone en pie para encender uno de esos desagradables puros que fuma. —El alfa de la manada, mi hijo, no puede permitir que una simple humana, producto de una relación ilícita del antiguo alfa viva bajo su techo, debe expulsarla de la manada. —No tengo la forma — les digo — fue una voluntad del antiguo alfa, si la echo de aquí cualquiera en esta manada puede intentar ser el alfa — los miro — todos los que podrían intentarlo son mis amigos y no pienso matar a nadie, no por seguir siendo el alfa. —
Brittany La puerta de mi habitación se abre de golpe, dejo las cosas de mi hija sobre la cama y aunque sabía que este momento llegaría nunca pensé que sería tan pronto.La mujer con un vestido negro que casi roza el suelo, incrustado en diminutos adornos dorados, es la viva imagen de la opulencia. Su rostro sigue siendo igual de frívolo. La mirada de rabia que me envía sigue siendo como hace años, pero esta vez no solo voy a esconderme. —Necesita tocar la puerta antes de entrar — le digo — señora… Ella avanza hasta mí para tomarme del brazo, la esquivo tratando de impedir que lo haga y sus dientes se muestran. Me señala con un dedo un momento después, la furia sigue aumentando en su rostro mientras trato de mantenerme firme. —Esta es mi casa y puedo entrar a donde quiera sin tocar la puerta. —Esta también es mi casa ahora — le digo — esta es mi habitación y tú no puedes entrar, ni siquiera debería estar aquí. —Tú eres la que no deberías estar aquí — me grita — esta es una casa de
Brook —Qué haces hablando con esa m*****a zorra. La voz de Ivette viene acompañada de un fuerte portazo. Miro la mano con la que estuve sujetando a Brittany por un momento más y es entonces cuando me doy cuenta de que necesito aclararlo todo. —¡Te estoy hablando m*****a sea! — grita mi esposa tomándome del brazo — te advertí que te mantuvieras lejos de… —Déjame en paz Ivette, métete en tus asuntos, m*****a sea y no tienes derecho a prohibirme nada. —¡Tengo todo el derecho, soy tu mujer! La miro cabreado, odio que diga algo como eso siempre que quiere alguna cosa, yo no pedí esto, no deseaba que fuera mi esposa y definitivamente le he dejado bien claro que esta relación es todo menos verdadera. —–Eres mi mujer porque así lo arreglaron nuestros padres, tenemos un acuerdo y estas cruzando la linea. —¿Cruzando la linea?, ¡Cruzando la ninea! — se indigna — dejas que esa zorra regrese, la dejas tomar una habitación junto a la nuestra y ahora te encuentro hablándole, no me estoy pasan