Blake arregló se quitó el saco que se había puesto para ir a trabajar, ya había llegado a su destino en cuestión de unas horas después de una llamada alarmante de alguien que no conocía, pero que sabía del paradero de su alma gemela.
Lo citó en una pequeña reunión en un lugar privado. Ya había pasado cinco largos meses, por lo que de todas formas iría a visitar el país y a llevarse a Isaac lejos de ese psicópata. Lo único que había recibido de éste, fue una simple carta que llegó en año nuevo, pidiéndole tiempo.
Tiempo que ya no tenía para seguir dándole porque lo extrañaba más que cualquier cosa. Descubrió que Owen siguió asistiendo a la universidad como cualquier otro estudiante, ya que sus padres se lo habían dicho de que si se terminaba la universidad, pod
— Los muñecos no lloran.— Los muñecos no hablan.— Los muñecos no se mueven.— Los muñecos no sienten dolor.— Los muñecos no pueden amar.*****Owen nunca fue un niño normal. Puede que en el pasado haya tenido la desdicha de presenciar como el hombre que lo engendró. Desde esa noche, no volvió a ser el mismo. Todo lo hizo por su papá… por esa persona que hizo todo lo posible por salvarlo.Todo comenzó un día como cualquier otro en la casa. Tenía apenas diez años cuando entraron nuevos esclavos a trabajar a tiempo completo, pero esta vez eran híbridos y humanos. Vio a ese pequeño niño de ojos tan azules que parecían de un muñeco.Ese mocoso estaba sosteniéndose del vestido de su madre, mientras caminaba con dificultad por su larga cola gatuna, algo que también le llamó la atención. Le pidió a su padre Jean que le dijera al niño que jugara con él.
Owen nunca fue un niño normal. Puede que en el pasado haya tenido la desdicha de presenciar como el hombre que lo engendró. Desde esa noche, no volvió a ser el mismo. Todo lo hizo por su papá… por esa persona que hizo todo lo posible por salvarlo.Todo comenzó un día como cualquier otro en la casa. Tenía apenas diez años cuando entraron nuevos esclavos a trabajar a tiempo completo, pero esta vez eran híbridos y humanos. Vio a ese pequeño niño de ojos tan azules que parecían de un muñeco.Ese mocoso estaba sosteniéndose del vestido de su madre, mientras caminaba con dificultad por su larga cola gatuna, algo que también le llamó la atención. Le pidió a su padre Jean que le dijera al niño que jugara con él.Pero el niño se negó y eso lo enfureció a tal punto que no cenó esa noche y no insistió. Una semana más tarde, lo encontró en el jardín de la enorme casa con unos juguetes que había dejado en el sótano porque ya no los quería con él.— Son míos — se los
Su nariz se arrugó en el momento que el maquillaje fue puesto en su rostro. No quería, pero debía de mantenerse como una estatua mientras era vestido. Su delgadez era visible, casi no probaba y cuando lo hacía era a escondidas del lobo que ahora estaba concentrado en buscar la manera de que se viera como un muñeco de porcelana.Dieciocho años, sólo tenía dieciocho años y era el objeto de un chico de diecinueve años con serios problemas en la cabeza. Medias hasta los muslos y zapatos de Merceditas fueron colocados. El mayor siguió arreglando su ropa de manera adecuada según él, hasta que al fin estuvo satisfecho.— Ahora si — dijo, feliz — Eres arte.El menor no respondió, ni siquiera se movió de su lugar. Fue levantando por las axilas y llevado hacia el centro de la cama, en donde estaba expuesto a cualquier cosa que el mayor quisiera hacerl
