Espero tumbada a que Dorotea entre mientras admiro como duerme mi pequeña. Es perfecta.
Escucho su respiración tranquila. No tiene ni idea del peligro que la ha rodeado estas últimas horas.
Abre la puerta con cuidado y pasa. Tiene los ojos colorados e hinchados de llorar ¿Será verdad que ha estado sufriendo? Acerca una silla a la cama para sentarse.
-Me ha dicho el Señor Garret que querías verme. No sabes cuánto me alegra que estés bien.
Tiende una mano para coger la mía, que aparto al momento. No quiero que me toque ni con un palo.
- Tu lo sabía todo. Nos tenías engañados.
Rompe a llorar como si fuera una niña pequeña.
- ¡Me amenazó! Le hacía fotos a mi hijo y me las mandaba. Si no hacía lo que ella quería le iba a hacer daño.
Termina de hablar, pero continúa llorando y sorbiendo por la nariz. Puedo entender el miedo que sientes solo con pensar que tu hijo corre peligro, porque lo he sentido.
- Eras como una madre para mí. Compr
Todos charlamos en el jardín de los padres de Ian. Han pasado seis meses desde que Toni y Sarah se confabularan para raptar a mi hija y terminar conmigo para hundir a Ian. Les salió mal y ahora están en la cárcel. Van a pasar tantos años que cuando salgan no tendrán fuerzas para vengarse.Hemos quedado porque Will quería darnos una noticia. Nadie tiene ni idea de lo que es, aunque algo me dice que Ian si que se huele algo. Cuando sabe las cosas se le pinta en la cara una sonrisa prepotente que le delata.-Vuelvo a ser el director de la empresa - festeja contento.Lo primero que hago es mirar a Ian. No sé de que manera, pero ha tenido algo que ver seguro.- ¿Y eso? ¿Se han dado cuenta de que lo hicieron mal? - Emily lo abraza.- Un comprador anónimo hizo una OPA hostil. Ofreció demasiado dinero como para rechazarlo con la única condición de que yo fuera el director.- Ahora vuelvo - Ian deja la copa sobre el césped y desaparece de nuestra vista.
Posa una de sus manos en mi trasero, apretándome contra él. La otra la introduce por debajo de mi blusa ascendiendo de forma irrefrenable hasta mis pechos.El deseo envuelve el despacho y a nosotros. Nuestra lenguas juegan en un baile erótico, compulsivo y de necesidad.Desabrocha los botones de mi camisa y yo, lucho contra su cinturón tirando de la hebilla para terminar bajándoselos impacientemente.Me coge a peso y aprovecho para rodear su cadera entre mis piernas, llamándolo, invitándolo, necesitándolo.***************Camino hasta casa con la chaqueta colgando del brazo. Tengo la esperanza de que el aire fresco se lleve el pecado de mi cara.Me acabo de acostar con mi jefe y mi novio de toda la vida me espera en casa. Bien por ti Emma, solo eres una guarra, podría ser peor...Se que lo que he hecho está mal pero también estoy convencidad d
Ocho horas detrás de mi mesa pensando en sus manos paseándose por mi cuerpo libremente es un suplicio.Tengo que centrarme o si no, el día habrá sido totalmente improductivo. Organizar todas las reuniones que tiene el señor Garret.A lo largo de la tarde distintos hombres de negocios van pasando por el despacho para cerrar tratos u ofrecerlos.Suena mi móvil y miro la pantalla. Es mi amiga Helena-Dime-Esta noche a las 21:00. No te olvides que nos conocemosPor supuesto que nos conocemos porque ya me había olvidado. Es su cumpleaños y habíamos quedado un grupo de amigas para ir a cenar y celebrarlo pero esta noche había quedado con mi jefe... joder que mala suerte-Si, lo se. No me había olvidado -miento descaradamente-Seguro... nos vemos en diamont's BeberlySuena a puticlub barato pero la verdad es que es un sitio exclusivo que ha abierto hace una semana. Helena llamó para reservar hace meses porque todo el mundo quería ir al
Tira de mi brazo violentamente. Camino dando zancadas para poder seguir su ritmo mientras salimos del local.Giro la cabeza para ver como Ian no hace nada. Me mira durante una fracción de segundo y después vuelve a su mesa con la más absoluta cara de poker. Ni una sola mueca o signo de disculpa, solo una parsimonia y un pasotismo ya típico en él. No se de que me sorprendo.Tenía la esperanza de que me defendiera, de que me proclamara suya como si fuera el perfecto príncipe azul, y no el mujeriego que en realidad es.Toni abre la puerta del copiloto, me sujeta por los dos brazos y me empuja dentro. Entiendo que esté así, me acaba de pillar con otro... así que simplemente dejo que descargue su ira.-Menuda guarra eres.- escupe arrancando el coche.No le contesto. En el fondo pienso que tiene razón. No importa si nuestra relación funcionaba o no, debería haberlo dejado si no sentía nada por él, pero Ian... hasta su nombre me suena sexy... Ian.
