Dentro de un auto estacionado, a poca distancia de donde Vanessa estaba, Dante apretaba los puños con furia contenida. Sus ojos, oscuros y llenos de ira, habían seguido cada movimiento de su hermano Donatello y de Vanessa, aunque lo intentaba férreamente, no podía sacarla de su mente.Así que de vez en cuando la seguía tan solo para verla por un momento, aunque después la cruda realidad lo golpeaba y se reprochaba por su comportamiento, por su falta de voluntad para olvidar y ya no ver a Vanessa.Una sensación de traición se apoderó de él mientras observaba la escena, sintiendo como el mundo se desmoronaba a su alrededor.—¿Por qué Vanessa? —murmuró entre dientes, sus palabras cargadas de desprecio y amargura. No podía soportar la idea de que Donatello estuviera involucrado con Vanessa, la mujer que él amaba, estaba sucediendo de nuevo, lo mismo que había pasado con Andrea.El odio que su hermano sentía hacia él, era porque su padre había puesto en sus manos la empresa de la familia
Donatello no se daba por vencido en su cortejo hacia Vanessa, cada día, un suntuoso ramo de rosas rojas aparecía en la puerta del departamento de Katrina, donde él creía que ella vivía, cada flor era una silenciosa declaración de intenciones, una muestra de su perseverancia.Vanessa se sentía dividida, por un lado, los audaces gestos de Donatello la halagaban, despertando un anhelo que creía olvidado, pero por otro, la sombra de Dante aún pendía sobre su corazón, era un recordatorio constante de la amargura del amor no correspondido.Un día por la mañana, Donatello le hizo una llamada.—Vanessa, querida, tengo una propuesta para ti, como sabrás, pronto tomaré el cargo de vicepresidente en nuestra empresa familiar, y no puedo pensar en nadie mejor que tú para ser mi asistente personal.Vanessa casi dejó caer el teléfono por la sorpresa. ¿Trabajar codo a codo con Donatello en el mismo edificio que Dante? Era una receta para el desastre... o la oportunidad perfecta.—Yo... no sé qué deci
La isla de Procida se extendía como un paraíso pintoresco, con sus casas de colores pastel apiñadas en las colinas, las estrechas calles empedradas y las playas de arena dorada bañadas por las cristalinas aguas turquesa del Mediterráneo.Este encantador rincón de Italia era el lugar de origen de la prestigiosa familia Damasco, y se podía sentir el orgullo y el cariño que los lugareños tenían por sus ilustres benefactores en cada sonrisa cálida, cada saludo efusivo.Dina, había decidido que este viaje a Procida sería el momento perfecto para presentar a Tanya, como su pareja oficial ante su querida familia.A pesar de los nervios que revoloteaban en su estómago como mariposas, Dina estaba emocionada por dar este paso tan significativo en el lugar de origen de su familia.Cuando el avión aterrizó en el pintoresco aeropuerto de Procida y las chicas descendieron por la escalerilla, fueron recibidas con gran entusiasmo por los hermanos de Dina, Daniel, Diego y David.Los tres apuestos homb
Los hermanos de Dina, por su parte, parecían estar en estado de shock, alternando miradas incrédulas entre su hermana y sus padres. Daniel, el mayor, fue el primero en hablar, su voz temblaba y estaba cargada de reproche.— Dina, ¿Cómo pudiste hacernos esto? ¿Es que no te importa el honor de nuestra familia, todo por lo que hemos luchado?Diego y David asintieron de acuerdo con lo que su hermano decía, sus rostros reflejaban una mezcla de decepción y disgusto.Era evidente que, a pesar de su usual carácter alegre y despreocupado, compartían los mismos valores tradicionales de sus padres cuando se trataba de algo tan fundamental como el futuro de su única hermana.Dina, con lágrimas de rabia y dolor mojando sus mejillas, se enfrentó a su familia con una fiereza que nunca antes habían visto en ella.— ¿El honor de la familia? ¿De verdad es eso lo que les preocupa? ¿Qué hay de mi felicidad, de mi derecho a amar a quien elija? ¿Acaso eso no cuenta para nada?Claire, entre sollozos, trató
