Dante llegó al departamento por la madrugada, después de tomar una copa con Alice, se sentía exhausto después de un largo día de trabajo. Al abrir la puerta, notó algo inusual: prendas de ropa esparcidas por el suelo, formando un camino desde la entrada hasta la habitación de Dina. Frunció el ceño, confundido por un momento, hasta que cayó en cuenta de lo que estaba viendo.— Tanya —murmuró para sí mismo, reconociendo que todas las prendas eran femeninas.Por lo visto, a Dina se le había olvidado que él también dormía en el departamento, Dante suspiró, demasiado cansado para lidiar con la situación en ese momento. Se dirigió a su propia habitación, decidiendo que hablaría con Dina por la mañana.A la mañana siguiente, muy temprano, Tanya salió silenciosamente del departamento. Tenía una misión importante, enfrentar a las Coldwell. Sabía que siendo sábado, todas estarían reunidas en la mansión familiar.Mientras tanto, en el departamento, Dina se levantó y se dirigió a la cocina. Prep
El silencio que siguió a las palabras de Tanya fue ensordecedor. Todas las miradas estaban fijas en ella, expectantes y confundidas, la abuela Greta, impaciente como siempre, fue la primera en romper el silencio.— Por todos los santos, Tanya —dijo, con su voz cargada de irritación— Di lo que tengas que decir de una buena vez, no nos tengas en suspenso.Tanya sintió que su rostro enrojecía bajo el escrutinio de toda su familia. Tomó una respiración profunda, consciente de que lo que estaba a punto de decir cambiaría su vida para siempre.— Yo... —comenzó, su voz temblaba ligeramente— estoy enamorada.Un murmullo de sorpresa recorrió la mesa. La abuela Greta frunció el ceño, claramente confundida por esta declaración.— ¿Enamorada? Niña, tu sabes muy bien que en esta familia está prohibido…Tanya la interrumpió, su voz fue ganando fuerza con cada palabra.— No, abuela, lo siento mucho, pero... no pueden prohibirme enamorarme, y ya no podré seguir cumpliendo misiones para la familia.El
Tanya llegó al departamento de Dina con el corazón pesado y los ojos hinchados de tanto llorar. Cuando Dina abrió la puerta y la vio en ese estado, inmediatamente la envolvió en sus brazos.— Oh, Tanya —susurró Dina, acariciando suavemente su cabello— ¿Qué pasó?Tanya no pudo contener más sus emociones y se derrumbó en los brazos de Dina, sollozando incontrolablemente. Dina la guió suavemente hacia el interior del departamento, cerrando la puerta tras ellas.— Shh, está bien —murmuró Dina, mientras se sentaban en el sofá— estoy aquí, cuéntame qué sucedió.Entre sollozos entrecortados, Tanya le relató todo lo ocurrido en la mansión Coldwell. Cómo la abuela Greta la había desheredado, cómo la habían echado de la familia, cómo nadie había defendido su amor.Dina escuchó en silencio, sentía su corazón romperse por el dolor de Tanya, cuando la rubia terminó su relato, Dina tomó su rostro entre sus manos, mirándola directamente a los ojos.— Escúchame, Tanya —dijo con firmeza— lo que hicist
Dina salió con paso firme, seguida de cerca por Donatello y Dante, los hermanos caminaban en silencio, cada uno lidiando con el peso de lo que acababa de suceder.Mientras se alejaban, Dina no pudo evitar mirar hacia atrás una última vez. La imponente villa que había sido su hogar durante tantos años ahora parecía fría y amenazante.El coche arrancó, llevándose a los tres hermanos lejos de la villa, fue entonces cuando Dina finalmente se permitió derrumbarse, las lágrimas que había estado conteniendo ahora fluían libremente. Dante, sentado a su lado en el asiento trasero, la envolvió en un abrazo protector.— Lo hiciste bien, hermanita —murmuró, su voz cargada de orgullo y pesar—Dina asintió, incapaz de formar palabras debido al nudo en su garganta. Donatello, al volante, mantenía la vista fija en la carretera, pero sus nudillos blancos por la fuerza con la que agarraba el volante revelaban su propia lucha interna.El viaje al aeropuerto transcurrió en un silencio cargado de emocione
