Escucho pasos ingresando a la casa al trote. Abro los ojos y veo a cinco uniformados entrar. Apuntan sus armas hacia Olivia por un par de segundos. Ella todavía apunta el arma hacia el cadáver de Ryan, pero en cuanto nota la presencia de los oficiales, se asusta, tira el arma y se sienta en el piso. Llora con desespero.
Una mujer del grupo de policías enfunda su arma y se acerca Olivia, se pone a su nivel arrodillándose frente a ella
―Tranquila nena, todo estará bien ―le susurra y la abraza. Otro ofivial se acerca al arma tirada en el piso y la patea lejos de Olivia.
Dos personas alejan a Patrick de mí y me revisan. Miro el cadáver de Ryan, no puedo dejar de verlo, hasta que apuntan a mis ojos una pequeña linterna.
Ryan ha muerto y pensar en ello hace que me recorra un aire de satisfacción. No solo me alegra que Ryan esté muerto, también siento alivio por no hab
―Llévame a mi departamento por favor ―le digo a Patrick mientras me pongo el cinturón de seguridad. Él me mira confundido ―quiero estar sola, por favor― le lanzo una mirada un poco borde.No sé por qué me siento de esta forma. Solo quiero llegar a casa, dormir un poco y olvidarme de las personas por un buen rato.*******Estoy en mi departamento, sola, tal como quería. Pero estar sola no me ha hecho sentir mejor, al contrario. No puedo dormir, cambio de canal cada dos minutos y me muerdo las uñas sin parar. Me fulmino a mí misma con preguntas como ¿Por qué el arma que guardaba en mi departamento es de Johnny? ¿Se la he pedido yo? ¿Él me ha sugerido tenerla? Y si es así ¿con qué intención?―No ha hecho nada malo ―dice Dante mientras yo me planteo todas estas incógnitas―¿Quién?
Regreso los álbumes a su lugar y cierro la casa. Harley permanece aún sentado en las escaleras que dan del porche hacia la salida.―Vamos ―le digo con autoridad y el se levanta enseguida.Harley ha estacionado su auto justo enfrente de mi casa. Espero a que el suba para que abra el seguro y subo en el asiento de adelante. He guardado la foto de Johnny en mi bolsillo.―Y ¿a dónde vamos?―A casa de Johnny―¿y eso dónde es?―tú conduce, yo te guío.Harley se limita aconducir sin hacer más preguntas. Por lo menos le advertí que me comportaría de forma extraña. En mi cabeza se gesta una discusión entre Sofía y Dante―¿Sabías de esto? ―le pregunta Sofía a Dante.―¿Cómo iba a saberlo? Esto es tan extraño para mí como para ti. Pensé que Johnny nos cuidaba
―Hola Mérida ―el doctor Black me saluda en cuanto entro en la habitación ―¿cómo han estado?― Hemos estado mejor ―le contesto―¿Alguno quiere hablar hoy?―Anya. Anya siempre quiere hablarle, pero ya sabe cómo se pone―Pues escuchemos a Anya.La sesión con el doctor Blake transcurre con normalidad, he podido desahogarme respecto a la ansiedad que me ha causado el viaje que haré hoy. Anya se ha quejado de que no ha tenido sexo en mucho tiempo, habló de Harley otra vez y de cómo lo rechacé cuando se me declaró.―Quise que fuera solo sexo, pero siento que no puedo estar sin ti, Mérida. Dame una oportunidad, que tengas un hijo con Patrick no quiere decir que tengas que estar con él ―fueron las palabras de Harley. Pero yo fui tajante―Lo siento Harley, amo a Patrick y no sé si pueda amar a alguien más de esa fo
CAPITULO 1 Miro hacia todos lados inspeccionando la calle; no hay nadie. Escucho el bullicio a un par cuadras. Las luces tenues de los faroles iluminan pobremente la noche. Me lleno de valor, tomo aire de un bocado y empiezo a caminar. El golpeteo de mis tacones contra el concreto mojado por la lluvia retumba en mis oídos, pero de un momento a otro mis pasos no son los únicos que escucho; alguien camina detrás de mí, temo mirar. Me apresuro con sutileza. Froto mis manos una contra otra durante un par de segundos y las meto en los bolsillos del abrigo, están heladas y sudorosas, mis piernas se reblandecen, se me dificulta respirar y mi estómago parece querer escaparse por mi boca. Un redoble de tambores me explota en las sie
