Narrador Omnisciente:La mañana del martes era tranquila, sencilla, la brisa en el aire era fresca, otoño en su máximo esplendor. Aunque en el aire había suspenso, incluso con las personas cerca sintiendo la pesadez del momento, el martes parecía ser muy tranquilo.La camioneta blanca se estaciona frente a la casa, una desolada, tan sola en kilómetros, lo único que podía oírse era el viento corriendo, nada más, la ubicación era perfecta para hacer un asesinato, sin nadie cerca, solo aquella persona, en compañía de la soledad y nada más.El hombre bajó del auto con sus dos hombres, estaba tan cerca, solo a unos cuantos pasos de esto… Tocó la puerta frente a él y una voz resonó desde el otro lado.— Solo ingresas tú. — lo hombres a su lado no estaban contentos con esas palabras, pero él los tranquilizó, al final de todo, esto era más importante.La puerta se abrió, dejando ver una estancia algo oscura, donde el frío era el único que prevalecía, él ingresó, solo, sus hombres se quedaron
Chanel:Ocho de la mañana y por primera vez venía por mi propia voluntad a la casa, abrí la puerta con lentitud, traté de no hacer mucho ruido, la cerradura seguía siendo la misma. Al entrar en el salón principal no vi a nadie, caminé a la cocina y revisé la nevera, no mentiría, tenía hambre, solo un poco.— ¿¡Qué haces aquí!? — su grito no me alteró, solo sonreí, que imbécil.— Ah, es el idiota. — me miró de arriba abajo.— Y tú la puta. — me reí en su cara, era tan patético para los insultos.— ¿Es lo mejor que puedes decirme? — su molestia era muy notoria en su rostro. — Te creí más inteligente, vamos, te doy otra oportunidad.— ¡Cállate, puta! — se abalanzó sobre mí, pero antes de que yo pudiera siquiera golpearlo o él a mí, mi padre lo detuvo.— ¡Suficiente! Deja a tu hermana en paz y te largas. — murmuró con molestia entre dientes.— ¡Claro a la niña siempre lo mejor!— Basta envidioso, que no te quieran no es mi culpa. — sus ojos destilaban furia.— Acabaré contigo. — me burlé
Narrador Omnisciente:Unos tacones resonaron por todo el lugar, el frío se escabullía de forma rápida, el sitio estaba totalmente a oscuras, pero aun así no se detuvo en ningún momento, era importante lo que haría a continuación.Él había llegado de su largo viaje y ahora se hallaba allí solo por ella y su magnífico plan.— ¿Todo listo? — preguntó de forma pensativa al encontrarse con aquella chiquilla, que es toda una adulta ahora.— Por supuesto, siempre estoy muy lista, para todo. — aquello lo hizo sonreír.La conocía, él la había formado, a pesar de sus estúpidos padres, Dominick fue el que siempre la comprendió, porque él mismo era igual a ella.— Tienes a tu disposición todo mi equipo, no dudes de eso. — asintió sin dejar de mirar la pantalla de su teléfono. — ¿Comenzarás ahora?— Así es… ¿Y qué mejor cosa que comenzar contigo? — la sonrisa de ambos se elevó con cinismo.Un viejo dúo hecho tal para cual, uno que desde el principio se habían entendido a la perfección, conocían su
Chanel:Hoy el clima está en mucho mejor aspecto que lo habitual, el cielo despejado me recibe al salir a la calle, las nubes en este me hacen saber que no lloverá, al menos no por el momento, todo se ve muy bien, excelente para comenzar el día y de la mejor manera posible.Ajusto muy bien la bata a mi cuerpo y me adentro a los pasillos de las instalaciones. No he recibido ninguna llamada, eso ayuda mucho, ninguno sospecha de nada. Me detengo en seco cuando veo una escena algo perturbadora, aunque bueno, para mí no lo es.— ¿¡Dónde está el doctor Rhett!? — grita con mucho nerviosismo el enfermero.— ¿Qué sucede? — Evan llega a su encuentro.Me mantengo al margen por unos segundos más, estoy alejada lo suficiente como para que no me vean, pero si para escuchar, es lo único que me importa justo ahora.— El paciente cuatro está fuera de control. — capta toda mi atención por completo. — Me ha atacado, no sé como actuar, no consigo al Doctor Rhett y él solo quiere ser atendido por la Docto
