Prólogo : El día en que todo cambió
Siete años antes
Brittany
Miro la casa donde he pasado toda mi vida y me siento aún más ahogada que antes. No puedo soportarlo más, no quiero seguir siendo la persona que todos señalan en este lugar.
¿Acaso fuí yo quien cometió el error?
¿Fuí yo quien decidió nacer humana?
¡No!
Ni siquiera hubiese querido nacer si mi vida iba a ser de esta manera. Salgo de la cama como cada mañana, me alisto para ir al infierno más grande de una chica de diesiocho años y pienso que incluso las chicas normales tienen mejor suerte que yo.
Soy la hija del alfa, o al menos eso decía mi madre, pero él nunca me trató de esa forma. He vivido por cuatro años sola en esta casa, Después de que mi madre muriera en un accidente de auto, me quedé sola.
No puedo irme de la manada porque no tengo otro lugar, mi madre era huérfana y nunca he convivido con los humanos o he tenido el dinero suficiente para marcharme a pesar de ser la hija mayor de ese tipo al que todos llaman alfa.
Llegué a este mundo después de que en un desliz durmiera con una chica del pueblo contiguo, mamá decía que él fue tan dulce que terminó aceptando ser su amante, pues él tenía una esposa, pero cuando vino a este lugar, cuando esa mujer comenzó a hacer su vida un infierno simplemente me abandonó.
Me dejó sola, a merced de todos estos abusivos que creen pueden maltratarme solo porque no tengo garras o soy más débil que ellos.Termino de alistarme antes de tomar el último vaso de leche que queda en mi nevera. A pesar de que mi padre está vivo, nunca se ha ocupado de mí.
Cuando era pequeña, si nos encontrábamos en la ciudad me esquivaba, mi madre me pedía ser una niña buena cuando asistíamos a las fiestas de la manada y lo veía cargar a mi hermana como nunca hizo conmigo. Cuando crecí, cuando dejé de pensar en él cómo mi padre todo empeoró.
Por alguna razón mi hermana me podía, me hace la vida un infierno en la escuela, pero eso está a punto de cambiar. En unas horas terminaré el instinto, hoy cumplo dieciocho y me iré a la universidad. Se que jamás volveré a este infierno. Este lugar es lo único que conozco es verdad, pero nada me retiene aquí, nadie me quiere aquí y no puedo vivir así toda la vida.
Alejo los malos pensamientos antes de salir como cada día hasta el colegio, vivo en la zona más apartada del pueblo porque aquí no representaba un problema para mi padre o su molesta esposa que es una perra en todos los sentidos de la palabra.
Sujeto con fuerza mi bolsa mientras atravieso el bosquecito entre mi casa y la ciudad. Apenas son las seis de la mañana, pero necesito salir a esta hora para evitar los regaños de mis profesores, las burlas de todos aquellos que pueden simplemente cambiar y correr a la escuela o a mi hermana…
Ivette siempre ha sido una chica mala conmigo, ni siquiera puedo decir que sienta algún tipo de afecto por ella. Llego a la escuela casi media hora después, los pocos chicos que están aquí me miran con desdén mientras se colocan la ropa. No es una vista extraña, si creces entre lobos ver sus partes íntimas es lo común.
Subo hasta mi salón de clase, me siento en la mesa más alejada, la que Ivette escogió para mí y espero que esté día molesto termine lo más pronto posible. Conseguí una beca universitaria para irme a Illinois, lejos de todos, para vivir con personas, humanos como yo.
Las horas pasan deprisa, al parecer el día de hoy mi hermana está demasiado ocupada planeando su gran fiesta de fin de curso como para molestarme así que apenas terminan las clases trato de regresar rápido a casa.
—¿Te vas sin despedirte? — esa voz malévola hace que mi piel se erice — ¿La puta de tu madre no te enseño a ser educada hermanita?
Cierro mis ojos antes de intentar inútilmente seguir mi camino. Ivette me toma del brazo, Shirley y Lanna me rodean como han hecho desde que tengo uso de razón, pero por algún motivo está vez tengo más miedo que las otras ocasiones.
—Tenemos un regalo de despedida — dice mi hermana — vamos a verlo, lo vas a amar.
Me toma del pelo, me empuja directamente hacia el suelo. Sus malditas amigas no pierden tiempo antes de lanzar un balde de agua helada sobre mi cuerpo.Estamos en pleno invierno, mi temperatura corporal no es igual a la suya así que mi cuerpo comienza a temblar de frío, Ivette me toma del rostro con maldad y clava sus garras en mis mejillas.
