Luz MarinaEstaba muy asustada al lado de Nicolás y sus hombres. La oscuridad de la habitación y el silencio tenso solo aumentaban mi miedo. Mis manos estaban atadas con fuerza y podía sentir el frío del metal en mis muñecas. Intenté mantener la calma, recordando a mis hijos y a Damon, esperando que pronto vinieran a rescatarme.De repente, la puerta se abrió bruscamente y la luz inundó la habitación, cegándome por un momento. Dos hombres entraron arrastrando a alguien. Mi corazón se detuvo al ver que era Damon. Dos hombres lo tenían sujeto, y su nariz estaba rota, con sangre goteando por su rostro.—¡Damon! —grité, mi voz quebrándose por la desesperación y el miedo.Nicolás se acercó a mí, una sonrisa cruel en su rostro.—Mira, aquí está tu héroe. Parece que no lo ha pasado muy bien, ¿verdad? —dijo, su voz goteando veneno.— Señor, este imbécil tenía un rastreador ya lo hemos destruido — Le informa a Nicolás uno de sus hombres.Damon levantó la vista hacia mí, su expresión mezcla de
Luz Marina Hoffmann Cuando abrí los ojos, me di cuenta de que estaba en una cama de hospital. El olor a desinfectante y el sonido constante de los monitores me sacaron de mi confusión inicial. Lo último que recordaba era ser secuestrada y luego rescatada por mi esposo Damon. Mi corazón latía con fuerza al pensar en él y en mis hijos, deseando con todas mis fuerzas saber que estaban a salvo.Antes de poder procesar mis pensamientos, la puerta se abrió y vi a mi padre entrar en la habitación. Sus ojos estaban llenos de preocupación y alivio. Se acercó a mi lado y tomó mi mano con firmeza, como si temiera que pudiera desaparecer si la soltaba.—Papá —mi voz salió débil, apenas un susurro—, ¿qué ha pasado? ¿Dónde están Damon y los niños?Mi padre se inclinó hacia mí, sus ojos llenos de lágrimas reprimidas.—Están bien, Luz Marina. Damon y los niños están a salvo. Damon fue muy valiente... te rescató y se aseguró de que estuvieras a salvo. Está rindiendo su declaración.Sentí una oleada d
Damon Chrysler Después del secuestro de Luzma, me encontraba en un estado de completo shock. Después de matar a Nicolás vi a Luzma desmayarse y a Maxon cargarla en brazos . Mis piernas no respondían, mi cuerpo se negaba a moverse, paralizado por la magnitud de las revelaciones que acabábamos de descubrir. Raquel, la madre de la mujer que amaba, había sido la causante de la muerte de mi padre. Y peor aún, descubrir que mi propio padre había sido un desgraciado, implicado en actos tan despreciables... Era una verdad que no podía aceptar fácilmente. La mezcla de rabia, traición y dolor me mantenía congelado en el lugar. Yo siempre había visto a Raúl hoffmann como un ser perfecto. Maxon, siempre el más práctico, me llamó la atención. —Damon, tenemos que llevar a Luzma al hospital. ¡Ahora! Fuimos interrumpidos cuando llegaron las autoridades. Maxon se subió a una ambulancia con Luzma mientras yo me quedaba para declarar todo lo que había sucedido. Las horas que siguieron fuero
Luz Marina Hoffmann Hace más de una semana que Damon se marchó y no he sabido absolutamente nada de él. Sé que está muy mal por todo lo que descubrió, sin embargo, los niños no dejan de preguntar por él.En este momento me encuentro en el cementerio acompañando a Maxon en el velorio de su padre. Las únicas personas aquí somos la señora Celia y yo. Nicolás era un asesino y nadie lo quería.Conozco a Maxon desde la niñez. Antes que novio, fuimos amigos y me siento obligada a acompañarlo.Mientras observo la austera ceremonia, me invaden los recuerdos de los días que pasamos juntos, la amistad que construimos antes de que las cosas se complicaran. Maxon, de pie junto al féretro de su padre, parece una sombra de sí mismo, la tristeza y la confusión reflejadas en su rostro. Quisiera consolarlo, pero mis propios sentimientos de culpa y preocupación por Damon me paralizan.La señora Celia, la única otra persona presente, se acerca a mí con una mirada de agradecimiento en sus ojos. Aunque no