Me despierto como loca pensando en lo tarde que debía ser. ¡Joder, joder, Joder! son las nueve, ni siquiera escuché la alarma. No, no, no. No puede ser, me quito el vestido de lentejuelas, busco la ropa más decente que puedo encontrar y me visto, el olor a café invade la alcoba. ¿por qué huele a café? Salgo de la habitación mientras me peino con los dedos, entro a la cocina y ahí está Patrick, tomando café mientras prepara panqueques ―¿Y tú que haces aquí? ¿nos acostamos? ―Bueno creo que eso era lo que querías, pero soy un poco tradicional, ya sabes, primero tienes que invitarme a salir y tratarme bonito ―dice con una sonrisa burlona irritante mientras pone la mezcla de los panqueques en la sartén ―¡Que gracioso! que yo
Jada ha muerto. ―¿Qué?! No, no puede ser. ¿Cómo lo sabes? ¿Qué ha pasado? ¿Cuándo ha sido? ―Rompo el abrazo y me alejo. ―Está en las noticias. La encontraron ayer en South Park en el rio Duwamish. Lo siento mucho Mérida. ―No. Está bien. Bueno, no es questé bien, solo digo que… no éramos tan cercanas ―Me siento en el sofá, tratando de parecer calmada ―No era necesario que vinieras. ―Quería venir, quería verte. ―Podías verme en la oficina ―le digo mientras él se sienta a mi lado. ―En la oficina no podía hacer esto. Me besa. No quiero que ese beso termine, pero, acabo de enterarme que mi amiga está muerta, no tengo cabeza para lidiar con mis sentimientos por Patrick en este momento; me alejo. ―Lo siento Mérida. Se que no es el momento para esto. Pero quiero estar a tu lado ―Toma mis manos― quiero estar contigo mientras pasas por esto y después de que pase, cuando te sientas mejor, quiero invitarte a salir, ir por par
Lisa se aclara la garganta y dice en voz baja: ―El joven Patrick siempre sale con las empleadas de la revista. Claro que, tenía al menos un par de años que no venía, pero siempre lo hace, sale con alguna de las secretarias o redactoras, pero la peor parte es lo que pasa después Yo escucho incrédula, pero ansiosa por saber el resto. ―Cuando ya no quiere andar con ellas, dejan de venir a trabajar, ni siquiera renuncian personalmente, envían una carta. Se rumorea que él les da una buena cantidad de dinero para que ya no vuelvan a trabajar en la revista. Mientras Lisa habla yo la miro desconcertada, mi ceño está fruncido y estoy segura de que las ganas de llorar se me notan a leguas. Me pone la mano en el hombro ―Lo siento, pero es la verdad ―habla despacio, articulando cada palabra con movimientos exagerados de los labios, como si tratara de convencer a un niño de que no existe el hada de los dientes. Desvío la mirada al piso y lue
Parte de un rectángulo verde con flores fucsia. Es el teléfono de Jada. ―No me toques ―grito mientras saco mi teléfono. No me toques o llamaré a la policía. ―Está bien Mérida, no voy a hacerte daño, jamás te haría daño. Salgo corriendo. Estoy descalza, pero eso no me preocupa en absoluto. Llamo a un taxi, que llega después de unos diez minutos. ―Tenías razón, no debí confiar en Patrick. ¿Voy camino a mi departamento, puedes ir? Necesito hablar de esto con alguien por favor. Cuando llego al edificio donde vivo, Johnny está afuera esperándome. Entramos a mi departamento y hablamos por un par de horas, aunque me he desahogado no me siento mejor, tengo miedo, me siento usada, engañada. Estoy sentada con Johnny en la cama de mi habitación, él se me acerca, y toma mis manos ―Todo va estar bien Mérida. Sabes que estoy aquí para protegerte ―dice mientras aparta un mechón de cabello de mi cara y