—Nunca debiste haber nacido, no eres más que una estúpida humana.
—¿Es eso lo que te molesta? — grito enfadada — o es el hecho de que yo si puedo largarme de aquí porque conseguí una de las mejores becas del país.
Ivette me abofetea, sus amigas me toman de los brazos para impedir que al menos intente defenderme y mi labio se rompe cuando mi hermana me pega con fuerza.
—No eres nadie, nunca vas a ser más que la hija bastarda de papá — sonríe — mi papá y ¿Sabes algo más?, agradece que te vayas porque aquí nadie te quiere, ni siquiera tu madre que murió escapando de ti, basura.
Las lágrimas caen de mis ojos, sus amigas se burlan dejándome caer al suelo y mientras ella prende un cigarrillo hago lo único que puedo hacer ahora correr lejos.Escucho a mi hermana maldecir, el gruñido que viene después de ese grito me dice que está a punto de cambiar así que corro tan rápido como puedo hasta los árboles.Me dejo caer sobre la tierra, ruedo por ella para enmascarar mi olor agradecida de conocer perfectamente este bosque.
Sé que existe un refugio en algún lugar bajo las hojas así que tardo tan solo dos minutos en encontrarlo, entro en él sin pensarlo mucho más y respiro hondo para calmarme. Un gruñido me hace jadear, el olor inconfundible del celo llena mi nariz que es lo único que heredé de mi padre y supongo que este realmente no es un buen día.
Me doy la vuelta en total pánico, rezando para que quien sea que esté aquí no se sienta atraído por mi aspecto, pero eso es solo una absurda ilusión.El chico encadenado al suelo, completamente desnudo y visiblemente excitado, se abalanza sobre mí sin darme tiempo a pensar.
Sus ojos dorados me dicen que está completamente perdido en el celo y aunque no es está la manera en que creí que perdería mi virginidad, sé que es mejor no luchar, reconozco este rostro, Brook el hijo del beta de mi padre. Es un alfa y si está aquí encerrado es porque su familia no desea ningún inconveniente. Brook será el futuro alfa ,es lo que todos dicen así que no hace falta ser muy inteligente para saber para quién lo están reservando…
— Por favor — trato de mediar — no me hagas daño, por favor…
Él acerca su rostro al mío todo sucio, me olfatea haciendo a mi vientre encogerse de pánico y cierro los ojos cuando sus manos se mueven sobre mis jeans.
—No, no seas brusco — pido por qué es lo único que puedo hacer — por favor, es mi primera vez…
Sus ojos titilan, mis lágrimas caen cuando él rasga mi pantalón y sé que hay vuelta atrás en este momento, pero cuando sus dedos tocan delicadamente mi vientre.
Trata de no lastimarme con sus dientes, comienzo a sentirme menos asustada, mi cuerpo hormiguea, el calor en mi vientre se hace más intenso y ni siquiera puedo decir una palabra más ante la necesidad que crece dentro de mí. Me despierto cuando el tintineo de unas cadenas se filtra en mis oídos, abro los ojos sintiéndome aún, un poco confundida y cuando mis ojos se encuentran con el chico desnudo que camina de un lado a otro de la habitación me quedo muda.
—¿Brook?
Está vez, si reacciona, me lanza una mirada de odio que no puede hacerme más daño y soy prácticamente obligada a ponerme en pie.
—¿Este es tu plan? — me dice — ¿Dormir conmigo para atraparme? — ¿Qué está diciendo? — ¡No va a pasar! ¡No contigo! Y si le dices a alguien que... ¡Si dices una palabra de esto o trates de obligarme a ser responsable como hizo tu madre con el alfa te juro que...!
Lo abofeteo tan fuerte que el sonido reverbera en todo el lugar, tomo lo primero que encuentro del bulto de ropa doblada a un lado en el suelo y abro la trampilla para salir de ese lugar. No miro atrás, no pienso en lo doloroso que es dar cada vez un paso más lejos de donde está y cuando mi respiración comienza a hacerse inestable, me digo a mí misma que es una locura, esto fue un accidente, uno que no debo recordar jamás.
Cuatro meses después
Espero nerviosa en la sala del doctor, me pregunto por qué se demora tanto para un simple chequeo de rutina y cuando sale de la sala contigua dónde me realizó los exámenes con una cara extraña siento que podría morir de ansiedad.
—¿Sucede algo malo?
El hombre me mira, se sienta en su silla con calma antes de contestar.