Tanya pareció sorprendida por la pregunta.— Ellas... están bien —respondió rápidamente— Pero, ¿Por qué...? —preguntó haciendo como que no sabía.— Las extrañamos —interrumpió Diego, con voz cargada de emoción— no hemos podido dejar de pensar en ellas desde...Se detuvo, incapaz de continuar, Dina los miró con una mezcla de comprensión y tristeza. Ella no sabía que Sarah y Katrina estaban embarazadas, y que sus hermanos eran los padres.— Oh, chicos —dijo suavemente— No tenía idea.Daniel sonrió tristemente.— Nadie lo sabe —admitió— Y sospecho que David también está pasando por algo similar con Marianne.Tanya se inclinó hacia adelante, con expresión seria. Tenía que inventar algo para decirles.— Miren, sé que las chicas también los extrañan —dijo— Pero la situación es... complicada.— Lo entendemos, sus razones debieron de tener para irse —aseguró Diego— Solo queríamos saber si están bien. Si... si son felices.Tanya se sintió culpable, no era justo que Daniel y Diego no se enterar
La tensión en la habitación era tan densa que podría cortarse con un cuchillo. Dante, con los ojos ardiendo de furia, miró fijamente a su hermana.— Dina —gruñó, su voz temblando de rabia — ¿Aun así te casarás con ella? ¡Por Dios, es una Coldwell! ¡Son nuestros enemigos!Dina, con el corazón latiendo furiosamente, miró de Tanya a sus hermanos. El amor y el deber familiar libraban una batalla feroz en su interior.— Yo... —dijo, con su voz quebrándose.Tanya, con lágrimas en los ojos, tomó la mano de Dina.— Por favor, amor —suplicó— No dejes que esto nos separe, te amo más que a nada en este mundo.Dina cerró los ojos, tomando una respiración profunda. Cuando los abrió de nuevo, había una determinación férrea en su mirada.— Lo siento, Dante —dijo con firmeza— pero amo a Tanya, hemos pasado por demasiado para dejar que los problemas familiares nos separen ahora.Dante abrió la boca para protestar, pero Dina lo interrumpió.— Por favor, necesito que salgan, quiero hablar con Tanya a so
El beso de Donatello y Vanessa fue como una bomba que explotó en medio de la pista de baile. Dante sintió que la sangre le hervía en las venas, sus puños se cerraron con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no lanzarse sobre su hermano y separarlo a golpes de Vanessa.— Dante, ¿Estás bien? —preguntó Alice.Dante apenas la escuchó, sus ojos estaban clavados en la pareja que seguía besándose, ajenos a todo lo demás. Cuando finalmente se separaron, Vanessa parecía aturdida, con sus mejillas sonrojadas y sus ojos brillantes.— Vamos a sentarnos —dijo Dante entre dientes, arrastrando a Alice de vuelta a la mesa.El resto de los invitados también regresaban a sus asientos, murmurando y lanzando miradas curiosas hacia Donatello y Vanessa. Las recién casadas, Dina y Tanya, parecían ser las únicas ajenas al drama que se desarrollaba, pérdidas en su propia burbuja de felicidad.Donatello, con una sonrisa de satisfacción en su rostro, se
El corazón de Vanessa latía con fuerza mientras se dirigía a la mansión Coldwell junto a sus primas. La tensión podía sentirse en el aire, cada una se encontraba sumida en sus propios pensamientos.Al entrar en el imponente salón, la abuela Greta las esperaba, en su rostro se podía notar su disgusto, al verla, Vanessa sintió que se le secaba la garganta.— Vanessa —la voz de Greta resonó en la habitación— ¿Qué es esto que he oído sobre tu compromiso con un Damasco?Vanessa dio un paso adelante, sus manos temblaban ligeramente.— Abuela, yo...— ¡Silencio! —interrumpió Greta, golpeando su bastón contra el suelo— ¿Tienes idea de lo que has hecho? ¡Te eduqué para que tomaras mi lugar algún día, no para que te convirtieras en la esposa trofeo de nuestro enemigo!Las palabras golpearon a Vanessa como bofetadas. Sintió que las lágrimas amenazaban con caer, pero se obligó a contenerlas.— Es un malentendido —logró decir, con su voz apenas en un susurro— No pienso casarme con Donatello.Dariu