Estoy tranquila en mi oficina, el bullicio de hoy ha terminado, y al final de todo, yo no fui la que hice algo malo. Miro por la ventana y veo como el atardecer comienza a caer en el cielo despejado, la puerta se abre, esta golpea con la pared, sé perfectamente quién ha ingresado a este lugar, pero no me inmuto. Mi vista sigue sobre los archivos sobre mi escritorio, ni siquiera me importa quién ha llegado y mucho menos lo que a continuación sucederá. — ¡No lo tienes permitido! — y el escándalo se dispara en la oficina. — ¡Es mi jodido paciente! — no me inmuto, no me interesa lo que él desea justo ahora. — ¡Mírame cuando te hable! — siento como su mano me toma de la mandíbula. Ah no, ¡en mi jodida guardia no! De un golpe lo empujo muy rápido, su espalda golpea automáticamente la pared, su sonrisa de cinismo no se hace esperar. — ¡No te permito venir a mi oficina y tocarme de esa manera! — no se inmuta, me giro para dejar de verlo. — Así que lárgate de aquí. — Ni en tus mejores sueñ
Corre y corre muchísimo más, no se detiene ¿Por qué hacerlo?Está agotada, sus pies duelen y sangran, su mirada perdida no sé hace esperar, su pecho sube y baja con ferocidad. ¿Cómo fueron capaces de hacerle algo así? Ella no puede más, pero sabe que si se detiene lo lamentara, le cuesta mucho trabajo seguir, pero lo consigue.Gritos a lo lejos… La sangre de su cuerpo no ha dejado de salir, se contiene nuevamente de seguir, pero no se para pensarlo, ella sigue en su camino hacia la libertad, hasta que…— ¡Suéltame! — grita ella con desespero.— ¡La encontré! — la sostiene con tanta fuerza que sus extremidades duelen, pero no se queja, no llora, simplemente se queda quieta.Caminan de regreso hacia la oscura cabaña, la sangre le hierve de rabia, sus pupilas están dilatadas y las ganas de acabar con todo a su paso son seguras y enormes.Lo hará, terminará con ese sufrimiento, pero solo deberá esperar un poco, debe planear bien su plan sin desatar a la bestia en el transcurso de este.Po
"Quién con monstruos lucha cuide a su vez de no convertirse en monstruo."– Friedrich Nielsen.— ¿Fue lo mejor que se les pudo ocurrir? — grita con tanta desesperación que los demás retroceden.Se quedan callados, quietos, se sumen en un silencio gutural, es tenebroso y el lugar tampoco da una sensación estable.— La quería, lo sabes, no se anda con juegos. — dice uno de ellos. — Hablamos de esa pandilla, la más temida.— ¡Joder! — sus manos tiemblan, sus nudillos están blancos y su mandíbula muy rígida.— Los cobra nos ganan solo por unos pasos. — no responde, no los mira, la rabia en su interior es mayor.— Nos buscará. — su voz tiembla. — Lo hará. — su respiración se agita.— Tenemos eso controlado.— miente, nadie podría controlarla, no a ella, jamás a ella.Pero dudan, por primera vez están atascados, la oscuridad en la que se sumergen es como si estuvieran en un gran hoyo negro, sin aire, sin nada. Lo saben, están seguros de lo que ocurrirá, aunque nadie lo dice, saben que cuand
"Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti."— Friedrich Nielsen.Chanel:Estoy sentada sobre mi cama, tengo tanta pereza de bajar, con el simple hecho de saber que debo estar rodeada de más personas y ponerles buena cara... No, no y no, que se jodan.Unos toques en la puerta me irritan al instante.— ¿Por qué no bajas? — menudo idiota ¿Quién le dio permiso de entrar?— ¿No leíste el letrero de la puerta? — el ríe, provoca golpearlo. — Dice no ingreses a menos de que quieras sufrir ¡En mayúsculas!Rhett me mira divertido mientras relame sus labios, me gustaría que esa lengua estuviera sobre los míos, definitivamente.— Es más divertido molestarte. — me levanto para sacarlo de la habitación, pero él es más rápido y me taclea hacia la pared.— Tu olor es putamente embriagador.— mete su rostro en mi cuello y un escalofrío me recorre al instante.Lleva sus manos a mi feminidad y la roza de manera lenta.— No andes con juegos.— siseo entre dientes.— Con es