—Todo está en orden señorita — mis nervios se calman — pero usted debería tener más cuidado de ahora en adelante con su alimentación, los bebés necesitan...
—¿Bebés?
Murmuro confusa, El doctor carraspea.
—Está usted embarazada, debería informarle al padre que...
¿El padre? ¡Oh dios mío!
Brook, lo que pasó con Brook esa noche, el maldito recuerdo que sigue lastimándome ahora no solo es un recuerdo.
—Lo siento, pero no tengo pareja — muerdo mi labio — ¿Puedo interrumpir el embarazo?
—No es una buena idea — dice el doctor — está en una etapa avanzada y sería riesgoso.
—Pero, no puedo tener un hijo — le digo — apenas empecé la universidad.
—Lo siento señorita, no puedo hacer nada más que recomendarle una cita para su control prenatal.
BrittanySiete años después—¿De verdad vamos a irnos mamá?La voz de Judith viene de entre los ruidos que ocasiona una mudanza, paso una mano por mi frente para limpiar el sudor de ella antes de sonreírle. Trato de permanecer calmada a pesar de lo que realmente está sucediendo.—Si tesoro, iremos a un lugar donde puedan estar más… — miro alrededor — segura.Mi hija sonríe, su hermana corre hasta dónde estamos y no puedo creer que después de todos estos años tenga que volver al maldito infierno en el que nací.Hace unos cuatro años Judith y Janeth comenzaron a cambiar, casi muero de un infarto cuando encontré un pequeño lobo gimoteando sobre la alfombra, así que gasté todo en una casa segura fuera de la ciudad.¿Cuál es el problema?Un alfa se mudó a unas millas de mi propiedad, vio a mis hijas correr en medio del campo mientras disfrutábamos de un pícnic y no ha dejado de hostigarme.Le expliqué que no estaba interesada, fui bastante clara con eso, pero los lobos no entienden cuando un
BrookNo puedo creer que realmente regresara, ella, la mujer que no ha salido de mi mente por tantos años. Ahora no solo está de pie frente a mí, sino que viene acompañada de dos niñas y acaba de afirmar que se quedará aquí, no sé si me enfurece más que regresará o que odie pensar que esas niñas son de otro.¡No puedo creerlo!No es buena idea tenerla cerca, no cuando está maldita sensación de calor dentro de mi pecho comienza a arder una vez más. Ni siquiera recuerdo bien aquella tarde, tenía veinte años y estaba atravesando el celo.Mis padres me encerraron en aquel sótano para que no cometiera el error de dormir con alguna loba que no fuera la que ellos escogieron para mí. Mis ojos se mueven hasta la mujer rabiosa a mi lado, sus dientes están marcando firmemente su labio inferior y ni siquiera puedo decir que me preocupe de que se haga daño. No soporto a Ivette, nunca lo he hecho, pero no tengo de otra.Mi mirada va de regreso a las niñas asustadas que se ocultan detrás de Brittany
BrittanyEscucho los gritos de mi hermana desde la habitación, llevo una mano a mi pecho que sigue latiendo cómo loco por el recuento que acabo de tener y caigo sobre la cama mientras observo a mis hijas sin mirarlas en realidad.Estaba tan asustada, tan preocupada de que él notara la similitud en sus ojos que incluso olvide por un segundo que a él lo último que le importa en este mundo soy yo, pero ni siquiera las miró, eso también me dolió, alivio un poco mi preocupación, pero de igual manera fue hiriente.No he dormido con nadie más, no me he dado la oportunidad de seguir adelante porque mi maldito corazón estaba demasiado herido, pero creí seriamente que tendría la capacidad de evitar estos sentimientos si lo volvía a encontrar, ver cómo me trató con la misma frialdad que aquel día me hizo casi perder la compostura.Por otro lado, mi hermana es un problema, pude ver qué es aún más maldita que hace años y aunque ya no soy una niña tonta o sin ningún derecho de tocar a la preciosísim
Brook —Cómo puedes permitir que esa mujer viva en tu casa, eso es imperdonable que pensaran los miembros de la manada — mi madre camina de un lado a otro de la habitación — tienes que sacarla de tu casa, además venir con un par de bastardas, es el colmo del descaro ¡esa mujer es simplemente inaceptable! Hago un puño mis manos mientras veo a mi madre despotricar sobre una mujer que está sin que pueda negarlo aferrada bajo mi piel. Mi padre que no ha dicho una sola palabra desde que llegué se pone en pie para encender uno de esos desagradables puros que fuma. —El alfa de la manada, mi hijo, no puede permitir que una simple humana, producto de una relación ilícita del antiguo alfa viva bajo su techo, debe expulsarla de la manada. —No tengo la forma — les digo — fue una voluntad del antiguo alfa, si la echo de aquí cualquiera en esta manada puede intentar ser el alfa — los miro — todos los que podrían intentarlo son mis amigos y no pienso matar a nadie, no por seguir siendo el alfa. —
