Si no hubiese sido por Lucas, los demás colegas ya habrían tomado represalias. Viviana iba seguro a tener su buena dosis de mal Karma de todos modos. Pero, por otro lado, Pablo ni siquiera ojeo el contrato antes de firmarlo, más Amanda habló justo antes de que él pudiera escribir su nombre:—Pablo, me preguntaste antes si estaba soltera, pero ahora te respondo, ya no lo estoy.La mano de Pablo tembló y rasgó el papel.—¿Cómo… tan de repente? ¿No estabas soltera hace unos días? ¿Tan rápido encontraste a Mr. Ideal?—En realidad, esa vez fue una mentira. No quería hacerlo público, así que… Pablo, lo siento, pero te lo estaba ocultando.—Pablo sonrió: —No pasa nada ya has hablado con sinceridad. ¿Te gusta?Esa pregunta la dejó perpleja. Ya no se atrevía a hablar de sentimientos, y mucho menos de alguien tan peligroso como Jorge, quien era incluso más difícil de manejar que Lucas. No podría gustarle. Pero lo admiraba, estaba agradecida, pero a su vez sentía temor y miedo hacia él. Si dijera
—Ella me dijo que lo de la última vez habían sido solo mentiras, que no quería hacerlo público, así que no me había dicho la verdad. También me afirmo que le gusta mucho ese hombre, le gusta tanto que ya no tengo ninguna oportunidad con ella.—¿Dijo que le gustabas?—Sí. —Pablo bajó la cabeza, abatido.—Ya no te acongojes, en el futuro encontrarás una más adecuada, ella no es para ti.—Jorge, nunca volveré a encontrar a una mujer que me mueva el piso tanto. No has visto lo brillante que es, llena de energía, y con ese talento. Si te encontraras con una mujer así, también te enamorarías.Al otro lado de la línea hubo un largo silencio. Pablo cambió de tema, sabiendo que Jorge, casado por un arreglo de su abuelo, no podría entenderlo.—Otro día te invito a tomar algo.Después de colgar, Pablo se fue a buscar a Amanda para hablar sobre el pedido, y la encontró usando su celular. Miro de reojo que estaba viendo y era una subasta, y ella tenía los ojos fijos en una pieza bordada elaborada e
Amanda apretaba con fuerza su número, sintiéndose frustrada.—Cuatro millones cien mil.—Cinco millones.Lucas habló con indiferencia, y rápidamente el marcador mostró la cifra de cinco millones. Los asistentes de detrás comenzaron a murmurar.—Vaya, sin duda esos dos tiene dinero para botar por los aires, suben la puja con una facilidad increíble, un millón tras otro.—Cinco millones cien.Amanda, con el corazón en la boca, continuó pujando.—Siete millones.Lucas la miró con desprecio. Amanda sabía que, con ellos allí, no tenía ninguna oportunidad de conseguir ese bordado. Estaba tan furiosa que su rostro palideció, mientras sus uñas se clavaban en sus palmas. No estaba dispuesta a rendirse, pero al parecer no tenía otra opción.Justo cuando el martillo del subastador estaba a punto de caer, inesperadamente, el marcador volvió a mostrar una nueva cifra.—¿Cuánto?—¿Diez millones? ¿El invitado del salón de honor ha ofrecido diez millones? ¿Acaso está bordado con hilos de oro y agujas
Si una mujer caía en manos de secuestradores, ¿qué destino le esperaría?Amanda Melero estaba experimentando como ese grupo de personas quería convertirla en una puta.Le cubrieron los ojos con una venda negra y le taparon la boca con cinta adhesiva, atándola en una esquina como si fuera un animal.Su cuerpo estaba lleno de heridas, sin una sola parte de piel sana. La cuerda no medía más de un metro, por lo que, si trataba de huir, se estrangularía. De hecho, había intentado resistirse en varias ocasiones y lo único que había logrado era asfixiarse. Su rostro se había tornado morado y su voz se quebró al instante. ¡No tenía escapatoria!Al otro lado de la puerta, escuchó como los secuestradores maldecían furiosos, después de que hubieran intentado violarla y ella les hubiera mordido la garganta con furia.Con un poco más de fuerza, le hubiera roto la tráquea, y hubiese matado al secuestrador. Por eso la habían golpeado y la habían atado ahí, incluso la drogaron.No sabía qué era lo q
