Capítulo 4

Actualidad. 





Isaac se lamió los labios mientras probaba la comida que había terminado de hacer. Sus padres estaban en alguna parte de la casa hablando de algo que desconocía por completo, pero eso no era lo que en verdad le importaba, sino que ya había terminado la secundaria con excelentes notas gracias a su desempeño y desvelos en las noches.

Desde que Jean encaró a su hijo por los malos tratos que recibía las cosas se tornaron oscuras en los últimos días de Owen en esa casa. Se mostraba molesto y distante. No lo volvió a buscar en las noches y él tampoco lo hacía, ya que Jean le había ordenado que por más que su hijo le dijera cosas que podrían herirlo, que no cayera y si algo sucedía que le avisara de inmediato para ponerle un alto.

Después de que Owen se marchó, se dispuso a salir de su desorden alimenticio. Comía todo lo que quera sin que nadie le dijera que estaba mal en hacerlo, sólo lo hacía. Se sirvió y luego les dijo a las personas que podían ir a buscar la comida para llevarla al comedor.

Echó de todo un poco en su plato y sin querer casi choca con alguien cuando se dio la vuelta.

— Estas aprovechando mucho la comida.

— Es que es demasiada buena, señor — habló con la boca llena — ¿Necesita algo?

— Debo de volver a la ciudad a comprar unas cosas después de la comida y necesito que vengas conmigo — le quitó un pedazo de lo que estaba comiendo — Esto está delicioso.

— Gracias, lo preparé yo — se sintió orgulloso de sí mismo — Sólo termino de comer y podemos salir.

— Bien, nos vemos en un rato — lee sacudió el cabello y luego se marchó.

Isaac se acomodó en la encimera y devoró la comida mirando las cosas que tenía que hacer en su teléfono. Ese que con tanto esmero se había comprado con algunas de las propinas que le daban las personas en las fiestas o que le pagaban mensualmente.

Owen parecía ser un chico diferente en esa universidad, tenía a los mismos amigos, ya que los padres de estos eran de la alta sociedad. No sabía mucho de la historia de ninguna de las familias de sus amigos, sólo que tenían su historia en la época de Kros y Jean.

El olor de su madre llegó a sus fosas nasales en el momento que ella entró como si estuviera buscando algo entre los cubiertos. La vio echar uno en su delantal y luego salir como si nada. Desde que tenía uso de la razón, ella siempre se los ha robado como si fuese la puta dueña y sólo esperaba que eso no le trajera problemas por su osadía de estar usando las cosas ajenas.

Lavó los platos y luego fue a su habitación para darse un baño y sentir el agua correr por todo su cuerpo. Ya no tenía marcas en su cuerpo que le hicieran sentirse asqueroso consigo mismo. Sólo una que otra mordida que se habían quedado en sus piernas a causa de que en su momento fue hecha con el fin de dejarle marcas.

 Se puso una camiseta y un abrigo al igual que unos pantalones entubados y salió de la habitación para esperar al señor en la sala.

Jean llegó unos minutos después con su esposo detrás de él para despedirse. El camino al centro comercial era silencioso porque temían que alguno de los guardias que estaban con ellos fuera con el chisme con su esposo.

— ¿Estás emocionado por ir a la universidad? — Preguntó Jean, en cuanto estuvieron solos — Lo pregunto porque ya estás libre de la escuela y…

— No tengo los recursos para pagar una universidad — sacudió la cabeza — Por más que quiera eso no pasará — confesó — Pero he estado ahorrando para muchas cosas que espero sacar provecho en unos meses.

— ¿Qué es lo que deseas estudiar como para que ahorres tanto?

— Me gusta mucho administración de empresas — entraron a una cafetería — ¿Qué hacemos aquí?

— Si estamos en la casa no podremos hablar de lo que deseamos porque mi esposo está en ese lugar con sus amigos del gobierno egipcio — hizo un ademan con la mano para que alguien fuera a atenderlos — No sabía que te gustaba la vida aburrida.

— Nada es aburrido si le gusta — murmuró — Es lo que quiero estudiar, pero no estoy seguro de hacerlo después de todo.