Brittany La puerta de mi habitación se abre de golpe, dejo las cosas de mi hija sobre la cama y aunque sabía que este momento llegaría nunca pensé que sería tan pronto.La mujer con un vestido negro que casi roza el suelo, incrustado en diminutos adornos dorados, es la viva imagen de la opulencia. Su rostro sigue siendo igual de frívolo. La mirada de rabia que me envía sigue siendo como hace años, pero esta vez no solo voy a esconderme. —Necesita tocar la puerta antes de entrar — le digo — señora… Ella avanza hasta mí para tomarme del brazo, la esquivo tratando de impedir que lo haga y sus dientes se muestran. Me señala con un dedo un momento después, la furia sigue aumentando en su rostro mientras trato de mantenerme firme. —Esta es mi casa y puedo entrar a donde quiera sin tocar la puerta. —Esta también es mi casa ahora — le digo — esta es mi habitación y tú no puedes entrar, ni siquiera debería estar aquí. —Tú eres la que no deberías estar aquí — me grita — esta es una casa de
Brook —Qué haces hablando con esa m*****a zorra. La voz de Ivette viene acompañada de un fuerte portazo. Miro la mano con la que estuve sujetando a Brittany por un momento más y es entonces cuando me doy cuenta de que necesito aclararlo todo. —¡Te estoy hablando m*****a sea! — grita mi esposa tomándome del brazo — te advertí que te mantuvieras lejos de… —Déjame en paz Ivette, métete en tus asuntos, m*****a sea y no tienes derecho a prohibirme nada. —¡Tengo todo el derecho, soy tu mujer! La miro cabreado, odio que diga algo como eso siempre que quiere alguna cosa, yo no pedí esto, no deseaba que fuera mi esposa y definitivamente le he dejado bien claro que esta relación es todo menos verdadera. —–Eres mi mujer porque así lo arreglaron nuestros padres, tenemos un acuerdo y estas cruzando la linea. —¿Cruzando la linea?, ¡Cruzando la ninea! — se indigna — dejas que esa zorra regrese, la dejas tomar una habitación junto a la nuestra y ahora te encuentro hablándole, no me estoy pasan
Brittany Después de subir a mi habitación e intentar calmarme me doy cuenta de que la casa está demasiado limpia como para no haber estado atendida en años. Me recuerdo averiguar más sobre eso en los próximos días y le pido a mis hijas subir al auto para ir a visitar al único amigo que alguna vez tuve en esta ciudad. Paso silenciosamente alrededor del vecindario más apartado de la ciudad. En las manadas existen jerarquías, en realidad es una costumbre arcaica que al menos en donde solía vivir no se llevaba al pie de la letra, pero en Midnight village es distinto. Las familias fundadoras de este lugar heredaron sus rangos de generación en generación y esa es la razón de que mi hermana y Brook sean una pareja. Existen cuatro familias fundadoras, los Browns, los Ehrlich, los Anderson y la de mi padre los Kends. La primera perra alfa se casó con la hija de los Browns. La primera jerarquía nació y mientras los años pasaban cada descendiente pertenecía a una u otra familia. No importa si
BrookMiro la hora en mi teléfono antes de revisar los demás papeles, escucho los tacones de Ivette incluso antes de que la puerta se abra. El fastidio más absoluto me llena cuando mi esposa camina casi desnuda hasta mi escritorio.No alzo la vista de los documentos, no me interesa lo que malditamente haga, ella no me interesa y menos después de besar a Brittany. Niego para mis adentros cuando pienso en la emoción que eso causa. Es una locura, un problema que no estoy dispuesto a cargar sobre mi espalda. La mano de Ivette se coloca sobre mi pierna, llevo la vista hasta ella y mis dientes se extienden con furia.—Brook, creo que deberíamos hablar nosotros…—Qué demonios estás haciendo Ivette — alejo su mano de mí —¿Qué haces en mi oficina?Ella luce molesta por un segundo, luego se cruza de brazos y me mira con esa falsa dulzura que podría engañar a cualquiera menos a mí. Se inclina un poco más sobre mi escritorio logrando que su molesto perfume se clave en mis fosas nasales.—–Creo qu