Sus manos se hicieron puños en la pared cuando Owen ni siquiera tuvo la mínima decencia de esperar a que cerrara la puerta donde se guardaban los utensilios de la limpieza del jardín. Era de noche y todos debían de estar en la fiesta que se estaba organizando por la graduación de Owen.Habían sido meses en los cuales se sentía la peor persona en el mundo mundial si se podía decir. Su cuerpo se sentía destruido por completo por cómo era usado y la delgadez era más que evidente en él.Puso sus manos en la pared más cercana y abrió las piernas mientras su pantalón bajado hasta los tobillos al igual que su ropa interior. Su cola se envolvió alrededor de su cuerpo para que no le molestara a la persona que se movía detrás de él como si fuese suyo.Gracias al cielo, Owen se iría a vivir a una universidad lejos de casa y no lo vería más que los fines de semana cuando tuviera oportunidad, pero nada más que eso. Hizo puño cuando la embestida que inició todo lo man
Actualidad.Isaac se lamió los labios mientras probaba la comida que había terminado de hacer. Sus padres estaban en alguna parte de la casa hablando de algo que desconocía por completo, pero eso no era lo que en verdad le importaba, sino que ya había terminado la secundaria con excelentes notas gracias a su desempeño y desvelos en las noches.Desde que Jean encaró a su hijo por los malos tratos que recibía las cosas se tornaron oscuras en los últimos días de Owen en esa casa. Se mostraba molesto y distante. No lo volvió a buscar en las noches y él tampoco lo hacía, ya que Jean le había ordenado que por más que su hijo le dijera cosas que podrían herirlo, que no cayera y si algo sucedía que le avisara de inmediato para ponerle un alto.Después de que Owen se marchó, se dispuso a salir de su desorden alimenticio. Comía todo lo que quera sin
— No se vayan a sentir mal, mocosos — una capucha cayó sobre su rostro — Esto siempre lo hacemos en el atardecer para darle más emoción a su llegada durante la noche.— Hay que llevarlos a la fraternidad para sus calurosas bienvenidas — chilló cuando su brazo fue agarrado con mucha fuerza — Cada año es mejor que el anterior, siempre hay carne fresca.— Estos chicos son la única carne fresca que necesitamos.Las voces de esos chicos que se disponían a llevarlos a sabrá Dios donde, era lo que más le asustaba. Tropezaba con sus propios pies, cada cierto tiempo debía de ser levantando del suelo por su torpeza de querer seguir el pasos de esos chicos, pero eso parecía ser imposible.Las voces de esos sujetos parecían estar carentes de compasión por ellos. Las capuchas de sus rostros fueron alejadas y estaban en una enorme casa. Los rostros de sus captores se mantenían ocultos por las máscaras de animales. No había un solo de ellos que no estuviese con un tatua
Sus manos sudaron mientras miraba la puerta de caoba. Algunos chicos de esa facultad se le quedaron viendo raros mientras estaba ahí, pero eso era lo que menos le importaba. La persona del otro lado lo tenía en sus manos sin ni siquiera salir del país, con una simple llamada al otro lado del mundo ya sus padres estaban en peligro.Levantó su mano para tocar la puerta y ésta se abrió después de unos segundos. Owen miró hacia todos lados para y luego lo tomó por la cadera. Cerró la puerta con su mano libre y una sonrisa llegó hasta su rostro.— Sabia que ibas a venir a buscarme — pegó la espalda del menor a la puerta — Fui de compras el día de hoy.— ¿Por qué lo hiciste? — preguntó, sintiendo la desnudes del mayor, el cual sólo tenía un bóxer puesto — Mi familia no tiene nada que ver en mi vida.— Era la única manera en la que podía tenerte — se alejó de él — Alguien me debía un favor y que mejor manera de cobrármelo contigo.— Ni siquiera entiendo b
Owen se pasó la lengua por los labios al ver el mensaje que le habían enviado. Era la oportunidad perfecta para llevar a cabo su plan. El horario del menor estaba en un cajón, bien asegurado de que nadie lo encontrara. Junto con muchas fotografías de ellos cuando estaban juntos en Egipto.El usar a su madre para que fingiera lo sucedido fue lo mejor, porque sabía que no llamaría a Jean para preguntarle qué estaba pasando en realidad.— ¿En qué estás pensando, principito? —preguntó Ryle, tirando una pelota hacia el techo—. ¿Es tu supuesto novio?— No es supuesto, es mi novio — dijo, ceñudo — No hay razón para que digas eso.