Un escalofrío me recorrió la piel al ver la expresión de Nana. La noticia sobre la mujer del restaurante la había impactado más de lo que pensé. Tal vez no debí decirle, su edad la hacía vulnerable a este tipo de emociones fuertes.—Nana, ¿Estás bien? Anda, te ayudaré a llegar hasta el sillón, te sentirás mejor al sentarte, dije con dulzura, mientras la tomaba por el brazo, arrepentida por haberla asustado.—No es nada, hija, solo es que estaba distraída y al escucharte me he asustado, esa mujer quizás sea una turista que se ha perdido, ya ves que vivimos muy cerca de la playa.Reflexioné sobre sus palabras, quizás tenía razón y yo estaba haciendo una tormenta dentro de un vaso de agua.Tal vez yo asuste más a la mujer al acercarme de esa manera a su auto, por eso se alejó de prisa, sonreí al imaginarlo.Pero es que en cuanto a la seguridad de mi hijo, era mejor prevenir que lamentarse, de ninguna manera iba a permitir que le pasara algo que lo pusiera en riesgo de algún modo.El rest
El aire se sentía cargado de tensión, como si una tormenta estuviera a punto de estallar. Sentí que el suelo se deslizaba debajo de mí, no por el shock o la sorpresa, sino por una furia ardiente que comenzó a hervir dentro de mí cuando me enfrenté a la mujer que decía ser mi madre. Ella mantenía una calma que me resultaba irritante, casi ofensiva. Su serenidad no encajaba con la narrativa de mi vida, una vida que había estado llena de luchas y desafíos desde que tenía memoria.—Emilie, sé que es difícil de entender, pero mi ausencia no fue una elección fácil. Las circunstancias me obligaron...—¿Circunstancias? —la corté, incapaz de contener el desprecio en mi voz. La idea de que pudiera justificar su abandono con una simple palabra me llenaba de indignación.Ella intentó acercarse, extender su mano en un gesto que pretendía ser de consuelo, pero yo retrocedí. No podía permitirme caer en su juego, no cuando cada fibra de mi ser me advertía de su falsedad.—Escucha, Emilie, todo lo qu
MassimoMe sentía agotado, había buscado incansablemente a Emilie y a mi hijo, me preguntaba cómo era su estado de salud desde que había nacido, y si su madre estaba en las condiciones de alimentarlo y cuidarlo como era debido.La imaginaba bailando en algún lugar de mala muerte, mientras dejaba en algún rincón oscuro a mi hijo para que no fuera visto, aquello me provocaba una gran incertidumbre.Esas terribles imágenes me torturaban diariamente a través de pesadillas, luego recordaba que el ama de llaves se había marchado con ella, y por momentos sentía consuelo al imaginar que ella cuidaba a mi hijo.Me encontraba encerrado en mi despacho, sintiéndome como león enjaulado, había despedido a todo el personal encargado del mantenimiento y servicio, la casa permanecía oscura, de pronto abrieron la puerta, y una figura entró encendiendo la luz enseguida.Cerré los ojos cegado por la repentina iluminación, al abrirlos vi que mi padre estaba parado frente a mí, completamente furioso, en re
MassimoEn ese momento, nuestras miradas se cruzaron a través de la ventana. Los ojos de Emilie se abrieron con sorpresa y shock al verme allí. Pude ver cómo su cuerpo se tensaba, apretando instintivamente a nuestro bebé contra su pecho como si quisiera protegerlo de mí.No pude soportarlo más. Salí de mi escondite y me acerqué a la puerta con pasos temblorosos. Toqué suavemente, mi corazón latiendo desbocado en mi pecho. Después de unos momentos que se sintieron eternos, Emilie abrió la puerta. Su rostro estaba pálido y sus ojos llenos de recelo.—Emilie… —susurré con voz entrecortada. —Yo... lo siento tanto...—¿Qué haces aquí, Massimo? —preguntó ella con frialdad. —¿No has hecho ya suficiente daño?Cada palabra era como una puñalada en mi corazón, pero sabía que me lo merecía.—Necesitaba verte, pedirte perdón… —supliqué. —Sé que no lo merezco, pero...—Tienes razón, no lo mereces, —me cortó Emilie con dureza. —Después de todo lo que me hiciste pasar, de cómo me humillaste y me tr