— Deja de creer que por ser pobre no puedes estudiar lo que quieras — negó, con la cabeza sacando algo de su bolsillo — Pero como soy un ángel con las personas que me agradan te daré esto. Es lo mejor que pude conseguir para ti.

— ¿Qué es esto?

— Es una beca completa en una de las mejores universidades de Inglaterra — hizo una pausa — Pero hay un problema enorme.

— Es donde estudia Owen, ¿Cierto?

— Sí, no le dije a Kros las razones por las cuales mi hijo se fue sin despedirse de ti porque…

— Se lo pedí — le sonrió, abriendo el sobre — Era eso o que todo el mundo me estuviera viendo como algo raro y eso sí que no — el nombre de la universidad lo recibió — Esto es más de lo que alguna vez pensé tener.

— Es lo poco que te mereces después de lo que pasaste con mi hijo — se sintió pésimo — Los cambios en Owen estaban frente a mis ojos y nunca los vi porque estaba cegado por el amor que le tenía por ser mi hijo.

— Los padres siempre son los últimos en ver los cambios de sus hijos — quiso darle algo de crédito a sus palabras — Pero de seguro ya es cosa del pasado… han pasado seis meses desde la última vez que lo vi y él nunca viene a las vacaciones.

— Dice que tiene muchas clases y está en uno de esos equipos — se rascó la barbilla — Es un chico con un cerebro brillante y eso es algo que me tiene lleno de orgullo.

— Eso es genial — siguió mirando la hoja — Aquí dice es toda mi carrera universitaria la que estaría pagada — mordió su labio inferior — No estoy seguro de que pasaría si acepto todo esto y me olvido de mi familia a causa de esto… ¿Qué pasaría con ellos?

— Es solo una carrera universitaria — suspiró— Antes no podíamos elegir que estudiar porque los humanos éramos esclavos de los híbridos… ahora podemos hacerlo, aunque sólo ustedes los híbridos puedan tener un poco más de suerte que nosotros gracias a las leyes que mi esposo logró cambiar hace tiempo.

— Nunca menciona en la casa sobre su vida pasada — quiso saber más — ¿Qué era antes de ser un esclavo?

— Nunca dejé de serlo… pero es una historia que no estoy dispuesto a contar ahora porque es algo personal de mi familia.

— Lo siento tanto — dejó la carta de aceptación sobre la mesa — Haré todo lo posible para no defraudarlo con lo que está haciendo por mi ahora.

— Sé que no me vas a defraudar.

Pasaron un par de horas en el centro comercial hablando entre ellos. Jean le compró algo de ropa para que se la llevara a su nueva vida en el otro lado del mundo. Salir de Egipto era algo que muy pocas personas podían conseguir en sus vidas y el tener todo eso en menos tiempo del que creyó, era a un mejor.

Dejó las bolsas en la cama y se sentó en ésta mirando sus manos. Los recuerdos de las veces que Owen el hizo ponerse esas prendas siempre estarán en su mente, por más veces que trataba de mostrarse fuerte y que había olvidado las malas noches que pasó por su culpa. Ahora, tenía todo lo que alguna vez quiso e iba a tratar de dejarlo todo a atrás.

— Muñeco, quiero jugar contigo — Owen entró a su habitación con algo en las manos — Compré algo que me pareció hermoso, pero no más que tú.

— Hoy no quiero jugar… debo de hacer mis tareas de la escuela…

— Después las haces — chasqueó la lengua y cerró la puerta con seguro detrás de él — Es el momento perfecto para jugar y tú no puedes negarte.

— ¿Qué es lo que tienes en mente?

— Que te vas a poner esto y luego saldrás y modelarás para mí — le pasó la bolsa — Eso es todo que tienes que hacer por ahora.

— Está bien — fue hacia el baño de la habitación.

Owen esperó en la cama a que saliera del baño diez minutos después. Era un vestido de esos extraños con un delantal y unos zapatos. Su cabello lo dejó tal y como estaba porque no sabía que debía de hacer si Owen no le gustaba. Salió del baño con el único sonido de los zapatos en el piso dándole paso en el piso.

