Cobarde

Massimo

El médico asintió, como si hubiera esperado esto, en su rostro pude ver que las cosas no estaban del todo bien.

—Es posible que haya algún daño neurológico. Necesitaremos hacer más pruebas, comenzar la terapia física de inmediato. Pero Massimo, quiero que entiendas…

Pero yo ya no estaba escuchando. Sus palabras resonaban en mi mente como el tañido de una campana fúnebre. Daño neurológico, esa era la razón por la cual no podía mover las piernas.

Una ola de desesperación me inundó, tan intensa que amenazó con ahogarme. ¿Qué clase de vida era esta? ¿Qué clase de futuro podía ofrecer a Emilie y a nuestro hijo estando... roto?

Mi cerebro se negaba a aceptar lo que él médico decía, traté de mover las piernas, de sentir aunque sea un poco, buscaba una sensación en ellas, la más mínima, pero no pude sentirla.

Miré a Emilie, vi la preocupación y el amor en sus ojos. Ella estaba aquí, a mi lado, como siempre lo había estado. Pero yo sabía... sabía que no podía atarla a esta vida. No pod
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