—Hermana, solo tú podrías lograrlo; de lo contrario, ¿qué le importaría a Jorge mi bienestar? Por eso te invito a cenar, he reservado en un restaurante Michelin, hoy quiero agradecerte de verdad.—De acuerdo, voy para allá.Carla siempre fue muy prudente y nunca se acercaría demasiado al esposo de su amiga, ni siquiera un poco.Amanda llegó al centro comercial y llamó a Carla, pero nadie contestó.Estaba a punto de marcar de nuevo cuando notó que en una joyería cercana había una multitud, y la voz de Carla salía de allí.—No fui yo, ni siquiera toqué su bolso, ¡me están acusando injustamente!Amanda corrió de inmediato y, al llegar, vio a Carla junto a Viviana y Catalina.Catalina sujetaba con fuerza a Carla, impidiéndole marcharse, y la acusaba de haber tirado el bolso de Viviana, rompiendo un brazalete de jade en su interior.—¿Qué está pasando aquí?Amanda se apresuró y apartó la mano de Catalina, colocando a Carla detrás de ella.La mano de Catalina se puso roja al instante.—Amand
—¡Han matado a alguien!Las personas que antes miraban curiosas desde afuera ahora gritaban y corrían aterrorizadas, provocando incluso una estampida.Amanda fue la primera en reaccionar. Rápidamente tomó la mano de Carla e intentó salir, pero una voz fría sonó detrás de ellas.—¡Quien se mueva, muere!Todos en la tienda temblaban de miedo, inmóviles.Viviana estaba pálida, sujetando con fuerza la mano de Catalina.—Catalina,¿qué hacemos…? ¡Esa es una pistola!—No tengas miedo, no se atreverán a matarnos —respondió Catalina, tratando de mantener la compostura—. Yo… mi hermano es Jorge del grupo Toledano y su… esposo es Lucas de La casa de los Cardenal. Solo buscan dinero, lo que pidan se los daremos, pero que no nos maten.—Conozco a la señora Cardenal. Salió en las noticias hace poco, es bastante conocida. No esperaba que tú también tuvieras una buena posición. Perfecto, servirás como rehén. Llama a tu familia y pídeles el rescate, cincuenta millones cada una, ¡rápido!Ambas hicieron
Héctor calmó al hombre.Aunque el hombre estaba furioso, no tuvo más remedio que contenerse y lanzó a Amanda una mirada llena de odio, como si quisiera devorarla entera.Rasgó un trozo de tela y lo envolvió en su mano herida, luego volvió a acercarse a Carla.Amanda vio esto y trató de morderlo nuevamente, pero él ya estaba prevenido y le sujetó la mandíbula con fuerza.La presión era tan intensa que parecía que quería romperle el hueso de la mandíbula.Amanda temblaba de miedo, apretando los puños, pero aún así lo miraba con la furia de un animalillo acorralado.—¡Maldita sea, todavía intentas morderme! ¿Quieres morir?—¡Atrévete a tocarla y verás!—Amanda…—¡Déjala en paz!Carla no sabía de dónde sacó el valor, pero mordió al hombre en la muñeca.El hombre soltó a Amanda por el dolor.Amanda aprovechó el momento y abrazó fuertemente a Carla.—¡No te atrevas a tocarla!—Vaya, qué conmovedora amistad —dijo Héctor, cruzando los brazos y observando con burla.—Héctor, ¿qué te parece si s
Héctor pidió que entraran con el dinero del rescate.La persiana se levantó y, una vez que ambos hombres estuvieron dentro, se cerró de nuevo.—Viviana, Amanda…Lucas pronunció los nombres con urgencia.—Viviana, ¿estás bien?—¡Lucas, sálvame!Finalmente, sus ojos se posaron en Viviana.—Hermano, tengo mucho miedo, por favor, sácame de aquí. No quiero morir aquí.Jorge al escuchar esto, empalideció y su ceño se frunció, apareciendo gotas de sudor en su frente.Esa escena le recordaba algo que había sucedido hace muchos años.Amanda quiso hablar, pero al ver la mirada de Jorge, se quedó en silencio, sin saber qué decir.—Aquí está el dinero, suelten a las personas.Trajeron cuatro maletines en total, pesados y llenos de dólares.Héctor ordenó que se los llevaran para revisarlos uno por uno. Tras confirmar la cantidad, devolvió uno de los maletines.—¿Qué significa esto?Jorge habló con frialdad.—Queremos el dinero, pero necesitamos un rehén para asegurar nuestra salida.—Déjenla a ella