— Ven — tendió su mano hacia él e hizo que se sentara en sus piernas — Te dije que debías de moderar tu manera de comer.

— No estoy comiendo como antes — jugó con su vestido — Estoy haciendo lo que pediste hacer… incluso estoy tomando las pastillas que me diste.

— Es para evitar un bebé — arrugó la nariz — Eso dañaría nuestros planes y estoy seguro de que no quieres un estanco en tu vida ahora que tienes catorce.

— No… somos muy jóvenes para ser padres — una de las manos del mayor se coló por debajo de su vestido — Owen… por favor, no quiero hacerlo ahora.

— Shh — su mano su siguió buscando — Ahora quiero seguir contigo — lo dejó sobre la cama — Me gusta jugar contigo — mordió su pierna con fuerza — Porque has aprendido a no quejarte y eso me encanta más de lo que crees.

Sacudió la cabeza, esos recuerdos debían de estar en lo más profundo de su mente. Owen ya era cosa del pasado y eso es algo que se debía de mantener de esa manera. Los recuerdos estaban presentes, eran como si lo torturaran por sus acciones.

Owen ya no estaba en su vida, no podía decidir qué podía hacer y ahora estaba tranquilo e iba a estudiar lo que quisiera gracias a una beca pagada en ese sitio. Una maleta, sólo debía de conseguir una maleta estaría bien… la puerta de su habitación fue tocada y antes de que pudiese dar la orden para que esa persona entrara, entró como si nada.

— Te han mandado estas maletas, y que espera que las uses — dijo su madre, dejando algunas maletas junto a la cama — Te has sacado el premio mayor después de que dejaste ir a…

— No vayas a comenzar a decirme que debía de quedarme con Owen — la detuvo — Sabias lo que él me hacía y nunca hiciste nada para detenerlo.

— Primero tú y luego…

— Los cubiertos que te has estado robando — enarcó una ceja — Que no se te olvide que en la cocina también hay cámaras de seguridad.

Su madre apretó los puños y luego salió de la habitación dejándolo solo. Era obvio que tenía razón en lo que había dicho.

Entró toda su ropa en una maleta para cuando tuviera que irse, nada estuviese fuera de su lugar. Su madre no mencionó que se iría porque y al parecer ella estaba detrás de todo eso. Desde que Owen se marchó ninguno de sus padres les dirigió la palabra más que para darle ordenes de sus tareas en la casa.

La sonrisa en su rostro estaba ahí, podría estudiar lo que quisiera gracias a esa beca pagada por sus jefes.

Desde que los híbridos y los humanos se relacionaban, muchas personas comenzaron a ver a los humanos como iguales y no como personas extrañas que debían de ser.

Se sentó en la cama con su teléfono en las manos, mirando todas fotos que se había tomado desde que su proceso con la comida comenzó. Sus gorditos estaban ahí, diciéndole que el proceso fue largo y doloroso, pero que había valido la pena el comer todo eso.

Al día siguiente, hizo lo mismo que todos los días. Preparar el desayuno con ayuda de algunos esclavos humanos. Al ser el único hibrido humano que se ocupaba de la comida, las cosas no eran tan fáciles como todos creían… se había vuelto el favorito de sus jefes por sus gloriosas manos en la cocina y en el momento de limpiar todo.

Y de esas maneras pasaron sus días en la casa, haciendo todo lo necesario para que todo quedara bien antes de su partida hacia Inglaterra. No se despidió de sus padres, estos parecían estar más que enojado por su repentina salida de la casa que por otra cosa.

Jean lo acompañó al aeropuerto, dándole indicaciones de cómo debía de llegar al lugar y que alguien lo estaría esperando para llevarlo a la universidad y que recorriera el campus.

— Estas a tiempo de echarte para atrás en esto — dijo Jean, colocando su mano en la pierna de Isaac — Owen no sabe que irás para allá.

— El campus es muy grande y él de seguro estará en otro sitio y yo por igual — quiso sonar tranquilo — De seguro ya está completamente cambiado y ya no soy parte de su entorno como lo era antes.

— Bien — dijo, no muy convencido — Si te llegas a topar con él en algún sitio, sólo llama a la casa y dile a cualquier persona que te comunique conmigo por el nombre clave.