Tanya observó con el corazón encogido a Dina salir de la habitación de su padre, lucía completamente destrozada, la joven caminaba como si el peso del mundo se hubiera posado sobre sus hombros, con los ojos enrojecidos e hinchados por el llanto.Sin dudarlo un instante, Tanya se apresuró a su encuentro y la envolvió en un cálido abrazo.—Dina, amor, ¿Qué ha pasado? Me estás asustando —musitó con voz suave, acariciando su cabello con ternura.Dina negó con la cabeza, incapaz de contener los sollozos que escapaban de su garganta, se aferró a Tanya como un náufrago a su tabla de salvación, temblando de angustia.Tanya la meció entre sus brazos, depositando besos suaves en su cabello mientras las lágrimas empañaban sus ojos al verla así tan destrozada, aquello le partía el alma en mil pedazos.—Tranquila, mi vida, todo estará bien, ya lo verás —la consoló en un susurro.Dina observó a Tanya con los ojos empañados por la angustia y el miedo, finalmente, tomó una decisión que le rompió el c
A Dionisio no le agrado lo que dijo su padre, pero decidió callar para escucharlo.—Es algo que he estado meditando desde que salí del hospital, vamos a hacer oficial la tregua con los Santori, y nada mejor que una boda para sellar nuestra alianza.El rostro de Donatello se ensombreció al comprender las implicaciones, su padre pensaba unir a su familia con la de su mayor enemigo.Aún dudando de lo que había escuchado, preguntó a su padre para estar seguro.—No estarás pensando en comprometer a un miembro de nuestra familia con esos... —siseó entre dientes, negándose a terminar la frase.Dionisio asintió solemnemente, su expresión no dejaba lugar a dudas sobre la decisión que había tomado.—Dina, ella será la prometida de Arien Santori, el hijo de Vito —declaró con calma— es un sacrificio necesario para garantizar nuestra seguridad y nuestros negocios, Donatello, lo entiendes, ¿No es así?El mayor de los Damasco guardó silencio, comprendiendo que ningún argumento haría cambiar de opini
Claire la hizo retroceder para mirarla a los ojos con ternura.—Oh, cariño, eres tan joven, tan llena de sueños e ilusiones —suspiró, enjugando sus lágrimas con los pulgares— pero tu padre y yo sabemos lo que es mejor para , ti, este matrimonio te dará la oportunidad de formar un hogar digno y respetable, lejos de los señalamientos que tu relación con Tanya te traería, es un pequeño sacrificio a cambio de la felicidad que encontrarás al lado del hombre adecuado.Dina abrió la boca para reclamar, pero su madre la volvió a callar con un gesto.—Ahora ven, debemos prepararte para la celebración de compromiso, será mañana por la noche, los Santori quieren que se haga de inmediato el anuncio del compromiso— dijo mientras la conducía hacía la salida para ir a la ciudad y comprar un vestido.La joven la siguió como en trance, demasiado aturdida para procesar lo que estaba sucediendo, su madre fue quién eligió los vestidos que debía probarse.—Todo saldrá bien, hija, ya lo verás —murmuró mien
Vito soltó una risita grave, divertido ante la osadía de Dina.—Siempre tan apasionada, ¿No es así? Me recuerdas a ese muchacho que te acompañaba en la boda de campo —la observó con atención, simulando hacer memoria de aquel recuerdo— un joven muy gallardo, por cierto, y tan protector contigo...Dina se tensó al instante, sintiendo cómo se le erizaba la piel. ¿Acaso aquel hombre sabía algo sobre Darius? ¿Pretendía amenazarlo para doblegarla? Un escalofrío la recorrió de pies a cabeza ante esa posibilidad, decidió que lo mejor sería mentir para protegerlo.—Eso fue hace mucho tiempo —replicó con aire despreocupado, encogiéndose de hombros en un intento por aparentar indiferencia— y no era más que un simple amigo, un conocido que me hizo el favor de acompañarme ese día, nada importante, en realidad.—¿De veras? Qué extraño... —Vito entrecerró los ojos con suspicacia— yo podría jurar que se trataba de algo más que simple amistad entre ustedes.Dina negó con la cabeza y se obligó a esboza