Él tenía una responsabilidad.Él era su esposo, pero también era el hermano de Catalina.—Amanda, ¿qué haces ahí parada? Llora rápido, lucha por una oportunidad. ¿Y si ganas...?Catalina estaba llorando casi hasta quedarse sin aliento.Era realmente conmovedor. Carla pensó que si fuera un hombre, también elegiría a Catalina.Esto se debía a que Amanda era demasiado fuerte. No sabía rendirse. En su interior, era muy orgullosa. Incluso en su caída, siempre mantenía su postura.Una persona así, una mujer así, era difícil de conmover por un hombre.Lucas estaba siendo manipulado por Viviana, también debido a la personalidad de Amanda, que parecía débil, pero era más obstinada que cualquiera.Amanda miró a Catalina a su lado y luego a Jorge, quien también estaba en una encrucijada.—Jorge...puedes...? Abrió la boca, queriendo decir:—¿Puedes salvarme?Movía sus labios, al tratar de salir algo de voz, pero no fue escuchado. Catalina había crecido junto a él, y aunque tuviera errores, sus sen
Eligio a Catalina, su hermana.—Bien, entonces todos pueden irse. Tú te quedas.Amanda ya había visualizaba este resultado. Pero, aun así, sintió un dolor profundo en el corazón, arrugándole el alma y ahogando las palabras en la garganta.Todos estaban a salvo, mientras que ella se quedaba sola en este lugar, sin saber lo que le esperaba.En realidad, Catalina había hecho un gesto innecesario. No necesitaba recibir un disparo; Jorge igual la habría elegido.¿Para qué arriesgar su vida de esa forma? Bueno, aunque finalmente estas personas, que juegan con nuestra propia vida, son tristes.—Amanda… Yo no me voy, quiero quedarme contigo, Carla le sujetola mano.Amanda exhaló un profundo suspiro, tratando de calmarse.—Carla, no digas tonterías. Jorge volverá por mi…Estaba hablando, cuando vio a Jorge marcharse con Catalina en brazos, sin siquiera mirarla.Esas palabras no tenían ahora ningún peso.Tragó saliva, tragándose también una amargura infinita.—Si alguien puede escapar, que lo
En ese momento, se escuchó el sonido de la puerta abriéndose desde afuera.Amanda se alertó de inmediato, mirando nerviosa hacia la entrada.Entró un tipo. Era el calvo al que ella había mordido antes.Su corazón se hundió al instante; estaba segura de que él venía para lastimarla.El hombre la miró con una expresión siniestra. Sus ojos brillaban con una luz venenosa y un aire de superioridad que le hizo temblar el corazón.—¿Qué quieres hacer? Amanda le preguntaElla retrocedió paso a paso. Sin comida ni agua, no tenía mucha energía.Además, desde que había subido al barco, estaba sumida en el miedo. Sus piernas no tenían fuerzas y no podía resistirse.El tipo sonrió:—¿No eras muy fuerte? Quiero ver qué tan altiva eres en realidad, vamos a ver cómo te hago recordar lo que me hiciste.—No te acerques. Si me tocas, Jorge no te lo perdonará nunca.—¿Y si te violo? ¿Qué puedes hacer? ¿Acaso cuando te rescaten le dirás a Jorge que te violé? ¿Te atreves a hablar? Total, no es la primera ve
Amanda sentía como se desquebrajaba su espíritu. Su cuerpo estaba dolorido y su conciencia comenzaba a desvanecerse.El calvo, emocionado y lleno de excitación, comenzó a rasgar su ropa.En ese momento, la puerta se abrió de golpe.Un fuerte disparo resonó, y el tipo recibió un tiro en la frente. Sus ojos quedaron abiertos de par en par, su mirada se fue apagando lentamente hasta que su cuerpo cayó pesadamente sobre ella.Amanda lo empujó rápidamente, y en ese instante, le regreso el brillo en los ojos.—¡Jorge… viniste…!Las palabras se le quedaron atascadas en la garganta, congelándola en su lugar.No era Jorge quien había llegado, sino Héctor.—¿Qué pasa? ¿Te decepcionó verme? Haciendo un gesto cínico. Este idiota siempre queriendo hacer mas de la cuenta. Amanda apretó los labios, sin decir nada, y se retiró lentamente hacia un rincón.Se acurrucó, abrazándose con fuerza.Ya sabía la respuesta en el fondo de su corazón, entonces, ¿qué seguía esperando?Héctor ordenó que se llevaran