Me desperté muy temprano para ir a la oficina. Vestí a las niñas con sus vestidos favoritos y a Diego con su camiseta de superhéroe y unos jeans cómodos. Después de asegurarme de que todos estaban listos, nos dirigimos a la cocina para desayunar. Preparamos un desayuno sencillo, pero nutritivo: avena con frutas y jugo de naranja. Mientras comíamos, los niños charlaban animadamente sobre sus planes para el día. —Mamá, ¿podemos llevar nuestros juguetes a la oficina? —preguntó Alisson, con los ojos brillando de entusiasmo. —Claro que sí, cariño. Ya he preparado una caja con algunos de sus juguetes favoritos para que se entretengan mientras trabajo. Después de terminar el desayuno, nos dirigimos a la oficina. Los niños adoraban estar allí, y yo había hecho todo lo posible para que el ambiente fuera cómodo y divertido para ellos. Tenía una pequeña esquina con una alfombra suave, una mesita con sillas y una caja llena de juguetes, libros y algunos materiales para manualidades. Al llegar,
Las horas transcurrieron lentamente mientras la noche caía sobre nosotros. Damon y yo apenas intercambiamos palabras, conscientes de la presencia de los niños a nuestro alrededor. Ellos estaban radiantes de felicidad al ver a su padre regresar después de un día sin verlo. Aprovechamos la cena para mantener la calma y no desatar tensiones delante de ellos.Finalmente, cuando los niños se durmieron y la casa quedó en silencio, Damon y yo nos encontramos en la sala de mi departamento. Mi corazón latía con furia contenida, mientras lo miraba fijamente, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar mi enojo.—Damon, ¿cómo pudiste gritarme así en la empresa? —mi voz temblaba ligeramente por la mezcla de frustración y decepción.Él se pasó una mano por el cabello, visiblemente tenso. Sus ojos azules oscuros reflejaban una mezcla de arrepentimiento y defensa.—Luz Marina, lo siento, pero no puedo ignorar lo que vi. Parecía... —titubeó, buscando las palabras correctas.—¿Qué parec
En este momento estoy en la oficina, tratando de concentrarme en el trabajo mientras los niños están en casa. Damon tenía una cita importante con el señor Gonzales hoy, pero parece que él no se presentó en la oficina como se esperaba. Entonces Damon se marchó porque tenía también una reunión con uno de nuestros inversionistas. Él está muy agitado.—Luzma, ¿tienes noticias de Augusto? —preguntó Damon mientras me llamaba.—No, todavía no he recibido ninguna llamada o mensaje de él. Ya le dejé un mensaje a su esposa, amor.—respondí con preocupación, verificando mi teléfono por enésima vez en busca de alguna señal de vida del señor Gonzales.— Puedo ir a su casa.—No, amor, te necesito en la empresa. Llegaré tarde esta reunión se está prolongando.— Responde él antes de cortar la llamada.Las horas pasaron lentamente. Había sido un largo día en la oficina repleto de trabajo. Sin embargo, antes de que oscureciera decidí ir a la casa del señor González en caso de que hayan nuevas noticias.Sa
LuzmaAnoche, Maxon me llevó a casa y todo lo que pude hacer fue darme una ducha e irme a la cama. Cuando llegó Damon, fingí que estaba dormida. No dejaba de pensar en todo lo que había pasado con Maxon. No podía creer que ese miserable me estuviera amenazando, que fuera un asesino.Al despertar, Damon me comentó que el señor González le envió un email con su renuncia. Al parecer, se mudó del país con su esposa. La noticia me golpeó como un ladrillo. ¿González, mudándose así de repente? Algo no cuadraba. Mi mente no dejaba de girar en torno a las revelaciones de anoche. Maxon no solo había matado a Ben, sino que ahora parecía estar manipulando todo a su alrededor para cubrir sus huellas.—¿Estás bien? —me preguntó Damon, notando mi distracción.—Sí, solo estoy un poco cansada —mentí, esforzándome por mostrar una sonrisa.Mi mente estaba a mil por hora. ¿Qué más estaba haciendo Maxon? ¿Cuánto control tenía sobre nuestras vidas sin que nosotros lo supiéramos? Y lo más importante, ¿cómo