— Entendido.

— Ni con todos los regalos que haga podré recompensar el daño que te hizo mi hijo por mi culpa — dijo, con pensar. Nosotros los padres siempre somos los últimos en ver lo que hacen nuestros hijos y eso es lo que en verdad duele.

— Lo sé — jugó con sus dedos — Pero no es su culpa… nosotros los hijos les hemos ocultado cosas a nuestros padres por temor… yo nunca le dije a los míos lo que me pasaba en esa casa con Owen y eso fue algo que me marcó por mucho tiempo y ahora estoy mejor.

— Me alegra escuchar eso — le sonrió — Cuando te sientas listo, podemos hablar y decirle a mi esposo lo que te pasó…

— No, no quiero que nadie más lo sepa — desvió la mirada — Ya bastante vergüenza tengo con que usted lo sepa como para que mis padres pierdan el trabajo por no saber cuidarme como se debe.

Jean no estaba de acuerdo con eso, pero no le iba a pedir al chico que dijera lo que tanto le avergonzaba decir. Era mejor, porque si alguien se llegara a enterar de lo que pasó, la carrera política de su esposo estaría en peligro al igual que el mandato que estaba llevando su gabinete.

Isaac fue guiado por Jean hacia donde debía de estar, explicándole que esperar unos minutos para que pudiese abordar el avión. Sus maletas fueron llevadas al área de revisión en lo que, hacia la fila, en sus manos sostenía el boleto de avión y en su bolso de manos estaba la carta con la beca que debía de presentar una vez que llegara a Londres.

Fueron largas horas en las que se pasó viendo las fotos del lugar, para ubicarse en donde debía de ir cuando llegara. Todo estaba bien, según él. Pero, debía de estar en el área de los becados, eso no se veía tan mal.

— Hola — se acercó a un hombre que tenía su nombre en un letrero — Usted debe de ser la persona que me esperaría.

— Mucho gusto, soy Joseph — Habló en un perfecto inglés — Espero que no le incomode que hable en mi idioma natal.

— No importa — se rascó la nuca — Sé hablar este idioma — le sonrió.

— Debes de hablarlo mucho aquí — fueron al área en donde estaban las maletas — Ya que es el idioma natral de

Este sitio.

— Lo sé — casi salta al ver todo a su alrededor — Nunca había salido de mi casa más que para las compras de la cocina.

— Esto es enorme, mucho más que en Egipto — lo ayudó — Sólo seré tu chofer por hoy, te llevaré a tu dormitorio y ahí termina mi trabajo.

— Eso me explicaron — fueron hacia el estacionamiento — Sólo que no sé muy bien algunas cosas de aquí.

— Me parece bien.

El camino hacia donde estaba el campus fue en un pequeño tour de las maravilla de ese sitio. Le indicó los lugares que podía visitar cuando quisiera salir de su dormitorio. El lugar era mucho más grande de lo que se imaginó.

Compartiría con un hibrido de su misma raza, y eso le dio un respiro. El dormitorio de los becados estaba lleno, muchos se movían de un lado a otro, buscando sus cosas.

— Mucho gusto, soy Naiel — su compañero no le dio tiempo a entrar bien a la habitación — Eres nuevo, al igual que yo y eso es genial.

— Soy Isaac — dejó sus maletas aun lado de la puerta y se despidió de Joseph — Seré tu compañero por un tiempo.

— Sí — lo ayudó con sus maletas — Espero que no te moleste el que te haya dejado ese lado de la habitación

— No importa — movió su mano — No soy de pedir mucho y menos si…

— Entiendo — suspiró — Espero que seamos buenos amigos.

— También lo…

Muchos gritos se escucharon por el pasillo. Risas y sonidos de cosas cayéndose en las habitación no se hicieron esperar al igual que chicos entrando con máscaras en sus rostros para sacarlos de sus habitaciones.

Fueron llevados hacia el jardín delantero de su dormitorio, en donde había muchas personas mirándolos llenos de diversión. Nadie le había dicho que eso pasaría en su primer día.

— Es momento de darle la bienvenida, becados.

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