Hoy he decidido que tampoco voy a ir a trabajar. Aun me duele el golpe del estómago. Voy a dedicarme a comer porquerías en pijama y ver la tele.Normalmente jamás admitiría que me gustan los programas de cotilleos. En el trabajo comentamos entre las compañeras los bien que estuvo el documental en el que el ñu al final se salvaba o la película subtitulada de moda en este momento, pero a mi dame una manta, un bol de palomitas y tres horas de marujeo y prensa rosa y seré la persona más feliz del mundo.Suena mi teléfono con una llamada de un número que no conozco. Lo ignoro por si es Toni o alguien del trabajo metiéndome prisa. Imagino que por dos o tres días de baja no habrán buscado ninguna sustituta. El señor Garret, Ian... debe estar bastante molesto.Vuelve a sonar el móvil. Pero que pesada puede llegar a ser la gente.-No- voy- a - des-col-ga
Para llevarme todas mis cosas necesitaría cinco baúles y tres días. Estoy tan nerviosa que no se ni lo que hago. Ian está sentado en una silla mirando su teléfono, falta media hora para que vuelva Toni y comienzo a vaciar la maleta, porque he metido cosas innecesarias.Venga, céntrate. Ropa interior, chaquetas, mis trajes para ir a trabajar, zapatos, maquillaje, el secador, la plancha... esto es imposible. Resoplo colocando las manos sobre mis caderas.Al final doy por sentado que algunas cosas las voy a perder y tendré que comprarlas de nuevo. La maleta está llena hasta los topes, no podría meter ni un alfiler. Salgo de la habitación arrastrándola con los dos brazos, tirando de ella, como si en lugar de mover una maleta, estuviera moviendo un elefante.Ian levanta la vista de su teléfono por primera vez en toda la hora y media. No se que habrá estado haciendo o con quien
Me tumbo en la cama con el papel en alto. Las normas de este hombre son algo absurdas, jamás había visto a nadie tan perfeccionista ni que le gustara tenerlo todo tan atado.Doy media vuelta y apoyo los codos sobre la cama, dispuesta a leer el papel y memorizar cada estúpida regla.1. Nada de reuniones de más de cuatro personas.2. Todo ordenado y recogido3. Para ir a cualquier sitio se tendrá que informar al chófer.4. Se desayuna a las siete, se come a las dos y se cena a las nueve.Esto tiene que ser peor que el servicio militar. No se como puede pretender tenerlo todo tan controlado.Tiro el folio a un lado, resoplando. Me levanto de un salto y coloco la maleta sobre la cama. Podría considerarse que está por medio y no quiero problemas el primer día que estoy aquí.Media hora después, todas mis pertenencias
Hace cinco años que trabajo para él. Aun recuerdo el día que lo conocí como si fuera ayer.Iba por la calle en busca de una cafetería, necesitaba un café para llevar urgentemente. Casi podía decirse que iba dormida por la calle y todo por culpa de los exámenes finales. Al cruzar una esquina, choqué con él. Todos los papeles salieron volando y terminaron esparcidos por la acera.-Perdona ¿Estás bien?- preguntó un Ian mucho más simpático que el de ahora.-Si,si. Lo siento tanto, iba mirando los papeles y no te vi.Nos agachamos los dos a la vez para recoger los apuntes, mientras tanto, me regaló su hermosa sonrisa, esa que no he vuelto a ver.-¿Económicas? suerte con tus exámenes.- Muchas gracias.- contesté con sonrisa bobalicona.Unos meses después comencé a trabajar aquí. Cuando me senté en mi mesa y llegó el primer día, lo reconocí al instante. Era increíble la suerte que había tenido, pero nada en su trato hacia mi me hizo pensar que se a