Aquel era un club que Lucas frecuentaba, donde solía beber y divertirse con sus amigos.Amanda no podía creer que las palabras del líder del grupo que la había secuestrado fueran ciertas, por lo que, sin poder controlarse fue a buscar a Lucas. Había estado con Lucas durante tres años, gracias a lo cual sabía el número del reservado que él frecuentaba por lo que directamente se dirigió hacia allí, donde lo encontró jugando a «verdad o reto». —Lucas, perdiste, ¿verdad o reto?—Verdad.—Bueno, ¿quién es la mujer que más quieres?—Venga, todos saben la respuesta. Claro que es Viviana.—¡Uy, uy…!Las voces de todos los que jugaban eran sumamente animadas.El rostro de Amanda, quien se encontraba al otro lado de la puerta, perdió todo su color. Ya no tenía más fuerzas y su mano se quedó suspendida en el aire, sin tener el valor suficiente para tocar el pomo, por lo que se limitó a escuchar. Parecía que había comenzado una nueva ronda y esta vez quien perdió no fue otra que Viviana. —Viv
Jorge extendió las manos lentamente hacia ella; sus dedos eran delgados y sus palmas eran cálidas y anchas.Al escuchar esa voz tan familiar, Amanda se quedó inmóvil, como si una cuerda invisible la hubiera atado.En ese momento, el pandillero borracho se acercó rápidamente, diciendo groserías: —Oye , te estoy hablando. ¿Por qué me ignoras? Ven aquí, parece que me necesitas… Sin embargo, antes de que terminara, Jorge, sin pronunciar palabra ni una sola palabra, usó el pequeño paraguas para someterlo fácilmente, antes de llamar a la policía, la cual acudió de inmediato. —Este hombre está acosando a una mujer y podría ser un reincidente. Llévenselo y denle una buena lección —dijo Jorge con firmeza.—Entendido, nos encargaremos de ello —respondió el policía, de manera respetuosa, antes de llevarse al borracho.Amanda debería haber aprovechado esta oportunidad para huir, pero, después de todo lo que había sucedido, se encontraba exhausta.—¿Necesitas que te lleve a casa? —La voz de Jorg
Jorge estaba hablando por celular, sin percatarse de su presencia.—Vale, te acompaño de compras el fin de semana. Ahora tengo que conducir, así que no puedo seguir hablando… —Hizo una pausa—. Sí, sí, como tú quieras. Jorge, siempre hablaba de manera directa y contundente, dando una imagen muy dura, de un hombre lleno de fuerza. Sin embargo, en ese momento, su voz era suave e, incluso, esbozaba una amplia sonrisa, que mitigaba el aire intimidante. Amanda lo miró, pensando que, tal vez, hablaba con una joven que le gustaba mucho. Sintiendo que había encontrado a un salvador, golpeó desesperadamente la ventana del auto. —¿Sí? —preguntó Jorge, un tanto sorprendido, tras bajar la ventanilla.¿Qué diablos hacía Amanda allí? —Eh… A ver, te llamaré otro día, ¿sí? Ahora estoy ocupado —dijo ansioso al teléfono—. Cuando nos veamos, puedes castigarme como gustes. Amanda pensó que realmente parecía que estaba hablando con alguien importante para él.—¿Qué te pasa? —preguntó Jorge, sin abri
Aterrorizada, Amanda se apresuró a llamar al médico y el anciano rápidamente fue trasladado de emergencia a la UCI, mientras la dirección del asilo se encargaba de contactar con urgencia a los familiares. Por su parte, Amanda esperaba ansiosa fuera de la sala, y, después de una hora, alguien llegó a toda prisa.—¿Jorge? —preguntó, sorprendida—. ¿Qué haces aquí? Jorge también quería hacer la misma pregunta. Sin embargo, la enfermera se apresuró a explicar: —Es una voluntaria de nuestro asilo, al abuelo le agrada muchísimo su compañía. Últimamente, él ha mencionado que tiene dificultad para respirar y que se despierta a menudo por la noche. No esperábamos que empeorara tan rápido...Jorge, muy preocupado, le preguntó por el estado de su abuelo sin darle más importancia a Amanda. Fue entonces cuando ella se enteró del nombre completo del anciano: Luis Toledano. Más tarde, el abuelo fue trasladado a la sala de operaciones para una intervención de emergencia, de la cual salió cuatro ho