EmilieLos primeros días en mi nuevo trabajo pasaron en un borrón de actividad. La mansión de Luca era vasta, y había mucho que aprender. Pero me lancé a mis tareas con determinación, decidida a probar mi valía.Un día, mientras estaba limpiando el estudio de Luca, accidentalmente tiré una pila de bocetos. Maldije en voz baja mientras me apresuraba a recogerlos.—Déjame ayudarte con eso —escuché una voz desde la puerta.Alcé la mirada para ver a Luca, apoyado contra el marco de la puerta con una sonrisa divertida.—Lo siento mucho —digo apresuradamente —debí haber sido más cuidadosa —ya me esperaba una reprimenda de su parte por ser tan torpe.Pero Luca simplemente se arrodilló a mi lado, ayudándome a recoger los papeles dispersos. —No te preocupes, Emilie. Son sólo bocetos.Mientras ordenamos los dibujos, no pude evitar quedarme impresionada por su talento. —Estos son increíbles, Luca. Tienes un don.Él sonrió, pero noté un toque de tristeza en sus ojos. —Gracias. Aunque a veces me p
MassimoMi vida continuó girando entre días y noches de angustia, tratando de hacerme a la idea de que no debía buscar de nuevo a Emilie ni a mi hijo, pero me era sencillamente imposible.Dentro de mí, mi verdadero ser se revelaba a ser tan blando, podría obligar a Emilie a regresar a mi lado con la amenaza de quitarle a mi hijo, sería tan fácil hacerlo, tengo el poder suficiente y ella lo sabe perfectamente.Para no estar pensando en regresar a la isla a buscarla, me refugié en el trabajo, tenía que sacar adelante el corporativo, era la herencia de mi madre, y no permitiría que se hundiera por ningún motivo.El día había sido implacable. Otra junta directiva, otra ronda de miradas desafiantes de aquellos que alguna vez había considerado aliados. Pero yo sabía la verdad ahora - estos hombres no eran leales a mí, sino a mi padre. Estaban esperando el momento perfecto para apuñalarme por la espalda.Pero no les daría esa satisfacción, tenía todas las pruebas de lo que habían hecho para
Me encontraba en mi camerino, preparándome para otro desfile. La máscara delicada que cubría mi rostro se había vuelto mi marca registrada en la industria de la moda. Nadie sabía mi verdadera identidad, y eso era exactamente como yo lo quería.Miré mi reflejo en el espejo, ajustando la máscara ligeramente. Habían pasado cuatro años desde que dejé la isla, cuatro años desde que vi por última vez al hombre que una vez amé. Ahora, todo lo que tenía era a mi hijo, Luca, y mi carrera.Un golpe suave en la puerta me sacó de mis pensamientos.—Adelante.La puerta se abrió, revelando a mi asistente, Ana.—Emilie, estás radiante, como siempre. El desfile comenzará en 10 minutos.Sonreí, poniéndome de pie.—Gracias, Ana. Estaré lista.Mientras caminaba hacia la pasarela, no pude evitar pensar en lo lejos que había llegado. De ser una joven ingenua en una isla a ser una de las modelos y diseñadoras más solicitadas de Milán. Había trabajado duro para llegar a donde estaba, y estaba orgullosa de m
EmilieLa operación de Luca fue un éxito, poco después de terminar la cirugía, lo trasladaron a una habitación, horas después, cuando vi a mi pequeño abrir sus ojos, sentí como si un peso enorme se hubiera levantado de mis hombros. Su rostro, aunque aún pálido, tenía brillo.—Mami —susurró, su voz débil pero llena de amor.—Aquí estoy, mi amor —dije, las lágrimas corriendo por mis mejillas mientras acariciaba su rostro— Mami está aquí.Me senté a su lado, sosteniendo su pequeña mano en la mía. A pesar de todo por lo que había pasado, a pesar del miedo y la incertidumbre, él seguía siendo mi rayo de luz, mi razón para seguir adelante.Justo entonces, el doctor entró con una expresión sombría. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Conocía esa mirada. Era la mirada que alguien tenía cuando las noticias no eran buenas.—Señorita Emilie, necesito hablar con usted —el tono de su voz era serio.Me levanté de la silla, besando suavemente la frente de Luca. —Volveré pronto, cariño. Trata d